❻❶
Si era sincero, seguía confundido. Se suponía que nada de aquello debía estar ocurriendo, pero sí estaba pasando y la peor parte era que parecía no poder dominar su propio cuerpo para que reaccionara de una manera coherente, pues aunque lo pensaba, no podía apartar realmente a Wonho de él por la sencilla razón de que su fuerza de voluntad no era la suficiente.
Era tan embriagadora la sensación de sentirse amado que se juró a sí mismo que se separaría en algún momento, después de disfrutar un poco más de aquello que no sabía como llamar. Sin embargo bien dicen que ningún plan sale como se cree, la vida te sorprende con grandes cosas o con cosas pequeñas. En su caso, se trató de una pequeña gota caliente que cayó sobre su mejilla izquierda.
Pudo haberla ignorado de no ser porque a los pocos segundos otra gota acompañó a la primera y un lastimero quejido salió del hombre que era su esposo.
Y lo sabía, lo conocía muy bien como para no darse cuenta de que aquello se trataba de llanto real que por algún motivo Wonho quería esconder entre el beso que se iba debilitando.
No dudó en separarlo de su cuerpo por culpa de la preocupación que le causaba ver a Wonho llorando y cuando lo hizo, notó que efectivamente sus sospechas eran ciertas. Wonho parecía triste, sus mejillas estaban empapadas y no lo miraba a los ojos.
— ¿Hoseok? —soltó en un intento por obtener alguna explicación, pero lo único que se ganó a cambio fue un puchero que para colmo de males, sólo indicaba que su enorme bebé quería volver a llorar.
— No me llames así... —susurró aún con su labio tembloroso.
Hyungwon rodó los ojos por aquella actitud infantil repentina que no entendía y suspiró revistiéndose de una paciencia que no sabía que tenía.
— Bien, Wonho... —susurró sintiéndose extraño de tener a Wonho encima suyo pero llorando en vez de estar haciendo algo más de adultos— ¿que ocurre?
Sus miradas se encontraron por fracciones de segundos y se sorprendió muchísimo al ver como en vez de responder a su pregunta, Wonho se aferró a él como un bendito koala sin tomar en cuenta que literalmente estaba encima suyo y que lo estaba aplastando con su peso.
— ¡Tampoco quiero que me llames así! —respondió en medio de su lastimero llanto mientras buscaba esconder su rostro en el cuello del delgado.
Hyungwon miró al techo tratando de analizar la situación y responder a todas las preguntas que rondaban su cabeza.
¿Realmente pasaron de un candente momento a una situación tan absurda?
¿Qué esperaba Wonho oír de él?
— Entonces... ¿como? —cuestionó oliendo el sedoso cabello de su esposo que nunca había apreciado con tanto detalle.
Wonho se removió un poco dejando un par de rastros de calientes lágrimas por su cuello y sollozó.
— Solo háblame bien. —pidió con la voz temblorosa a causa del llanto y los sollozos— Dime algo bonito...
Debía admitir que aquello era molesto de su parte, pero su corazón no paraba de reaccionar violentamente ante su ternura.
— Cariño, por favor... —susurró cediendo y poniendo una mano sobre el cabello del mayor— dime, ¿qué ocurre? ¿Estas bien?
Sonrió ante lo liberador que se sintió poder hablarle a Wonho de la forma que siempre deseó y suspiró con el corazón rebosante de aquella emoción que caracteriza el estar enamorado. Después de todo, lo único que quería escuchar era una respuesta similar de parte de Wonho, quien seguía sollozando contra su cuello.
— Cállate, estoy enojado contigo. —respondió Wonho finalmente, borrando de golpe la sonrisa que se había formado en su rostro momentos atrás.
El enojo creció rápidamente en su pecho pero no pudo demostrarlo porque al final, para su débil cuerpo, el hecho de empujar a Wonho y liberarse de su agarre parecía más bien algo de ficción que de una realidad.
— ¿Me pides que te hable bonito y me respondes así? —cuestionó molesto tirando del cabello que hasta hace un momento estaba acariciando— Además, ¿que demonios con esta forma de enojarse?
Al sentir su cabello siento tomado con tanta fuerza, Wonho por instinto se levantó, dejandole ventajosamente un poco de espacio a Hyungwon, que no dudó en aprovechar para intentar quitárselo de encima, pero no pasó mucho tiempo para que los brazos de Wonho lo envolvieran de nuevo y lo inmovilizaran sobre el sofá.
— ¡Yo me enojo como yo quiera! —le respondió, sonando más a berrinche que a aclaración.
Hyungwon bufó al notar que esta vez si estaba inmovilizado, irónicamente por un abrazo.
— ¿Vas a decirme qué ocurre o no? —preguntó impaciente y preocupado también aunque no lo admitiera en voz alta.
Su respuesta no llegaba, Wonho seguía llorando en silencio, aferrado a él como si alguien fuera a quitárselo o peor aún, como si supiera que ya no habrían más momentos juntos después de ese.
— Me molesta... —susurró finalmente con la voz rota, llamando la atención del menor al instante— me molesta mucho que yo parezca un perro moviendo la cola cada vez que te veo y que tú trates de ignorarme... —sollozó dejando descansar su frente sobre el pecho de Hyungwon— Me molesta que no quieras besarme a cada segundo, me molesta que no extrañes mi cuerpo junto a tuyo al dormir, ¡me molesta que te enfades por algo que no hice! Y también me molesta que... —detuvo sus palabras sin importar la mirada de atención que Hyungwon mantenía en él y lentamente comenzó a liberarlo del agarre de sus brazos mientras él se levantaba de encima suyo— No lo diré, pero eso también me molesta. —concluyó cabizbajo.
Hyungwon lo vio desde donde estaba acostado, sin siquiera darse cuenta que aquellos fuertes brazos lo habían liberado. Sólo se quedó ahí, viéndolo y tratando de descifrar y procesar todo lo que su esposo había dicho.
¿Acaso tenía a su esposo histérico y rogando por su amor? ¿Así se había portado con él? ¿Estaba actuando correctamente con Wonho? A esas alturas no tenía nada seguro.
Al darse cuenta de que su libertad de movimiento había sido restaurada, se reincorporó en el sofá lentamente hasta quedar sentado y Wonho se sentó a su lado.
Ninguno dijo nada por varios segundos, simplemente se veían fijamente el uno al otro, pero todo lo que Hyungwon podía observar en el rostro de su amado era aquel llanto silencioso y sus sollozos reprimidos seguramente a causa de algo que llevaba dentro y no quería decirle.
Pensándolo mejor, no le gustaba ser libre. Prefería ser esclavo de esos brazos y sentir su calor en vez del frío que sentía cada vez que su esposo no estaba junto a él, entonces, lentamente decidió subir encima suyo para quedar sentado en su regazo esperando ser atrapado de nuevo por los brazos de su hombre a pesar de todo y no ser rechazado por su reacia forma de actuar de los últimos días.
— Wonho... —volvió a susurrar, colocando su mano derecha en la mejilla del mayor.
Wonho levantó su mirada lentamente y la clavó en el rostro de su esposo que había subido a su regazo por voluntad propia.
— Cariño. —corrigió en tono demandante pero triste— sino dilo en francés.
Hyungwon contuvo sus ganas de reír ante la aclaración, porque su preocupación pudo más.
— Cariño... —susurró poniendo las manos en las mejillas de su amado, aprovechando a limpiar los rastros de lágrimas que habían ahí— No llores. Por favor...
Aún sin saber el motivo preciso de aquellas lágrimas, Hyungwon no tenía duda que eran su culpa. No había necesidad de que Wonho le dijera nada, él podía sentirlo a través de aquella conexión que no sabía que tenían.
No recordaba haber visto a Wonho llorando con tanto sentimiento en su rostro, su corazón estaba conmovido y aunque sabía que lo que iba a hacer era contradictorio hasta para su propio corazón, acunó el rostro del mayor y lo besó, sin prisas, solo con amor.
Los ojos de ambos se cerraron mientras sus labios comenzaban con un vaivén que ambos extrañaban en demasía, tanto que Hyungwon ni siquiera se dio cuenta cuando los brazos del mayor lo envolvieron, atrayendolo aún más hacia él. Ninguno midió el tiempo, pero estaban seguros de que aquel beso duró varios minutos en los que ninguno sintió el afán de romperlo, al menos hasta que Wonho sintió que aquella respuesta era necesaria.
— No lo haré... —contestó en un susurro, cortando el beso pero dejando sus frentes unidas para no separarse demasiado— solo si me dejas estar a tu lado siempre... —comentó— Aún cuando no me quieras cerca...
Aquellas palabras dolieron. Hyungwon lo entendió perfectamente, aunque no sabía si realmente podía prometerle una fantasía, cuando ya había tomado una decisión realista de por fin escapar de aquella situación.
Samuel fue una mala decisión en su vida y lo supo hasta que fue libre y pudo conocer a Wonho. ¿Acaso no era posible que la historia se repitiera? Es por eso que sentía necesario alejarse y convencerse a sí mismo de que las cosas siempre podrían mejorar y que probablemente otra persona llenara los vacíos que había arrastrado de desilusiones pasadas, pero... Sabía que ser rudo y decir la verdad de golpe, no haría más que romper a Wonho y hacerlo llorar aún más.
Una mentira disfrazada de fantasía era la mejor solución que podía pensar a esa situación desgarradora y para cuando él se diera cuenta de que no era cierto, ya estaría lejos y no vería su rostro decaer, tampoco lo vería romperse emocionalmente y aunque sonara cruel, era lo mejor para ambos.
— Esta bien... —respondió con una sonrisa— Aceptaré tenerte a mi lado incluso cuando no te quiera cerca, con la condición de que ya no debes llorar... ¿Trato?
Wonho lo miró fijamente por varios segundos y finalmente sonrió y lo abrazó fuertemente, muy feliz de saber que había vuelto con su HyungHyung, totalmente inocente de que aquello tan solo era una promesa hecha al aire.
O al menos eso parecía.
Cagadas que no debes cometer:
#61) Cuida tus palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top