❺❾
Aquella mañana, al abrir sus hinchados ojos no vio a Wonho sobre la cama a su lado. Ya no sonaba Toutes ces choses en su cabeza y el dolor de su pecho seguía presente a tal punto que llegaba a cuestionarse si sus acciones eran correctas o no. Una parte suya le decía que debía dejar que las cosas fluyeran, que todo se arreglaría, pero otra parte suya estaba tan cansada de todo que quería terminar abruptamente con aquello que lo agotaba tanto emocionalmente.
Sin embargo, al mirar con un poco más de atención a su entorno se dio cuenta de que quizá Wonho no estaba tan lejos como pensaba. Pues habían rastros de él por todo el lugar, su bata de baño, sus cosas parecían haber sido usadas recientemente y él no recordaba haber llegado a la cama la noche anterior, sin embargo estaba ahí, acostado cómodamente en su cama, bien abrigado e incluso con la habitación condicionada para descansar lo mejor posible. La única cosa de aquella habitación que le hacía sentir un vacío enorme fue ver el lado de la cama donde Wonho acostumbraba a dormir, estando impecable, haciendo constar que él no había dormido ahí y notar que la llave que él le había entregado antes, estaba sobre la mesita de noche, eso definitivamente le daba otra punzada en el corazón. Quizá él sólo había ingresado para recoger lo necesario y para dejar la llave que ya no le pertenecía.
En aquel momento la puerta del apartamento fue tocada, interrumpiendo violentamente su distracción así que se levantó del tirón, sin pensar en el agudo dolor de cabeza que le daría a causa de la resaca.
Se agarró la cabeza mientras caminaba hacia la puerta en pijama deseando cualquier cosa, quizá un milagro o una buena sopa, lo que cayera primero.
— HyungHyung... —saludó su hermana cuando él abrió la puerta—he traído un poco de comida...
Él asintió adolorido y se hizo a un lado para dejarla pasar intentando esconder el dolor emocional que le provocaba estar solo.
— Déjala en la mesa, en cuanto haga mi rutina diaria me pondré a comer algo. —susurró con los ojos cerrados debido al mareo.
— También he traído pastillas... —soltó con tristeza— Wonho me ha dicho que...
Gruñó al escuchar su nombre.
Se sentía alegre de escucharlo y al mismo tiempo herido y molesto.
— ¿Qué te dijo? —cuestionó mirando a su hermana fijamente.
Didi suspiró profundamente.
— Lo vi durmiendo en el pasillo esta mañana. —confesó sorprendiendo a Hyungwon— estaba acostado frente a tu puerta, como un perro desamparado por su dueño... —la seriedad con la que soltaba sus palabras dejó al mayor un poco sorprendido— No soy tonta, sé que tuvieron problemas y no es que me importe pero... HyungHyung... Si una persona se queda incluso en un lugar así solo para no irse demasiado lejos, es porque de verdad no quiere irse. —Hyungwon se dio la vuelta buscando su habitación, sin embargo ella lo siguió— No sé qué haya pasado, pero algo me dice que tú...
Quería gritarle un “¡Ya basta!” sin embargo sabía que en cuanto lo hiciera y se girará, iba a ver el asustado rostro de su hermana con sus ojos cristalizados porque nunca la había regañado de esa manera. Iba a intentar tomar su mano para poder abrazarla, sin embargo ella retrocedería evadiendo todo tipo de contacto para finalmente irse.
Era su hermana gemela y la conocía tan bien como se conocía a sí mismo, así que en vez de decir cualquier tontería, simplemente la abrazó y se dejó abrazar por ella para callarla, deseando más que nunca aquel cálido contacto que era aún mejor de la única persona que literalmente había estado con él incluso desde antes de su nacimiento.
— Todo estará bien. —susurró dejando un beso en su cabello para finalmente separarse— voy a darme una ducha y bajo pronto, espérame allá.
Su hermana asintió y obedeció a sus palabras sin ánimos de insistir, mientras él simplemente la miraba irse. Su decisión estaba más que clara, sin embargo la parte más difícil era dejarla ahí, sola. Sabía que ella probablemente se enojaría mucho con él por lo que iba a hacer, pero también sabía que lo iba a perdonar tan pronto como supiera de su paradero, aunque seguía siendo difícil seguir con su plan.
Cumplió con su palabra yendo a darse una ducha, pero antes envió un necesario mensaje a una persona en específico. Después de ducharse simplemente se vistió cómodamente, comió un poco de lo que su hermana le había llevado y se tomó las pastillas en busca de acabar con su leve resaca, para finalmente irse a la cafetería.
Intentó no pensar en él. De verdad lo intentó. Buscó distraerse en todo lo que pudo, ser la misma persona que era antes de conocer a Wonho y ni siquiera dejó que nadie se enterara de que la noche anterior había llorado amargamente hasta el cansancio. Sólo intentaba ser como antes mientras el día transcurría, sin embargo cuando creyó que iba a conseguir apartar a Wonho de su mente al menos por una vez en el día, la campana de la cafetería resonó y por inercia volteó hacia allí. En aquel momento se encontró con la mirada inexplicable de un indescriptible Samuel que al verlo casi explotó en llanto.
Se paralizó al ver aquella actitud tan extraña y repentina de parte de su ex esposo, aunque ya se hacía una idea del motivo de su actitud. Samuel avanzó a toda prisa hacia él, desconcertando a más de una persona de la clientela que lo conocía y que conocía la historia de ambos.
— Dime que estas bromeando. —suplicó tomandolo por el brazo quizá con más fuerza de la necesaria— díme que solo lo hiciste por reirte en mi cara y que es una de tus tontas bromas sin sentido.
Al ver aquello Didi se acercó un poco preocupada de lo que estaba pasando, sin embargo Hyungwon tomó a Samuel del brazo, soltandose automáticamente de su agarre con una fingida sonrisa tranquila.
— Hablemos de esto en otro sitio. —pidió con amabilidad empezando a caminar hacia afuera de la cafetería donde ya las estrellas se pintaban sobre el manto negro del cielo.
Samuel lo siguió sin dudar y aunque su hermana estaba preocupada por él, sabía que no debía ir y meterse en las conversaciones privadas de Hyungwon. Entonces se quedó ahí, viendo desde dentro y a lo largo, la extraña charla que se estaba teniendo entre ambos.
— No estoy bromeando. —afirmó finalmente al estar frente a frente— te había dicho que cuando me fuera serías el único que iba a enterarse. Debiste verlo venir.
Samuel se rió casi desesperado.
— Hyungwon, no puedes enviarme un "Es el momento." y simplemente no responder a nada más como si desaparecieras de la faz de la tierra. —regañó mientras caminaba en círculos enfrente suyo, visiblemente fuera de sus estribos— ¡Es cruel! Es muy cruel de tu parte Chae Hyungwon.
El delgado suspiró.
— ¿Qué esperas? ¿Una armoniosa despedida? —preguntó con sarcasmo— ese no es nuestro estilo, ¿acaso debo recordartelo?
Samuel negó pero aquellas palabras no parecían calmarlo en lo absoluto.
— Si te vas a ir, entonces debo llevarte al aeropuerto, a la terminal de buses, al tren o donde sea... Pero tengo que ir, tengo que estar ahí y... —detuvo sus palabras al sentir que le faltaba el aire por hablar demasiado rapido— No, no... En realidad, no debes irte. —lo miró a los ojos y lo tomó por los hombros— ¡No quiero que te vayas!
Aun con la leve luz de las farolas podía ver los ojos cristalizados de Samuel mientras lo sostenía y sacudía como si quisiera hacerlo reflexionar acerca de su decisión tomada. En cambio, aquello solo lo hacía enojar.
— ¿Por qué debería hacerte caso? —preguntó molesto apartando sus manos sin cuidado— ¿Acaso ya te acostumbraste al jueguito que se tienen montado aquí? O es que todavía sientes algo por mí... —mencionó casi con ironía mirándolo directamente a los ojos con todo el enojo contenido de sus recuerdos— ¡Habla, joder! ¡Dame un maldito motivo válido para hacerlo!
Samuel lo miraba sintiéndose inferior por primera vez. Como toda una basura tratando de impedir lo que él creía que era su felicidad pero aún así, sentía que necesitaba detenerlo.
— Yo... —su voz tembló— Yo, no sé porque quiero que te quedes, solo... —se acercó a él y lo abrazó fuertemente, sin ánimos de soltarlo. Al principio Hyungwon quiso rechistar a aquella muestra de afecto sin embargo no pudo y acabó por dejarse envolver por los brazos de aquel hombre que nunca antes lo habían abrazado con tanta sinceridad. Se sentía agobiado por la sensación que aquello le provocaba, ya que su mente lo había llevado a recordar el pasado, contando todas las veces que deseó que las muestras de cariño que Samuel le diera fueran auténticas, con sentimientos reales pero no sucedieron. Al menos no dentro de lo que duró su matrimonio. Entonces se separó de él para poder verle el rostro e intentar comprenderlo, aunque en cierta parte sólo quería probar un poco de afecto real. Sólo un poco. —Hyungwon... —susurró Samuel a escasos centímetros de su rostro, notando que la distancia entre ambos se reducía cada a vez más. Entonces lo detuvo. —No lo hagas. Por favor no me beses por esto. —le pidió con sinceridad— No quiero que te quedes por esto y tú también sabes que esto no es lo que quieres en realidad... —el delgado se apartó lentamente de él sin dejar de mirarlo a los ojos— No quiero despreciarte, pero necesito que... Por favor... Piensa en...
No. No de nuevo.
No cuando había logrado olvidarlo por milésimas de segundos.
— Ya pensé suficiente. —afirmó separándose totalmente y rompiendo todo tipo de contacto entre ambos hasta dar un paso atras— Ya no quiero detenerme a pensar más. Debo tener lo necesario para mi viaje... —susurró dándose la vueltapara ir en dirección al apartamento— Y si... Si realmente quieres hacer lo de llevarme al lugar que necesite ir... Entonces te enviaré un mensaje con lo que debes saber. —lo miró de reojo y suspiró al ver sus facciones— lo siento Samuel. Tú no vas a detenerme.
No quería escuchar más y ceder. No quería más confusiones en su cabeza, ya tenía suficiente desorden de pensamientos con los cuales luchó durante todo el día como para agregarle más cargas. Entonces subió directamente a su apartamento el cual había abandonado apenas por medio día y ya sentía extrañar demasiado, sin embargo nada era sencillo cuando se trataba de sentimientos por que al estar casi en los últimos escalones para llegar a su vivienda, se encontró con la persona que le había estado revolviendo todos los pensamientos. Wonho.
Un sinfín de cosas afloraron en su ser y a esas alturas todo lo que quería era correr a sus brazos, pero verlo ahí, sentado en las escaleras muy cerca de su puerta solo lo hacían recordar todo lo que le había hecho y pensar que si iba a irse, no debía seguir estando cerca de él aunque fuera lo que más deseara.
Pero cuando sus miradas se cruzaron, su corazón dio un vuelco tan auténtico como la primera vez en la que escuchó un “te amo” de parte de Wonho.
Cagadas que no debes cometer:
#59) Piensa bien lo que dices.
La ambigüedad puede jugar en tu contra.
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