❺❹

No sabía cuánto tiempo llevaba metido en aquel lugar, quizá minutos, quizá horas o quizá días, bueno no, pero se sentía eterno. Jamás deseó con tantas fuerzas irse de algún lugar y menos de una fiesta donde había alcohol y buena música, pero esa vez todo era diferente.

Aquello ya no era llamativo y mientras de fondo sonaba Don't stop the party, su mente divagaba en los recuerdos de la comodidad de su apartamento al lado de Hyungwon. Se sentía perdido, raro y solo.

No entendía nada de lo que aquella gente hablaba y por más que intentara safarse del grupo de personas, siempre era retenido para recibir felicitaciones en francés o simplemente para ser incluido en charlas de las cuales no tenía la mínima idea de qué iban.

Sabía que le faltaba mucha gente por saludar obligatoriamente pero ya estaba harto, sobretodo por mirar a Abril tan feliz bailando por ahí con alguien y alcoholizada como si la fiesta fuera en su honor.

Después de ser incluido en una de las tantas charlas que luchaban por mantenerse a flote por encima del fuerte ruido de la música, decidió que era tiempo de inventar una excusa para escabullirse, pedirle a su esposo que fuera a recogerlo de ahí y luego disculparse diciendo que el alcohol que tomó por cortesía, le había caído mal.

Aún sin saber nada de francés, hizo algunas señales para que la gente que estaba en el lugar supiera que iría al baño. Y en parte no mentía, su vejiga quería explotar de tanta agua que había bebido por culpa del nerviosismo y el calor que hacía.

Estaba sudado y odiaba sudar sin hacer ejercicio. Necesitaba refrescarse un poco.

Llegó al baño del lugar en el que se estaba llevando a cabo la fiesta e ingresó sin más rodeos. Primero lo primero; hacer pis.

Se sintió como el paraíso y le hizo recordar tontamente sus primeros días en Francia. No pudo evitar recordar lo vergonzoso de aquel momento, pero al mismo tiempo se sintió bien de tan solo pensar que si no hubiera sido por ese tipo de cosas, en esos momentos no tendría la vida que estaba teniendo. Que no era la mejor, pero la amaba.

Salió del cubículo y aún con aquella sonrisa tonta en los labios se desabotonó la camisa que llevaba puesta, aunque no lo pareciera la ventilación en los baños era mucho mejor que afuera, pues era el único lugar que no estaba atestado de gente. Se tomó su tiempo para darse aire y aprovechó el agua fresca que escurría de sus manos después de lavarse, llevando sus manos mojadas a su pecho y abdomen para refrescarse aún más.

Deseaba poder ducharse.
Preferiblemente con Hyungwon.

Pintó de nuevo la sonrisa en sus labios y suspiró mientras sacaba el celular de su bolsillo, no podía dejar de pensar en él o en algo relacionado a él, pero de repente un fuerte sonido lo asustó, sacándolo de su burbuja al instante. Alguien se había caído o más bien, Abril se había caído detrás suyo.

La miró con una mezcla de enojo y susto, sin embargo no la ayudó.

— ¿Qué demonios pasa contigo? —preguntó viendo cómo la mujer se ponía de pie nuevamente pero entre risas para finalmente salir del cubículo.

— Yo que sé... —respondió riéndose sin motivo, delatando su ebriedad— yo solo venía a hacer pis y ¡pum!

Volvió a reírse mientras seguía apoyada en la puerta.

— Pues mira niña genio, te metiste al baño de los hombres, así que es mejor que te vayas ahora. —comentó con evidente enfado— Yo tampoco quiero verte la cara, sabes bien que ese mérito no era tuyo.

La mujer lo vio sorprendida por la dureza de sus palabras, sin embargo no se inmutó.

— Por dios... —se rió— ¿sigues enojado? Tranquilo...

Wonho negó al mismo tiempo que se cruzaba de brazos.

— No, no voy a dejar de estar molesto solo porque me digas unas tontas palabras mientras estas borracha... —admitió— Ese era mi proyecto y no ayudaste en nada. No les dijiste la verdad.

Ella asintió con tranquilidad.

— ¿Qué querías Hoseok? —preguntó haciendo que él frunciera el ceño— ¿Que dijera que involucraste en ese proyecto a alguien que no sabe nada acerca de arquitectura? —arqueó las cejas—  No quiero ofenderte Wonho, pero eres nuevo en esto y si ellos hubieran sabido eso, tu proyecto quedaría automáticamente descartado por tu falta de experiencia y también por buscar ayuda de alguien aún más ignorante que tú.

Una ola de enfado se apoderó de él y apretó los dientes con molestia.

— Tú... —gruñó conteniendose de faltarle el respeto a una mujer.

Ella puso cara seria y se encogió de hombros.

— Sólo digo la verdad. —admitió— Verdad que tú y yo sabemos. —lo miró fijamente— Mi presencia dando respaldo a lo que tú hiciste, te ayudó, admitelo.

Odiaba muchas cosas en ese momento y sabía que en parte esa mujer borracha tenía razón, pero aún si su proyecto no hubiera sido aceptado estaría feliz de haberlo intentado. O quizá no.

Se sentía confundido.

Si su proyecto no quedaba, sus planes con Hyungwon se complicarían aún más, pero si quedaba, ella estaría presente robandose la mitad del crédito y a esas alturas no sabía qué cosa era peor.

— Eres injusta. —comentó soltando un largo suspiro— Lo haces por placer, ¿no?

Ella lo miró fijamente y negó.

— No soy injusta Wonho... —suspiró y se aferró a la puerta sintiendo mareo— mira, incluso prometo dar la mayoría de mis ganancias a tu nombre. —le sonrió con la sonrisa tonta que caracteriza a la ebriedad— Te las mereces... —se rió y comenzó a caminar con dificultad— Eso sí algún día llego a salir de a... —en ese momento sintió una fuerte arcada y se devolvió al baño como pudo.

Afortunadamente logró hacer que su vomito aterrizara en el baño y no en el piso, evitando un desastre, aunque lastimosamente su largo cabello suelto no corrió con la misma suerte.

Wonho vio la escena un poco asqueado, sin embargo se maldijo internamente cuando supo que no podía dejar a una mujer en ese estado, en el baño de hombres.

Gruñó con molestia y se acercó a ella para ayudarla a levantarse porque seguía de rodillas.

— Eres un desastre... —bufó levantandola por la cintura— y que sepas que te dejaría tirada en el suelo de este asqueroso lugar de no ser porque este es el baño de hombres y alguien puede aprovecharse de ti... —la regañó intentando con dificultad llevarla hacia el lavabo— y porque ya pusiste tu estúpido nombre junto al mío en ese proyecto y no quiero que lo cancelen por tu culpa.

En el momento en que Wonho quizo sacarla del cubículo, otra arcada volvió a hacerse presente y tuvo que esperar que ella terminara de devolver todo lo que su estomago tenía.

Pasaron apenas unos minutos, pero el cuerpo de la mujer estaba flácido en sus brazos y aunque estuviera molesto con ella se preocupó un poco de su palidez.

— ¿Abril? —preguntó moviendola de lugar, sin embargo no obtuvo respuesta— ¡Hey! —la levantó del suelo y notó que la mujer parecía estar inconsciente— no, tú no te mueres en mi presencia. —le gruñó levantandola a su altura.

Gracias a sus fuertes brazos la apoyó sobre el lavabo y comenzó a mojar su rostro con el agua fresca intentando hacer que reaccionara. Ni sabía por qué pero estaba demasiado preocupado a esas alturas, pero acabó por relajarse cuando miró que la mujer reaccionó poco a poco.

— Auch... —se quejó tocandose el estómago y Wonho bufó molesto.

— ¿Qué demonios bebiste? —preguntó con enfado.

No era que le importara realmente, pero tener una reacción tan violenta al alcohol no era normal viniendo de alguien a quien había conocido bebiendo como si no hubiese un mañana.

— Un... No sé qué era... —susurró intentando sostenerse sobre sus pies— era una bebida normal, solo bebí uno, lo juro...

Wonho suspiró profundamente, demasiado molesto con ella.

— Lávate el cabello, literalmente das asco. —comentó, aún sosteniendola de la cintura— ahora mismo iremos con el jefe para que te lleve al hospital o algo.

Ella asintió y con mucha dificultad se lavó el cabello y la boca. Después de eso ella seguía teniendo leves mareos, entonces Wonho la sentó en la encimera para evitar más contacto y también para que no fuera a caerse nuevamente porque podía romperse algo.

— Gracias... —susurró con un hilo de voz— y lo lamento...

En ese momento su mirada bajó al suelo y comenzó a llorar levemente. Wonho no sabía el motivo de su llanto, pero de alguna forma se conmovió de verla así.

— No llores enfrente mío, yo soy un llorón de primera. —la regañó conteniendo sus propias lágrimas— iré a pedir que te ayuden, pero por favor no olvides tu promesa de ayudarme. —le recordó— Sabes que necesito esto más que tú.

La mujer, quien aún sollozaba en silencio lo miró fijamente y no pudo evitar romper en llanto. Wonho no sabía exactamente qué hacer y fue entonces cuando ella lo abrazó como si estuviera en busca de un consuelo que al parecer nadie podía darle. Él nunca fue bueno consolando a la gente porque siempre acababa llorando más él que el verdadero afectado pero por alguna razón en ese momento sentía que había una excepción, quizá un motivo más grande por el cual aquella mujer estaba tan mal.

No la separó inmediatamente de él, la dejó llorar un poco, le dio un par de palmaditas en la espalda y luego se separó poco a poco.

— Lo siento. De nuevo lo siento... —dijo ella limpiándose el rostro.

Él le sonrió levemente y suspiró.
Seguía molesto con ella pero no era buen momento para discutir.

— Tranquila. —respondió un poco desanimado pero luego se fijó en que ella tenía la ropa hecha un desastre, así que la señaló, sobretodo para que arreglara su corta falda y se cubriera un poco— deberías...

Quería advertirle acerca de muchas cosas, como de tener cuidado con las bebidas, usar ropa más decente en el trabajo o mantenerse a la expectativa por cualquier cosa, pero quizá debió aplicar en sí mismo sus propios consejos antes de que aquella puerta fuera abierta y dejara ver a nada más y nada menos que su suegro totalmente rigido ante aquella escena.

Al principio no le pareció que fuera algo de otro mundo pero después de prestar un poco más de atención a su propio entorno supo lo que podría estar pasando por la cabeza del padre de su esposo. Él estaba solo con una mujer dentro del baño de hombres, ella tenía la ropa mal puesta, él tenía su camisa abierta, estaban mojados, frente a frente y a una distancia relativamente corta tomando en cuenta que recién se acababa de romper el abrazo que la mujer había comenzado.

— Señor cónsul... —susurró Wonho abatido incluso antes de que el verdadero problema comenzara.

— Shin Hoseok... —respondió el hombre avanzando lentamente hacia él.

¿Acaso no podía pasarle nada bueno a él?

Cagadas que no debes cometer:

#54) No te expongas a una situación que puede ser fácilmente malinterpretada.

Puedes arriesgar demasiado.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top