❺❼
Después de enterarse que Hyungwon se había ido de ahí sin una explicación, entendió todo.
No se precipitó, ni siquiera pensó en excusas tontas. Afortunadamente supo como mantener la cabeza fría durante las horas que le faltaban y cuando por fin salió de sus compromisos laborales se fue directamente al apartamento con el ánimo por los suelos. Entonces, cuando abrió la puerta se encontró al delgado sentado en el suelo y llorando. Sus ojos estaban hinchados seguramente de tanto llorar y aunque su corazón dolía de pensar en que no había estado para consolarlo antes, sabía que de nada serviría si él no estaba dispuesto a calmarse.
Avanzó hacia él con calma, no tenía ninguna intención de alterarlo pero su corazón se quebró aún más cuando vio que al lado de Hyungwon estaba un libro de planificación de bodas a medio llenar. No tenía que ser un genio para darse cuenta de todo lo que englobaba aquel estado de ánimo así que guardó silencio cuando sus miradas se conectaron y sintió aquel rencor hacia él de parte del delgado.
— Así hubiera sido genial. —comentó Hyungwon con la voz ronca señalando el libro y cerrandolo con enojo— también puedo soñar, ¿verdad Wonho? —se rió con sarcasmo— aunque debo conformarme con planificar la boda de mi hermana con mi esposo... —volvió a reirse mientras las lágrimas seguían cayendo de sus ojos— que irónico...
Él suspiró fuertemente.
— Estas ebrio... —comentó al notarlo— ¿Qué pasó allá? ¿Por qué de repente estas así?
Hyungwon sonrió y miró hacia otro lado.
— Oh, ya sabes... Lo típico —ironizó— por ejemplo eso que no me comentaste, que la tipa aquella es tu socia ahora... Porque lo es, ¿verdad?
Wonho volvió a suspirar y asintió.
— Sí, lo es. —admitió sin añadir nada más.
El delgado asintió adolorido.
— Y... —sonrió con tristeza mientras lo miraba— por casualidad... ¿pensabas decirme todo algún día?
— Lo iba a hacer. —afirmó— iba a hacerlo justo cuando te dije que iba a explicarte, porque un hubo un malentendido al momento de...
Hyungwon negó entre risas obligandolo a callar.
— No, no del jodido proyecto Wonho... —recogió su celular que estaba tirado por ahí— hablo de esta mierda...
En ese momento levantó el celular y se puso de pie sin dejar de mostrar una fotografía de aquel maldito momento incómodo que sólo había sido un malentendido, entonces comprendió aún más el comportamiento de su esposo.
— Hyungwon, no es lo que parece... —intentó explicar, pero en ese momento Hyungwon lanzó el celular contra la pared con rabia.
— ¿Ah no? —alzó las cejas — Entonces, ¿que es? ¿Eh? —empujó a Wonho de un golpe en el pecho— ¿Estabas ahí semi desnudo con ella en tus brazos porque tenian calor y se quisieron dar un abrazo casual? —ironizó dejando otro golpe en el pecho del mayor.
Wonho suspiró.
— Digamos que tengo la peor suerte del mundo en algunas cosas y todo es una mezcla de momentos precisos de mala suerte... —explicó ganandose una mirada fría de parte de Hyungwon— Ella estaba ebria en el baño de los hombres así que la ayudaba a... —intentó explicar de nuevo pero de nuevo fue interrumpido.
— ¡¿A qué?! —le gritó el adolorido Hyungwon— ¿A quitarse la ropa? No me jodas...
Soltó un fuerte suspiro de cansancio ante la triste mirada de Wonho.
— Casi se desmayo por vómitar. —explicó— ¿Qué hubieras hecho tú?
Hyungwon negó levemente.
— ¿Qué esperas de una mujer embarazada, ebria? —cuestionó con cansancio, dejándose caer en el sofá sin estar consciente del impacto que causó en Wonho al mencionar aquello.
Sus curiosos ojitos se abrieron de sorpresa y miró fijamente a su esposo.
— ¿E-e-embarazada? —tartamudeó.
Al escuchar la forma en que Wonho respondió a su comentario, lo miró de nuevo.
— Ahora dirás que no lo sabes... —supuso con certeza— y crees que me voy a tragar eso.
Wonho seguía sin poder salir de su asombro.
— P-pues no, no lo sabía... y es preocupante. —afirmó provocando que Hyungwon rodara los ojos y mirara hacia otro lado— Joder Hyungwon, ya te dije que no pasó nada, yo no tengo nada que ver con eso... —se excusó— tu padre estaba presente, si yo hubiera hecho algo así, él seguramente...
— Así que el te vio en algo como eso y ni siquiera me lo dijo, sino que tambien se guardó todo como buenos amigos que son ahora... —comentó con decepción sin siquiera verlo— y tuve que enterarme de la situación por alguien más...
Al darse cuenta de lo que había hecho, Wonho se frustró.
— N-no te enfades con él, yo le pedí que se callara... —admitió acercándose al delgado quien simplemente volvió a reírse entre lágrimas como un efecto del alcohol consumido.
— Claro que no me enfado con él... —giró la cabeza para verlo— ¡me enfado contigo por hacer callar a mi propio padre y ponerlo de tu lado! Eres tan...
Wonho se acercó a él y tuvo el atrevimiento de tomar las manos de Hyungwon entre las suyas mientras se agachaba frente al sofá.
— Bebé, no pasó nada, te lo juro. —susurró al borde del llanto.
La fría mirada de Hyungwon recorrió sus facciones con decepción.
— Y si no pasó nada... ¿por qué no me lo contaste como una mala anécdota? ¿Eh? —susurró con la voz rota— Si no pasó nada... ¿por qué no dejaste que mi padre dijera algo? —lo miro a los ojos— ¿Es tan difícil confiar en mí?
Wonho suspiró frustrado.
— Y-yo no lo sé, es solo que... —hizo una pausa sin saber cómo continuar— Quería evitar problemas así, tenía miedo de que no confiaras en mis palabras y...
El delgado suspiró.
— Ese es mi problema, Wonho... —susurró mirando la unión de sus manos— mi problema es la forma en la que caigo rendido ante ti siempre, la manera en la que creo en cada una de tus palabras aún cuando no me aseguras nada, la forma en la que te amo... —lo miró a los ojos nuevamente mientras las lágrimas volvían a recorrer sus mejillas— Ese es mi problema... Tú eres mi problema... —soltó sus manos con rabia— ¡Mi problema es que incluso si todo el puto mundo se pone en tu contra, yo voy a creerte! No importa lo que digan yo siempre confío en ti...
No sabía si alegrarse o entristecerse con aquello, pero la expresión de su esposo le decía que no debía alegrarse demasiado porque él no estaba a gusto con eso, entonces decidió volver a hablar.
— No tienes que creerme siempre, tampoco tengo la razón cada vez que la exijo al igual que todos pero en esta ocasión, como en muchas más, soy sincero y te pido que necesito que me creas... —susurró— dije que haría las cosas y las estoy haciendo... Por favor no pienses en...
Wonho lo miró afligido y aunque intentó tomar sus manos una vez más, él no se lo permitió.
— ¿Cómo puedo creerte cuando eres capaz de mentirle por meses a la mujer que te dio a luz, escondiendome de ella cada maldito día y haciendo que mi hermana finja que tiene algo contigo cuando quiere ser feliz por su propia cuenta? —preguntó mirándolo a los ojos— ¿Cómo puedo creer cuando dices que me amas? Si un día me tienes en tus brazos y luego simplemente me tratas como un amigo más frente al mundo... ¿Cómo puedo creer... —su voz se rompió obligandolo a hacer una larga pausa en la que se dedicó a romper en llanto— ¡Por ti he hecho muchas cosas, estupideces y sacrificios! —le gritó con decepción— pero... ¿el amor que tengo por ti no te hace ni un poco valiente? —acunó su rostro mientras sus irritados ojos casi suplicaban una respuesta— me refiero a... Lo suficientemente valiente para amarme en público... De la misma forma en la que yo te amo.
Aquella frase lo atravesó entero y sintió como si su respiración se fuera a cortar en cualquier momento.
— No digas eso, Hyungwon... —suplicó buscando acariciarlo o quitar aquellos pensamientos de su mente de alguna manera— yo...
— Tú, tú, tú y tú. —susurró con tristeza mientras apartaba sus manos del rostro de Wonho y se ponía de pie— No quiero escucharte, Wonho... —admitió dándole la espalda con la intención de ir en dirección a la habitación— y sinceramente tampoco quiero verte ahora, así que por favor, márchate... —indicó— necesito calmarme ahora mismo.
Wonho se quedó de pie en el mismo sitio casi sin creer lo que había escuchado de parte de su esposo, de la persona que amaba.
— Tú... ¿En serio quieres que me vaya? —preguntó con tristeza recibiendo un asentimiento casi inmediato del ebrio Hyungwon— esta bien... —susurró.
Miró a su alrededor en busca de cualquier cosa que podría considerar necesaria para su supervivencia a solas en Francia y sinceramente todo lo que quería llevarse de ahí era a Hyungwon y llenarlo de amor hasta que lo perdonara por todo el daño que le había hecho sin querer. Pero no podía, así que no tomó nada, simplemente se dispuso a irse o al menos esa fue la idea hasta que un objeto chocó contra su pecho.
— Espero que tengas una pintoresca boda. —añadió Hyungwon conteniendo el llanto nuevamente y entregándole el maldito libro que en esos momentos no tenía ánimos de ver.
Sonrió con tristeza ante el comentario y suspiró tomando el libro que se le entregaba.
— Yo también... —respondió finalmente para luego salir del apartamento.
No sabía porque, pero con cada paso que daba hacia afuera de aquel modesto lugar, sentía como si estuviera dando uno o varios pasos atrás en su historia viviendo en Francia y su corazón dolía de pensar en que quizá ya no podría tener el amor de Hyungwon de la manera de siempre, y solo pudo maldecir muchas cosas tal como la primera vez que llegó ahí, con la diferencia de que esa vez no llegaría un lindo muchacho de bonita sonrisa a brindar ayuda.
Al salir del edificio miró al cielo y supo que no sólo París se miraba solitaria en aquella noche, también su pecho se sentía igual.
Cagadas que no debes cometer:
#57) No tardes mucho.
Entre más tiempo esperas para tomar una decisión, más problemas surgen a tu alrededor.
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