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Entró corriendo al edificio que lo habían citado recordando que era una urgencia, pero también extrañando en demasía a Hyungwon pese a que apenas segundos atrás lo había besado unas mil veces con la excusa de que unos cuantos besos no eran suficientes para una despedida.

No pasó mucho tiempo para que encontrara a su jefe totalmente preocupado por algo y aunque no supiera de qué se trataba todo, también se preocupó.

— ¿Jefe? —llamó su atención tocando su hombro, a lo que el hombre respondió casi sobresaltado por la tensión que tenía— ya estoy aquí, ¿que sucede?

El hombre suspiró con alivio y comenzó a caminar hacia algún sitio, obligando a Wonho a caminar con prisas detrás suyo.

— Oh, Hoseok... Votre projet est ma seule issue en ce moment. [1]—exclamó con preocupación y aunque Wonho no entendiera nada de lo que dijo, su instinto y la pronunciación de una palabra de aquella frase lo hizo deducir que todo se trataba del proyecto.

— ¿Es mi proyecto? —preguntó un poco asustado sin saber qué ocurría— ¿Qué pasa con él?

Miró al hombre en busca de una respuesta pero no llegó, al menos no se la dio él.

— Exacto, es acerca de tu proyecto. —respondió una voz más que familiar para él— Resulta que los inversionistas han adelantado la fecha de construcción del edifico, quieren que esté lo más pronto que se pueda y eso en cierta forma nos da ventaja porque muchos de los arquitectos no estaban preparados para el cambio de planes... —la mujer sonrió hacia él— pero estoy enterada de que tú acabaste.

Wonho asintió levemente sin saber como sentirse. Esa podría ser una oportunidad única en su vida y si algún edificio importante de París se hacía de la forma en la que él lo planificó, sabía que se sentiría aún mejor de lo que estaba en esos momentos. Su mente no tardó en volar lejos y en pensar en todo lo que podría comprarle a Hyungwon con ese dinero, aunque un objeto en específico no podía salir de su mente.

— Tienes razón. —admitió— todo está preparado para ser presentado ante los empresarios. Sólo necesito llamar a Hyungwon... —sacó el celular de su bolsillo y comenzó a buscar su contacto rápidamente— él tiene que ayudarme a...

— No, Hoseok. —comentó la mujer interrumpiendo su acción— no tenemos tiempo, se presenta ahora o nunca. Tú decides.

El mayor sintió una dolorosa molestia en su pecho y la miró fijamente.

— ¿Por qué crees que yo...

— Hoseok —le llamó su jefe— ella es ayuda. —comentó con un poco de dificultad debido al idioma— ella es buena en esto. Ella sabe francés. Tú no.

Wonho suspiró mirando al anciano y aunque quería enojarse y gritarles a todos ahí mismo, decidió que mejor dejaría su lado personal muy aparte de su vida profesional. También estaba seguro de que si no obtenía ayuda, entonces todo su esfuerzo y el de su esposo, serían en vano.

Sentía mucho disgusto por verse obligado, pero finalmente cedió rogando internamente al cielo para que todo fuera como debería y que, al finalizar ese día pudiera tener muchas felicitaciones, sonrisas y besos de parte de Hyungwon, que por alguna razón extrañaba con intensidad. Quizá aquella unión física había hecho que todas las emociones que sentía por el delgado se intensificaran demasiado, pero el simple hecho de estar separados por un par de horas le resultaba casi asfixiante.

Buscó lo necesario, explicó rápidamente a la mujer en un punto generalizado y rogó al cielo para que ella entendiera, pero afortunadamente sí lo hizo. Después de un rato de un rápido repaso, ambos se fueron casi corriendo a la sala de reuniones donde estaban presentes muchas personas de traje y corbata esperando pacientemente a que la reunión empezara puntualmente.

Mientras caminaba al asiento que se le había asignado, Hoseok notó varias cosas; por ejemplo, el hecho de que no estaba formal igual que las demás personas y que temía que eso diera un mal aspecto de él y la otra era que su proyecto no era el único en espera, pues gracias a los logos de varias carpetas supo que había más de una empresa compitiendo para obtener el puesto para construir el edificio que, según tenía entendido, sería algo del gobierno.

Debía admitir que al ingresar al auditorio pensó que aquella tarde sería entretenida, que vería cosas que no había visto antes y que su proyecto quedaría como una miniatura ante lo que esperaba, pero afortunada y desafortunadamente no era así. Esa tarde podía catalogarla como una de las tardes más aburridas de su existencia. Todo era tan monótono que estaba quedándose dormido en el asiento, pero se obligó a despertar al escuchar el nombre de su empresa siendo mencionado.

Todos sus sentidos se activaron a un 100% y todo rastro de sueño se fue al carajo. No se había dado cuenta que su proyecto era el último que se mostraría ese día pero de alguna manera se sentía aliviado por todo.

Abril se posicionó delante de todos y aunque su desconfianza hacia aquella mujer también estaba activada en cada centímetro de su ser, se dio cuenta que ella era realmente muy carismática y más aún con la falda corta que llevaba puesta. Seguro eso era un punto a favor, pues notaba en más de alguno aquellas sucias miradas casi disfrutando del espectáculo.

Decidió ignorar esa parte y se centró en intentar entender si la mujer estaba exponiendo su proyecto de la manera correcta o no, pero todo pareció ir normal.

Después de que ella acabara con la exposición volvió a su asiento y todo lo que deberían hacer era esperar un tiempo para que los inversionistas discutieran acerca de cual edificio les había gustado más y cuál les convenía. Pensó en escribirle a Hyungwon en ese momento pero luego recordó que su padre también le había llamado para un asunto urgente y probablemente estaría igual ocupado que él.

En ese inesperado momento, la voz en el micrófono volvió a hacer aparición. No le prestó atención porque aún no acababa de escribir su mensaje para Hyungwon, pero algo lo desconcertó.

— ¡Félicitations à Shin Hoseok... —anunció casi dándole un infarto. Su corazón comenzó a latir demasiado rápido y no podía ocultar la sorpresa cuando todas las miradas se clavaban en él. Algunas con orgullo, otras con molestia pero no le importaba porque no podía estas más feliz. Quizá si estuviera en otro contexto, se hubiera sacado la ropa y se hubiera puesto a bailar Sexy and I Know It  encima de una mesa pero lastimosamente no podía. ¿Se podía ser más feliz? No. ¿Se podía ir todo al carajo apenas un par de segundos después de llevarlo a la cima? Oh si. —...et April Ferrec!

Su sonrisa se borró de golpe y todo lo que sus ojos podían captar era la victoriosa sonrisa de la mujer al momento de ser felicitada a costa de todo su trabajo y el de Hyungwon.

— ¡Fiesta! —gritó su jefe a su lado, dándole un efusivo abrazo de felicitación— yo invito a todos.

El anciano sonrió y él lo miró fijamente sin poder sacar de su mente la imagen de Hyungwon cuidando de él en la madrugada cuando se quedaba dormido sobre la mesa.

¿Por qué se sentía tan decepcionado?
¿Por qué sentía que le había fallado?

Cagadas que no debes cometer:

#53) No confíes tus cosas a cualquiera.

La gente siempre busca robarse los
méritos que no le pertenecen.

Traducciones:

[1] Tu proyecto es mi única salida ahora mismo

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