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Cuando estamos pequeños siempre creamos escenas en nuestra cabeza acerca de lo que podría ser un futuro feliz. Para Wonho, ser Iron Man hubiera sido perfecto, pensaba que no había nada mejor que ser un magnate playboy demasiado inteligente. Pero mientras caminaba de la mano con Hyungwon junto al río Sena, se dio cuenta que habían cosas más geniales que el dinero, como aquella forma en la que las comisuras de Hyungwon se alzaban mientras le contaba animadamente cómo fue la primera vez que visitó el Palacio de Versalles junto a su abuela y lo bien que se sentía volver allí, pero esta vez con él.

Nunca había creído en la magia pero mientras veía aquella imagen podría jurar que en su mente resonaba la canción ILYSB y aquel momento de verdad parecía mágico.

— Creo que deberías salir más seguido —soltó en tono burlesco cuando él terminó su relato porque no podía evitar molestar al delgado—, parece que apenas estas conociendo París y has vivido toda tu vida aquí.

Hyungwon rodó los ojos y lo empujó, provocando que el agarre de sus manos se soltara. Cuando sintió su mano sin él calor de Hyungwon se sintió un poco molesto porque le había tomado demasiado tiempo entrelazar sus manos disimuladamente para no ser rechazado y a causa de su broma, su contacto se había roto.

— Eres insoportable a veces. —susurró Hyungwon sin mirarlo.

Pudo haber seguido con sus bromas tontas pero se sentía afligido por haber separado su mano de la de Hyungwon, aunque después de pensarlo se dio cuenta que era un poco ridículo que estando casados se martirizara tanto por no sentirse digno de tocar su mano, así que armandose de valor avanzó hacia él y unificó el contacto de nuevo.

— Tienes razón, soy insoportable. —respondió notando como el delgado correspondía a su tacto entrelazando sus dedos con suavidad pero viendo fijamente a otro lado— ¿Qué tanto ves? ¿Acaso hay algún francés robando tu atención para que me ignores? —preguntó en tono dramático arrancando una risita del delgado quien aprovechó a darle un leve golpe en la cabeza.

— Eres un tonto. Mira ahí. —señaló hacia un sitio que parecía muy concurrido— Quiero que veas eso. —sonrió hacia él y aprovechando que sus manos estaban unidas, tiró de Wonho y comenzó a correr en dirección a un puente que atravesaba el río y en el cual había mucha gente. Pero lo impresionante de ello no eran las geniales vistas del río Sena ni lo genial que se miraba el atardecer desde allí. Lo más impresionante era la cantidad de candados que estaban puestos por todo el lugar— Pont des Arts —susurró Hyungwon con una sonrisa— saca tu cámara, te haré una fotografía.

Wonho miró detenidamente el lugar y apenas se dio cuenta que ese era precisamente un lugar que había visto en alguna fotografía por ahí donde las personas iban con sus parejas a dejar un candado y tiraban las llaves al río, simbolizando que su amor era irrompible.

— ¿Has estado aquí antes? —preguntó con tristeza ignorando la petición que Hyungwon le había hecho.

Hyungwon frunció el ceño.

— ¿Mm? ¿A qué te refieres? —cuestionó sin entender lo que había cruzado por la mente de Wonho segundos atrás— he venido un par de veces, es decir... Salgo poco pero... —en el momento que su mirada se posó en los candados entonces comprendió— y si lo dices por eso... —señaló los candados— no he estado aquí de esa forma.

Wonho suspiró al ver la expresión triste de Hyungwon. No quería traerle malos recuerdos así que se sintió como un tonto por eso.

— No, lo decía porque pareces más un turista que un ciudadano. —bromeó intentando disipar la tristeza de Hyungwon— me sorprende que sepas el nombre de algún lugar. Creo que yo conozco más lugares de Francia que tú.

Hyungwon rodó los ojos con diversión.

— ¿Ah si? —preguntó en tono sarcástico— menciona dos palabras en francés y te doy la razón señor perfecto.

Wonho se rió y colocó su cámara para documentar el bonito momento en una selfie, con la esperanza de que esa no sería la última foto juntos que tomaría en ese lugar, al menos no después de esa escapada.

Guardó su cámara luego de tomar más de una foto juntos y la guardó en su bolso para finalmente empezar a caminar junto al delgado, tomados de la mano.

Pasaron un largo rato en silencio mientras caminaban en una dirección que sólo el menor conocía. Y después de tanto pensar, a Wonho se le ocurrió algo.

— Merci. —susurró arrancando una carcajada de parte de Hyungwon— ¿Qué? —preguntó con una sonrisa— es una palabra en Francés así que cuenta.

Hyungwon negó entre risas mientras llegaban a una zona bastante concurrida.

— Eso es hacer trampa, pero la validaré para que veas que cumplo mi palabra. —mencionó con fingida seriedad— pero la próxima no estará tan fácil. —arqueó una ceja con maldad— ya que estamos en zona concurrida y hay muchos establecimientos, tendrás que leer los rótulos y si logras mencionar algún nombre de esos entonces yo mismo te compraré algo como recompensa, incluso si es una tienda iremos ahí y te daré inmediatamente tu recompensa.

— ¿Trato? —preguntó el emocionado Wonho por el espontáneo juego que se habían inventado mientras caminaban libremente de la mano, entonces Hyungwon respondió con un simple asentimiento— ¡Bien! Veamos... —caminaron un rato más y entonces llegaron a un enorme cruce donde se podían ver muchos rótulos y Wonho se detuvo para intentar leer, entonces entrecerró los ojos como si eso fuera ayudarlo a hablar francés— Hotel... ¿D-dux? ¿Dex?

Hyungwon se rió y negó.

— Hotel des Deux Continents —corrigió y le mostró la lengua— te daré otra oportunidad.

Wonho asintió, buscó entre los rótulos y señaló a otro.

— Le petit... —susurró y se quedó pensativo un momento— San boi.. Beno... Mierda.

Hyungwon volvió a reír.

— Le petit Saint Benoît. —mencionó recalcando su acento altaneramente.

Wonho rodó los ojos y bufó.

— Eso ni siquiera tiene sentido. ¿Por qué diría "le petit San benuoa"? —preguntó enfadado mientras Hyungwon aún se reía de él— estoy seguro que dice le petit san benito. Además se escucha mejor así. —se cruzó de brazos e hizo un puchero de molestia, entonces Hyungwon tiró de él para llevarlo de una buena vez al hotel, pero él se resignaba a perder— ¿Qué sigue? ¿Qué ahí dice Concorde?

Hyungwon miró hacia el lugar que Wonho estaba viendo, pero para su sorpresa era verdad. Wonho había acertado.

— Si... —susurró borrando la sonrisa de su rostro— pero no podemos comprar ahí. Vamonos.

Tiró de Wonho e intentó caminar pero Wonho lo detuvo simplemente parándose firme.

— ¿Por qué? —preguntó curioso mirando la tienda que estaba al otro lado de la calle, sin embargo no obtuvo respuesta de Hyungwon. Entonces aprovechando la situación, cruzó la calle llevandose a Hyungwon consigo— veamos que hay.

Hyungwon tiraba de él.

— Wonho, es mejor que vayamos al restaurante ahora. —soltaba con nerviosismo maldiciendose internamente por no haber mentido en su respuesta.

Entonces cuando llegaron frente a la tienda Wonho supo por qué Hyungwon no quería ir.

— ¿Una Sex Shop? —preguntó con picardía y antes de esperar una respuesta ingresó tirando del brazo del delgado hasta llegar donde una joven que parecía trabajar ahí— HyungHyung dile que te muestre las tangas.

Hyungwon frunció el ceño.

— ¿Qué? —preguntó alarmado.

— Es decir, no la de ella... —la señaló y la mujer frunció el ceño al saber que estaban hablando de ella pero que no entendía el qué— unas tangas para ti.

Hyungwon se sonrojó violentamente.

— ¡¿Qué?! —preguntó nervioso— Wonho, ¿acaso te has...

Él negó con una sonrisa soberbia.

— Dijiste que ibas a comprarme algo de la tienda que mencionara, pues esto es lo que quiero. —mencionó con tranquilidad y Hyungwon se quedó petrificado en su sitio. Wonho al ver a Hyungwon en aquella situación miró a la mujer con una sonrisa amable— quiero... Unos... —señaló su entrepierna sonrojado violentamente a la mujer— HyungHyung ¿como se dice tanga en francés? ¿Tange? ¿Calzone? No, eso no... Eso es comida.

Se quedó pensativo y Hyungwon simplemente se cubrió el rostro avergonzado.

— Wonho, no hagas eso... —suplicó sin poder mirar al frente— Creo que es mejor que...

— ¿Lingerie? —cuestionó la mujer levantando un bikini— ¿string? —preguntó nuevamente pero está vez levantando una tanga que parecía de muy buena calidad.

— ¡Oui! —exclamó Wonho emocionado— pero para él. —señaló la entrepierna de Hyungwon y el delgado le apartó la mano.

— ¡Wonho! —regañó, sin embargo no fue escuchado porque la joven se puso manos a la obra y antes de que se diera cuenta ya tenía frente a ellos al menos unos cinco modelos diferentes de lencería para hombre— Oh mon dieu, pourquoi cela m'arrive-t-il? [1]—se quejó avergonzado al ver lo que la mujer tenía para mostrarles.

El emocionado Wonho vio con detenimiento toda la ropa.

— Mira HyungHyung... —levantó una prenda que además contenía ligueros— esta sería perfecta para ti.

Hyungwon rodó los ojos e hizo que pusiera la prenda nuevamente en el mostrador.

— No, Wonho. —regañó— no compraré ni usaré una tanga. —miró la prenda— Además ese rojo es muy feo.

Wonho asintió bajando la cabeza, pero contrario a lo que Hyungwon pensó, él volvió a tomar otra prenda.

— ¿Qué tal en negro? —preguntó emocionado volviendo a levantar una prenda negra del mismo estilo.

Hyungwon volvió a bajar su mano y suspiró intentando tener paciencia.

— He dicho que no. —sentenció.

Wonho suspiró e hizo un puchero.

— ¡Pero HyungHyung! Lo prometiste... —susurró en un tono tierno sin deshacer su puchero mientras la mujer los miraba en silencio, deseando poder grabar aquel momento para compartirlo con sus amigas de la universidad.

Hyungwon suspiró.

— Pagaré la cena. —ofreció intentando cambiar su propia norma pero Wonho volvió a negar.

Se quedaron en silencio buscando una solución a su espontáneo problema en la cual ambos estuvieran de acuerdo.

— ¿Y si... —Wonho hizo una pausa con el rostro casi brillandole de emoción— ¿Y si continuamos con las apuestas? —preguntó y Hyungwon frunció el ceño mientras lo miraba soltar una risita— esto va a gustarte. —admitió.

— ¿Qué? —preguntó impaciente.

Wonho depositó la prenda en el mostrador.

— Ya me obligaste a hablar francés, cosa que sabes que se me da fatal, pero... —hizo una breve pausa— ¿Qué tal si ahora invertimos los roles? —arqueó una ceja provocando curiosidad en Hyungwon— Si en las próximas... Cuatro horas, tú no hablas ni una palabra en francés, tú ganas y si mencionas alguna, gano yo y te pones la tanga.

Hyungwon rodó los ojos.

— ¿Y si yo gano, qué? —cuestionó cruzando los brazos desafiante.

Wonho se rió y se encogió de hombros con tranquilidad.

— Bueno, estarás conmigo todo ese tiempo así que es muy improbable que pierdas... Por eso tu premio será... —se mordió el labio para contenerse la risa— si tu ganas, yo me pondré la tanga.

Hyungwon rompió el silencio de la tienda con una ruidosa y contagiosa carcajada que llamó la atención de clientes y trabajadores.

— Por Dios... —susurró entre risas solo de imaginarse la situación— bueno... —se quedó en silencio un momento viendo el tranquilo rostro de Wonho que esperaba pacientemente una respuesta— yo... Hecho. —aceptó después de un largo rato.

Wonho tomó la prenda y le indicó a la joven que esa era la que iban a llevarse.

Faltaba mucho tiempo, pero el simple hecho de pensar en lo que se vendría les daba a ambos una diversión espontánea en qué pensar y una sonrisa que mostrar.

Cagadas que no debes cometer:

#48) No hagas ninguna apuesta sin estar seguro de que serás el ganador.

[1] Oh Dios mio,
¿por qué me está pasando esto a mí?

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