❹❼

Si tuviera que buscar una palabra para describir la situación diría... irreal, quizá incluso hogareña. Así se sentía estar sentado junto a Wonho sintiendo su brazo envolverle la cintura mientras ambos intentaban hacer que el proyecto de Wonho se viera lo más profesional posible.

Hyungwon no sabía nada de arquitectura y Wonho no sabía nada de francés, es por eso que se complementaban demasiado incluso en una pequeña cosa como esa.

— ¿Cuanto tiempo nos queda? —preguntó el delgado tecleando lo más rápido que podía para cumplir con el plazo que ellos mismos se habían trazado para irse, o más bien escaparse de sus familias.

Wonho miró su reloj y luego dejó un inocente beso en el cuello de Hyungwon casi por inercia.

— Menos de media hora —susurró como si no quisiera interrumpir la concentración del menor— afortunadamente esto ha sido rápido gracias a ti. —elogió.

Hyungwon sonrió levemente.

— Calla, necesito darme prisa. —mencionó sin mirarlo— ve preparando todo.

El mayor asintió y sin esperar un segundo más, se levantó de donde había estado sentado las últimas horas, llevándose consigo los tazones vacíos en los cuales habían comido un delicioso ramen. Dejó las cosas en el lavaplatos y se fue directamente a la habitación a empacar un poco de ropa, al menos la necesaria porque sabía que no había conseguido tanto dinero como para quedarse afuera una semana, pero el simple hecho de tener un día libre con su chico lo ponía feliz.

Tomó un maletín deportivo que Hyungwon tenía por ahí y lo sacudió al mirar que probablemente nunca había sido usado por el menor, entonces comenzó a meter sus cosas. Un par de prendas, el cargador de su celular, su cámara y también su desodorante, eso era muy importante porque no quería acabar más hediondo que un pescado.

Cuando confirmó que su parte ya estaba hecha, lanzó una mirada hacia la pequeña sala gracias a que dejó la puerta abierta, pero vio que Hyungwon aún no terminaba y se estaban quedando sin tiempo.

— HyungHyung... —llamó la atención del delgado quien le hizo una señal para que hablara— ¿necesitas que guarde tus cosas?

Hyungwon despegó su mirada de la pantalla por un par de segundos y después de pensárselo un poco decidió confiar en Wonho. Al final lo único que iba a hacer era poner ropa dentro de una maleta, nada podía salir mal.

— Bien, asegúrate de poner lo necesario. —sentenció retomando su trabajo para acabar con el último párrafo del proyecto— y por todo, me refiero a... —suspiró esperando que su referencia se entendiera— a todo.

Wonho asintió sin entender y comenzó a guardar alguna ropa dentro del maletín deportivo, hasta que algo vino a su mente.

— HyungHyung... —susurró un poco avergonzado provocando que el menor lo mirara— ¿la ropa interior también?

Hyungwon suspiró.

— No es necesario, puedo ir yo si gustas. —Wonho negó rápidamente— bien... Entonces puedes hacerlo, no es algo de otro mundo. —se encogió de hombros y desvió su mirada intentando esconder su propia vergüenza.

El mayor asintió, pero en cuanto iba a abrir la gaveta que contenía la ropa interior de Hyungwon soltó una risita.

— Oye, pensé que eran inventos míos... —bromeó— ¿Qué hacen todas estas tangas aquí?

Hyungwon frunció el ceño y lo miró fijamente.

— Sigue soñando. —rodó los ojos haciendo que Wonho soltara una ruidosa carcajada mientras metía lo último al maletín— he terminado —informó—, debes darte prisa, me iré al estacionamiento y saldré como si nada pero tú debes salir por la puerta delantera y cuida que nadie te vea ¿vale?

Wonho asintió cerrando el maletín con el dramatismo de una persona que va a hacer una super misión del FBI, pero afortunadamente el golpecito que Hyungwon le dio en la cabeza lo hizo volver a la tierra.

— Si, si. Entendido —puso una mano en su frente como si estuviera en el ejército y Hyungwon rodó los ojos con diversión— te veo abajo...

El delgado asintió con una sonrisa y unos instantes después los labios de Wonho se posaron sobre los suyos en un calmado beso lento que no duró mucho tiempo.

Después de cortar el beso, el sonrojado Hyungwon se separó de él con una sonrisa, tomó sus llaves y salió. Wonho salió del apartamento un poco después con el maletín en su hombro, recogió su casco que ahora tenía una bonita "𝚆" plateada que resaltaba en la pintura negra y bajó las escaleras a toda prisa calculando el tiempo en el que Hyungwon se tardaría en salir.

Salió del edificio intentando pasar desapercibido para no ser visto desde la cafetería y comenzó a caminar en dirección a la calle que Hyungwon le había indicado, pero al igual que siempre, ningún plan sale como se espera.

— ¿Wonho? —escuchó la voz de su madre a sus espaldas. Aprovechando su inseguridad comenzó a caminar con más rapidez usando la capucha de su sudadera, pero no fue suficiente— Wonho, sé que eres tú.

En ese momento se detuvo, tampoco iba a huir de su madre como si ella fuera un monstruo porque eso sólo haría todo más sospechoso.

— Oh, hola mamá... —sonrió acomodando el maletín en su hombro y dándose la vuelta— perdón, pensé que eras alguien más.

Ella frunció el ceño y asintió fingiendo que le había creído.

— No te he visto en todo el día, ni a Hyungwon... —susurró con un poco de seriedad— ¿ha pasado algo? ¿A donde vas?

Wonho tragó con fuerza.

— Ya sabes que he tenido que trabajar en mi proyecto, lo presentaré muy pronto y no puedo perder más tiempo... —susurró jugando con sus dedos— Hyungwon estaba ayudándome pero no lo he visto. —se encogió de hombros— y yo... Yo, pues... Voy al gimnasio. —mintió.

Ella volvió a fruncir el ceño.

— ¿Al gimnasio? —Wonho asintió efusivamente y ella lanzó una mirada que lo analizó de pies a cabeza— ¿vestido así?

Wonho se miró a sí mismo y supo que había pasado por alto ese detalle. No estaba vestido para ir a un gimnasio, quizá debió inventar otra excusa.

— No te preocupes, llevo mi ropa aquí. —señaló el maletín con una sonrisa fingiendo ser tranquila.

Ella miró el hinchado maletín con detenimiento.

— ¿Acaso llevas ropa para quedarte a vivir? —susurró con una mirada acusadora— además... ¿a cual gimnasio vas? —cuestionó intentando recordar si Wonho había ido a un gimnasio en París antes.

La pregunta dio justo en el clavo. Wonho ni siquiera sabía si había algún gimnasio cerca y menos su nombre.

— Ah... Pues a este... Ya sabes —soltó una risita nerviosa—, he olvidado su nombre... ¿Cómo se llamaba...? —chasqueó los dedos fingiendo intentar recordar un nombre o al menos inventarse uno, pero su mente estaba en blanco— ese que está por ahí... —señaló vagamente una dirección— por ahí, a la par de un lado... Ya sabes que se me da fatal el francés.

Wooji asintió levemente sin poder recordar el gimnasio del cual le hablaba su hijo.

— Bien... —susurró indecisa— esta bien, supongo que debes relajarte un poco después de tanto trabajo, pero me preocupa que puedas crearte un problema con Samuel por pasar demasiado tiempo con Hyungwon, ya sabes que él es medio... Mmm... —hizo una mueca con la boca sin saber como decir la palabra— ya sabes. La gente podría pensar mal.

La imagen del sonrojado Hyungwon de un par de minutos atrás vino a la mente de Wonho y acabó por suspirar sintiéndose totalmente decepcionado de todo.

— Mamá... —suspiró y tomó los hombros de la mujer que era un poco más baja que él— escúchame. —pidió mirándola a los ojos— confía en mí. Hyungwon no es “medio... Mmm” y lo que sea que eso signifique. —susurró con decepción— Hyungwon es... —guardó silencio deseando decirle todo con una misma palabra, pero en ese momento tenía a Hyungwon esperando en otra calle, deseando fervientemente una escapada juntos. Solos y sin problemas de por medio— Hyungwon es alguien maravilloso. —finalizó su oración— es alguien que sabe comprender a los demás, el único que quiso ayudarme cuando vine a este lugar y en general él es... —suspiró mirando la expresión atenta de su madre— solo diré que no importa lo que piensen los demás, también me importa una mierda lo que Samuel piense. Él me hace feliz mamá y creo que deberías estar feliz también por ello. —concluyó dándose la vuelta para irse de allí dejando a su madre con la palabra en la boca.

No corrió, no se dio prisa. Caminó a su paso sintiendo que después de haber admitido aquello en voz alta sentía que podía volar muy alto y sabiendo muy bien que nadie iba a seguirlo. A lo lejos divisó a un sonriente Hyungwon en motocicleta haciéndole una señal para que se diera prisa, entonces no tardó en correr hacia él, subir al vehículo y salir de allí con rumbo desconocido.

Las tenues luces del atardecer adornaban el cielo, la brisa fresca golpeando su rostro y sus brazos abrazando la pequeña cintura de Hyungwon hacían de todo aquello un momento casi irreal. De esas veces en las que por más que no tengan explicación, hay cosas que simplemente saben a felicidad.

Al menos por ese momento.

Cagadas que no debes cometer:

#47) No cantes victoria.

A veces la libertad es solo
la antesala del mayor problema
de tu vida.


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