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La cama olía rico, era un olor muy fresco como el perfume de Wonho así que le fue inevitable abrazar la almohada con más intensidad sin poder borrar la sonrisa de ojos cerrados que tenía plasmada en el rostro al recordar vagamente el húmedo sueño que había tenido con Wonho.

Un poco atrevido quizá, pero lo había hecho sentir demasiado bien para no recordarlo.

— HyungHyung... —susurró Wonho, entonces él contestó con un leve sonido ronco que formuló su seca garganta gracias a que recién despertaba— ¿estas bien? —escuchó una risita— Deja de sonreír tanto y despierta...

Entonces abrió sus perezosos ojos con un poco de dificultad, intentando acostumbrarlos a la luz diurna que se colaba por la ventana.

— Hola... —susurró sonriente al ver a Wonho sentado a la orilla de la cama, totalmente duchado y vestido para salir de allí.

Él le revolvió el cabello.

— Hola bello durmiente... —apartó el despeinado cabello de su rostro— hora de levantarse... —se puso de pie mirando al delgado quien aún no quería moverse de la cama— el hecho que estes en Disneyland no te da derecho a dormir tanto como Aurora... Si no nos damos prisa, vendrán a sacarnos.

Ambos soltaron una risita, entonces Wonho ayudó al adormilado Hyungwon a sentarse en la cama.

— Ojalá poder vivir aquí... —susurró con la voz ronca— sería el paraíso.

Wonho rodó los ojos y se inclinó hacia él, peinando un poco su cabello.

— Lastimosamente no somos dueños de Disneyland y yo tengo que trabajar... —suspiró y volvió a ponerse de pie— he empacado nuestras cosas así que lo que resta es que te prepares. —Hyungwon asintió poniéndose de pie en busca de la puerta del baño— las chicas me han llamado, quieren que almorcemos junto a ellas... Les he mentido diciendo que ambos hemos desayunado ya. —el delgado lo miró con una sonrisa y bostezó levemente— no te preocupes también me he levantado tarde...

Hyungwon asintió e ingresó al cuarto de baño en busca de poder hacer sus necesidades y poder despejarse un poco del sueño que aún tenía acumulado. Entonces cuando se detuvo frente al inodoro, bajó su pantalón del pijama para poder hacer pis, pero grande fue su sorpresa cuando notó que ese no era precisamente su pantalón del pijama, era el de Wonho.

Se paralizó inmediatamente y los recuerdos de sus desvergonzadas acciones le golpearon la mente con ímpetu, llegando incluso a recordar el sonido de sus propios gemidos combinados con los de Wonho.

Su cara comenzó a arder y su corazón golpeteaba contra su pecho a una velocidad increíble. No había sido un sueño, realmente habían tenido un muy placentero orgasmo la noche anterior.

¿Cómo se supone que podría ver a Wonho a la cara después de eso?

...

Despues de dejar sus cosas en el apartamento que compartían, Wonho bajó en dirección a la cafetería, siguiendo la orden de Hyungwon quien le pidió que se adelantara por algún motivo que desconocía. Sinceramente no le importaba darle su espacio, así que por eso lo hizo sin rechistar pero se sentía verdaderamente bien, pues aunque no hubo nada demasiado íntimo entre ambos, hubo algo placentero que lo había mantenido con una sonrisa en su rostro desde el momento que pasó hasta el presente y nada había sido capaz de borrarla.

Nada, excepto la presencia de Samuel fuera de la cafetería.

Sus miradas chocaron y automáticamente ambos cambiaron su actitud, de una pacífica a una verdaderamente desafiante.

— ¿Qué demonios haces aquí? —preguntó deteniéndose frente a él sin siquiera molestarse en saludar.

Samuel sonrió con sarcasmo y se encogió de hombros.

— Tu madre me ha invitado... Después de todo soy el "novio" de Hyungwon, creí que había quedado claro cuando él se quedó a dormir conmigo —arqueó una ceja— ¿Algún problema con ello?

Wonho soltó una risita.

— Uno no, muchos. —gruñó— no quieras pasarte de listo para hacerlo quedar mal, él mismo me ha confesado con su boca que entre ustedes no pasó nada de lo que quieres aparentar... Es más, seguramente ni se quedó contigo.

Samuel asintió despreocupado.

— Bien sabelotodo... Si no se quedó conmigo, entonces... ¿Por qué tengo su chaqueta? —levantó la prenda que tenía en su mano izquierda y la olió con descaro— Dios, huele demasiado bien.

Wonho miró la prenda y un rayo de molestia apareció en su pecho, deseaba golpear a Samuel hasta el cansancio.

— ¿Y eso qué? —se encogió de hombros— eso pudiste habértelo llevado de aquí sin que nadie se diera cuenta, me sorprende que tú, “el sincero Samuel” esté mintiendo.

Samuel se rió.

— ¿Así que crees que porque te ha dicho que no ha tenido algo con alguien en algún tiempo, no lo tuvo conmigo? —sonrió con burla— ay Wonho... —soltó una risita— hay tantas maneras de darse placer, te sorprenderías lo que sus manos y su boca pueden hacer.

Wonho frunció el ceño con molestia.

— No tienes por qué venir a decirme cosas como esa, creo que él y yo ya la hemos pasado muy bien así que lo descubrí por mi cuenta... —masculló entre dientes.

Samuel sonrió.

— Oww... Así que esta es tu rabieta para comunicarme que lo llevaste a la cama... —aplaudió con burla— felicidades Wonho, estas aprendiendo a ser un hombre, pero es mejor que me dejes ese trabajo a mí, solo yo sé complacer a mi novio como a él le gusta.

Wonho tomó con fuerza la camisa de Samuel con deseo de estrellarlo contra la pared.

— No le digas "mi novio" porque no es nada tuyo... —gruñó mirando fijamente al tranquilo Samuel— es mi esposo y tú no eres más que un estorbo que debe desaparecer.

El contrario soltó una risita con burla y asintió.

— Si, si, tu esposo... ¿Pero delante de quien? —arqueó una ceja— ¿delante de Dasom y de mí? —volvió a reírse— por Dios Wonho, eres patético.

Wonho lo miró con más enfado que antes.

— ¿Y tú desde cuando has sido el hombre más perfecto de la tierra? —preguntó con molestia— ¿se te ha olvidado cuanto lo hiciste sufrir? Venga ya hombre, vete a la mierda y déjalo ser feliz.

— ¿Contigo? —cuestionó Samuel y volvió a reírse levantando las manos en señal de rendición— esta bien... —Wonho lo soltó lentamente— lo dejare "ser feliz" contigo... —miró fijamente a Wonho— sólo si entras allá —señaló a la cafetería— te pones los cojones, dices toda la verdad y le confiesas tus putos sentimientos a ese pobre hombre que ha aguantado tus estupideces y las mías desde que ambos llegamos a este maldito país. —gruñó enfadado mientras miraba como el semblante de Wonho cambiaba drasticamente, como si sus palabras lo hubieran herido en lo más profundo— anda Wonho, te doy 5 segundos. —miró su reloj y luego miró con enfado el rostro de Wonho— 5, 4, 3, 2, 1... Time over... —se arregló la ropa sin apartar su molesta mirada de su rival— maldito cobarde, no me esperaba menos de ti.

Bufó con molestia y Wonho se quedó de pie mirando al suelo y pensando en que habían demasiadas cosas en juego para tomar una decisión tan apresurada, pero que eso no significaba que no doliera tomarla.

En ese momento Samuel soltó un largo suspiro y miró hacia el lado con tristeza, entonces Wonho también imitó su acción y fue cuando se encontró con los ojos cristalizados de Hyungwon, quien estaba de pie, vestido de una manera casual pero bastante bonita, como si se hubiera tomado el tiempo de arreglarse para verse bien.

— Hyungwon... —susurró, pero antes de que pudiera continuar, el delgado pasó entre ellos y golpeó su hombro, casi con desprecio para finalmente ingresar a la cafetería.

No pudo evitar seguirlo en busca de poder aclarar la situación, pero cuando él ingresó a la cafetería, Hyungwon ya se encontraba junto a las chicas quienes lo recibieron animadamente, totalmente ignorantes de lo que estaba ocurriendo entre ellos.

— ¡Wonho! —gritó su madre entusiasmada como si no lo hubiera visto en mucho tiempo— cariño, ¿como estas?

Le señaló el asiento, sin embargo cuando Wonho iba a responder algo, Samuel ingresó a la cafetería un poco apagado de ánimos.

— ¡Samuel, cariño! —gritó Wooji casi con la misma emoción con la que le habló a su hijo— bienvenido, llegas justo a tiempo...

Los cristalizados ojos de Hyungwon se posaron en Samuel y luego en Wonho quien decidió ignorar totalmente la presencia de Samuel para mantener sus ojos fijos en el delgado, quien lo miró con rencor para finalmente ponerse de pie.

Lo siguió con la mirada y simplemente se quedó de pie mientras veía a Hyungwon avanzar con prisas hacia Samuel. Entonces allí frente a sus ojos, ambos se unieron en un fuerte abrazo.

— Te extrañé... —sollozó Hyungwon contra el pecho de Samuel— mucho...

Samuel lo miró con tristeza y fingió una sonrisa para los presentes mientras acariciaba la espalda del delgado.

— Tranquilo bebé... —susurró avanzando junto con Hyungwon hacia la mesa— ya estoy aquí... —dejó un beso en su frente y ambos tomaron asiento, uno al lado del otro— tranquilo...

Samuel se dedicó a limpiar las lágrimas del rostro de Hyungwon con sus pulgares mientras le susurraba cosas que el resto dejó de escuchar.

Nadie podía creerse lo que estaban viendo, todos tenían un motivo diferente para estar sorprendidos por la situación pero solo Wonho sabía la verdadera razón detrás de aquellas lágrimas y se sintió demasiado miserable de saber que era tan inútil que incluso su propio esposo, corría a los brazos de otro hombre en busca de consuelo a las heridas que él causaba.

Todo era una mierda.

Cagadas que no debes cometer:

#42) No hieras a la persona que te ama.

Un sentimiento puede erradicarse
aunque duela.

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