❸❾
Caminaba lentamente mientras jugaba con sus dedos, delatando el nerviosismo que sentía a medida que avanzaba hacia el apartamento que compartía con su esposo.
Culpable quizá no era la palabra que rondaba por su mente, pero no había otra más que describiera lo que sentía en aquel momento.
Pensó en que quizá debió habérselo pensado un poco más antes de aceptar la propuesta de Samuel que, si bien no habían hecho nada más que desvelarse viendo películas estúpidas de comedia y comiendo palomitas de maíz, de igual manera lo hacía sentir culpable o infiel.
Cuando llegó a la puerta del lugar metió su llave en la cerradura e ingresó al lugar, sintiendo que la mirada de Wonho lo iba a atravesar sin piedad y que acabaría pidiéndole disculpas incluso antes de cualquier discusión, pero para su sorpresa, el apartamento estaba vacío.
Se extrañó un poco, pero bastó con ver su celular para saber que Wonho se encontraría en la cafetería degustando de un buen almuerzo de Didi, junto a ella y su madre, en vez de estar en el trabajo o en el apartamento porque era fin de semana.
Jamás se acostumbraría a esas cosas rutinarias de familia, sobretodo porque no debía acostumbrarse a esa falsa familia y lo sabía bien.
Rápidamente ingresó a la habitación a darse una ducha y a cambiarse de ropa para participar de aquel almuerzo que cada vez se volvía más tradicional.
Se secó el cabello a medias y se dio prisa porque la culpa estaba consumiendolo, entonces buscó su llave en medio de la ropa que dejó tendida en su cama pero algo más llamó su atención.
Una chaqueta femenina estaba tirada encima de la cama y sabía muy bien a quien le pertenecía así que su sangre se encendió al instante.
Tomó las llaves y salió del apartamento, cerrando de un portazo para marcar con rapidez un número en su celular.
Comenzó a bajar las escaleras mientras escuchaba el timbre y en cuanto la llamada fue contestada, se escuchó la voz de Samuel.
— Dime que me llamas porque acabas de ser recibido con una confesión y muchos besos y por fin me dejaras en paz... —bromeó soltando una risita que no fue acompañada por Hyungwon.
— Metió a alguien más en mi cama... —gruñó con molestia— ¡En mi cama, joder!
Samuel se quedó en silencio por un par de segundos.
— Creo que es muy pronto para que saques conclusiones, a menos que ya te lo haya dicho... —susurró con seriedad— ¿ya lo discutieron?
Hyungwon bufó.
— No, no lo he visto y no sé si quiero verlo... —suspiró— ¿acaso necesito otra prueba? Su ropa estaba allí...
Hiperventiló cuando llegó a la puerta de la cafetería mientras Samuel guardaba un momento de silencio.
— HyungHyung... —susurró— ¿Cuantas veces hicimos el amor anoche?
Hyungwon frunció el ceño rápidamente.
— ¿De qué cojones hablas? —gritó— ¿Por qué te pones a inventar tonterías? ¿Sabes qué? Ya no digas nada, creo que fue un error volv...
— Exacto... —susurró desconcertandolo— te quedaste en mi casa, dormiste aquí e incluso olvidaste tu chaqueta, pero eso no significa que tuvimos algo que ver... ¿O sí?
Hyungwon suspiró.
— Esto es muy diferente... —susurró— tu y yo planeamos esto con anticipación y con un propósito, la tipa esa es una aprovechada que lo despreció antes y ahora se hace la amable...
Samuel se rió.
— No puedo aconsejarte nada si sigues así de celoso... —volvió a reír— habla con él primero y luego me dices lo que pasa ¿vale? Cuídate.
Antes de que pudiera rechistar a lo que su ex esposo acababa de decir, la llamada finalizó y no tuvo otra opción más que entrar al lugar fingiendo no tener la amargura que en realidad estaba sintiendo.
Al verlo, ellos naturalmente se acomodaron en la mesa para dejarle espacio y por si su maldita suerte no fuera suficiente, el espacio que dejaron era justamente al lado de Wonho.
— Hyungwon, buenos días ¿como has estado? —saludó su suegra-no-suegra con una sonrisa amable— ¿Debería decir buenas tardes? —se rió— ¿donde estabas? Es tan raro no verte llegar con Wonho.
Él fingió sonreír y la única que notó su estado de ánimo real fue su hermana gemela con la cual no necesitaba interactuar palabra para saber cómo se sentían.
— He estado muy bien... —sonrió recibiendo la comida— ¿por qué debería llegar con Wonho? Nuestros días de trabajo juntos se han acabado, o eso es lo que me contaron... —susurró con tono molesto notando como el aludido no separaba su mirada del plato de comida que tenía delante— y para responder tu otra pregunta, me he quedado a dormir con Samuel.
La mirada sorprendida de su hermana se posó sobre él sin disimulo, Wooji lo miró fijamente también y en cuanto a Wonho, él seguía comiendo sin inmutarse.
— Vaya... —susurró su suegra— seguro fue una buena noche... —sonrió levemente— lo de Wonho fue... ya sabes, solo costumbre...
El delgado asintió mientras comía de su plato, ignorando a su hermana quien aún no salía de su asombro.
— Lo sé, pero no te preocupes... —hizo una pausa y en ese momento la mirada de Wonho y la suya colisionaron con violencia— Wonho está muy bien acompañado igualmente.
Sus miradas no se separaron ni un segundo y la tensión entre ambos estaba provocando que ninguna de las dos mujeres supiera como reaccionar al violento contacto visual.
— Claro, tu hermana es una gran compañía... —susurró con molestia sin despegarle la mirada— y si supiera entenderme más, todo iría como la seda.
Hyungwon sonrió con sarcasmo.
— ¿Hay algo que entender? Creo que eres lo suficientemente expresivo como para saber lo que te ocurre solo con verte... —gruñó— y por lo que veo estas a gusto.
De nuevo se hizo presente el violento silencio de sus miradas unidas y parecía que no había manera de que fueran capaces de romper el contacto visual.
— Eh... Chicos... —susurró Wooji sorprendida de la situación, entonces ambos la miraron— ¿Quieren ir a Disneyland?
La mujer sonrió y extendió dos boletos en la mesa.
Ambos la miraron extrañados y sorprendidos de la repentina invitación.
— ¿Qué hay con eso? —preguntó Wonho— ¿cuál es el truco? ¿Vigilancia 24/7 o nos das esto a cambio de un favor?
Frunció el ceño hacia su madre quien lo miró sorprendida de ver que su hijo realmente estaba molesto.
— No hay truco hijo... —susurró extendiendo el boleto hacia Wonho— vi la promoción y pensé que no te había regalado algo bonito aún... Así que compré los boletos, le comenté a Hyuna que podría ir contigo pero me comentó que estaría ocupada en un par de proyectos de trabajo... Así que si quieres, puedes usar los boletos con HyungHyung...
La mujer sonrió y ambos se miraron.
— Encantado... —gruñó— pero dudo que él pueda acompañarme...
Hyungwon lo miró molesto.
— Oh, no te preocupes... —susurró con fingida amabilidad— mi boleto lo recibo con gusto, ya lo usaré con Samuel si gusta, de cualquier manera esto es una actividad de pareja... —sonrió fingidamente hacia Wonho y se levantó de la mesa con el plato a medio terminar— llevaré esto a lavar... Con permiso y gracias.
Tomó uno de los boletos de la mesa y se dirigió hacia la cocina de la cafetería donde estaban sus empleados cocinando tranquilamente.
Depositó el plato en una mesa y salió en dirección a los baños.
Sentía su cara arder de molestia, sus celos aún seguían presentes y Wonho poniéndose a la defensiva en vez de ser al contrario, estaban molestandole mucho.
Se mojó la cara una y otra vez intentando disipar el enojo que sentía, pero todo su esfuerzo fue en vano cuando el chico de sus sueños y pesadillas ingresó también al lugar.
— ¿Reclamos enfrente de mi madre? —arqueó una ceja— ¿En serio?
Él se rió con sarcasmo.
— ¿La ropa de esa tipa en mi cama? —sonrió— ¿en serio?
Wonho bufó.
— ¿Lo dices tú? ¿Qué hay de... —no quería escucharlo hablar, de verdad.
Tomó su camiseta y lo estampó contra la pulcra pared del baño, deseando hacerlo añicos y al mismo tiempo deseando besarlo intensamente para que de una vez supiera todo lo que sentía.
Pero, una idea mejor llegó.
Tomó la barbilla de Wonho y la levantó dejando su cuello al descubierto, así que sin pensarlo demasiado llevó su boca a esa zona sensible de Wonho y pesar de los intentos que el mayor hizo por apartarlo, clavó sus dientes y succionó con fuerza aquella pálida piel para finalmente soltarlo.
Wonho automaticamente se llevó una mano al área adolorida y lo miró con confusión, pero antes de que dijera algo, el molesto Hyungwon se adelantó.
— Cierra la maldita boca... —respiraba con dificultad debido a su molestia— te veré en Disneyland —levantó el boleto en alto— y más vale que no vuelvas a hablarme hasta entonces.
Lo miró fijamente durante algunos segundos y finalmente salió de los baños directo hacia su apartamento, más precisamente hacia aquella chaqueta que se le hizo perfecta para lanzarla al basurero.
Wonho se quedó sorprendido sin poder apartar la mano de su cuello al sentir todavía el escozor de la mordida y segura marca que Hyungwon le dejó.
¿Desde cuando era así de impulsivo?
Sonrió como un bobo al darse cuenta que quizá la molestia de Hyungwon se debía a que la chica olvidó la chaqueta en la cafetería y él la llevó a la habitación para poder entregársela después.
¿Eso era lo que necesitaba para tener a Hyungwon consigo y no con Samuel?
Cagadas que no debes cometer:
#39) No provoques demasiados
celos en tu pareja.
Puede ponerse un poquito agresivo.
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