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Tecleaba con un poco más de experiencia que antes mientras se concentraba en no pasar ningún detalle por alto, no quería echar a perder el trabajo que Wonho había hecho con mucha dificultad.

Literalmente, porque no paraba de estornudar.

— ¡Ashu! —volvió a estornudar sobre la servilleta y se levantó muy molesto, pateando la cómoda silla que rodó hasta la otra punta de la oficina, llamando la atención del delgado al instante— ¡me cago en la puta gr...! ¡Ashu, Ashu, Ashu!

Era malo reírse, pero Hyungwon no se aguantó.

— Vaya... Realmente luces patético hoy. —volvió a soltar una risita y apartó su mirada de la pantalla para fijarla en Wonho— Sé que es mi culpa que te resfriaras, pero... —hizo una pausa al ganarse una mirada de fastidio— lo de estornudar tres veces no es mi culpa, dicen que lo haces porque alguien está hablando de ti a tus espaldas. Deberías tener cuidado.

Wonho rodó los ojos.

— Nunca en mi vida he escuchado esa tontería. —sorbió por la nariz y Hyungwon soltó una risita— Además, seguro hay mucha gente hablando de mi, pero no sé de qué... —volvió a recoger la silla— Quizá de lo jodida que es mi vida, de lo mucho que he cambiado, de lo mal que me sale todo...

— De lo patético que te ves hoy... —interrumpió volviendo a retomar la traducción en la computadora y se ganó otra mirada de fastidio— Calma bebé llorón, estoy bromeando. —volvió a separarse de la computadora y se estiró para finalmente ponerse de pie— ¿te traigo un té?

El mayor asintió, totalmente exhausto de su resfriado.

— Y más servilletas, por favor... —susurró con la voz gangosa.

Hyungwon sonrió para finalmente salir de la oficina a la que empezaba a acostumbrarse, ni siquiera era su trabajo pero debía admitir que Wonho lo había llevado a experimentar otros ámbitos aparte del negocio familiar que poseía junto a su hermana.

Se fue directamente a la cafetería del edificio y se encontró con una muy buena variedad de postres, buen café y por supuesto un té que pintaba perfecto para Wonho.

Compró lo necesario y por supuesto se encargó de conseguir unas cuantas servilletas, apuntando mentalmente que al volver a casa debía comprar una caja de pañuelos para Wonho.

Tomó las cosas y caminó tranquilamente de regreso a la oficina, si no fuera por el audible chismoseo que había a su alrededor hubiera llegado con más prisa hacia Wonho, pero le fue inevitable reducir la velocidad de sus pasos para escuchar con un poco más de atención la charla que se desarrollaba a sus espaldas.

Y entonces pudo escuchar claramente de qué se trataba.

Un poco fastidiado con la situación ingresó y dejó el té sobre el escritorio ante la fija mirada de Wonho que no entendía el repentino cambio de actitud.

— ¿Qué pasa? —preguntó tomando una nueva servilleta y desechando la anterior— ¿Pasó algo allá?

El menor negó con una sonrisa intentando evitar el tema, pero la mirada de Wonho le dejó muy en claro que sabía algo.

Entonces suspiró.

— Creo que sé la razón de tus estornudos constantes... —soltó una risita con un deje de tristeza— Somos el tema principal de conversación entre tus compañeros.

Wonho frunció el ceño.

— ¿Por qué lo dices? —se acercó a él con curiosidad.

Hyungwon se encogió de hombros intentando restarle importancia al asunto.

— Hablan de muchas cosas... —le sonrió— Hablan sobre lo vieja que luce mi ropa, de que no puedes hablar en francés, algunos creen que no somos una pareja real y que solo nos aprovechamos de tu jefe... —mencionó cabizbajo— Irónico que me sienta un poco mal por la verdad.

Wonho lo miró fijamente mientras le daba un sorbo a su té y fruncía el ceño.

— ¿Cuál verdad? —Hyungwon levantó su mirada ante la curiosa pregunta— Somos una pareja... —tomó la mano de Hyungwon donde portaba el anillo y la levantó— Esto y los papeles lo justifican.

Hyungwon sonrió con tristeza.

— Lo sé, es solo que no me gusta que ellos d... —en ese momento Wonho soltó otro fuerte estornudo que lo obligó a soltar su té y derramarlo en el piso.

Ambos miraron hacia el líquido humeante mientras se esparcia por el suelo y Wonho se levantó con molestia.

— Lo siento HyungHyung, arreglaré este desastre. —tomó unas de las servilletas que Hyungwon le había traído y se dispuso a tirarse al suelo para limpiar.

Hyungwon se conmovió con su acción, al fin y al cabo él era el culpable de su resfriado, entonces lo detuvo.

— Tranquilo, Wonho... —tiró de su saco para levantarlo— Llamaré a alguien de limpieza para que nos ayude, e iré a traer otro té para ti.

Le sonrió y se dispuso a irse pero Wonho lo agarró por la camisa obligando a Hyungwon a detenerse.

— Iré contigo... —informó en cuanto Hyungwon volteó— Al fin y al cabo fui yo quien lo derramó.

El delgado asintió y no se opuso a su petición, así que después de guardar muy bien el documento que tenían en la computadora, ambos salieron de la oficina.

Se dividieron el trabajo, así que mientras Wonho se fue a buscar a alguien de limpieza y a lavarse la cara, Hyungwon se fue directo a la cafetería esperando encontrar del mismo té que había llevado para Wonho.

Entonces después de hacer una pequeña fila, pidió el té nuevamente y volvió a escuchar un par de murmullos a su alrededor que no pudieron pasar desapercibidos por él, haciéndolo suspirar.

No era agradable, se sentía como estar nadando entre tiburones.

Pero en ese momento sintió una suave mano posarse sobre su cintura repentinamente, obligandolo a voltear enseguida.

— ¿Ya lo pediste? —susurró Wonho cerca de su oído provocandole un escalofrío.

Volvió a mirar al frente visiblemente sonrojado y asintió intentando actuar natural, como si intentara olvidar que Wonho estaba abrazándolo por la espalda enfrente de todas aquellas personas.

Así que cuando el té fue entregado en sus manos, se soltó rápidamente del agarre y sonrió hacia Wonho.

— Lo tengo... —movió el té entre sus manos— Volvamos a la oficina.

Comenzó a caminar con un poco de prisa, sin embargo Wonho no se movió de su lugar.

— HyungHyung. —una vez más se detuvo ante su llamado— Espera...

Volteó lentamente debido a la vergüenza que aún se pintaba en su rostro después de aquel cercano momento, pero grande fue su sorpresa cuando al voltear los labios de Wonho se posaron sobre los suyos.

Y si no hubiera sido porque ese beso era inocente y corto, seguramente el segundo recipiente de té también hubiera ido a parar directamente en el suelo.

Al separarse se miraron fijamente y Wonho le sonrió con la ternura que solo él podía sonreír, alborotando todos sus pensamientos.

— Wonho... —susurró sin saber como decirle que ese beso era demasiado corto y quería un poco más.

Aunque no fuera la correcto.

Wonho le sonrió y le dejó otro corto beso en los labios para finalmente separarse y quitar el té de sus manos.

— ¿Nos vamos? —el mayor extendió su mano hacia él— Tenemos trabajo que hacer.

Entonces sonrió y no dudó en tomar esa cálida mano que se le ofrecía mientras escuchaba como los murmullos a su alrededor cambiaban de tema inevitablemente ante esa escena.

Quizá era un plan de Wonho para acallar los murmullos molestos acerca de la pareja que formaban, quizá solo era eso pero... La sensación de su pecho era real y también el cosquilleo de la mano suya que se mantenía unida a la de Wonho.

Y allí de la mano de la persona más criticada de la empresa, se sintió poderoso, resaltante, brillante y feliz.

Se sentía feliz.

Cagadas que no debes cometer:

#33) No beses a alguien si estas resfriado.

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