❸⓿

Si tuviera que describir lo que pensaba cada vez que sentía los labios de Hyungwon sobre los suyos, podría decir que pensaba en unos suaves algodones rosas o quizá en las nubes.

Suaves como los de nadie y dulces, como si fueran una cara golosina que no pudiera dejar de consumir.

Mientras sentía los dedos de Hyungwon hundirse en su cabello no pudo evitar soltar un leve jadeo.

No estaba excitado, al menos no aún, pero la situación era demasiado agradable como para no disfrutar.

Hasta que un fuerte carraspeo se escuchó en el lugar, obligandolos a abrir los ojos y voltear hacia el lugar de donde provino el sonido.

— Désolé pour l’interruption... [1] —volvió a carraspear y apartó su mirada de ambos jóvenes que se habían separado con la velocidad de un rayo— yo traje... Comida.

Levantó los platos para demostrar que decía la verdad, entonces Wonho asintió y se puso de pie para tomar la comida de las manos de su jefe, mientras sentía su cara arder como una fuerte llama.

— Merci. [2] —carraspeó al sentir su boca seca por la vergüenza.

Miró a Hyungwon para ver si él tenía algo en francés que agregar, sin embargo el delgado simplemente hizo una reverencia para demostrar su agradecimiento delatando la vergüenza que tenía de haber sido encontrado en algo que parecía una travesura juvenil.

Entonces el hombre soltó una risita y se quedó pensativo buscando las palabras correctas en el idioma que Hoseok pudiera entender, aunque odiaba hablar en otro idioma que no fuera francés.

— No hay nada de qué avergonzarse. —se encogió de hombros— Me alegro que sus diferencias hayan sido arregladas.

Levantó ambos pulgares y salió de la oficina dejando a los jóvenes totalmente en blanco.

Wonho se giró lentamente para mirar a su esposo, pero él mantenía la cabeza gacha e incluso sus orejas parecían estar pintadas de aquel tono carmín que le hacía parecer muy tierno.

Así que para evitar que Hyungwon se sintiera peor, avanzó hacia el escritorio y puso los platos de comida allí.

— Odio esto. —bufó mirando el plato mientras llamaba la atención del delgado quien disimuladamente apartó una mano de su rostro para ver a lo que su esposo se refería— Mira... —señaló el plato— ¿Cómo es que los ricos teniendo tanto dinero coman tan poco?

Hyungwon soltó una risita y agradeció internamente el hecho de que Wonho pasara del tema.

— Es una muy buena pregunta... —miró a su compañero tomar asiento y él imitó su acción en su propia silla— ¿acaso no eres de la alta sociedad?

Wonho lo miró arqueando una ceja.

— Altas sociedades mis pelotas. —Hyungwon se rió mientras Wonho le pasaba uno de los platos de comida— Somos muy trabajadores y eso es todo. —se encogió de hombros— Además, por esa misma razón es que nos gusta comer mucho. —se metió un bocado a la boca y comenzó a masticar con un poco de dolor para finalmente soltar un doloroso susurro— El dinero cuesta...

Hyungwon sonrió y asintió mientras empezaba a comer de su plato.

— Creo... —hizo una breve pausa y luego miró a Wonho— Creo que todo lo bueno cuesta... —se encogió de hombros y continuó comiendo de su plato— Es decir... Quizá tengas una opinión diferente pero...

Wonho negó y soltó un fuerte suspiro.

— Tú tienes la razón. —respondió cabizbajo y apartó el plato para finalmente posar su mirada en Hyungwon— La has tenido casi siempre y... Yo he sido un tonto.

El francés no supo como reaccionar al escuchar eso de su parte.

— Oye, si lo dices por lo que Samuel dijo esta mañana... —suspiró buscando las palabras correctas para continuar, pero no las encontró.

— Samuel me la suda... —se sinceró volviendo a mirar su plato con tristeza— Pero lo que dijo si es verdad y me sentí un idiota por no valorar tu esfuerzo. —tomó las manos de Hyungwon entre las suyas— Lamento todo esto. —expresó con sinceridad ante la atónita mirada del delgado—Lamento lo que has tenido que pasar, lo de mentir, soportarme e incluso llorar. —suspiró— Mierda... yo no merezco ni tus lágrimas, menos tu sonrisa.

Hyungwon sonrió con tristeza.

— Basta... —suspiró y apartó una de sus manos para alcanzar una de las bebidas que venían incluidas con la comida, entonces la acercó al labio de Wonho y la pegó un poco allí con la intención de reducir un poco la notable hinchazón de su labio roto— También la has pasado mal por mi culpa. Creo que debemos dejar este tema de lado y buscar soluciones próximas.

Wonho asintió.

— Ya he pensado en eso... —suspiró— Después de hablar con el novio de Dasom me di cuenta que estoy dañando a demasiada gente por mi tontería, así que... Voy a hablar con ella. Espero que sea pronto, pero mientras tanto necesito que seas mi intérprete para algo.

Hyungwon frunció el ceño.

— ¿Para qué? —miró hacia la computadora— pensé que ya había traducido toda la parte del proyecto que tenías terminado.

Wonho soltó una risita.

— En realidad es algo... Diferente. —volvió a sonreir apartando el recipiente de la bebida— ¿Cómo se dice "perdóname por no defenderte de las ofensas de mi madre" en francés?

Hyungwon soltó una risa mientras negaba, era algo tonto pero sin más remedio que seguirle el juego, tradujo.

— Pardonne-moi de ne pas te défendre des insultes de ma mère... —sonrió al terminar su frase.

Wonho arqueó una ceja y suspiró.

— ¿Sabes qué? Mejor dime como se dice "Soy un imbécil" —Hyungwon no lo soportó más y soltó una carcajada — ¿Estabas cantando o que fue eso?

Hyungwon negó sin dejar de reírse.

— Je suis un imbécile... —comentó entre risas por lo que Wonho asintió como si el delgado estuviera dándole una verdad absoluta.

— Exacto. Ye sus an ambéchil o como sea. —su esposo volvió a romper en otra carcajada al escucharlo— el punto es que lo entiendes.

Hyungwon asintió entre risas y fue calmandose poco a poco.

¿Hace cuanto no reía de esa manera?

— Eres patético. —soltó en medio de una risita que amenazaba con darle otro ataque de risa, pero se contuvo— pero... Disculpa aceptada.

Wonho le sonrió y ambos volvieron a retomar sus alimentos.

No necesitaban decirse más, la presencia del otro ya era suficientemente agradable como para llenar el momento de palabrerías.

Sus corazones estaban contentos y más que nada estaban en paz.

...

Apagó el motor de la motocicleta después de estacionarse frente a su cafetería y esperó a que Wonho bajara primero.

— Muero... —susurró el abatido Wonho— muero HyungHyung... —tomó por el brazo a Hyungwon con mucho dramatismo— No me dejes morir... No aquí, no ahora...

Hyungwon rodó los ojos y se rió.

— Tranquilo rey del drama... —miró a su reloj— solo has aguantado hambre media hora, hay gente que dura semanas sin comer.

Wonho hizo un puchero.

— ¡Solo los muertos no comen! —se cruzó de brazos como un niño pequeño.

Hyungwon le revolvió el cabello al notar que su Wonho berrinchudo había vuelto al salir de aquella oficina.

— Tranquilo, lleva esto arriba. —le entregó los cascos de la motocicleta— Ponte cómodo. —le señaló el incómodo traje que llevaba puesto desde la mañana— En un rato subiré con algo para cenar, seguro Didi ha hecho algo delicioso.

La cara de Wonho pareció iluminarse y obedeció al mandato de Hyungwon como un perrito domestico obediente.

Entonces mientras Hyungwon ingresaba a la cafetería, él comenzó a subir las escaleras que por alguna razón en ese momento no le parecían desagradables y mientras avanzaba en los escalones comenzó a tararear alguna canción francesa que había escuchado por ahí.

Cuando llegó frente a la puerta del apartamento, con un poco de dificultad sacó las llaves de su bolsillo y continuó tarareando sin vergüenza alguna aquella canción que ni siquiera conocía pero que era tan pegajosa que le era inevitable intentar seguirla.

Metió las llaves en el cerrojo pero la puerta se abrió sorpresivamente antes de que pudiera girarlas y la sorpresa que había dentro no tenía un pelo de agradable.

— Oh, Wonho. Eres tú. —su madre estaba apartándose del camino para que él ingresara.

Pero no era ella la peor parte.

Lo peor de todo era aquella fría mirada que provenía del señor que estaba sentando en el sofá de Hyungwon, cómodamente teniendo sabrá Dios que charla con su madre.

— Hola... —dio 3 torpes pasos hacia adentro y puso los cascos en algún sitio— señor cónsul...

El hombre saludó a Wonho simplemente levantando su mano, entonces su madre se acercó a él y lo tocó con el codo.

— Oh, vamos Wonho. —él la miró frunciendo el ceño— ¿Por qué tanto formalismo? Entre familia debe haber confianza. —él seguía confuso— No puedes llamarle sólo "señor cónsul" a tu propio suegro.

Wonho se paralizó en ese momento y aún rígido movió lentamente su mirada desde la cara de su madre hasta aquella fría mirada que lo observaba como si estuviera leyendo su mente.

— ¿Disculpa? —susurró con un hilo de voz.

¿Suegro?

¿Qué?

Cagadas que no debes cometer:

#30) No ocultes cosas que son de suma importancia.

Como la identidad de tu padre a tu esposo por ejemplo.

Traducciones:

[1] Me disculpo por la interrupción.

[2] Gracias.

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