⓿❹
Se agarró el estómago con fuerza, sentía dolor pero no sabía por qué, no se entendía a sí mismo.
Pensó rápidamente y cayó en cuenta de que tenía que elegir entre orgullo o necesidad, pero aunque su cuerpo estaba casi gritándole que dejara de ser tan imbécil, jamás pensaba dejar su orgullo.
Se escondió detrás de una decoración que había en la entrada, localizó los baños y decidió que iba a avanzar hacia ellos sin que aquel muchacho notara su presencia.
¿Era más fácil disculparse y actuar como una persona normal en vez de como un cavernicola?
Pues si, pero debía mantener su orgullo ante todo.
Avanzó lentamente intentando pasar desapercibido y casi podía jurar que escuchaba la música de la pantera rosa de fondo.
¿Era exagerado? Pues si, pero en su mente seguía siendo una misión para salvar al planeta, aunque solo se tratara de ir al baño y no congelarse el trasero en el intento.
Ingresó a uno de los baños y verdaderamente se sintió como estar en el paraíso, sobretodo cuando el dolor de su estómago desapareció.
En pocas palabras se podría decir que cagó como un rey.
Muy sonriente y satisfecho salió del lugar, después de lavarse bien las manos, claramente.
Estaba tan contento con que al fin había solucionado uno de sus problemas, que olvidó un pequeño detallito: estaba en un lugar en el que no era muy bien recibido.
Alguien tocó su hombro justamente al salir de los baños y por inercia se giró, encontrándose inevitablemente con el único rostro que no quería ver en esa noche.
— No se si alguna vez te lo han dicho, pero si quieres usar los baños de un lugar, tienes que consumir también lo que se venda allí... —el rostro del joven muchacho parecía muy enfadado y él no pudo responderle nada— Ah, lo siento... Había olvidado que no sabes una mierda de modales.
Estaba un poco sorprendido por la actitud que el delgado muchacho estaba tomando, sobretodo cuando lo empujó con fuerza hacia una mesa y llamó la atención de varios clientes.
Estaba avergonzado por primera vez en mucho tiempo, así que simplemente tomó asiento y agarró el menú como si nada pasara.
Cuando las miradas dejaron de estar sobre ellos, se acomodó y fingió estar concentrado leyendo el menú.
— En realidad... Si venia a comprar algo, es solo que, debía atender algunas necesidades primero... —se quedó expectante esperando la reacción del delgado, pero grande fue su sorpresa al verlo sentarse en la silla del frente.
De la nada sintió unas repentinas ganas de salir corriendo de ese lugar pero se contuvo para no llamar la atención de nuevo.
— ¿Ah si? ¿Vienes a comer comida francesa? —Wonho asintió intentando parecer convincente, entonces le regaló a su joven vecino justo lo que quería: una venganza por su mal rato.
Una muchacha que parecía casi de la misma edad que el delgado, se acercó a la mesa con cara de preocupación al ver la tensión de sus miradas.
— Hyungwon... ¿Tout va bien? —ambos la miraron y Hyungwon asintió.
Wonho en cambio se quedó sorprendido del increíble parecido entre ambos.
—Sí, estamos bien... solo que mi amigo y vecino aquí presente quiere ordenar un poco de comida francesa... —Hyungwon sonrió y señaló a Wonho quien sonrió nervioso sin saber que pretendía.
Algo le decía que debía huir por su bien.
— ¿Que va a ordenar? —la muchacha le sonrió y él se puso a ver el menú sin entender un carajo así que simplemente miró a Hyungwon dándose por vencido.
— ¿Que me recomiendas? —preguntó a Hyungwon con una mirada de derrota y él le sonrió dulcemente en respuesta para finalmente ver a la joven.
— Tráele Fromage De Tête y Couilles de Mouton como plato fuerte. —la muchacha asintió, apuntó la orden y se retiró del lugar, entonces la mirada de Hyungwon se volvió a posar en Wonho y todo rastro de sonrisa desapareció de ambos rostros.
Parecían dos enemigos compartiendo una cena.
— ¿Como es que eres francés y te llamas Hyungwon? —mencionó Wonho apoyando sus codos sobre la mesa y lo miró fijamente.
— ¿Como es que vienes a Francia y odias hasta nuestro idioma? —respondió el delgado e imitó la acción de Wonho, quedándose a unos 20 centímetros de distancia.
El aturdido Wonho se sorprendió de aquella actitud, sin embargo no se dio por vencido.
— Yo pregunté primero... —reclamó— Si sabes tanto de modales debes saber que responder a una pregunta con otra pregunta es de mala educación.
Hyungwon sonrió sarcásticamente.
— ¿El niño bonito hablando de modales? Aceptaré consejos tuyos cuando puedas cumplirlos tú mismo. —miró fijamente a Wonho y apretó sus propios labios con mucho enojo como si quisiera desmoronarlo con sus propias manos.
El ofendido Wonho gruñó.
— ¿Te pagan para estar detrás de la caja registradora o para pelear con cada cliente que viene a este horrible y puñetero lugar? —miró fijamente a la cara Hyungwon esperando una reacción, pero cuando esa reacción llegó se sorprendió muchísimo.
¿Acaso era una expresión de dolor?
Hyungwon suspiró e intentó decir algo, pero su labio inferior tembló por alguna razón que Wonho no terminaba de comprender.
Así que se quedó en silencio durante el tiempo que Hyungwon miró a otro sitio con la mirada perdida.
De repente sintió un pequeño dolor en su pecho, porque quizá era la primera vez en su vida que era consciente de que había herido a alguien emocionalmente, aunque no supiera el porqué.
Hyungwon dio un pequeño golpecito en la mesa, sacándolo de sus pensamientos y fue cuando se fijó que los ojos de Hyungwon se habían humedecido.
— Tú... —suspiró— estás hablando con el dueño de este horrible lugar, maldito imbécil... —Wonho se sintió mal inmediatamente después de escucharlo, la frase le había dolido más que un insulto— lamento que tu experiencia de viajar a Francia sea tan desagradable, pero yo no tengo la culpa de tus problemas... —apoyó ambas manos en la mesa y se puso de pie— Con permiso.
Se levantó de la mesa y finalmente se fue hacia algún lugar que no logró ver, ya que la joven muchacha llegó con la olorosa comida y la depositó enfrente de él.
Wonho la miró para ver si ella se daba cuenta del comportamiento de Hyungwon, pero parecía que no se había dado cuenta.
— Merci... —le sonrió y la muchacha hizo una reverencia frente a él con una sonrisa.
— Bon appetit... Espero que lo disfrutes —ella le sonrió y se despidió de él provocando que se sintiera más mal consigo mismo.
Todos parecían ser amables con él, sin embargo él siempre se comportaba como un cretino.
Suspiró intentando buscar a Hyungwon con la mirada, pero no logró verlo en ningún sitio, así que dirigió su mirada al humeante plato que tenía delante y su estómago rugió, pues llevaba más de 24 horas sin comer comida real.
Casi devoró la comida del plato, le pagó a la joven y volvió a su minúsculo apartamento.
Lo único que hizo fue tirarse sobre la cama sin importarle mucho el desastre que había a su alrededor.
Pero lo que Wonho no sabía, era que la venganza de Hyungwon estaba dada y que esa noche utilizaría el baño de su apartamento más de lo necesario.
Cagadas que no debes cometer:
#4) No esperes recibir lo que tu no das.
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