⓿❶

— ¿Qué? —cuestionó con una mirada que dejó desconcertado a su padre.

— Lo que escuchaste Wonho... Te harás cargo y no tienes derecho a negarte. —el semblante de ambos pareció cambiar drásticamente a uno verdaderamente incómodo o molesto después de esa afirmación.

Wonho retrocedió dos pasos haciendo que el brazo de su padre resbalara de su hombro.

— No, no tengo que hacer eso... Estoy muy joven para estar en esa empresa aburrida. —se cruzó de brazos y su padre suspiró frustrado, frotándose la sien. Estaba desesperado con su propio hijo.

Quería cagarse en el cielo y en la tierra por haberlo castigado con un hijo tan berrinchudo.

O quizá debía cagarse encima de su mujer por ser tan otorgadora siempre.

— Ya te he dicho que no puedes negarte y justamente es lo primero que haces... ¿Algún maldito día piensas obedecerme? —su tono de voz iba aumentando junto con su desesperación por la inmadurez de su hijo.

Hubo silencio por varios segundos en la sala, donde sólo sus miradas estaban gritándose. Pero luego, una pícara sonrisa se dibujó en la cara de Wonho al recordar la intolerancia de su padre hacia los homosexuales, o al menos eso era lo que tenía entendido.

— Si, cuando me corte el pene, me haga mujer y me case un extranjero —Wonho comenzó a reírse y su padre se acercó muy molesto mientras lo señalaba con el índice.

— ¡No hagas que yo sea el motivo, porque créeme que... —en ese momento fue interrumpido por una suave voz femenina, proveniente de la mujer que había ingresado a la habitación sin ser notada.

— ¿Qué demonios pasa aquí? —ambos miraron en dirección a la puerta y Wonho sonrió feliz al ver a su madre allí, pues sabía que siempre era su salvación, así que se acercó a ella despreocupado.

Su actitud no disimuló el gozo y la seguridad que sentía cuando la mujer estaba presente, y todo ello solo irritaba más a su padre.

— Pues como verás mamá... Papá está obligándome a lo de la empresa de nuevo... —la mujer paseó sus miradas entre ambos con el ceño fruncido y finalmente la posó en su esposo.

—¿Seguimos con el mismo problema de siempre? ¿Cuando piensan parar? —bufó impaciente poniendo sus manos en la cintura mientras miraba a su esposo, todavía con una mirada de ceño fruncido.

El hombre suspiró resignado, sabiendo que cuando la mujer de la casa se involucraba en la platica a favor de alguno, el otro estaba automáticamente descalificado de la batalla.

Pero estaba tan desesperado, que no perdió la fe.

Se acercó a ella y puso sus manos en los hombros de su mujer, intentando calmar el asunto para poder ser escuchado.

— A ver, cariño... Que ya es un adulto, además, ya salió de la universidad y puede ser de ayuda en alguna cosa, le hemos dado todo lo que ha querido desde siempre, pero él sólo planea estar de borrachera o en casa sin hacer nada... —suspiró notando que su mujer se había quedado pensativa— ¿No crees que es bueno que se involucre en algo?

Ella seguía pensativa y Hoseok lanzó una mirada molesta a su padre, era obvio que no quería que la convenciera de algo que consideraba tan absurdo y molesto. Entonces el hombre supo que quizá estaba ganando, así que puso su mejor voz de pesar y miró a su mujer directamente a la cara para susurrarle dulcemente.

— Yo solo quiero lo mejor para nuestro hijo... ¿No es eso lo que siempre has deseado? —preguntó con cautela.

Se quedó expectante esperando recibir alguna respuesta o señal de su mujer, con la esperanza de dejar ese tema cerrado para siempre. A su favor, claramente.

La mujer cerró los ojos con fuerza y levantó su mano en señal de espera, entonces el hombre se acercó más a ella para comprobar si se encontraba bien mientras Wonho se queda inexpresivo y nervioso por lo que la mujer diría.

Pero entonces un fuerte eructo con sonido a rana de pantano salió de la boca de la mujer, aterrizando directamente en la cara de su esposo, quien al sentirlo se separó bruscamente, arrancando una enorme carcajada de la boca de Wonho.

— ¡Puaj! ¡Por Dios mujer! Al menos avisa, joder.... ¿Que cojones comiste hoy? ¿Frijoles rancios? —la mujer lo miró con enojo y le mostró el dedo medio de su mano izquierda.

¡Estaba perdido! ¿Cómo podía quejarse de su hijo, cuando claramente había adoptado las tonterías y actitudes de su madre? Era simplemente imposible.

— ¿Cojones? Los tuyos no, al menos. —el hombre la miró suplicante por haber dañado su orgullo. La mujer se giró hacia hijo y lo señaló, entonces Hoseok borró todo rastro de sonrisa de su cara.

— Tú... —avanzó dos pasos hacia él mientras su dedo índice seguía apuntándolo firmemente— ¿Por qué tan contento?

Wonho tragó con fuerza y su semblante se volvió asustado, dándole a su padre el perfecto escenario de venganza que anhelaba ver.

— ¿Qué? ¿Q-quien? ¿Yo...? —la mujer rodó los ojos con cansancio y le dio un golpe en la frente con la palma de su mano.

— No imbécil, mi abuela... ¡Obvio que tú, carajo! —se pasó la mano por la cara con frustración, mientras Wonho fulminaba con la mirada a su sonriente padre— Que en paz descanse mi pobre abuela, mira lo que provocas con tus tonterías hijo mío...

La mujer tomó asiento en un sofá mientras aún tenía la mano en su cara, como si estuviera totalmente frustrada.

— ¿Ves como es imposible hablar con este muchacho? —su padre se unió a la charla visiblemente complacido por lo anterior— A veces pienso que es nuestra culpa por no dejar que sea más independiente...

Wonho se acarició la frente intentando disipar el pequeño hormigueo de la palmada y en ese momento se le ocurrió un plan para acabar con todo el problema.

Una idea que brilló en su mente.

— Está bien... Ustedes ganan —agachó su mirada pareciendo muy triste, fingía tan bien que la escena parecía el final de Romeo y Julieta en teatro, así que rápidamente obtuvo la atención de sus padres y suspiró fingiendo estar apesarado— no quiero estar en esta empresa...

Al escucharlo decir aquello, la mujer se acercó a él y tomó su barbilla, levantando su cara para verlo.

— Entonces... ¿que quieres hijo mío? —él suspiró con tristeza como todo un actor y volvió a agachar su cabeza.

— Quiero continuar con mis estudios... Es decir... —hizo una breve pausa— Especializarme en algo y no solo ser un simple arquitecto... —ambos adultos mayores se miraron entre sí un poco incrédulos por lo que habían escuchado.

¿Acaso ese era su Hoseok?
¿O habían escuchado mal?

Pero ni Brad Pitt tenía mejor actuación que Wonho, quien comenzó a sollozar falsamente tapándose la cara con una mano.

Si fuera actor, seguramente se ganaría un Oscar en menos tiempo del que tardó Leonardo Dicaprio.

Al verlo de esa manera, su madre se acercó a él y le acarició el cabello, su corazón siempre se volvía frágil cada vez que lo veía llorar, y Hoseok estaba jugando esa carta a su favor.

— ¿De verdad es lo que quieres? —él asintió, entonces la mujer tocó la mano que cubría su cara— Necesito que me veas y me lo digas frente a frente...

Por su mente todo lo que pudo pasar fue un: "Mierda... ¿Y ahora que hago?" porque llevaba varios minutos haciéndose la magdalena en tiempos de crucifixión y no tenía ninguna lagrima en los ojos.

Pensó rápidamente y en ese momento recordó la vez que al final de una borrachera encontró a su amigo con el vestido de alguna mujer, botas y una peluca mientras usaba un dildo de micrófono para cantar "A las chicas de verdad nos gusta el pollo frito"

Y en ese momento comenzó a llorar pero de la risa, cuando en su cabeza resonaba la ronca voz de su amigo gritando un "Pollo, pollo, polla"

Fingió sollozar cuando en realidad estaba cagandose de la risa, ya hasta tenía ganas de bailar o de comer.

Pero en ese momento recordó que debía mostrarle lágrimas a su madre, entonces suspiró y levantó su cabeza intentando no reventar de risa y escupirle a su madre en la cara.

— Es... Es lo... —"Pollo, pollo, polla" volvió a resonar en su cabeza y se tapó la cara para contener su risa, hasta que logró componer su semblante, volvió a levantar su cabeza con tal determinación, como si fuera el presidente a punto de dar un discurso— Es lo que quiero, madre.

La mujer asintió y miró a su esposo en busca de una respuesta a la petición de su hijo, así que el hombre bufó molesto porque no era lo que esperaba.

— Bien... ¿Y que demonios piensas estudiar? —preguntó decidido a desenterrar la verdad.

Y de nuevo se sentía en una encrucijada, pero tal como hacía siempre, buscó una solución rápida.

— Luminotecnia... —el hombre arqueó una ceja al escuchar el nombre.

— ¿Tienes un título en arquitectura con especialidad en edificios inteligentes y de repente te interesa la luz de los edificios? —Wonho sonrió y se acercó a su oído aprovechando que su madre se entretuvo en Google buscando que coño significaba luminotecnia.

— Papá... Quiero irme a estudiar luminotecnia y si no... Creo que debería irme ahora a comer... —el hombre frunció el ceño.

— ¿Comer? —cuestionó, entonces Wonho asintió mientras se mordía el meñique a propósito y dio un saltito para volver a acercarse a su oído como si fuera una colegiala mimada de telenovela.

— Si papi... Quiero comer pollo, pollo, polla... ¡Ups! —cubrió su boca de la manera más femenina que pudo y el hombre solo pudo poner cara de decepción por sus payasadas, entonces caminó hacia donde su mujer y le tocó el hombro.

— Está decidido, va a estudiar lumi... Esa cosa en... —en ese momento se dio cuenta que en realidad Wonho no les había dado más detalles de su repentina idea— ¿En donde era? —miró a Wonho con molestia mientras esperaba la respuesta y él le sonrió, sabiendo que había ganado.

— En Francia.

Y así fue como comenzó la travesía donde iba a meterse en la mierda con todo y botas, probablemente también cantando a las chicas de verdad les gusta el pollo frito.

Cagadas que no debes cometer:

#1) Nunca busques huir de tus responsabilidades y menos a otro país.

Lo barato sale caro.

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