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Con una sonrisa y un ademán se despidió de aquella persona a la que, a partir de ese día tenía permitido decirle “Suegro” y “Tío” dependiendo del contexto en el que se encontrarán, pero aunque había conseguido el permiso de hacer eso, en el trabajo tenía estrictamente prohibido no llamarle con todo el respeto necesario. A Hoseok no le molestó en absoluto, pues ya tenía suficiente con poder tener una buena relación con su suegro a quien ya sentía querer como un segundo papá.

Pensó que la reunión sería corta, pero antes de darse cuenta habían pasado horas mientras el mayor le contaba algunas anécdotas y recuerdos, y claro está, el tema principal de todos ellos fue Hyungwon. Pero a pesar de la algarabía del momento y la pequeña celebración, no pudo disfrutar del todo porque tenía el estómago vacío y acabó mareandose más de lo normal después de un par de copas. Aparte de eso, se sentía inquieto.

Dedujo que su inquietud se debía a las ganas de ver a su esposo, o a que pese a que le avisó que estaría con su papá, él no respondió nada, así que había una leve posibilidad de que estuviera molesto o pensando mal. Y si a esa inquietud le agregaba el mareo y las náuseas que sentía por culpa de las pocas bebidas que consumió, era una mezcla un poco desastrosa.

Aún así se las arregló para despedirse de su suegro con buena cara y caminar un poco intentando despejarse antes de tomar un transporte a casa. Estaba claro que no llamaría a Hyungwon porque eso lo preocuparía, así que solo tomaría un taxi o algo, y volvería a casa, y dormiría como un bebé junto a él.

Al menos eso era lo que quería.

Se quedó de pie en un sitio, y por alguna razón, cuando intentaba pedir un taxi a casa, la señal de su celular estaba fallando. O quizá solo era su leve estado de ebriedad jugando con su mente, ya que el mareo seguía intensificándose.

— Mierda... —susurró cerrando los ojos, apoyándose en una pared, ante la curiosa mirada de varias personas que pasaban por esa zona.

Dándose por vencido, supo que no tenía más opción que llamar a la única persona en la tierra a la que no quería ver pero necesitaba. Después de todo, no tenía más conocidos en ese país, y solo había una persona que no se iba a preocupar por él como lo haría el resto.

Entonces sacó el celular e hizo una llamada.

Por su parte, Samuel estaba acostado en la cama de su apartamento viendo una que otra publicación en alguna red social, cuando de repente su celular le notificó una llamada entrante que le hizo fruncir el ceño.

¿Qué demonios hacía Wonho llamándolo casi a medianoche? ¿Acaso Hyungwon tenía una emergencia? ¿O acaso...

— ¡¿Hola?! —preguntó levantándose de la cama con una velocidad antes desconocida, tan solo de pensar en la posibilidad de que Hyungwon se fuera sin decirle nada— ¿Qué ocurre?

A pesar de que se preocupó por escuchar una respuesta rápida, hubo un silencio prolongado desde el otro lado de la línea.

— Ho-Hola... —respondió una voz femenina, lo cual hizo que Samuel quedara más confundido que antes— ¿Eres Samuel?

— Sí, ¿qué ocurre? —preguntó rápidamente temiendo que ese tonto haya hecho una estupidez— ¿Dónde está Wonho? ¿Quién eres?

La chica pareció sentirse intimidada ante la ola de preguntas, así que se limitó a dar el mensaje que se le había encomendado dar.

— Ah... Hoseok, él... Bueno, creo que se siente mal o algo... —informó sin saber muy bien el contexto de la situación— Me pidió que te llamara para que lo recogieras y lo llevaras a su casa. Intenté ayudarle y llevarlo yo, pero se niega así que... Espero que vengas y le ayudes.

Al escucharlo, Samuel no lo pensó dos veces para pedir la dirección y dirigirse hacia allá casi corriendo. Afortunadamente la dirección proporcionada estaba relativamente cerca de su vivienda, pero aún así tuvo que correr por varias calles durante varios minutos.

Cuando llegó, efectivamente Wonho estaba sentado en el suelo, luciendo un poco débil y muy mareado. A su lado estaba aquella mujer que lo había contactado, sosteniendo una botella con agua y mojando un paño con agua fría que procedió a pasar por la cara del mayor.

— Wonho, ¿qué demonios? —preguntó sin contenerse, llamando la atención de la mujer— Tú, pedazo de idiota, ¡¿qué haces en la calle luciendo tan miserable como un pobre diablo en lugar de estar durmiendo con tu esposo?!

La mujer se sorprendió al escuchar las palabras duras de quien creyó que era amigo de Wonho, pues pensó que al verlo estaría preocupado, pero al contrario, Samuel parecía estar totalmente listo para una ronda de boxeo contra Hoseok.

— Creo que no es el momento... —dijo con un poco de vergüenza y molestia.

Sólo entonces fue que Samuel se dio cuenta que había sido descortés con la chica y que ni siquiera había hecho notar su presencia, así que un poco avergonzado de su comportamiento, guardo sus insultos para luego.

— Lo siento... —extendió su mano hacia la chica— soy Samuel, gracias por cuidar de este pobre animal.

Ella asintió aceptando el agradecimiento pero luego miró a su alrededor y se dio cuenta de algo muy importante.

— Samuel... ¿No tienes auto? ¿Cómo se supone que... —no fue hasta entonces que la mente del chico pareció pensar con claridad y se dio cuenta de lo tonto que había sido. Estaban lejos de donde vivía Wonho, pero él se fue corriendo en lugar de pedirle a su vecino que le prestara el auto por una emergencia— No puede ser... —agregó la chica.

El mayor no soportó la vergüenza y se cubrió la cara con una mano, deseando que esa misma mano acariciara la cara de Wonho con una cachetada a la velocidad de un rayo por meterlo en esa situación.

— Fue inesperado, lo siento. —suspiró y notó que ella se ponía de pie y caminaba en dirección a un auto cercano, invitándolo a subir.

— Lo llevaremos en mi auto entonces, no te preocupes. También te dejaré en tu dirección luego. —agregó mientras encendía el motor del auto— Trae al ebrio.

Samuel asintió y se dispuso a levantar al débil Wonho del suelo, deseando dejarlo caer y hacer que pareciera un accidente, pero al verlo en tan mal estado, se retractó apuntando mentalmente que tenía una pelea pendiente con el tonto ese.

Una vez que los tres estuvieron dentro del auto, el silencioso recorrido comenzó, pero de nuevo Samuel se dio cuenta que había actuado demasiado impulsivo, esa mujer ni siquiera le había dicho el nombre, pero él estaba confiando su vida y la del tonto ebrio en manos de ella, sin saber sus intenciones o cómo sabía la dirección de Wonho.

Sintiéndose un poco inquieto, se removió en su asiento y aclaró su garganta un par de veces antes de dirigirle la palabra.

— ¿Cómo dijiste que era tu nombre? —preguntó fingiendo calma.

Ella miró brevemente en su dirección y luego puso sus ojos en el camino de nuevo.

— Abril. —respondió sin más.

Samuel se sorprendió al escuchar ese nombre, pues no era ajeno para él, todos aquellos problemas que Hyungwon y Wonho habían tenido a causa de esa chica y sus cosas. Con razón Wonho se rehusaba a dejarse ayudar por ella, pero... ¿Cómo es que estaban juntos?

— Así que eres tú... —susurró inconscientemente.

La chica sonrió con tristeza.

— Al parecer haz oído mucho de mí... —ladeó la cabeza y suspiró— Supongo que nada bueno.

Él se arrepintió de haber dicho algo y formarse una primera impresión de ella a través de las experiencias de otra persona, por lo que intentó darle la vuelta a la situación.

— Me refería a la chica de la llamada. Me sorprendió que Wonho estuviera con alguien. —se removió en el asiento viendo el perfil concentrado de ella— ¿Cómo es que lo encontraste?

— Me llamó. —comentó— Supongo que se sentía muy mal, quizá mareado o aturdido, pensó que te había llamado a ti, pero al escucharlo en ese estado y ya que me brindó la dirección vine a buscarlo para brindar ayuda, no pensé que se negaría.

Él asintió levemente. No podía culpar a Wonho por sus acciones y sus deseos de querer evitar malentendidos pero también sintió empatía por ella, ya que al final ella sólo quería ayudar y fue rechazada tan directamente como si no fuera digna de su ánimo de querer ser una buena persona.

Después de eso no hubo más charla, simplemente llevaron a Wonho al edificio donde residía y ya que se sentía débil, Samuel prometió dejarlo sano y salvo en el apartamento que compartía con el delgado, luego volvería al auto y finalmente podría ir a casa a dormir. Pero al llegar al apartamento y usar las llaves de Wonho para abrir la puerta, ambos se llevaron una sorpresa enorme.

Hyungwon no estaba.

Todo lo que había era un desorden, una cena a medio terminar, y una laptop encendida, navegando justo en la página de una aerolínea.

El corazón de ambos dio un vuelco y se olvidaron de todo lo demás.

— ¿Hyungwon? —susurró Wonho con un nudo en la garganta.

¿Él realmente se había ido?

Cagadas que no debes cometer:

#68) No tardes.

A veces las cosas se pueden evitar.


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