Capítulo 10
Ninguna otra noticia había recorrido los pasillos de Worthington tan rápido como aquella.
Quizá se debía a que ninguna otra noticia había sido antes de tal magnitud.
La chica más bonita y popular estaba embarazada. ¿De quién? Del malo de la escuela.
¿Cuántas veces en toda la historia de las escuelas preparatorias de Estados Unidos había sucedido algo así?
¡Nunca!
Las personas todavía no terminaban de creérselo. Simplemente era... ¡Irreal!
Ella no era de las que se enredaban con cualquiera, mucho menos con un sujeto como él. No era su tipo, aún menos pertenecía a su círculo social.
Jamás los habían visto hablándose. Nunca los habían visto interactuar.
Todos intentaban buscar cualquier otra explicación, algo, lo que fuese, sin embargo no conseguían nada. Nada más que la idea de la engreída Ariana Butera manteniendo relaciones sexuales con el temible chico problema.
Increíble pero no imposible.
El niño que Ariana esperaba tenía un padre, y no era Drew Van Acker como todo mundo había supuesto en un principio, sino Jack... ¡Jack Reed!
Cuando Elizabeth escuchó aquello en los pasillos de la escuela, casi se fue de espaldas.
–¡Este es sin duda el chisme del año!– comentó una chica en su grupito. –La princesita embarazada ni más ni menos que del rarito de Reed!– todos comenzaron a burlarse.
–Tan presumida que es, y resultó tan ordinaria como cualquier otra, metiéndose con un becado–
–No tiene tanta clase como asegura–
Las risas entre ellos continuaron.
Bastante enfadada, Elizabeth se acercó hasta ellos.
–¿Es que sus vidas son tan patéticas que tienen que recurrir a los chismes para tener algo un tema de conversación? ¿No leen? ¿No escuchan música? ¿No conocen de cultura o de política? ¿Tan ignorantes son?–
Con toda intención, la chica de ojos grises los dejó sin respuesta.
Rodando los ojos irritada, se alejó de ellos.
Continuó buscando a su amiga por todas partes.
Luego de algunos minutos la encontró saliendo del salón de Algebra.
–¿Ari?–
–¿Qué sucede, Liz?– le preguntó ella confundida por la expresión consternada en su rostro.
–¿Ya escuchaste todo eso que están diciendo ahora de ti?–
–Bueno, salvo el incidente con Matt Prokop, he estado ignorándolos a todos. Realmente ya no me importa lo que estos perdedores puedan opinar de mí–
–Pues yo creo que esto sí te va a importar, y mucho– le respondió todavía preocupada.
–¿A qué te refieres?–
–Se han inventado que Jack es... el papá de tu hijo–
–¡¿Qué?!– Ariana abrió los ojos con horror. –¡Liz, te lo ruego, dime que es una broma!–
–Creo que no es el momento de estar bromeando–
–¿Pe...pero de dónde sacaron eso?–
–Bueno, para mí todo está muy claro. Jack golpeó a Matt por insultarte, y... aquí están los resultados–
–¡Pero eso es ridículo, Liz! No es razón suficiente para que inventen algo así. Él sólo me defendió–
–Ya lo sé, pero ya sabes cómo son esta bola de tontos–
Ariana cerró los ojos y comenzó a negar para sí misma con gran preocupación.
Le preocupaba muchísimo que ahora no sólo su padre, sino también la escuela completa, pensaran que el hijo que esperaba era de Jack. Lo último que deseaba era embarrarlo en sus problemas.
¿Qué iba a hacer?
No tuvo tiempo de pensar en algo, cuando Zendaya y Chloe se acercaron.
–¿Es verdad todo, Ariana? ¿Es Jack Reed el padre de tu hijo?– preguntó la morena con completo desagrado.
–¿En serio, Zendaya?– le recriminó Elizabeth enojada. –¿Frente a todas estas personas? ¿No pudiste esperar?–
–Contigo no estoy hablando– le respondió groseramente. –¿Y sabes qué, Ariana? Si ibas a enredarte con ese don nadie, y peor aún a quedarte embarazada de él, al menos debiste habérnoslo dicho, así nos hubiésemos ahorrado este disgusto. Sabes que eso va contra las reglas de nuestra sociedad. Creo que está de más decirte que ya no podemos ser amigas. Tu popularidad irá en descenso y no podemos permitir que nos vean contigo, ¿cierto, Chloe?–
–Cierto– secundó enseguida la rubia.
Ariana no pudo creerse que esas dos estúpidas estuviesen diciéndole aquello en aquel preciso momento.
–Pues adivina, qué, Zendaya...– le sonrió con hipocresía. –¡Me importa un carajo!– le gritó.
–Cielo santo, incluso ya hablas como él. ¡Qué horror!–
Elizabeth negó enfadada.
–Largo de aquí, las dos. No son más que un par de taradas, y no queremos ser sus amigas. Nos hacen un gran favor–
Zendaya y Chloe miraron a Elizabeth con indignación. Ambas abrieron la boca sintiéndose ofendidas.
–Andando, Chloe– le ordenó a su ahora única amiga.
Por fortuna se marcharon de inmediato.
–Tenías razón. Son unas idiotas– le dijo Ariana todavía molesta.
–No vale la pena seguir hablando de ellas– contestó Elizabeth. –Pero gracias al cielo nos las hemos quitado de encima–
–Ahora tengo un problema mucho mayor– comenzó a decir Ariana volviendo a su angustia inicial. –Vamos, debo encontrar a Jack. No quiero que crea que he sido yo quien ha iniciado este rumor–
–¿Y eso qué importa, Ariana?–
Quizá a Elizabeth no le importaba, pero a ella sí.
–Ay, no me preguntes, sólo ven conmigo–
Sin embargo antes de que pudiesen iniciar su camino, alguien se paró frente a ellas, impidiéndoles avanzar.
–Tenemos que hablar– era Drew. Parecía furioso, tanto que sus ojos verdes parecían más helados que nunca.
Ariana se estremeció.
Elizabeth estuvo dispuesta a decirle que se perdiera y dejara a su amiga en paz, pero fue interrumpida.
–Liz... Te veo más tarde, ¿sí?– le pidió.
Estaba nerviosa, y a Elizabeth no le pareció buena idea.
–¿Estás segura?–
–Sí. Yo... yo estaré bien–
Ella respetaba siempre sus decisiones, aunque en la mayoría de las veces no fuesen las mejores.
Le asintió, y estuvo dispuesta a marcharse, pero antes se acercó al chico.
–Si le haces algo, yo misma te patearé el trasero– amenazó, después le sonrió fingiendo.
Drew se mantuvo en silencio hasta que la vio irse.
–Sígueme– le dijo a Ariana con extrema frialdad.
A la castaña no le quedó más opción que seguirlo.
Llegaron a donde ya se había imaginado que la llevaría. A la cancha de basquetbol. No sabía qué era exactamente lo que le diría, él la detestaba, sin embargo seguía siendo el padre de su hijo. El nerviosismo la golpeó.
–Eres una zorra– la acusó con total desprecio.
–¿Disculpa?– Ariana no había esperado realmente que él le hubiese pedido que hablaran para insultarla.
–Hace un mes estabas de ofrecida detrás de mí, rogándome que volviera, y resulta que al mismo tiempo andabas por ahí follando con Jack Reed–
–¡¿Q...qué?!–
No. En definitiva no lo había esperado. Lo miró consternada.
–Maldición, Ariana, no sigas negándolo. Ya lo sé todo, la escuela entera lo sabe todo. El hijo que esperas es de ese tipo. ¿Cómo pudiste intentar engañarme? ¡Quisiste hacerme creer que era mío!–
La castaña lo miró furiosa. No era posible que estuviese diciéndole todo aquello.
Deseaba gritarle, empujarlo, golpearlo. El sentimiento fue estremecedor, aun así se contuvo mientras apretaba sus puños.
–¿Ah, ahora sí crees que en verdad estoy embarazada?–
Él se quedó en silencio. Por segundos miró su vientre que no mostraba ni un solo indicio. Tensó la mandíbula y después subió su mirada a ella.
–¿Lo estás o no? ¡Habla ya!–
Ariana se negó a dejarse afectar por el tono violento de su voz. Se mantuvo erguida mirándolo fijamente.
–Sí, sí lo estoy– afirmó. –Y te tengo noticias, señor... Tú eres el papá, no Jack Reed–
Drew soltó una gran carcajada, y como si lo asqueara, dio un par de pasos hacia atrás.
–¿Esperas que te crea? Desde que terminamos has hecho hasta lo imposible por separarme de Selena. No me extrañaría para nada que quisieras atribuirme un hijo. ¡Eres desalmada!–
Verdaderamente Ariana no podía creerse que Drew estuviese acusándola de tal barbaridad. ¿Acaso olvidaba la noche que habían pasado juntos? ¡Él no había usado preservativo, y lo maldecía por ello!
–¿Tengo que recordarte que olvidaste ponerte un maldito condón?–
–Muy inteligente de tu parte, Ariana– rió él. –Asegurarte de que yo perdiera el control, y no pudiese pensar en nada más–
Oh, eso tenía que ser una broma...
–¿Qué?– ella dio un respingo. ¡Era el colmo!
–Pero no me vas a engañar– continuó Drew hablando. –No voy a permitirte que engañes a Selena tampoco, así que ni se te ocurra buscarla. Para mí todo está más que claro, seguramente para esa noche ya estabas embarazada, ¿Quién sabe cuántas veces te acostaste con Reed antes de que lo hicieras conmigo? Joder, ni siquiera sé desde cuándo me engañabas con ese sujeto–
Ariana no soportó más sus palabras. Tembló de ira y de indignación, el sentimiento recorrió todas sus venas y no pudo controlarla aunque ni siquiera lo intentó. Lágrimas de furia la llenaron. Avanzó un paso hacia él, y sin una sola vacilación, le soltó una fuerte bofetada haciéndole volver la cara.
–Yo era virgen, y si me entregué a ti fue porque te amaba– le recriminó. –Nunca he estado con otro hombre, así que esto es tuyo– se tocó el vientre señalando el pequeño recuerdito que llevaba de aquella noche. Después cambió su tono, fingiendo consideración. –Oh pero no te preocupes más. Todo el mundo, y seguro también tu querida Selena, creen que este hijo es de Jack Reed, y yo no voy a desmentirlo, así que ya puedes estar tranquilo, imbécil–
Ariana no deseaba seguir mirándolo, ni siquiera deseaba tocarlo, pero tuvo que hacerlo para poder salir de ahí, lo empujó alejándolo de ella, y se marchó a toda prisa mientras intentaba por todos los medios detener su llanto.
Elizabeth la detuvo en cuanto la vio. Había estado esperándola.
–Ese idiota te hizo llorar– exclamó verdaderamente enfadada. –Ahora mismo voy a ir y...–
–No, no, Liz, por favor no. No vale la pena. Por favor marchémonos ya– le suplicó.
El timbre de salida se había escuchado hacía unos instantes, y ella sólo quería desaparecer de ahí.
–Le advertí que no te hiciera llorar, es un poco hombre–
–Sólo vámonos, por favor, ¿sí?–
Su amiga asintió.
Enseguida las dos chicas llegaron hasta el estacionamiento de la escuela ignorando por completo todas aquellas curiosas miradas que les lanzaban.
Mientras seguían caminando el celular de Ariana sonó con la alerta de un mensaje
Jack: tengo un par de asuntos que resolver y no estaré en el departamento. Guardo una copia de la llave bajo el tapete de entrada.
La castaña se preguntó si él habría escuchado sobre el asunto de su supuesta paternidad. Suponía que sí, aunque no hubiese mencionado nada al respecto.
Exhaló.
A decir verdad no hubiese querido embarrarlo a él en todo aquel embrollo, sin embargo todo se le había salido de las manos.
–¿Ya intercambian mensajes ese tipo y tú?– le preguntó Elizabeth quien había leído de reojo.
Ariana se hundió de hombros. Esa mañana habían intercambiado números sólo porque sí.
Elizabeth rodó los ojos restándole importancia.
–¿Por qué no te vienes a mi casa? Anda, múdate conmigo y con mamá. Sé que este chico...–
–Jack– le recordó Ariana.
–Sí, bien, Jack. Sé que es tu amigo, pero no puedes quedarte para siempre con él. Yo estaré más tranquila si te quedas con nosotras–
–Liz, no quiero causarle molestias a tu mamá después de lo del divorcio–
–¿Bromeas? A ella le encantará, sabes que te adora, y además últimamente nos hemos sentido muy solas. Sin papá y sin mi hermano, la casa se siente inmensamente vacía–
Ariana se lo pensó por unos instantes. ¿Qué mejor que estar con su mejor amiga? Sí, sería el perfecto apoyo.
–¿Ya le has contado a tu madre sobre... mi embarazo?–
Elizabeth asintió.
–Sí, y ella te apoya completamente–
–Es muy buena–
–Lo es. Y estará feliz en cuanto te vea. Vamos. Te llevaré a casa de ese Jack a que recojas tus cosas, y después nos marcharemos a mi casa–
–Te lo agradezco, Liz, pero Adrienne quedó de pasar por mí. Quiere que charlemos y eso. Le pediré a ella que me lleve al departamento de Jack, y después tomaré un taxi para tu casa–
–Bobadas. Me enviarás un mensaje con la ubicación exacta, y yo te recogeré–
Ariana le sonrió. Verdaderamente Elizabeth era la mejor amiga en el mundo. Pensó en que al menos la tenía a ella. Enseguida se abrazaron.
En ese instante una lujosa camioneta apareció. Era la de su madre, pero por fortuna la conducía Adrienne.
–Llegó mi hermana–
–Suerte, y tranquila. Adrienne es muy buena, y seguro buscará la manera de ayudarte. Mientras tanto yo prepararé las cosas para nuestra pijamada de esta noche–
Ariana sonrió.
–Creo que ya necesitamos una con urgencia–
–Lo divertido es que a partir de hoy habrá pjs diarias–
Ambas rieron. Iba a ser muy divertido.
Se despidieron y prontamente Ariana corrió al vehículo donde se encontraba su hermana. Abrió la puerta y enseguida entró en ella.
Adrienne quitó sus lentes de sol, y la miró.
–¿Cómo estás?– fue lo primero que le preguntó. Su rostro demostraba una gran angustia.
–Estoy bien, Adrie– le sonrió para intentar despreocuparla. –No me pasó nada, ¿ves?– alzó sus brazos para que corroborara.
La hermana mayor le devolvió la sonrisa, aunque seguía luciendo preocupada.
–Vayamos a comer a algún sitio y ahí hablaremos–
Ariana arrugó su expresión en una mueca de asco mientras abrochaba el cinturón de seguridad.
–Por favor, comer no– rogó. Su estómago se revolvió. –¿Podemos sólo... hablar y ya?– le preguntó.
–De acuerdo–
Adrienne se dedicó entonces a conducir para alejarse lo suficiente de la escuela. Luego de algunos minutos se detuvo junto a un parque. Estacionó la camioneta, y después volvió a mirarla.
Sorprendida, Ariana se dio cuenta de que estaban en el mismo parque donde ella y Jack habían estado justo después del episodio en la clínica de abortos.
–Iré al grano...– empezó la mayor. –Quiero que me digas si el bebé es de este chico, Jack, de Drew o si acaso hay alguien más en toda esta novelita– tal y como había predicho, habló directamente, sin rodeos.
Ariana que ya había esperado que le cuestionara sobre aquel tema, suspiró.
–Creo que ya sabes la respuesta–
–¿Entonces si es de Drew por qué no se lo dijiste a papá y a mamá? ¿Por qué inventaste que habías tenido algo que ver con el tal Jack?–
–Yo no inventé que había tenido algo que ver con Jack– aclaró. –Yo sólo dije que había estado con otro. Papá asumió que se trataba de él porque... bueno, es mi amigo, y me llevó unas cuantas veces a la casa–
–Esa no es razón para pensar en que él es el padre–
La adolescente se encogió de hombros. Ciertamente ella tampoco terminaba de entenderlo.
Adrienne exhaló.
–Supongo que a final de cuentas eso es lo que menos importa ahora. Todavía no me has dado la explicación que estoy esperando... ¿Por qué mentiste, Ari?–
La respuesta era simple. Fueran como fueran las cosas, a Ariana le convenía que su padre siguiera creyendo que el hijo era de Jack.
–Ya te lo dije el día que llegaste a Boca, Adrienne. No quiero que me obliguen a casarme con Drew, no quiero que lo obliguen a reconocer a este hijo. Ninguno de los dos lo quiere, y eso sólo interferiría con mis planes–
–Veo que sigues con la misma idea– le dijo la mayor con evidente consternación.
–No es ninguna idea. Es la decisión que ya tomé–
–Ariana, no sé si esto sea lo correcto...–
La hermana menor negó.
–Por favor no me digas más. No vas a convencerme de lo contrario, Adrie. Ya lo decidí. Quizás perdí a mi familia, pero no perderé mis sueños y mis aspiraciones. No perderé mi vida a causa de este bebé que ni siquiera deseo–
Adrienne la tomó de las manos
–No me has perdido a mí, y tampoco a mamá–
–Mamá es una marioneta de papá, así que hará todo lo que él le diga– eso no podía negarse. –Pero te agradezco mucho que estés aquí. Sólo te tengo a ti y a Liz –
Las lágrimas asomaron los ojos de Adrienne, de inmediato la abrazó.
–Eres mi hermanita. Por eso no quiero que sufras. Quiero que estés bien–
–Pero es que voy a estar bien– le aseguró Ariana. Ella ya tenía todo planeado. –Yo... tendré a este hijo. Y después lo entregaré a una familia adoptiva–
–Ariana...–
–Déjame terminar. Yo misma me ocuparé de buscar a los mejores padres para el bebé. No voy a entregárselo a cualquier persona. Me aseguraré de que sean buenos, que lo amen, y que puedan darle todo lo que yo no podré, y en definitiva no estoy hablando de cosas materiales. Él será feliz, tendrá una familia. Y yo también lo seré. Estaré alcanzando mi sueño en Broadway–
Adrienne la veía tan convencida que se abstuvo de querer hacer que cambiara sus planes.
–De acuerdo, Ari, ¿pero qué harás mientras tanto? Te recuerdo que todavía eres menor de edad–
Ariana le restó importancia a aquel hecho.
–Si papá me ha echado de casa, eso me da total libertad para hacer lo que me venga en gana, ¿o no? Además el año entrante cumpliré los dieciocho. Para ese entonces ya habrá nacido el bebé, lo habré dado en adopción, y yo podré continuar con mi vida lejos de casa. Iré a vivir a Nueva York. Una vez ahí lucharé por entrar a Julliard–
–Lo tienes tan bien planeado que de verdad espero que todo te salga tal y como deseas, de verdad, Ariana– la tomó de las manos. –Ojalá todo resulte así como quieres–
–Así será, Adrienne–
–¿Entonces no piensas decirle a papá que el bebé es de Drew?–
–Nunca– aseguró. –Hacerlo sería como echar abajo todos mis planes–
–¿Seguirás dejando que crea que es hijo de Jack?–
La joven asintió.
–Es el camino más fácil–
–¿Y ese amigo tuyo está de acuerdo?–
En realidad no lo había hablado con él pero esperaba que no fuese a molestarle.
–Creo que sí–
–Entiendo, pero no pensarás seguir viviendo con él, ¿o sí?–
La joven negó de inmediato.
–Voy a mudarme con Liz. Viviré con ella y su madre los siguientes meses, ya sabes, mientras, nace y todo eso–
Adrienne asintió.
–Siempre voy a estar al pendiente de ti, ¿de acuerdo? Cualquier cosa que necesites, ahí estaré. No regresaré a Londres–
Aquello sorprendió bastante a Ariana.
–¿Qué? ¿Pero por qué?–
–¿Cómo que por qué? No puedo irme y dejarte sola– le respondió con obviedad.
–Pero tu trabajo...–
–Renuncié–
Entonces Ariana se sobresaltó.
–¿Estás loca? Pero si tú amas tu trabajo. ¿Adrienne, por qué lo hiciste?–
–Porque te amo más a ti, tonta. El trabajo no es más importante que mi hermana, y nunca lo será. Me tomaré un descanso, hasta que tengas al bebé, y después regresaré–
–¿Y qué pasará con Ed?–
–Todavía no he hablado con él, pero si me ama tanto como dice tendrá que comprenderme–
Ariana tuvo entonces muchos deseos de llorar.
Casi no pudo creerse que su hermana estuviese haciendo todo aquello por ella.
–Te quiero mucho, Adrienne–
–Yo te quiero más–
Entonces ambas se abrazaron.
Su amor distante de hermanas comenzaba ahora a evolucionar. De pronto los lazos sanguíneos se hicieron más fuertes.
Las dos supieron que a partir de ese momento la relación entre ambas cambiaría para siempre.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Las manos de Sandra no dejaban de temblar.
Tomó la taza de té que Nía le había llevado momentos antes, derramando el líquido por entre sus dedos. De inmediato la dejó en la bandeja, y utilizó las servilletas para limpiarse.
Estaba demasiado nerviosa. Además no había podido dormir bien la noche pasada, y se sentía un tanto desconcentrada.
Se encontraba esperando a que su hija mayor llegara.
Adrienne había ido en busca de Ariana, y le había asegurado que la traería de vuelta.
Comenzaba a impacientarse. Sentía que había transcurrido demasiado tiempo desde entonces, que ellas ya deberían estar ahí.
Intentó tranquilizarse y decirse que debía mantener la paciencia. Sin embargo en cuanto escuchó la puerta de la galería abrirse, se puso en pie con demasiada expectación.
–¿En dónde está tu hermana? ¿Por qué no viene contigo?– empezó a alterarse. –¡Cielo santo! ¡¿Dónde está Ariana?!–
–Mamá, tranquilízate– le pidió Adrienne. –Ella no quiso venir conmigo–
–¡¿Qué?! ¡¿Pero por qué?!–
–Bueno, principalmente porque papá la echó de aquí. ¿Recuerdas?–
–Sí, pero habríamos hecho entrar en razón a Hugh. Sé que en el fondo él está arrepentido de haberla echado, y...–
–No importa ya, mamá. Ariana no quiere volver de todas maderas. Creo que le está agradando más la libertad que tiene ahora–
–¿Libertad? ¿Pero de qué libertad estás hablando si está embarazada y atada a un hombre sin dinero?–
Adrienne estuvo a punto de replicarle a su madre aquello último, sin embargo se detuvo. Recordó que Ariana no quería que ellos supieran del asunto de la adopción y aún menos de que Jack Reed no era realmente el padre de aquella criatura.
Tampoco debía decirle que estaría viviendo en casa de Elizabeth, puesto que no quería que fuesen a buscarla ahí.
Pensó rápidamente en algo para decirle, sin embargo, para su fortuna, en ese momento la empleada apareció para anunciar a la visita recién llegada.
–Gracias, Nía– le sonrió Natalie una vez entró a la galería. Inmediatamente se acercó a las dos, saludándolas a ambas con un beso en la mejilla.
–¿Ya han tenido noticias de Ariana?– preguntó con preocupación.
Sandra que había comenzado a llorar, únicamente hundió su rostro en sus dos palmas.
Fue Adrienne quien respondió.
–Ella está bien–
–Me alegro mucho de escuchar eso. ¿Ha regresado ya? ¿La trajeron de vuelta?–
–No– sollozó Sandra. –Sigue con ese muchacho... El supuesto papá de su hijo–
Natalie sopesó la respuesta.
–De acuerdo, entiendo eso. ¿Pero saben al menos si es un buen chico?–
–Es un completo desconocido para nosotros. No sabemos nada sobre él, quién es, de dónde conoce a Ariana, dónde vive. Esto último sólo lo sabe Hugh, pero se negó a decirme–
–Creo que deben averiguar si la quiere, si ella lo quiere a él. De otro modo la harán vivir un infierno. Si ellos no se aman no tiene caso que estén juntos. Tendrán que recibirla aquí y apoyarla. No será la primera madre soltera, y tampoco la última–
–Mi hija no será madre soltera, y tampoco será la mujer de ese bribón, porque no pienso dejar que pase otra maldita noche bajo su techo– la dura y fría voz de Hugh las hizo voltear a las tres. –Ya he encontrado una solución–
Sandra miró a su marido con gran esperanza.
Adrienne frunció el ceño consternada.
–No la obligarás a abortar, ¿o sí?– le cuestionó Natalie horrorizada.
–¡Desde luego que no!– contestó. –La entregaré en matrimonio–
–¿Entregarla?– Adrienne no pudo creerse que su padre hubiese utilizado aquel término. –¿Cómo que entregarla?–
–Se casará, y eso es todo– respondió él severamente.
–Has hablado de entregarla, Hugh– señaló Natalie con el mismo desconcierto que Adrienne.
–No estarás hablando en serio, Hugh Butera– le recriminó Sandra.
–Estoy hablando muy en serio, mujer–
–¿Harás que Drew se case con ella?–
Él negó. No quería comentar que aquella misma mañana había tenido una discusión muy grande con John Van Acker. Él se había presentado personalmente a su oficina para informarle que no habría asociación, que Drew y Ariana ya no estaban juntos, y que incluso había escuchado por ahí que ella esperaba un bebé. Bebé que desde luego no llevaba la sangre de su hijo.
–No, no, no– negó numerosas veces. –Nada de eso. Le he conseguido un marido mejor. Mucho mejor. Pete, el hijo de Brandon Davidson está dispuesto a casarse con ella, a encubrir la deshonra y darle un apellido digno a ese niño que viene en camino. ¿No es perfecto?– todo eso sin mencionar que haría negocios estupendos con la empresa de su familia.
–Papá, te volviste loco– le recriminó Adrienne enfadada.
–Hugh, no sé si sea buena idea– negó Sandra.
Natalie se abstuvo de decir algo, sin embargo sabía que aquello sería una terrible equivocación.
---------------------------------------------------------------------------------------------------------
Cuando Jack llegó a su departamento y encontró a Ariana empacando sus cosas y lista para marcharse, no se sorprendió, pero en el fondo, muy, muy en el fondo, sí se decepcionó.
Al escucharlo ella se giró y le sonrió.
–Oh, hola. Abrí con la llave que dejaste bajo el tapete, tal y como me dijiste– le comentó.
Después de haberla visto bastante angustiada aquella mañana, ahora la veía más relajada.
–Es bueno ver que te encuentras mejor– le dijo.
–Lo estoy– la castaña le sonrió. Cerró su maleta, y después lo miró. –Mi amiga Liz vendrá por mí en cualquier momento. Viviré con ella y con su madre–
–Eso es fantástico– Jack sonrió de medio lado.
Ariana exhaló.
–Yo no quisiera irme sin antes pedirte disculpas–
–¿Disculpa?– él no entendía a qué se refería.
–Sí, bueno, por el asunto de... la paternidad. Supongo que escuchaste los nuevos rumores en la escuela–
Claro que los había escuchado. Se había quedado estático cuando se enteró de que todo Worthington pensaba que el hijo que Ariana esperaba era suyo.
Suyo...
Le dio un vuelco en el pecho.
Algo así jamás sucedería. Ni siquiera entendió por qué le llegó aquel pensamiento acompañado de esa extraña sensación.
De inmediato se deshizo de ellos.
–Sí, los escuché. Pero no te preocupes. Se han rumoreado tantas cosas de mí, que en realidad ya no me importa lo que puedan decir o pensar–
–De todos modos quiero que estés tranquilo con respecto a eso. En pocos días dejaré de ir a la escuela, y todos se olvidarán de mí–
Aquello lo hizo fruncir el ceño.
–¿Ya no volverás?–
–Terminaré la preparatoria por correo. Después... me iré de la ciudad–
Otra sensación extraña sacudió el pecho de Jack sin entender el motivo.
–¿A dónde irás?– sabía que no debía interesarle lo que ella hiciera con su vida a partir de entonces, pero no pudo evitar preguntarle.
Ariana sonrió. La mirada se le llenó de un brillo que no pasó desapercibido para el chico.
–A Nueva York. Mi sueño es triunfar ahí, y ten por seguro que eso haré. Aunque claro, primero tendré que dar a luz al bebé, y darlo en adopción–
Aquello sorprendió bastante a Jack. No hubiese imaginado que al final Ariana entregaría a su hijo para que otras personas lo adoptaran, sin embargo no la cuestionó. Sus razones tendría para haber tomado aquella decisión.
–Yo creo que triunfarás. Te he visto, y eres buena en eso de cantar y bailar–
Secretamente a ella le agradó saber que Jack le había puesto atención a alguno de sus musicales. Sonrió.
–Eres la primera persona que realmente me dice que cree en mí–
–Para triunfar se necesitan dos cosas...– le dijo adoptando seriedad. –Talento y carácter. Tú tienes ambas–
–Vaya, gracias– se sintió halagada. Jamás habría imaginado que precisamente él fuese a hacerle tales cumplidos.
Jack se hundió de hombros.
–Sólo digo la verdad–
Ella estuvo a punto de agradecerle, sin embargo le momento fue interrumpido por su celular.
Se sorprendió un poco al ver que quien llamaba era su padre. Aun así respondió.
–¿Para qué me llamas, papá?– le preguntó enfadada.
No le preguntó cómo estaba, no le dijo que lamentaba lo que le había hecho, aún menos se disculpó.
–Prepara tus cosas. Voy de camino por ti– empezó diciendo.
Ella frunció el ceño.
–¿Qué? ¿Pero por qué?– sus palabras la desconcertaron. No podía volver a casa. No quería. Ya tenía sus propios planes. Si volvía todo se le vendría abajo.
–Porque ya lo tengo todo resuelto. Cubriré la deshonra que has llevado a mi casa, y tú podrás volver y seguir siendo parte de esta familia. Todo marchará bien de ahora en adelante–
A Ariana se le antojó demasiado poco aquello de volver. No lo haría.
–Habla claro, papá–
–Simple. Te casarás con Pete Davidson. Él mismo se ha ofrecido a limpiar tu mancha y a tomar a tu hijo como suyo–
–¡¿Qué?! ¡No!– contestó ella determinada. –No me casaré con ese tonto, ni con nadie. ¡Olvídalo!–
–Ariana, creo que no estás en posición de negarte a nada. ¡Es perfecto! ¿No lo ves? Tú y ese bebé llevarán un apellido digno. Nadie se enterará de que te enredaste con un pobretón. ¡Es tu salvación!–
–¿Mi salvación, papá, o la tuya?– cuestionó Ariana resistiendo por todos los medios el llanto que amenazaba con hacerla explotar.
Hugh se quedó en silencio pero solamente unos cuantos segundos.
–¡La salvación de todos, maldición! A lado de Pete no les faltará nada. Vivirás con todos los lujos a los que estás acostumbrada. Asegurarás el futuro de tu hijo– y también el de Plaza Butera pero aquello no lo mencionó.
–¡Pues no lo acepto!– replicó ella furiosa. –Los lujos y esa vida que tanto mencionas no me importan más, ¿sabes? ¡Y el futuro de este hijo lo decido solamente yo!–
–Ariana, no me hagas perder la paciencia. Te casarás, y fin de la discusión. Ya está decidido. Llegaré por ti en cualquier momento, así que prepara tus cosas. Oh, y ni se te ocurra huir de donde estás. Te buscaré en cualquier lado y te encontraré, ¿queda claro?– sin decir algo más, Hugh colgó la llamada dejándola en estado de shock.
Jack se acercó entonces a ella.
–¿Estás bien?–
Para ese momento Ariana ya había comenzado a llorar. Cubrió su rostro con ambas manos y negó sintiéndose desesperada, desolada.
–¡No! ¡No!– negó. –¡No estoy bien! ¡Nada está bien!– sus sollozos se hicieron más fuertes.
–¿Tu padre te obligará a casarte con Drew Van Acker?– preguntó, pues era lo que había entendido.
–Con Pete Davidson– respondió la castaña en medio de su llanto.
–¿Quién es ese?–
Ariana volvió a negar.
–Es nuevo en la escuela, pero lo conozco desde hace años...– ella no se sentía con ánimo alguno de explicarle la identidad de aquel chico, así que se interrumpió. –¡No quiero casarme con él!– exclamó angustiada. –¡No puedo casarme! ¡No puedo hacerlo!– sollozo tras sollozó pasó a convertirse en tormentosos lamentos.
Jack se quedó estático. Ciertamente no supo qué debía hacer para consolarla, e incluso para poder ayudarla.
–No puedo quedarme aquí porque vendrá por mí...– se angustió mucho más. –Oh, cielos pero tampoco puedo ir a casa de Liz. Ahí será el primer lugar en donde me buscará. ¡¿Qué voy a hacer?!–
Muy consternado, él intentó pensar con rapidez. Deseaba ayudarla. La veía tan mal que no se sentía capaz de dejarla sola en esas circunstancias.
Inmediatamente la vio enderezarse y detener su llanto mientras limpiaba sus lágrimas.
–¡No le voy a dejar que arruine mi vida!– exclamó decidida. –Me voy a escapar, me iré muy lejos de aquí. No podrá encontrarme–
Jack cerró sus ojos y miró al cielo con pesadez. Sabía que muy probablemente se metería en serios problemas, pues la chica era menor de edad, pero aun así decidió brindarle su apoyo.
–De acuerdo, de acuerdo– intentó tranquilizarla. –Te ayudaré a esconderte–
Ariana se sentía tan desesperada que alzó su cabeza para mirarlo con fijeza.
–¿Ha...Hablas en serio?–
Maldición... Jack la vio tan desprotegida, tan vulnerable, que el implacable deseo de socorrerla lo llenó.
–Por supuesto que sí– tragó saliva y asintió. –Tenemos que irnos ya mismo si no queremos que nos encuentre aquí–
Estaban a punto de salir cuando el timbre de un celular volvió a resonar por toda la sala.
Era el de Jack. Se detuvo a responder al ver que era Noah quien llamaba.
–Noah, ahora no. Estoy ocupado y llevo prisa– le dijo un tanto apurado.
–¿Qué? Ah, no, pues sea lo que sea que estés haciendo tienes que dejarlo ya mismo. ¿Recuerdas al agente de la Lux Fight League que conocí en Houston? ¡Está aquí, Jack, y quiere verte pelear! Tienes que estar en el gimnasio en veinte minutos, pelearás con Devan Long el Aplastacráneos. Vamos, las personas ya están llegando–
–Mierda...– siseó Jack. Había olvidado aquel asunto por completo. No podía decirle a Noah que no podría ir porque estaba intentando ayudar a la princesita de la escuela. Aquella era una gran oportunidad y no podía dejarla pasar. –De acuerdo. Voy para allá– colgó. Luego de bajar el celular miró a la chica. –Tengo un compromiso muy importante. Vendrás conmigo. Te aseguro que tu padre no podrá encontrarte ahí. Es el último lugar en el que te buscaría–
Ariana asintió.
–De acuerdo, ¿pero dónde es?–
–No preguntes– le dijo. –Sólo confía en mí, ¿vale?–
A la castaña no le quedaba más remedio que confiar en él.
Prontamente los dos salieron de ahí.
–Maldición– exclamó Jack en cuanto vio su motocicleta, y recordó el estado de gestación de su acompañante.
–¿Qué sucede?–
–Es peligroso que te subas a la moto estando embarazada. Pero no te preocupes. Conduciré con cuidado–
Ella asintió.
–Confío en ti, Jack– fue su única respuesta.
Momentos antes no se lo había dicho pero en ese instante significó mucho para él, aunque no deseara admitirlo.
Le asintió simplemente, y enseguida la ayudó a abordar.
Mientras Jack conducía, Ariana no pudo evitar abrazarse a su espalda, y reposar su cabeza sobre toda aquella dura y extensa anchura.
En tiempo pasado jamás habría imaginado que viajaría en la motocicleta de Jack Reed, sin embargo en esos momentos era muy reconfortante, y por alguna razón la hacía sentirse segura. Era como si de pronto ella supiera que mientras permaneciera a lado de ese chico rudo, nada malo sucedería.
¿Por qué de pronto pensaba en ello?
No tuvo la respuesta.
Luego de unos minutos llegaron a su destino.
Ariana se sorprendió un poco al darse cuenta de que era un gimnasio.
Se encontraba en una zona descuidada y con apariencia de ser peligrosa.
–¿Qué estamos haciendo aquí?– le preguntó con temor.
–No tengo tiempo de explicarte– respondió Jack. –Pero no te separes de mí, ¿queda claro?–
Nerviosa, la castaña asintió.
Por segundos él se quedó mirándola con fijeza haciéndola preguntarse si tenía algo en la cara o estaba despeinada.
Los ojos oscuros la miraron de pies a cabeza, observando la faldita de mezclilla que llevaba puesta, y la delgada blusita de seda. Después soltó una palabrota casi en silencio. Inmediatamente se quitó la chaqueta, y se la tendió.
–Ponte esto– no esperó a que ella la tomara, sino que se encargó él mismo de colocársela encima para cubrirla.
La chaqueta le quedaba enorme, pero Ariana no protestó respecto a eso, porque comenzaba a tener frío, además de que no quería estar en un lugar como ese en prendas tan entalladas al cuerpo.
Enseguida entraron por las puertas del frente.
Ella caminó detrás de él, acurrucándose cada vez más cerca de su espalda y sin soltarle la mano. Esperando no tener que lidiar con alguno de esos pelafustanes que se encontraban presentes y que gritaban ansiosos.
Supuso entonces que estaban ahí para ver algún tipo de espectáculo.
Seguramente habrían luchas o algo por el estilo, pero no terminaba de comprender qué rayos hacía Jack ahí o que tendría que ver con todo aquello.
El lugar inspiraba miedo. Era bastante desagradable. Olía a sudor, a otras horribles cosas, y estaba por demás sucio.
Jack parecía que buscaba a alguien porque dirigía su mirada hacia todas partes.
Ariana vio a su alrededor y pudo darse cuenta de que un puñado de hombres la observaban detenidamente. La miraban como si se tratase de un manjar al cual devorar, muy a pesar de la enorme chaqueta que la cubría. Se sintió incómoda. Jamás había estado cerca de hombres como esos. Ni siquiera Jack con sus tatuajes, porque ahora sabía que tenía tatuajes, y su rudeza, era tan grotesco como ellos. Sin embargo se dijo que no debía tener miedo siempre y cuando no se le acercaran,
Tragó saliva y se pegó más a él.
No pasó mucho tiempo cuando Jack se dio cuenta de las miradas lascivas que le lanzaban esos sujetos a la pequeña y bonita castaña que llevaba de la mano.
–Oye, Bestia. ¿De dónde sacaste a este bomboncito?– le preguntó uno de ellos.
–Tu gusto se ha refinado, mi querido Bestia– dijo el más viejo, con una sonrisa chimuela y detestable.
En medio de toda su confusión, Ariana se preguntó el motivo por el que lo llamaran Bestia. ¿Sería ese su apodo? ¿Pero por qué?
Quedándose muy quieto, Jack apretó sus puños. Conocía muy bien a aquellos imbéciles. Sabía lo pervertidos que eran y casi podía adivinar los sucios pensamientos atravesaban sus mentes en esos precisos instantes. Deseó muchísimo romperles los dientes a cada uno de ellos, pero no tenía tiempo para eso.
Aun así el fuego en su mirada no disminuyó.
–Mantengan sus malditos en ojos en otra maldita dirección si no quieren que les arranque la cabeza–
Al ver que no bromeaba, las expresiones de burla desaparecieron. Inmediatamente se alejaron a toda prisa.
Ariana alzó las cejas sorprendida de ver que no solo en la escuela, sino también ahí, él se hacía temer y respetar.
No sintió miedo absoluto de su tono violento y amenazador. Incluso le resultó fascinante pero no tanto como el poster que se encontraba colgado del techo.
Era Jack en la gigantesca imagen. Vestía bermudas negras solamente. Su torso descubierto, y un par de guantes en sus manos, mientras mostraba la más letal de sus miradas, y una expresión de guerrero. La palabra Bestia se encontraba también impresa, lo que hizo que en un segundo confirmara sus sospechas.
–¿Eres boxeador?– le preguntó directamente.
Jack la miró por unos segundos.
–Algo así– fue su contestación.
Siguieron avanzando y entonces Ariana observó que al centro no se encontraba un cuadrilátero, tal y como había pensado, sino una enorme jaula de metal.
¡Cielo santo! ¿Qué era aquello?
–¡Al fin llegas!– gritó una voz a sus espaldas.
Con apuro, Noah se acercó hasta ellos, y se llevó una enorme sorpresa al ver a esa castaña de baja estatura que se encontraba junto a su peleador estrella.
–¿Quién es ella?– preguntó confundido, con el ceño fruncido.
–Es Ariana, y está embarazada– le contestó Jack sin rodeo alguno.
–¿Qué? ¿Acaso tú...?–
–Joder, luego te explicaré, pero ahora necesito que te ocupes de su seguridad, ¿de acuerdo?–
–Pero, Jack, este no es lugar para una chica embarazada. ¿Te volviste loco?–
–Ya sé que este sitio es peligroso. Por eso necesito que la cuides–
–De acuerdo– respondió Noah sin más. –Pero tienes que apresurarte, viejo. La pelea comenzará en cinco minutos–
Jack asintió apurado, luego se giró hacia Ariana que ahora entendía mucho menos.
–No te separes de él. Es buen tipo y tiene toda mi confianza. Esto no durará mucho, lo prometo–
No le dio tiempo a la castaña a que dijera algo, tan solo se alejó a toda prisa.
Entonces por algún motivo comenzó a sentir miedo. Ver a Jack alejarse de pronto había sido para ella como quedarse desprotegida en aquella jungla de rufianes.
Miró al moreno con desconcierto.
–¿Quién eres?– cuestionó todavía temerosa. –¿De qué se trata todo esto?–
–Mi nombre es Noah. Soy el entrenador de Jack y también su amigo. Él está por subir al octágono a pelear– respondió mientras le mostraba una amistosa sonrisa para hacerla entrar en confianza.
–¿Bromeas?– ella tuvo que asegurarse.
Noah rió simpáticamente.
–No, pero no te preocupes. Todo saldrá bien. Mi amigo Bestia es el mejor peleador. Te aseguro que saldrá victorioso–
Entonces Ariana comenzó a comprender muchas cosas. Comprendía ahora su increíble fuerza y la asombrosa agilidad que tenía para golpear. En la escuela era famoso por ello, sin embargo estaba segura de que nadie imaginaba aquella doble vida que llevaba.
–Acompáñame. Te llevaré a un lugar seguro para que puedas ver la pelea–
Inmediatamente Noah la condujo a una pequeña cabina que se encontraba en la parte baja de la jaula.
Había asientos, botiquín de primeros auxilios y un montón de botellas de agua y Gatorades de distintos sabores.
Ariana cerró los ojos y realmente deseó que todo aquello pasara pronto.
De un momento a otro, alguien tras un micrófono comenzó a hablar, dándoles la bienvenida a todos los espectadores, promocionando el gimnasio y también nombrando algunas marcas que los patrocinaban como bares y carnicerías. Después de aquello anunció lo que todo mundo ansiaba ver y era la pelea de artes marciales mixtas.
Al son de una extraña canción de rock, el Aplastacráneos fue anunciado recibiendo un montón de gritos, que él aumentaba con los suyos propios.
El hombre era tan gigantesco como Jack, pero tenía expresión de maldad en el rostro, y eso puso a Ariana aún más nerviosa.
Enseguida Eye Of The Tiger comenzó a sonar de fondo. El narrador describió a la Bestia Reed como el mejor peleador del lugar. Veinte años de edad, metro con noventa y seis de altura, ochenta y ocho kilos de pura musculatura, y dos puños capaces de destrozarlo todo, así fue Jack anunciado justo antes de que saliera por la puertilla lateral.
Los aplausos y más gritos no se hicieron faltar. La gente gritaba emocionada, y Ariana se dio cuenta de que él realmente era muy conocido por ahí.
Entonces se dedicó a observarlo...
Tal y como en el poster que lo promocionaba, llevaba solamente un par de shorts largos en color negro. Sus puños envueltos en vendas blancas, mientras simplemente caminaba hasta llegar al octágono.
A diferencia de su contrincante, él no se daba golpes en el pecho ni intentaba llamar la atención del público.
Una vez estuvo arriba, Noah a su lado comenzó a ponerle los guantes dejando bien amarradas las cintas. Le untó una especie de pomada en el rostro, y después le colocó un protector bucal dentro de la boca.
Luego de algunos segundos ambos contrincantes estaban ya listos para enfrentarse. Los hicieron mirarse frente a frente y chocar ambos puños. Después la pelea comenzó.
Aplastacráneos fue el primero que se lanzó, llevándoselo arrastrado hasta estamparse con los barrotes de acero.
Jack resistió bien el golpe, y de inmediato utilizó toda su fuerza para quitárselo de encima.
Lo empujó unos cuantos metros para correr hacia él golpeándolo una vez, y después lanzarle una patada.
El oponente consiguió esquivar el siguiente puñetazo, y luego volvió hacia él, derribándolo sin previo aviso.
Bestia se giró para evitar que lo golpeara durante la caída. Intentó ponerse en pie, pero Aplastacráneos fue incluso más veloz. Los dos se pusieron en pie, y entonces él comenzó a golpearlo haciendo que Jack no pudiese ni siquiera defenderse. Lo único que pudo hacer fue protegerse el rostro con los dos guantes de sus manos.
Los golpes no cesaron sino que fueron en aumento, y para ese momento, Jack ya estaba demasiado desconcentrado.
Se sentía muy tenso, y al igual que en aquellos últimos días, no lograba concentrarse.
Sabía que estaba haciéndolo todo mal, que sus movimientos eran torpes y sus reflejos lentos. Además Ariana estaba por ahí abajo, seguramente aterrada.
¡Maldita sea! En definitiva aquel no estaba siendo un buen día.
Estaba seguro de que perdería, y lo peor era, que esa podía ser la oportunidad de su vida.
Bajo el octágono, Ariana observó a Aplastacráneos acorralar a Jack atacándolo sin piedad con los puños.
Ella no entendía absolutamente nada de ese deporte, pero estaba convencida de que Reed iba en desventaja.
No pudo evitar preocuparse al ver cómo lo golpeaban y al ver que pequeños raspones y cortes con sangre comenzaban a aparecérsele por todo el rostro.
Tuvo pánico de nuevo, y también sintió unas ganas terribles de volver el estómago.
Entonces como si aquello no hubiese sido terrible ya, en los siguientes segundos ocurrió algo mucho peor...
Jack cayó tendido en la lona, completamente inconsciente a causa de un golpe en la sien.
Ariana abrió la mirada horrorizada, y de inmediato se puso en pie.
Se dio cuenta entonces de que Noah ya se encontraba ahí arriba intentando auxiliar a su amigo, junto a un par de paramédicos.
Preocupada, la castaña esperó y esperó. Esperó a que él reaccionara, pero aquello no sucedió.
Lo habían noqueado. Eso había dicho el locutor, y entonces la angustia la llenó.
¡Jack no reaccionaba, santo cielo! ¡¿Y si estaba muerto?!
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
Hugh Butera se encontraba furioso.
Esa tarde había ido a buscar a Ariana al lugar a donde él mismo la había llevado la noche anterior. ¡Y maldita fuera! No la había encontrado. Había huido. Había huido con aquel mequetrefe de nombre Jack Reed.
–Era obvio que no se iba a quedar esperándote, papá– le dijo Adrienne enfadada. –¡Cielo santo, lo que planeas hacer con ella es una locura! Ariana no quiere casarse, y no puedes obligarla. Sigue siendo una niña–
Su padre negó.
–Si fue lo suficientemente mayor como para tener relaciones sexuales como una cualquiera, también lo será para convertirse en una mujer casada–
–Papá, maldición, tienes que calmarte y pensar con la cabeza fría–
–No hay nada que pensar, aquí lo único que importa es que... que ella ha ensuciado la integridad de mi familia, y de alguna manera tengo que remediarlo–
Natalie que seguía ahí, completamente preocupada por la situación, negó y exhaló.
Se puso en pie.
–Debo marcharme– anunció. –Pierce y los niños me esperan en casa, pero me voy muy angustiada por Ariana. Ojalá la encuentren e intenten remediar las cosas con ella sin obligarla a nada. Recuerden que si algo malo llegara a sucederle, será únicamente culpa suya. Por favor avísenme cualquier cosa– se despidió de Sandra y de Adrienne con un beso en la mejilla, y después salió de ahí.
Hugh se quedó en completo silencio, pero entonces tomó su celular y comenzó a marcar.
–¿A quién vas a llamar?– preguntó Sandra confundida.
–A la policía– respondió.
–¿La policía para qué?–
–Voy a denunciar a Jack Reed por secuestro de una menor. Voy a recuperar a mi hija, y a ese desgraciado lo refundiré en la cárcel–
Adrienne y Sandra lo miraron con gran horror.
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
–¿En dónde está Ariana?– Jack no dejaba de hacer esa pregunta mientras Noah utilizando primeros auxilios, intentaba curarle las heridas del rostro. –¡Ah, mierda! ¡Eso arde!–se quejó.
Su amigo exhaló resignado a que nunca sería tarea fácil hacer que ese hombretón se quedara quieto mientras lo curaba.
–Ya te dije que ella está bien. Antes de dejarte que vayas a buscarla debo limpiarte esas cortadas. ¿No ves que la pobre chica la pasó bastante mal mientras Aplastacráneos te golpeaba?–
–¿De verdad?– él nunca hubiese creído que Ariana pudiese preocuparse de alguna manera por él. Saberlo lo sorprendió. –¿En dónde está? ¿No ves que podría correr peligro aquí? Necesito estar con ella. Tengo que cuidarla de los buitres de este lugar–
–Tranquilo, Bestia. La dejé en tu vestidor. Sabes que nadie entra ahí más que nosotros dos–
–De cualquier manera necesito verla–
La actitud de Jack confundió bastante a Noah que jamás lo había visto actuar así, y aún menos por una mujer.
Era demasiado extraño.
–Antes quisiera que me contaras quién es ella. Digo, ya sé que se llama Ariana y que está embarazada... ¿El hijo es tuyo?– no pudo evitar preguntar.
Con un movimiento de cabeza, Jack negó.
–No, no es hijo mío–
–¿Entonces por qué la trajiste? ¿Es tu amiga?–
–Más o menos– fue su respuesta. –Está en problemas, y... yo la ayudaré–
Aquello no le extrañó mucho a Noah. Jack tenía esa manía de defender siempre al más débil.
–Ya– asintió pero aun así algo no le cuadraba del todo.
–¿El agente de Houston sigue aquí?– preguntó él de repente.
–Se ha ido, y ni siquiera dejó su tarjeta– contestó Noah.
–Lo lamento– Jack se sintió con el deber de disculparse. –Fue culpa mía–
Su amigo negó.
–No te culpes. No funcionó y ya. ¿Qué se le va a hacer?–
–Nos preparamos mucho para este día... Esta debía haber sido nuestra oportunidad–
–Sí, pero sabes que yo creo mucho en el destino. Si no fue esta, entonces vendrán muchas más oportunidades– Noah estaba muy seguro de ello. Él siempre era optimista.
Aun así Jack sabía que una oportunidad como aquella probablemente no volvería.
Exhaló y dejó que lo siguiera curando.
Minutos pasaron, en que los dos amigos se mantuvieron en silencio.
De pronto Jack decidió hablar.
–Me voy a casar– le dijo en tono quedo.
Noah frunció el ceño, se mostró impactado, pero después rió.
–Ya, claro, y yo voy a ir con Kim Kardashian a que me depile las piernas– bromeó.
Pero Jack no bromeaba.
–Estoy hablando en serio–
Entonces la expresión de burla se borró en el rostro de Noah. En su lugar apareció el shock.
–¿Con Ariana?–
–No, con tu abuela– respondió Jack irónico. –Sí, idiota, con Ariana–
–Pe...pero...pero... ¡¿Te volviste loco?!–
–Creo que sí–
–A ver, pero... ¡¿Casarte?! ¿Que no me dijiste que el hijo no es tuyo?–
–Y no es mío. Un imbécil la embarazó y se desentendió por completo. Además su estricto padre ha amenazado con casarla a la fuerza con otro sujeto–
–¿Y... y cuándo decidiste esto?– le cuestionó.
–Durante la pelea–
–Ah, eso explica mucho– Noah utilizó su tono irónico.
Jack exhaló.
–Escucha, viejo, tengo que ayudarla ¿entiendes?–
–Pues no, no entiendo. Casarse es algo muy serio. Cuanto más para ti que un día juraste que no te casarías nunca. ¿Acaso esta chica es... es tu novia?–
–¡No!– respondió fulminándolo con la mirada. –Noah, no digas estupideces. No es mi novia. Y sí, sé muy bien lo que dije con respecto al matrimonio y a las ataduras, pero no voy a casarme realmente–
–¿Entonces? Ya no entiendo nada– el moreno estaba bastante confundido.
–Sólo le brindaré mi ayuda. ¿Mencioné ya que su padre quiere obligarla a casarse con otro imbécil? Pues ella tiene planeado dar a ese hijo que espera en adopción, y después irse de la ciudad a rehacer su vida, pero si su padre se sale con la suya, interferirá en todos esos planes. En cambio si se casa conmigo, será sólo en apariencia. La ayudaré mientras nace el bebé. Una vez haya nacido nos divorciaremos, y ella podrá continuar con lo que tiene planeado. ¿Ahora sí ya entiendes?–
–Pues... sí, pero... ¿No te parece mucho, Jack? ¿Casarte?–
Lo único que Jack hizo ante todos esos cuestionamientos fue hundirse de hombros.
–Ya te dije que no será un matrimonio como los otros. Ella tendrá su libertad, yo tendré la mía. Le estaría haciendo un gran favor, que en serio necesita, y yo... sinceramente no tengo nada que perder–
–Viéndolo de ese modo tienes razón. Pero aun así me suena de locos. Mi papá no va a creerme cuando se lo cuente–
–De hecho necesitaré la ayuda de Mark en esto. Ariana es menor de edad– dijo con pesar.
–¡Joder, Jack! Presiento que te estás metiendo en un buen lío, mi amigo–
–También yo– no pudo evitar negarlo. –Pero no puedo dejarla sola–
Noah alzó sus cejas con sorpresa. De verdad nunca antes lo había visto así. Se preguntó entonces si detrás de todo aquello habría algo más que mera solidaridad.
Lo dudó. Jack no era de los que se enamoraban, pero sin duda sí era de los que siempre tendían la mano para ayudar.
–Al menos quiero que me dejes ser el padrino. Soy tu mejor amigo, ¿o no?–
Jack rodó los ojos, y le soltó una palmada en la cabeza.
–Sabes que sí, zoquete–
–De acuerdo, ahora sí te llevaré con tu futura esposa–
Futura esposa...
Las palabras retumbaron en la mente de Jack. Se sacudió de inmediato la sensación.
–Ella todavía no ha aceptado. Apenas se lo propondré. Quizá no le parezca tan buena idea, y termine mandándome al carajo–
–Bueno, pero tu consciencia quedaría satisfecha de que en serio querías ayudarla–
Era cierto, pero por alguna razón Jack deseaba que aceptara.
>No será tu mujer, pedazo de imbécil< se recriminó a sí mismo. Después negó.
Cuando Jack entró al vestidor, se encontró a la bonita castaña. Ella le mostró una expresión de alivio al verlo.
–Oh, gracias al cielo– no pudo evitar llevarse una mano al pecho. Había estado muy preocupada por él.
Le alegró también que no estuviera lleno de sangre como momentos antes. Se había cambiado de ropa con la misma de esa tarde, y las heridas en su rostro estaban limpias, pero claramente aún visibles.
–Fueron sólo unos pequeños golpes– le aseguró para despreocuparla.
–¿Pequeños? Mañana tendrás la cara tan hinchada y morada como una uva–
Aquello era cierto pero Jack lo había vivido ya muchísimas y sabía cómo evitarlo.
–Tranquila. Lidio con esto todo el tiempo. Me pondré un poco de hielo antes de dormir–
–Creo que ese tipo te golpeó muy duro. Lamento que hayas perdido–
–Estaba desconcentrado– se hundió de hombros y no quiso decirle el motivo. –Yo lamento que hayas tenido que ver esta patética versión de mí. Te aseguro que no soy tan malo como viste–
Ella negó.
–No creo que seas malo. Solamente hoy no fue tu día. Como tampoco está siendo el mío– de pronto se tornó un silencio incómodo entre ambos. Ariana exhaló. –¿Podrías llevarme a mi casa?–
Aquello sorprendió bastante a Jack, que de todos los lugares no había esperado realmente que ella deseara volver ahí.
–¿A tu casa? ¿Quieres que te lleve a tu casa?–
–La verdad es que no. No quiero poner un pie nunca más en ese lugar, pero debo hacerlo–
–¿Por qué?–
Ariana sintió entonces que debía contárselo.
–Porque he recibido una llamada de papá mientras estuve sola. Te denunciará a la policía por secuestro, y yo no quiero causarte más problemas. Bastantes molestias ya te di, y no puedo permitir que mi padre te haga esto. Me dio hasta mañana para volver, pero creo que lo haré ya mismo. ¿Para qué esperar?–
–¿Y qué pasa con eso de obligarte a casarte con este otro chico?–
–Sigue en pie, supongo. Volver significará entregarle mi vida, y renunciar a mis sueños–
Jack negó.
–Entonces no lo hagas. No regreses–
–¿Eres consciente de que si no regreso mañana mismo estarías encarcelado? De verdad no quiero que eso ocurra. Tú eres inocente en este asunto. Todo fue un malentendido–
Pero Jack volvió a negar.
–No puede encarcelarme. No te secuestré. Él mismo te llevó a mi apartamento, y estás aquí por voluntad propia–
–Sí, pero eso no importará mucho. Eres mayor de edad, yo no. La ley caerá sobre ti, así funciona este país–
Ella tenía razón. Eso lo hizo exhalar, pero no todo estaba perdido.
–Hay una forma en la que tu padre no podría hacer nada por denunciarme, ni obligarte a ti a hacer nada–
Ariana lo miró fijamente.
–¿De verdad?– realmente deseaba escuchar alguna alternativa. Lo que fuera. Estaba dispuesta a agarrarse de cualquier cosa con tal de librarse de todo aquello, siempre y cuando Jack no fuera encarcelado. La esperanza la llenó. –¿Cómo?–
–Si fueras mía–
La contestación de Jack le provocó un vuelco en el pecho.
La castaña no había esperado que él fuese a decir aquello. Abrió los ojos de par en par, y lo miró con gran impacto.
–¿Q...qué?–
Jack negó recriminándose a sí mismo.
–Perdona, yo... yo quise decir que si fueras mi esposa, tu padre no tendría más derechos sobre ti. Serías una mujer libre–
–¿De qué estás hablando, Jack?–
–Escúchame, primero, ¿de acuerdo? Sé que suena como una locura. Quiero decir... Una chica como tú, con un tipo como yo. Pero no me estoy refiriendo a un matrimonio como tal–
–¿Entonces a qué te refieres?– Ariana se encontraba bastante desconcertada. La impresión todavía la llenaba.
¿Jack Reed realmente estaba sugiriéndole que se casaran?
¡En definitiva una locura!
–No hablo de ser marido, y mujer, sino de... de un acuerdo–
–¿Un acuerdo?–
–Sí. Tú y yo nos casamos, y así evitaríamos que tu padre me denuncie por cualquier cosa, y a la vez estaríamos garantizando tu libertad. Casándote conmigo te salvarías de caer en un matrimonio que no deseas con ese tal Davidson, y también se salvarían tus planes. Firmaríamos el divorcio cuando hayas resuelto lo de la adopción del bebé, y tengas listas tus maletas para irte a Nueva York–
Cielo santo, aquello sonaba bastante tentador. Jack estaba poniéndole la solución a todos sus problemas en bandeja de plata. Se convertiría en una mujer casada que jamás perdería su libertad, y que tampoco se vería obligada a ser madre. ¡Era estupendo!
Aun así pensó que quizá sería algo muy extremo.
–Jack... Eso suena fantástico. Casarme contigo sería la puerta a la nueva vida que tanto deseo, pero... ¿No crees que es demasiado? Ya estoy interfiriendo mucho en tu vida. No tienes la obligación de ayudarme–
–Es cierto. No tengo obligación– concedió él. –Tranquilamente podría llevarte a tu casa, y olvidarme de todo, pero... Yo también tengo un sueño, ¿sabes?–
–¿Pelear?– preguntó ella.
Jack asintió.
–Sí, y aunque hoy no lo demostré mucho, estoy haciendo hasta lo imposible por cumplirlo. Quiero que tú también cumplas el tuyo–
Los ojos marrones de la castaña se llenaron entonces de lágrimas. No pudo creerse lo bueno que era ese chico al que apodaban Bestia. Se sintió muy conmovida. Quizá porque nunca antes alguien se había sacrificado de aquel modo por ella.
–¿Estás seguro?– tuvo que preguntarle.
Mostrándola una tranquilizadora sonrisa, él le asintió.
–Muy seguro–
–Bien– ella también le sonrió.
¡Santa mierda!
Se iba a casar con Ariana Butera. Apenas y pudo asimilarlo.
–Entonces tenemos un trato– le extendió la mano para que ella la tomara, y así lo hizo. Se la estrechó para cerrar el acuerdo.
–Tenemos un trato– secundó en voz baja. Ella tampoco pudo creérselo.
–Arreglaré todo para que nos casemos lo más pronto posible. De preferencia ya mismo, antes de que tu padre cumpla con su amenaza, y me denuncie–
–¿Pero cómo lo harás? Por mi edad seguro necesitaré la autorización de alguno de mis padres–
–No te preocupes por eso. Tengo un amigo que es trabajador social y tiene muchos contactos. Él nos ayudará– prometió. –Por ahora no podemos volver a mi departamento, pero Noah nos ha ofrecido su casa. Ahí estaremos seguros–
–De acuerdo– asintió Ariana.
Se sentía muy bien apoyarse en Jack. Dejar que fuese él quien se encargara de todo. La hacía sentirse más relajada, menos estresada. Sin embargo cuando fue consciente de lo que sucedería, aquel estado de relajación desapareció por completo.
¡Por todos los cielos! ¡Iba a casarse con Jack Reed!
__________________________________________________________________
cap largo en compensación por la espera.
¿Qué opinan de lo que está sucediendo?
Holly sh*it! Ariana realmente se va a convertir en la señora de Reed. ¡so freaking out!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top