Capítulo 20
Me detengo camino de casa de Ezra pensando en la posibilidad de mandarle un mensaje excusándome para no ir a verle. Por un lado me puede las ganas de estar con él, pues desde las vacaciones ha estado trabajando casi todas las tardes y apenas hemos podido estar juntos, sin embargo hoy no es un buen día para mí. No lo es para nada y aunque no quiero pensar en ello, sé que no voy a dejar de darle vueltas fácilmente.
Niego resignada, porque en el fondo sé que soy débil y necesito de su compañía, así que reanudo la marcha intentando despistar a los fantasmas que se empeñan en seguir mis pasos.
Cuando entro en su garaje sé que ha perdido la noción del tiempo, pues levanta la vista de su mesa de trabajo sorprendido de verme en la puerta.
—¿Ya son las seis?
—Ajá.
Ezra deja la pieza en la que está trabajando y yo me acerco a la sábana que celosamente oculta su trabajo.
—No he vuelto a ver tu obra... —comento interesada. He intentado no darle importancia, pero el hecho de que no me muestre sus avances me hace pensar que hay algo que no quiere contarme. Sin embargo, ¿puede haber algo peor que lo que ya vi? También recuerdo que me dijo que me había hecho una idea equivocada y por eso cada vez que me fijo en la sábana, mi curiosidad aumenta. Necesito ver su obra otra vez y comprender...
—Ya te dije que no la verás hasta el día que la presente —responde serenamente.
No sé por qué tanto empeño.
—¿Por qué?
—Porque será el día que lo entiendas.
Odio cuando habla en plan críptico.
—¿Cuando entienda el qué? —Echo un vistazo a la pieza que está puliendo pero esa, en realidad, no me da ninguna pista.
—Cuando entiendas... —Se acerca a mí por detrás y posa sus manos en mi cintura mientras deposita un suave beso en mi cuello— qué es lo que veo cuando te miro.
No me convence para nada y me aparto malhumorada. No es un buen día para jugar conmigo al gato y al ratón.
—Tú mismo.
Un atisbo de extrañeza asoma en sus ojos, sin embargo, rápidamente lo disimula y esboza una sincera sonrisa.
—¿Qué quieres hacer? ¿Bajamos a la playa? ¿Vamos a tomar algo?
Me encojo de hombros.
—En realidad no me apetece salir. Me conformo con pasar un rato juntos. Charlar...
No espero a que hable y subo directamente a su habitación, Ezra tarda un momento en seguirme lo que me hace pensar que mi actitud le tiene un poco descolocado.
Me encuentra sentada en el borde de su cama y le veo dudar.
—¿Qué ocurre Alma?
—No ocurre nada.
Él arquea las cejas dándome a entender que no me cree. ¡Maldita sea! ¿Desde cuándo me conoce tan bien?
Me retuerzo las manos nerviosa mientras noto su mirada inquisitiva sobre mí. Acepté quedar con él porque pensé que me vendría bien desconectar un rato de mi retorcida mente, no vine aquí para responder a un tercer grado.
—¿Ha pasado algo con Massini?
Una risa cínica escapa de mi boca. Curiosamente desde mi último trabajo, mi profesor está entusiasmado conmigo. Nada que ver con su actitud anterior.
—Massini me adora. Creo que pronto dejarás de ser su favorito.
No lo digo porque yo vaya a quitarle esa posición, sino porque en realidad, falta muy poco para que él deje oficialmente de ser su alumno y ayudante y el profesor tendrá que focalizar sus intereses en otra persona.
—No me fastidias con esos comentarios así que no te molestes en seguir por ahí. ¿Ha pasado algo con tu padre? —insiste.
Pero curiosamente, con mi padre también va todo bien. Desde el último mes todo es paz y armonía...
—Con mi padre va todo perfecto. Deja de intentar averiguar lo que me pasa, Ezra. Todos tenemos un mal día de vez en cuando.
Sin embargo no se da por vencido.
—¿Tiene que ver con tu madre?
Levanto la vista y le miro a los ojos por primera vez desde que ha comenzado a preguntarme.
—No es nada... solo es que las pesadillas no me dejan dormir bien. —Es una verdad a medias pero espero que se conforme porque es todo lo que estoy dispuesta a contar.
Se sienta a mi lado y puedo ver la preocupación pintada en su rostro. No me gusta ver que le importo tanto como para merecer una mirada así.
—Pensé que eso había mejorado.
—Mejorado, no desaparecido —le corrijo—. Mi madre murió a finales de enero, simplemente, que la fecha esté tan cerca, está afectando a mi calidad de sueño.
—Quizás deberías...
No estoy dispuesta a escuchar ni una palabra más. Le beso para hacer que no pueda continuar con la frase y aunque noto cierta reticencia por su parte, en un primer momento, con un pequeño empujón se deja caer sobre la cama. Me coloco sobre él dispuesta a seguir dónde lo he dejado, pero por primera vez desde que nos conocemos aparta sus labios.
—Alma, no puede ser que cada vez que un tema sea difícil para ti, tu solución sea esta.
No me gusta lo que está insinuando pero no tengo ganas de discutir, así que coloco mi mano en su barbilla y la empujo con delicadeza para que de nuevo su rostro esté orientado a mí y le pueda seguir besando. Esta vez pongo aún más entusiasmo, sabiendo que no será capaz de resistirse y aunque en un primer momento lo hace, finalmente noto cómo sus barreras caen y se entrega al momento. Se sienta en la cama, manteniéndome sobre él y sus manos se encargan de recorrer mi cuerpo de arriba a abajo. Muevo un poco las caderas para acercarme más y oigo el suave gruñido que escapa de su garganta. Sin embargo, de pronto me levanta con él y en cuanto ve que mis pies tocan el suelo, me suelta y se aleja de mi.
Le observo totalmente desconcertada pues no entiendo lo que está pasando. Ezra comienza a dar vueltas por la habitación nervioso, tanto que incluso se revuelve el pelo con ambas manos. Necesito saber lo que ocurre, pero a la vez, tengo miedo de saberlo.
—¿Por qué... has parado? —De pronto me siento una estúpida quinceañera a la que acaban de rechazar y no me gusta la sensación que se empeña en golpear mi pecho.
—Es que no sé hasta qué punto eres consciente de lo que estás haciendo. Vienes a mí buscando... ¿qué Alma? ¿Consuelo? ¿Amistad? ¿Amor? ¿Sexo?
Doy un leve respingo al oír la palabra amor mezclada entre el resto. ¿De verdad quiere ponerse a hablar en plan serio ahora?
—No sé a qué te refieres...
Se para de golpe frente a mí y me encara.
—¿No lo sabes? Siento que solo me necesitas para olvidar, para dejar tus problemas de lado un rato. Y no quiero ser eso, no quiero ser tu desahogo. No quiero que cada vez que la conversación se vuelva complicada tu solución sea echar un polvo.
No puedo creer lo que estoy oyendo. ¿Está diciendo que le estoy utilizando?
—¡No te entiendo! Pensé que estábamos de acuerdo con esto. —Hago un gesto con las manos señalándonos a ambos—. No es justo que me presiones porque no quiera hablar contigo hoy. ¡Te lo he contado todo! ¡Eres el único al que le he hablado de mi vida! ¡El único! ¿Y todavía vienes exigiéndome más? ¿Qué esperas, Ezra? ¿Qué quieres de mí?
Se acerca y me sujeta de los brazos mientras acerca su rostro al mío para que le mire a los ojos.
—No quiero nada de ti. Te quiero a ti.
Mi boca se abre de puro asombro, pues no esperaba esa respuesta de él. No soy capaz de articular palabra así que decide continuar.
—Te quiero. —Lo dice despacio como si eso pudiera ayudar a que lo comprendiera mejor—. Y me mata saber que tu no sientes lo mismo. Por eso, no puedo... no puedo continuar haciendo esto cuando sé que significa mucho más para mí que para ti.
Me duelen sus palabras, me duele ver que está herido, pero no sé qué hacer.
—Ezra... —El tono de mi voz hace que me suelte y se sienta en el borde de la cama. Apoya los codos en sus rodillas y las manos a ambos lados de su cabeza — fui clara contigo desde el principio. Te dije que no estaba dispuesta a involucrarme, te dije que no era buena para nadie en este momento.
—¿Crees que no he intentado no sentirme así? —Su voz suena grave y de forma instintiva me arrodillo frente a él para poder ver su cara—. Primero pensé en mantenerme al margen. Ya ves qué bien resultó, para cuando me quise dar cuenta te había invitado a unas cervezas y te estaba ofreciendo mi ayuda. Y después... simplemente sucedió... no puedes ser todo lo que eres y pretender que no me enamore de ti. Cualquiera que pasara tiempo a tu lado sucumbiría a ti. Estoy seguro.
No sé en qué momento nuestros rostros se han acercado tanto como para que nuestras bocas estén a pocos centímetros de rozarse. Besarnos no va a arreglar la situación pero en estos momentos deseo que lo haga con toda mi alma y algo me dice que él también se siente así. Como si leyera mi pensamiento, sus manos se deslizan a mi nuca y antes de decidir si está bien o mal, nos estamos besando de nuevo. Solo que esta vez es diferente. Su beso es urgente y febril, como si hasta ahora se hubiera estado conteniendo para no dejarme ver cuan profundos eran sus sentimientos hacia mí. Esta vez soy yo la que me separo precipitadamente y me pongo de pie alejándome varios pasos de él. Ambos tenemos la respiración entrecortada y durante unos segundos no decimos nada. Sin embargo sé que tengo que hablar.
—Esto no es bueno. No podemos seguir así. —Sueno más nerviosa de lo que me gustaría pero después de un beso como ese, considero todo un triunfo ser capaz de estructurar una frase con sentido.
Aunque no me guste, tengo que pensar en esto fríamente. Las cosas no pueden seguir como hasta ahora si él está enamorado de mí. "Enamorado" esa palabra resuena en mi cabeza e intento acallarla lo más rápido posible. Enma me lo dijo en Nochevieja y decidí no darle importancia para no tener que separarme de él. Fue más sencillo pensar que ella estaba equivocada y seguir como siempre.
—Es culpa mía —admito—. No debí dejar que nada de esto pasara. Lo siento, realmente pensé que seríamos capaces de ser simplemente dos personas que lo pasan bien juntos.
Una risa seca escapa de su boca. Está claro que le gustaría que mis palabras fueran otras. Pero no puedo, simplemente no puedo. Si él se siente así, no puedo seguir alargando esta situación.
—Yo también lo siento pero no seguiré así, enamorándome cada día un poco más de ti y sabiendo que esto no nos lleva a ninguna parte.
Me ahoga ver la tristeza que se refleja en su rostro y eso confirma que solo hay una decisión que puedo tomar. Doy varios pasos hacia a él y acerco mi rostro al suyo, para darle un suave beso en los labios.
—Lo siento, Ezra. Adiós.
Salgo de la habitación y por un momento cada célula de mi cuerpo quiere que él me siga y me detenga, que me diga que está dispuesto a continuar sin esperar nada, pero sé que eso ya no es posible, porque necesita algo más de mí que yo no estoy dispuesta a darle. Puedo darle mi cuerpo, puedo darle mi confianza, sin embargo no puedo darle mi alma.
Bajo a la playa y camino por la orilla dejando que mis pies se mojen con las olas. No quiero pensar en lo que acaba de ocurrir y a la vez, no puedo hacer otra cosa que pensar en ello. Ezra... ¿fue el destino el que lo puso en mi camino el mismo día que llegué aquí? No lo sé, pero pienso en todo lo que ha significado el tiempo que hemos compartido. Ha sido amable, paciente y considerado, teniendo en cuenta que yo me he comportado como una estúpida en más de una ocasión. Ha estado a mi lado, sosteniendo mi mano, ayudándome a avanzar, cuando lo único que yo quería era desaparecer de la faz de la tierra. Me ha hecho reír de nuevo...
Ha conseguido que sienta y que olvide, que llore y que suspire. Me ha hecho vivir... me doy cuenta de cuánto le debo, de todo lo que ha significado tenerle conmigo estos meses en los que no se ha dado por vencido y ha luchado por los dos, para que yo fuera capaz de seguir adelante.
Miro el mar, esa inmensa superficie de agua salada que parece no tener fin y sin pensarlo, doy un paso hacia adentro. Me detengo un momento al ser consciente de la idea que cruza mi mente y antes de que el miedo me eche para atrás, doy otro paso. Y otro y otro. Noto cómo la ansiedad llena mi pecho y se empeña en subir hasta mi garganta, sin embargo, eso no me impide que siga adentrándome en el agua. Continúo hasta que el agua me llega al pecho, entonces me detengo y cierro los ojos. Inspirar, expirar, inspirar, expirar. Puedo controlarlo, puedo controlarlo. Sin embargo, noto las lágrimas a punto de escapar de mis ojos y antes de poder evitarlo, estoy llorando. En un primer momento, creo que es por la situación, por haberme puesto tan al límite con algo que sé que me puede llevar a caer de nuevo en el abismo, pero al intentar pensar con claridad, me doy cuenta de lo que realmente ocurre.
Lloro por Ezra, lloro porque me entristece que piense que no siento lo mismo y lloro porque está equivocado. Le quiero, claro que le quiero y ahí reside el verdadero problema de todo. En que le quiero y por eso, lo único que puedo hacer es alejarme de él. En su cuarto, ha conseguido volcar en un solo beso esos sentimientos que estaban luchando por salir y aunque apenas haya durado, todos mis cimientos se han tambaleado en ese instante.
No quiero sufrir, no quiero tener miedo, y amar de esta manera, hace que el pánico se instale en mi pecho. Él no puede entenderlo, sin embargo lo que sentí cuando desperté esta mañana, confirma que mi propósito de hoy en adelante, tiene que ser olvidarme de él.
Soñé, como siempre, con el cuarto de mi madre. El olor y la penumbra me eran familiares, pero cuando me acerqué al borde de la cama, no era ella sino Ezra quien la ocupaba. Me desperté ahogada en mis propias lágrimas y aunque sabía que solo se trataba de una pesadilla, el miedo se hizo un hueco de nuevo en mí, porque pensar en perderle me resultó insoportable.
Si seguimos como hasta ahora, cada vez los sentimientos serán más fuertes y el miedo también aumentará. Por eso es tan necesario que deje de quererle, por eso me niego a tomarme en serio esta relación, por eso... prefiero estar sola.
No quiero que el dolor, me mate de nuevo.
Y ahora es cuando vosotrxs queréis matarme , ¿verdad?
No, en serio... me gustaría que os pusierais durante un momento en el lugar de Alma. Ella ha pasado algo terrible, perder a su madre, ha sido un duro golpe y pensar en querer a otra persona no es fácil. Porque el miedo existe. Es como cuando tienes un accidente y luego tienes miedo a coger el coche. Ella no puede soportar la idea de quererle y que algo arbitrario se lo lleve de su lado. Las pesadillas muchas veces nos hacen ver lo que no somos capaces de asumir de otra manera y la de Alma le ha hecho ver cuál es el riesgo de enamorarse...
¿Veis solución a esta situación? Realmente me siento mal por Ezra que lo único que ha hecho es quererla, pero a veces con eso no basta, porque hasta que ella no esté preparada, no hay futuro posible para ellos.
Espero que os haya gustado el capítulo, para mí todo lo que ocurre en él es muy intenso y marca un antes y después en la historia. Si me regaláis vuestros votos y comentarios, me haréis muy feliz.
Mil gracias por leerme. Besitossss
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top