Cuando no sé cómo empezar a escribir sobre ciertas cosas, acudo a mi fiel amigo Google para ayudarme a definir lo que mi mente entiende y lo que en verdad significa.

Hoy, le toca a la palabra "perfección" someterse a la búsqueda, por lo que, según el mejor amigo de todos, perfección es "Que tiene todas las cualidades requeridas o deseables." o "Que es muy adecuado para un determinado fin."

Analizando los significados, noté que la perfección en realidad no existe, es una utopía, la idea que nos vende la sociedad consumista y capitalista para obligar a las personas a ser más de lo que son por la codicia de querer ser más, de ganar más, de demostrar más.

Nuestra perfección es estereotipada, predefinida, arreglada; la presión social y cultural es tal que las personas no creen poder alcanzar esa imagen y terminan lastimándose en el proceso, ya sea física o psicológicamente. Nunca podrás ser como ellos, nunca serás suficiente, nunca estarás bien.

Normalmente, en ciertas situaciones, cuando me dicen "yo sé que tú puedes dar más" o "puedes hacerlo mejor de lo que lo estás haciendo ahora", siento unas enormes ganas de echarme a llorar, de gritar y de insultar a la persona porque, ¿no nota que me estoy arrancando el cuerpo intentando dar más de lo que estoy dando?, ¿que nunca descanso ni respiro sólo por el miedo a perder el tiempo haciendo cosas sin sentido? Infortunadamente, no; nunca lo digo, nunca lo expongo y lo guardo todo en mi mente con la esperanza de no abrir la boca y arruinar más las cosas.

Nadie es bueno en todo, ni todos son buenos en algo, si las cosas fueran de esta manera, de seguro cualquiera haría todo y no lo harían bien, porque cada ser humano, cada ente, cada ser vivo que inhala oxígeno y expulsa dióxido de carbono tiene su rol y su especialidad, y eso es lo que nos hace especiales.

Nuestra falta de perfección falsa nos hace perfectos ante el mundo real. No en aquél que sólo busca vender y ganar.

Yo misma caigo en esa necesidad asfixiante de querer ser más de lo que puedo ser, y sí, también soy lastimada en el proceso, no por el hecho de no poder alcanzar la imagen, sino por mis propios demonios, los que me susurran mis errores, los que me ahogan en lástima y compasión, aquellos que me impiden gritar por ayuda y llorar por cada esquina arrepintiéndome de cada decisión que tomo, porque cada una parece ser peor que la anterior.

Quiero a mis demonios, a pesar de que me lastiman constantemente, porque me recuerdan que estoy viva, que soy humana y que está bien cometer errores, que no soy un robot hecho a medida para cumplir una misión que no quiero aceptar.

Avanzo poco a poco, siendo feliz de obtener cada logro, por mínimo que sea, porque es una pequeña victoria, y de las pequeñas victorias se gana la guerra. Mi intención no es ser perfecta, ni mediocre, mi intención es estar siempre orgullosa de la persona que veo en el reflejo del espejo.

Emma.

PD: de ahora en adelante les empezaré a decir saltamontes, para no tener líos de género ni nada de eso, aunque todavía dudo que hayan hombres leyendo.

PD2: estamos cada vez más cerca de las mil lecturas, saltamontes, y todo es gracias a ustedes, a su apoyo y paciencia, siempre me hace sentir bien ver que gustan de leer lo que escribo. Recuerden, otra vez, de dejarme sus preguntas en Ask y de comentar, quisiera compartir más con ustedes y de saber de la existencia de saltamontes fantasma.