Luego de la muerte del escritor Franz Kafka, en su apartamento se encontraron decenas de revistas (a las que él estaba suscrito) que, en el pasado, se consideraban de contenido pornográfico.

El concepto de "pornografía" no era como lo es ahora, y estas revistas en la actualidad no se considerarían de esa forma, sino que serían más bien "erotismo artístico". ¡¿Qué habría pensado de las cosas que se publican en nuestros días?!

Entre las publicaciones que coleccionaba, destacaban las copias de Amethyst y de Opale, ambas cargadas de ilustraciones eróticas de todo tipo, ¡incluso de zoofilia!

También es sabido que Kafka frecuentaba numerosos prostíbulos.

Estas aficiones del autor se conocen desde su muerte, pero se mencionaron de forma pública y masiva hace apenas algunos años en una biografía titulada Excavando a Kafka en la que se humaniza al autor. 

Este libro fue muy criticado por los fanáticos que ven la mención de asuntos de la vida privada de Kafka como una forma de sensacionalismo para aumentar ventas.

Fuentes:

Escavando a Kafka

The New York Times