Advertencia: abuso sexual (No gráfico) y uso de drogas sin consentimiento.

Narra autora

En una oscura y fría noche en Moscú, Erik Izan Romanoff se erguía como el indomable jefe de la mafia rusa. Su figura imponente encarnaba el miedo en cada rincón de la ciudad, pero su corazón, marcado por la pena, lo hacía temeroso de lo que el destino había reservado para él. La muerte de su esposa Dorotea y de su hijo Pietro en el momento de dar a luz aún resonaba en sus venas como un eco doloroso. Solo su primogénito, Izan, el gemelo mayor había sobrevivido y el era el rayo de esperanza que mantenía vivo su espíritu.

A pesar de los años que habían pasado, los recuerdos de aquella noche fatídica nunca lo abandonaron. Se obligó a sí mismo a no mostrar debilidad, convirtiéndose en un ser implacable, incapaz de dejarse doblegar por el dolor. Con el tiempo, se volvió a casar con Marta, quien le dio la alegría de tener a una hija: Calantha Mary Romanoff, una hermosa niña de cabello rojizo, piel suave como pétalos de rosa y ojos marrones llenos de inocencia. El nacimiento de Calantha fue lo que Erik necesitaba para comenzar a sanar su desgarrado corazón.

Sin embargo, el veneno de la ambición comenzó a florecer en el alma de Calantha. De una dulce infante, se transformó en una joven arrogante y celosa, desbordando rencor hacia otros. La llegada de Maybelle Maximoff, la hija de su mejor amigo, había sido un golpe para su ego. Mientras que Calantha se tornaba cada vez más resentida, su familia de nuevo se encontraba en peligro al perder al hombre que había sido su mentor.

Cuando Calantha cumplió quince años, la situación alcanzó un clímax inquietante: en un ataque de rabia, empujó a Maybelle por las escaleras, un acto brutal que quedó marcado en su mente y en su cuerpo. Sus ojos brillantes de odio reflejaban su verdadera naturaleza. Era el instante preciso en que Erik comprendió que debía castigarla. Sin dudarlo, decidió enviar a Mary(, ya no más Calantha, esa niña había perdido el derecho de portar el nombre de su abuela,) a un internado en Gotham, cortando cualquier vínculo que pudiera tener con ella.

Los días transcurrieron en Gotham, donde Mary se vio inmersa en un nuevo mundo. La ciudad le ofrecía un escape, un lugar donde su oscuro legado no podría seguirla. Allí, conoció a Dick Grayson quien era tres años mayor que ella. Él era todo lo que ella deseaba: carismático, rico y poderoso. Pero Mary se dio cuenta amargamente que el corazón de su hombre latía solo por un horrible y estúpido hombre pelirrojo, ella, que es más hermosa y refinada solo pasaba desapercibida ante los ojos de Dick. La frustración creció dentro de Mary, transformándose en una obsesión destructiva que la llevó a actos desesperados.

Una noche, tras enterarse de que Dick había salido a un bar a emborracharse porque, según sus fuentes, su feo novio había terminado con el, Mary tomó la decisión más importante de su vida.

Ella sabía cómo podía atar por fin a Dick, aunque fuera a costa de su esbelta figura. En un torbellino de decisiones, drogó la bebida de Dick y, aprovechando su estado ebrio y drogado, se acostó con él.

A la mañana siguiente, abandonó el hotel, dejando solo un vacío tras de sí. Si Dick o alguien descubría lo que había hecho, Mary estaba segura de que no tendría oportunidad de encadenar a Dick, así que sabiamente decidió mantener la boca cerrada.

Con el tiempo, Mary se dio cuenta de que su acto habia rendido frutos. Cuando se enteró de que estaba embarazada festejo de felicidad y orgullo, al fin podría tener al hombre que se merece.

Ella, con la mensualidad que su estúpido padre le enviaba, cuido muy bien su embarazo los primeros cinco meses, ella estaba decidida a que ese engendro que se gestaba dentro de ella sería su boleto a estar una vez más en la posición social y económica que siempre le perteneció, pero, cuando Mary cumplió seis meses fijo su mirada en otro hombre, Superman era sin duda la definición del hombre que ella en realidad se merece, con el poder de Superman, Mary estaba segura de que podría dominar el mundo con el.

Ella volvió su mirada a su vientre hinchado por aquel parásito y ella solo pudo sentir nada más que odio y veneno por ese niño.

Mary bufo frustrada, aún quedaban tres meses para que pudiera dar a luz. Ella volvió a suspirar con mayor frustración.

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Cuando llego el día del parto, solo paso un pequeño tiempo antes de que ese parásito por fin naciera y cuando por fin todo acabo, ella miro al niño con nada más que desprecio e indiferencia. Mary harta del llanto del mocoso, decidió que simplemente debía irse así que se levantó de la camilla y sin que nadie se diera cuenta, tomo una manta gruesa agarro de forma descuidada al niño, lo envolvió en la manta y se fue sin ser notada.

Al poco tiempo y en la oscuridad de la noche tomo un autobús que iba directo a Metrópolis.

Ella no iba a cuidar del mocoso, tenía planes, planes que ya no lo incluían, así que dejarle la carga a su hermano mayor era una buena opción.

Ellos discutieron, obviamente que lo harían, el estúpido de Izan nunca ha apoyado ninguna de sus decisiones así que no se sorprendió cuando se molestó por sus actos.

Pero ella no se arrepiente, ahora su nuevo objetivo es Superman y ella lo conseguirá, cueste lo que cueste.

Claro que sus planes nunca darían frutos

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Creo que este capítulo es un poco complicado de entender, lo siento, así que voy a aclarar algo: Mary es tonta, así de simple, es tonta, nunca le importó nada más que ella misma y su apariencia, por eso es fácil que cambie de opinión tan rápido. En realidad nunca le gustó Dick, solo le interesaba por su apariencia y poder y al final su "crush" terminó en una obsesión enfermiza.

Cuando conoció a Superman (ya que en un principio no sabía de su existencia, repito, es estúpida) decidió que Superman superaba a Dick en poder, por eso no le importó desechar a Peter y tratar de conquistar a Superman.

Si tienes alguna pregunta no dudes en preguntar. ¡Estoy más que dispuesto a responder!

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