Capítulo 4 🎬
He hecho un inmenso esfuerzo por atender todo lo que se dijo en la reunión y dejar de mirar a Oriana, pero creo que no me ha ido tan bien, no puedo creer que la tengo a solo unos pasos, por lo que al acabar la reunión me animo a acercarme.
Sé que pronto tendré que hacer mucho más que eso, actuar con ella lo suficientemente bien para que no se dé cuenta lo nervioso que me pone estar a su lado. Creo que el papel de Luca no me será difícil de caracterizar, en el inicio de la historia es un chico nervioso y torpe ante los desplantes de Ivanna, y esa parte creo que me será más que sencillo, porque es así como me siento en este mismo instante.
Cuando la gente se va y ella no lo hace, me atrevo a acercarme, apenas me sale la voz en la primera frase, se comporta distante y eso lo hace más difícil. Sé que parezco un fan invasivo más que un actor coprotagónico, pero es que en principio siempre he sido su fan.
Ella me mira, sus ojos son de color miel y tienen como pequeños destellos más oscuros, pareciera que hay fuego en ellos, es como si incendiara con su mirada, como si pudiera atravesarte con ella y dejarte fulminado. Ella lo sabe, es una mujer poderosa, de esas que se muestra y se siente superior al resto. Mira desde arriba, incluso aunque yo le pase por una cabeza, a su lado me siento pequeño.
Le digo que irá todo bien, más que nada porque no sé qué más decir y porque no quiero dejar de hablar, ella se pone de pie y me responde que sí, que si ella está siempre irá bien. Yo asiento y la veo salir.
—¿Oriana? —la llamo y ella se voltea a verme—. Espero que seamos buenos amigos.
Ella se ríe, su risa es fría y burlona, me mira como si yo fuera un niño pequeño y ella me tuviera algo similar a la compasión. Mis manos sudan y mis piernas tiemblan, siento que no será sencillo, sobre todo porque tendré que hacer un gran esfuerzo para verla como una compañera de trabajo y no como mi ídola.
Cuando llego a la casa llamo a Verónica y le cuento cómo me fue.
—¡Qué desagradable! —exclama ella irritada.
—Bueno, es normal, es una persona famosa...
—No la justifiques —se queja mi amiga—, ser famoso no te da derecho a sentirte superior al resto —añade—. Espero que tú nunca te pongas en ese plan porque si no tendré que darte una buena reprimenda —bromea.
—No te preocupes, no lo haré. La vida de Oriana no ha sido fácil, es lógico que se proteja... No sabes lo que es este ambiente, no llevo mucho aquí, pero ya he aprendido bastante...
—Debes dejar de verla como si fuera tu diosa de la luna, es solo una mujer, igual que cualquiera, que come, bebe, duerme y hace sus necesidades como tú y como yo —rio ante aquello, no puedo imaginarla así, soy un tonto y me burlo de mí mismo—, así que bájala de ese pedestal, porque si tienes que grabar besos y cosas locas con ella, te será muy difícil...
—Sí, ya lo he pensado, de hecho... de solo pensarlo me pongo nervioso. He leído el guion, hay escenas fuertes, Vero... Ni me puedo imaginar teniéndola casi desnuda a mi lado...
Vero se echó a reír, ella y yo podíamos hablar de cualquier cosa.
—Cuando te toque grabar esas escenas recuerda lo que te dije, es una chica normal, va al baño como tú y se tira pedos que no huelen a rosas —añade.
Vuelvo a reír.
—Rami, estoy orgullosa de ti y todo lo que estás haciendo, eres un ejemplo para todos aquí, un ejemplo de que querer es poder... No desaproveches esta oportunidad, brilla y encandílalos a todos, en especial a esa tal Oriana.
—Gracias, Vero, no sé qué haría sin ti y sin tu apoyo. Eres mi cable a tierra...
Colgamos la llamada y yo me dispongo a leer el guion y hacer mis prácticas. Me gusta siempre estar preparado, conocer muy bien al personaje y meterme en su piel, y esta vez no puede ser la excepción ya que tengo que tomar en cuenta los nervios que ya de por sí me abruman al saberme cerca de Oriana.
Unas semanas después lo tengo todo listo, me siento preparado para el inicio de las grabaciones que empiezan al día siguiente. Tengo mis propios horarios y las primeras escenas que se van a grabar son con los demás actores secundarios, con los que hacen de mis amigos y los que hacen de los empleados de la oficina en la cual trabajaré para Ivanna.
Hay bastantes diferencias entre el teatro y el cine en muchísimos aspectos, agradezco que esta no fuera mi primera película porque cuando comencé a grabar la anterior, en realidad era un novato que no tenía idea. Vengo de un pueblo chiquito, un lugar humilde y tranquilo, estaba como perdido, todo era nuevo para mí y a veces creía que me sobrepasaría. Gracias a mis compañeros no tuve problema y me adapté, pero esta vez será distinta.
Al ser protagónico tengo muchas más escenas y muchos más diálogos, no tengo problema con la memorización y a veces me gusta hasta improvisar un poco, siempre que se me permita, pero está claro que será mi primera vez siendo el principal y grabando escenas de carácter más íntimo, en la otra película apenas había un beso.
Por suerte, al inicio solo se graban las escenas en lo que sería la casa de Luca y la oficina. En estos días he estado yendo al estudio para ensayos y demás, pero ninguna vez me he cruzado con Oriana. Dicen en los pasillos que ella viene siempre sobre la hora, casi no habla con nadie más que durante las grabaciones de las escenas cuando interpreta otro papel, ensaya siempre sola salvo que le digan lo contrario y tiene un montón de solicitudes extrañas en su camerino. No sé qué de todo eso será cierto o no, ya que a la gente le gusta hablar, pero yo solo escucho y aguardo pacientemente a que llegue la próxima semana, que nos tocará grabar nuestra primera escena juntos.
Es la escena donde nos conocemos, me presentan como su asistente y todos me alertan de lo malvada que es. Mi personaje debe mostrarse algo temeroso y nervioso, cosa que de seguro estaré, y luego ella lo tratará con deliberada frialdad.
Miguel, uno de los actores que interpreta a uno de mis amigos se ríe y me dice que eso será facilísimo para Oriana ya que así trata normalmente a todo el mundo. Ya comienzo a sentirme un poco como mi personaje ante tanto chismerío de pasillo.
No puedo concebir a una Oriana mala y déspota, tan fría y calculadora como dicen que es. Para mí ella es La niña que vino de la luna, una pequeña llena de bondad que solo quería ayudar a los humanos a que la tierra fuera un sitio mejor. Para mí ella es la jovencita que despertaba al amor en la película Enamorados, donde sus ojitos brillaban cuando veía al chico y se veía tan dulce que daban ganas de abrazarla.
Sí, lo sé, yo mejor que nadie debería saber que solo actuaba, y que todo el mundo sabe que se le da muy bien. Pero esto funciona así, mi lado fan es irracional, para Ramiro el fan ella es una especie de deidad, una mujer idílica que he creado en mi imaginación durante todos estos años y que he alimentado con sus películas. Creo que me he hecho una idea de ella al tiempo que juntaba cada uno de sus papeles y creaba en mi mente a la Oriana perfecta de la cual me enamoré.
Eso porque jamás pensé que la conocería en persona. Ahora, todo el mundo me dice que ella más bien parece una villana, no un ángel, y yo no sé cómo ordenar esa información en mi interior. Ya suficiente tengo con tratar de calmar la ansiedad que me produce saber que la veré casi a diario y que tendré que grabar con ella besos y caricias...
—Yo creo que por eso la dejó Eduardo —comenta Ana, una de las chicas que trabaja en la productora—, es inaguantable...
—Sí, en cambio Coti es un amor —añade Miguel—, ella sí que es buena gente. Yo la conocí en una miniserie en la cual yo era un extra, ella nos trataba tan bien a todos, como si nos conociera de siempre...
—Yo todavía no comprendo cómo eran amigas —dice Ana.
—A mí me da pena, su vida no fue fácil —añade Laura, otra de las chicas de producción—, al final es solo el resultado de su historia —se encoje de hombros.
—No dejes que la fama te convierta en una basura. —Me amenaza Ana con el dedo índice levantado—. Hoy estás aquí con nosotros, pero todos sabemos que vas a llegar lejos, no te olvides de la gente que te dio la mano.
—No lo haré, no se preocupen —aseguro.
Cada uno vuelve a su labor y yo me pregunto si será en realidad, así como la pintan. Por un instante me da temor, no quiero bajar a Oriana del pedestal en el cual la tengo, también me da pena, si fuera cierto, quizás es por lo que dijo Laura y su vida no fue sencilla... pero eso no le da derecho a portarse mal con nadie. A lo mejor es solo por lo que acaba de vivir, todo eso de que tu novio te engañe con tu amiga ha de ser horrible, y más teniendo en cuenta las repercusiones de la prensa.
Suspiro.
¿En dónde me he venido yo a meter?
¿Cómo vamos por aquí?
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