Capítulo 31 🎬

Estoy a punto de salir para lo de Ori cuando suena mi teléfono, es Marcos.

—¡A que no sabes! —dice apenas atiendo.

—Dime...

—Hay una nueva película —comenta—, estás en una terna de actores para ser el principal. ¿Te interesa?

—¿Está interesante? —inquiero pues confío plenamente en él.

—Sí, se ve bien... no es nada seguro, debes hacer una prueba.

—Me parece bien, apúntame entonces.

—¡Genial! Vamos para arriba —añade y yo sonrío.

Esa noche, se lo comento a Oriana, ella me dice que está feliz por mí y que sabe que ahora me lloverán las ofertas. Todavía le preocupa mi ascenso en este mundo, yo lo sé, porque lo menciona cada vez que puede. Tiene miedo, de que las chicas, de que la fama, de que el dinero, de que la ambición, de que lo que sea me trague. A veces discutimos por eso, porque siento que me ve como un niño pequeño capaz de perderme, sin embargo, ella dice que no es eso, que se preocupa porque sabe todo lo que me viene encima y que eso suele ser mucho para cualquier persona. Me explica que es solo porque me valora, porque no quiere ver que me pase lo mismo que a la mayoría, pero yo no lo comprendo así... y prefiero no hablar de esto, porque cuando lo hacemos, siento que la brecha entre nosotros aumenta un poco y no me siento cómodo.

Oriana viaja a la casa de su hermana y dice que se quedará por allí unas semanas para recuperar el tiempo perdido, yo me tomo unos días para descansar y decido volver a casa. La película sigue siendo éxito de taquilla y todas las revistas y programas solo hablan de nosotros y del retiro de Oriana. Especulan mucho sobre eso y le dan vueltas a ideas impensables, no me extrañaría que un día de estos se planteen si no piensa ir a vivir a otro planeta.

—¿Cómo vas con ella? —pregunta mamá en el desayuno.

—Bien, ¿te cae bien?

—Sí, me cae bien, pero si tengo que ser sincera no estoy segura de que sea una mujer para ti.

—¿Y eso? —inquiero en medio de un suspiro.

—No lo sé, parece que ha vivido demasiado... y a ti te queda camino...

—Ya no soy un bebé, mamá —me quejo con hastío.

—Yo lo sé, pero... solo cuídate.

Asiento y evito hablar del tema.

Paso unos días por el pueblo saludando a la gente, visitando amigos y conversando con Verónica. Nuestra relación ya no es la misma, pero ambos tratamos de ignorar todo lo que nos distancia y preferimos enfocarnos en lo que nos acerca.

Una semana después, regreso a casa para acudir a un par de audiciones que Marcos me había agendado. No tarda en salirme una opción para una nueva película, esta vez es con una actriz de nombre Shirley Meyer, muy bonita y conocida también. Me siento feliz y confundido en partes iguales, feliz porque tengo una nueva oportunidad y definitivamente mi carrera va para arriba, confundido porque me he acostumbrado a grabar con Oriana y todo será extraño sin ella en el set, claro que esa es una idea tonta para una persona que se hace llamar actor profesional, así que sacudo la cabeza y trato de pensar en otra cosa.

Oriana no ha regresado aún, está contenta en casa de su hermana disfrutando de su familia y poniéndose al día. Intenta sanar algunas heridas y, sobre todo, disfruta de esa beba que ha pasado a convertirse en el amor de su vida. Todo el tiempo me manda fotos o me hace videollamadas con la bebé, y yo no puedo dejar de imaginar a una Oriana mamá con un hijo que no pudo nacer.

Qué injusta es a veces la vida. El bebé de Constanza y Eduardo ya ha nacido, sus fotos llenan las redes de las revistas de chismes, dicen que están contentos con su nueva familia, pero yo sé muy bien que Eduardo vino a rogarle a Oriana para que volvieran, no hace mucho, así que no sé cuánto le vaya a durar a Constanza la luna de miel.

Y de pronto, unas semanas más tarde, estoy de nuevo en un set, con gente nueva, con nuevos guiones, con nuevos actores y con nueva historia, pero yo ya no soy tan novato, y luego de las repercusiones de la última película, todos me tratan con mucho respeto, y así, de pronto, estoy un escalón más arriba... o dos, o tres... o sin darme cuenta... quizá siete...

Pero Oriana, parecehaber bajado todos de a saltitos. La prensa ya casi no la menciona, su retiroha pasado de ser el chisme más comentado al menos mencionado y su vida comienzaa ser normal, aquella que nunca tuvo y que tanto anheló.

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