Capítulo 2 🎬
El martes recibo una llamada, estoy en mi pequeño departamento, uno que he podido arrendar gracias a la paga de la última película. No es de lujo, pero es amplio y está bien ubicado. Comparado al cuartito que renté cuando llegué recién, esto es de otro planeta.
Me siento feliz, más feliz que nunca. Actualmente no hay proyectos nuevos, pero Brenda me dijo que no me preocupara, que ya llegarían, sobre todo luego de la premiación. La película que hicimos sigue en ascenso y todavía hay mucho por caminar.
Cerca del mediodía recibo una llamada, es Marco, mi agente, dice que tiene una buenísima noticia.
—¿Hay alguna audición? —pregunto con entusiasmo. Me han dicho que no me preocupara, que seguro pronto saldría algo nuevo, pero no podía ser tan pronto, ¿o sí?
—Mejor que eso, es un papel. Te quieren a ti.
—¿Sin audición? —Vuelvo a preguntar.
—Exacto.
—¿Es una película?
—Sí, la adaptación de un libro. Piensan que tú eres el indicado para el papel —informa y yo sonrío.
Me pongo de pie y camino hasta el ventanal para mirar la calle.
—¿Qué papel es?
—El protagónico —dice y yo me quedo sin respiración.
—¿Cómo?
—Como lo oyes... Mira, ¿qué tal si te vienes un rato y conversamos? Te informaré un poco más sobre el tema, ya que si te interesa tenemos que fijar una reunión con la gente de producción.
—Perfecto, estoy allí en media hora.
Corto la llamada y voy a tomarme un baño, estoy emocionado, un protagónico tan rápido es mucho más de lo que esperaba. Salgo de la ducha y me visto, el teléfono vuelve a sonar y al ver quien es atiendo de inmediato.
—¡Vero!
—Hola Rami, ¿cómo estás? —inquiere.
—Bien, ¿tú? Estoy por salir voy a una reunión, me han llamado para un papel —Le cuento.
—¿En serio? ¿Otra peli tan rápido? No lo puedo creer, Rami, estoy feliz por ti —dice y yo sonrío.
—Gracias... ¿Y tú? ¿Qué hay?
—Nada... solo quería escucharte un rato y decirte que te echo de menos. No quiero sonar egoísta, pero extraño tenerte aquí y pasar tiempo juntos...
—Lo sé, Vero, deberías venir unos días...
—Ahora no puedo, pero cuando terminen las clases podría.
—¡Sí! Me haría mucha ilusión, te quedas conmigo, no es grande mi casa, pero nos adaptamos —digo y la escucho sonreír.
—Claro, me encantaría —dice.
Corto la llamada y salgo de camino a la oficina de Marco, no es lejos así que no tardo mucho en llegar, su secretaria me anuncia y yo paso. Él está hablando por teléfono, pero me dice que me siente y me pasa un libro.
El asistente, de Tatiana M. Alonzo.
Lo hojeo, leo la sinopsis y me rio. ¿De qué va esto?
Marco corta la llamada y me mira.
—Es la adaptación de ese libro —dice—, es una comedia, tiene un poco de romance y bastante de erotismo —informa—. Puedes llevarte el libro y darle un vistazo, el chico es contratado como asistente de una mujer hermosa y malvada, es divertido —añade—, te quieren a ti porque el muchacho debe tener cierto aire de niño bueno, carne fresca —ríe—, además creo que también es un poco una jugada de marketing.
—¿Por qué?
—Porque tú estás en ascenso y el público está pendiente de tu próximo movimiento, has tenido muy buena aceptación y probablemente llamarás mucho la atención. Es lo que necesitan.
Me recuesto por el respaldo de la silla y lo miro como si pudiera leer más allá de sus palabras.
—¿Y cuál es el tema? Porque hay algún tema, ¿no?
—Básicamente tienes que aceptar hacer escenas eróticas, ya sabes, eso estará estipulado en el contrato... qué es lo que mostrarás y qué no... y cosas así...
Ladeo la cabeza, nunca lo he hecho y eso me pone un poco nervioso, pero se supone que soy actor y tendría que poder.
—¿Qué más? —pregunto.
—Es una apuesta —informa y recuesta sus codos sobre el escritorio para mirarme más de cerca—, tu coprotagonista es una mujer que no está en su mejor momento. Para mí es estrategia pura, la quieren poner de nuevo en el centro y una película como esta con alguien como tú, sería lo ideal. Pero debes pensarlo, Ramiro, porque puede salir muy bien o demasiado mal.
—¿Quién es? —inquiero con curiosidad.
—Oriana Iglesias —dice y yo siento que me quedo sin respiración.
Él lo tiene que haber notado porque sonríe con diversión.
—O-oriana —murmuro—. ¿Ella hará el protagónico y yo seré su asistente?
—Así es, ella será Ivanna Rojo y tú Luca Bonanni.
Niego con la cabeza, esto es demasiado. Estar cerca de ella ya me parece algo surreal, pero tener que besarla, y peor, tener que hacer escenas eróticas con ella... no sé si podré. Marco me mira con intensidad.
—Las cosas no han ido bien para Ori y esta es una buena opción, la novela ha tenido éxito y las lectoras aguardan la versión cinematográfica con ansias, eso es parte del camino ganado... Te quieren a ti... y yo creo que es una oportunidad única, no cualquiera pasa de ser secundario a trabajar en un protagónico con alguien con la trayectoria de Oriana a esta velocidad.
Suspiro, es demasiado para mí.
—Piénsalo —dice Marco que parece notarme abrumado—, avísame cuando tengas una respuesta, pero no dejes pasar demasiado.
—Lo haré, acepto el papel —asiento.
—¿Decidido? —dice él con una sonrisa divertida.
—Sí, decidido.
Esa tarde salgo de su despacho y voy a caminar por la ciudad, doy vueltas y vueltas sin rumbo alguno y no puedo parar de pensar en lo rápido que va la vida. De pronto me siento un poco mareado, como si estuviera en uno de esos juegos de los parques que giran y giran y uno siente que en cualquier momento saldrá despedido.
Me da miedo, me da miedo ascender tan rápido, siempre he tenido claro que todo lo que sube debe bajar y que lo que estoy viviendo son solo momentos, pero me aterra pensar que si subo demasiado rápido la caída será más dolorosa.
Además, Oriana... Oriana es mi amor platónico, no soy un actor a su lado, soy un fan... y un fan se pone nervioso cuando está al lado de su ídolo, voy a temblar, me sudarán las manos, me sentiré una pequeña abejita obrera al lado de la abeja reina. ¿Cómo lo lograré?
Sé que puedo hacerlo, soy buen actor, me he preparado muchísimo para esto y no soy ningún improvisado, pero Ori es la niña que vino de la luna, aquella muchachita de tez blanca que caía a la tierra en una noche de luna llena.
No sé cuánto ha pasado, pero cuando me doy cuenta es de noche, voy hasta mi departamento y salgo a mi pequeño balcón, desde allí las vistas son hermosas, me siento en el suelo y recuesto mi espalda por la pared. Sigo sin creerlo, conoceré a Oriana en persona y trabajaré con ella, espero poder decirle lo mucho que ha influido en mi carrera sin siquiera saberlo, lo mucho que le debo.
Me pierdo entonces en mis recuerdos de juventud, vuelvo al tiempo y me veo a mí mismo con catorce años, acababa de venir del cine de ver su nueva película, se suponía que en la historia ella se enamoraba por primera vez de un compañero de clases. Yo estaba emocionado, se veía hermosa y perfecta, su piel blanca contrastaba con su pelo oscuro que para aquel entonces caía lacio sobre sus hombros. Compré un poster, lo colgué atrás de mi puerta. Recuerdo haberme parado frente a él y fingir una escena de la historia, la escena donde el chico le daba un beso, supuestamente el primero para ella.
Me acerqué, repetí la línea que él había dicho y actué como si fuera a besarla. Cerré los ojos, la imaginé allí y pegué mis labios a los suyos, duros y de papel frío.
Me eché a reír, era un chiquillo tonto y hormonal.
Si en aquel entonces me dijeran que hoy tendría que grabar escenas románticas con ella, no me lo hubiera creído, o quizá sí, porque si algo me ha caracterizado siempre es mi capacidad de soñar, de creer que puedo lograrlo, quizás es por eso por lo que estoy aquí hoy.
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