Capítulo 1 🎬
Adormecida (Oriana)
Es domingo y son las seis de la mañana, ya no puedo dormir y siento que no he descansado nada. Me pongo mi bata y bajo a la sala de estar, tengo ganas de licor, pero no sucumbiré. Me preparo un café y me recuesto en el sofá, envolviéndome con la manta de punto de color café que reposa sobre él.
Bebo el café y pierdo la vista en el enorme ventanal que da al jardín, el cielo está nublado y eso hace que todo se sienta más pesado. Me aprieta el pecho, es como una presión que no me deja respirar. Enciendo la televisión y paso de un canal a otro.
Hay un programa que están repitiendo, cuentan noticias sobre la gala del viernes y sobre los premiados. Hablan de los vestidos más bellos y los más feos de la noche. Estoy harta de esto, harta de la basura del mundo en el que vivo.
—¿Qué piensas, Andrés? Oriana y Constanza no se han sentado en la misma mesa —comenta de pronto la periodista. Yo cierro los ojos y suspiro, las imágenes de la velada se muestran una y otra vez.
—Eso era lógico, lo raro hubiese sido que estuvieran juntas. Por suerte Eduardo tuvo la decencia de no aparecer —responde él.
—A Oriana se la veía hermosa, como siempre, pero definitivamente ya no brilla como antes, su última película fue un fracaso y si no consigue algo bueno pronto, es probable que el público termine por olvidarla. Ya está envejeciendo...
—Yo creo que Oriana no tiene edad —bromea Andrés.
Estoy a punto de apagar el televisor, odio que hablen de mi vida como si ellos no tuvieran una, pero entiendo que es parte de todo lo que soy y en algún punto de mi carrera ha dejado de importarme en realidad.
—Pero cambiemos de tema, hablemos de carne joven... ¿Qué piensas de Ramiro Colombo? —inquiere.
—Ah, pues ese chico es toda una revelación, yo creo que el premio es justo.
—Se veía guapo y feliz —añade la locutora mientras se pasan escenas del muchacho recibiendo su galardón.
No niego me llamó la atención, no había oído de él, pero cuando pasó a recibir el premio, Joaquín comentó que era muy bueno y aseguró que su carrera iría en ascenso luego de esto. Los demás asintieron y lo observamos agradecer.
A mí me parece un chico con una mirada demasiado dulce como para este ambiente. Cuando te metes en este mundo solo tienes dos opciones: o te endureces y te haces fuerte o la presión terminará por absorberte y llevarte a los abismos más impensables de la decadencia humana.
Yo lo tengo claro porque estuve en todos los extremos, he pasado por cada uno de los estadios, desde la fama y el éxito, hasta la debacle y la perdición. Y ahora, en este preciso momento, me siento como si flotara en una especie de limbo donde ya nada puede afectarme.
Apago la tele y pierdo mi mirada en el exterior, recuerdo a Aldo, mi primer gran amor. Nos casamos a los pocos meses de ponernos de novios, éramos jóvenes impetuosos y creíamos que podíamos llevar el mundo por delante. Él era productor y su última película había sido un éxito, yo empezaba mi ascenso como actriz y estaba cargada de trabajo.
En realidad, creía que a nosotros no nos iba a suceder, que íbamos a ser de las pocas parejas a las que el ambiente no los tragaba, pero no cumplimos ni dos años de casados cuando decidimos amistosamente divorciarnos. Él no era para mí, yo no era para él, me embaracé y perdí al bebé que esperábamos y ese dolor no lo pudimos superar. Estábamos mejor así.
No quise más relaciones por mucho tiempo, hasta que conocí a Eduardo, un actor quince años mayor que yo y con quien me sentía protegida. No sé si lo amé o solo era comodidad, estar con él era cómodo... Pero entonces los vi, entré al camerino de Coti para pasar letra con ella y prepararnos para la siguiente escena que grabaríamos y los encontré desnudos.
No se me rompió nada, no lloré, salí de allí y fui a mi camerino a ensayar. De eso ha pasado un mes y todos siguen hablando del tema. Él está ahora con ella, han aceptado su romance abiertamente. Ninguno de los dos me ha dado explicación alguna, y yo no quiero escucharlos. ¿Qué podrían decirme? Además, no siento nada.
La prensa ha especulado miles de historias, algunas más magníficas que otras. Que yo me metía con el productor, que Coti es más joven y bella, que yo estoy en mi peor momento y que nuestra relación siempre estuvo destinada al fracaso. Intentan preguntarme, pero yo no respondo.
A mí me da lo mismo, vivo en una especie de burbuja en donde nada me afecta, me siento en un limbo en donde no existe emoción alguna. Es como si estuviese muerta por dentro, mi vida es gris, como el día de hoy, opaco y sin emociones.
Quizá la locutora del programa que estaba viendo hace un rato tuviese razón, quizá es que he perdido el brillo, las ganas de vivir... la motivación. No hay peor cosa que cuando uno ya no encuentra un motivo por el cual seguir.
Sin embargo, estoy atrapada en una cárcel formada por barrotes de fama, dinero e hipocresía. Debo maquillarme y dibujar en mi rostro la mejor sonrisa, Joaquín me dijo que tenía que demostrar que nada me afectaba y que estoy bien, y será que soy tan buena actriz y he actuado tanto a lo largo de mi vida que me he creído el papel y ya no soy capaz de dimensionar qué es real y qué no. Quizá de tanto fingir emociones en películas, he perdido la capacidad de sentirlas en la vida.
El teléfono suena, es Joaquín, mi agente y el único amigo que me queda.
—¿Ori? —saluda—. No sabes...
—¿Qué? —inquiero y bostezo. Tengo sueño, pero no puedo dormir y me siento agotada.
—Hay un nuevo proyecto, lo hablé ayer con un productor, es una buena idea, un protagónico que quizá nos ayude a levantar tu carrera —dice con entusiasmo.
—No sé, ¿de qué trata? Creo que debería tomarme unas vacaciones, la última película ha sido extenuante...
—No, tenemos que hacer algo, este es el momento, Ori, es ahora o nunca. No podemos dejar ir esta oportunidad, no ahora cuando las cosas están tan...
—Mal —completo.
—Bueno... solo creo que hay oportunidades que no deben dejarse pasar, Ori, y esta puede ser una de ellas...
—¿De qué trata?
—Es la adaptación de un libro... voy a pasarte unos documentos al email para que le eches un vistazo. ¿Podemos tener una reunión mañana? A la tarde, como a las cuatro. Yo tengo que reunirme por la mañana con la productora para ver más detalles y así poder informarte mejor, esto solo fue una conversación de pasillos, pero te quieren a ti y yo pienso que eso puede ser bueno, por eso concreté la reunión.
—Bien... veremos de qué trata —digo y él se despide.
Vuelvo a encender el televisor para buscar alguna película, entro en mis recomendaciones y veo que está disponible la del chico revelación, Ramiro. La pongo y me pierdo en ella por un buen rato, es buena y él es buen actor, se merece el premio, definitivamente.
Cuando acaba, cierro los ojos un rato, tengo hambre y sueño, pero no tengo ganas de levantarme. El sonido de la notificación de mi celular me hace buscar el aparato. Hay un correo de Joaquín, me dice que me ha mandado las especificaciones del nuevo proyecto. Lo abro y lo reviso, es la adaptación de un libro y parece que será una producción importante.
Suspiro y cierro la aplicación de correos, no tengo ganas de ahondar ahora, la verdad es que no estoy muy interesada en comenzar de nuevo todo lo que implica el rodaje de una nueva película, pero Joaquín tiene razón, no puedo desechar una buena oportunidad, y esta parece serlo.
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