Capítulo Veintitrés
Capítulo 23
Rosa y Miss Liam habían abandonado la mansión Gilmour para dirigirse al antiguo hogar de la pequeña Rosa, Judith viendo que al fin se encontraba sola en su propia casa, siguió con la búsqueda de una prometida para su hijo.
—¡Vamos, Judith!—se animaba ella misma mientras leía detenidamente su agenda—Debes encontrar a alguien de tus contactos que tenga una hija hermosa y soltera.
Pasaba y pasaba las hojas, llamaba algunos para preguntarles si tenían por allí alguna hija escondida, pero nada. Enojada, cerró su agenda y decidió dar un paseo en su coche para calmar su ira.
Dentro del carro, su chofer le pregunta—Señora, ¿adónde desea ir?
—Pasea por toda la cuidad. Quiero despejar mi mente.
—Entendido.
El coche se movía y Judith con una mirada fulminante observaba como jóvenes parejas caminaban por la vereda.
—¿Cómo pueden ser felices si son pobres? Y ese chico es feo, querida. Búscate otro—comentaba ella mientras cerraba su ventana polarizada.
« Mmm… ¿Mi hijo saliendo con una chica de clase media? Haría una buena acción juntando a una cenicienta con mi hijo encantador, pero ¿con qué chica? No puede ser cualquiera»
—¡Ah, ya sé! Tal vez debería…
Emocionada sacó una libreta de su cartera. Dentro del cuadernillo había unas antiguas fotografías. Cogió una donde aparecía ella junto a su esposo y otro hombre.
«Hemos perdido contacto desde hace mucho tiempo, Frank. Tal vez tu hija sea la afortunada en tener a mi hijo. Bueno, si ella está soltera. ¿Será bonita? Frank no era tan atractivo que recuerde… ¡Ojalá su hija haya heredado la belleza de su madre! »
—Oscar—llamó a su chofer.
—Sí, señora.
—Llévame a Newham, por favor. Necesito visitar a un viejo amigo de la familia.
—Entendido, señora.
***
—¿Ya?
—¡No me presiones!—exhortó la pequeña Rosa a su “chofer”, Liam—Saldré del auto cuando terminé de jugar tetris, estoy por superar mi record.
—Vamos—le insistía Liam por veintava vez—En la casa estabas decida en volver a ver a Maggie. ¿Qué pasó? ¿Acaso estas nerviosa? O tal vez tienes… ¿Miedo?
—¡Ninguno de los dos!—respondió enojada.
—¡Entonces sal del carro!—ordenó quitándole el celular de las manos.
—¡Hey! ¡Tal vez hubiera hecho un record Guinness!
—Estamos estacionados al frente de tu casa hace más de una hora. ¡Sal, ya!—la jaló de la muñeca y cerrando la puerta observó cómo Rosa intentaba mantenerse de pie—¿Estás bien?—preguntó caminando a su lado.
—¿Por qué el suelo está temblando?
—La que está temblando eres tú—rio Miss Liam mientras la sostenía de los hombros— No te pongas nerviosa. Respira hondo y relájate
—¡Ya te dije que no estoy nerviosa!
Llegando a la puerta, la pequeña Rosa dio gran suspiro y lentamente acercó su mano al timbre.
—Estoy contigo, no hay de qué preocuparse—agregó Liam con una dulce sonrisa.
«¡No pongas esa cara! ¡Haces que me ponga más nerviosa!»
Fingiendo una sonrisa presionó suavemente el timbre. Se alejó unos centímetros de allí y vio que inmediatamente una señora alta, parecida a ella le abría la puerta.
—¡Volviste!—exclamó conmovida la señora—¡Mi amor, Rosa ha vuelto!—avisó a su esposo sin poder contener las lágrimas.
—¡¿Volvió mi terremoto?!—se acercó el señor rápidamente a la entrada—¡Mi Rosa!
—Yo-Yo… —no sabía que decir la hija pródigo.
—Lo sé, lo sé—respondió su mamá al notarla avergonzada. Se aproximó a ella y sin poder aguantar la emoción la abrazó—¡No nos vuelvas a dejar así otra vez!
Su padre con la misma emoción se unió al abrazo familiar—¡Tú madre y yo te extrañamos un montón!
—¡No sabes cuánto, Rosa!—agregó la mamá.
Liam observando la emotiva escena, esperaba que Rosa les dijera algo. Ella, por otro lado intentaba no llorar. No quería desmoronarse enfrente de Miss Liam, sin embargo eso no duró por mucho.
—Per-per-dónenme—dijo con un hilo de voz.—perdónenme, por favor.
Su madre le acariciaba su larga cabellera, mientras ella tapaba su rostro lloroso con la ropa de sus padres. No quería que Miss Liam la viera tan frágil.
Sin embargo...
«Mejor los dejo un rato a solas» pensó Liam regresando a su coche por la mochila de Rosa.
Una pequeña risa soltó al recordar que en todo el tiempo que conocía a su “adorable hermanita”, ella siempre había mostrado su lado bromista, distraído, flojo, pero sobre todo su lado Hulk. Y viéndola en ese lado vulnerable le enternecía.
«Después de todo aun es una niña. Una niña…»
Sacó la mochila del asiento trasero y volvió a dirigirse a la casa de los Wood. En eso observó al padre de Rosa saliendo de allí.
—¡Hola!—saludó el hombre acercándose a él—Usted debe ser el joven que nos llamó el otro día.
—Mucho gusto, señor Wood. —estrecharon las manos.
—Gracias, en serio mil gracias por regresar a nuestra hija a casa.—agradecía el señor intentando no quebrantarse—En serio, gracias. No sé si mi hija les haya ocasionado problemas, ella a veces puede perder su temperamento, pero sigue siendo una buena chica.
—Lo sé, señor—afirmó Liam mientras le entregaba la mochila.—Estas son las cosas de Rosa.
—Gracias, por cuidarla.—dijo el señor al recibir la maleta. Al notar la mirada del joven cabizbaja, lo cogió del hombro y con tono amistoso le dijo—Puedes ir a visitarla cuando quieras. Tienes mi permiso.
—¿Eh?
«¿Permiso? ¡¿Permiso de qué?!»
—Entre a almorzar con nosotros, por favor.
—¡Espere! Yo no-
—¡Hoy he cocinado una deliciosa lasaña!—le interrumpió empujándolo hacia la entrada de su casa.
« ¡Yo no tengo esas intenciones con su hija!»
***
—¡No sabes cuánto me alegra volver a verte, Judith!—comentaba Frank al entregarle una taza de café instantáneo a su inesperada visita—Han sido más de veinte años que no hemos platicado.
—¡Lo sé! ¿Y cómo está tu esposa y tu hija?
—Bien, ambas están bien.
—¿Tu hija ya ha formado una familia?
—Aun no, ella todavía es joven. Tiene veinticinco años para pensar en eso. Mi hija ahora está muy enfocada en su trabajo.
—¿Así? ¿Y en qué trabaja?
—Es doctora, se especializa en cirugía pediátrica.
—¡Oh! Debes estar orgulloso.
—Sí, lo estoy. Es una chica muy dulce y dedicada a sus pacientes. Cierto, ¿y cómo está tu hijo? Hace poco lo vi en las noticias por el concurso de su empresa. Ha crecido y ha madurado un montón. Se parece mucho a su padre.
—Lo sé. A veces pienso que es el vivo retrato de William. Aunque, a su edad mi esposo ya estaba casado conmigo.
—¡Déjalo vivir su soltería, aun es joven!
—Tiene treinta y pronto tendrá treinta y uno. ¡Ya no es tan joven!
—¡Pero sigue siendo más joven que nosotros!—reía Frank mientras regresaba a su pequeña cocina por más café.
Mientras Judith lo esperaba, se puso a observar algunos cuadros pegados en la pared, uno era de la boda de Frank y su esposa. Otro, donde la pareja tenía en brazos a su hija, y una más antigua; donde se veían unos jóvenes Frank y William posando con una pelota. Judith podía observar como en esa foto se podía ver la diferencia de clases sociales entre esos dos. William llevaba puesto un traje muy a la moda de esa época, en cambio Frank; vestía con ropa casual y unos zapatos muy desgastados.
—Esa fotografía es del 58—dijo Frank colocando una pequeña tetera en la mesa —Ese día había ganado el primer puesto en un campeonato de futbol de la cuidad. ¡Fue el mejor día de mi vida en ese entonces! Y como era el mejor día de mi vida, debía compartir ese día al lado de mi mejor amigo. A pesar de que el padre de William le prohibía juntarse con gente “pobre” como yo, siempre estuvo allí conmigo alentándome.
—¡Qué tierno era mi William!—decía Judith sacando su pañuelo de su cartera.—¡Te odio, mi maquillaje se ha echado a perder!
—¡Ay, Judith!—sonreía Frank mientras le echaba más café a su taza.
—Sabes, Frank... Quisiera pedirte un favor.
—Dime, ¿pasó algo?
—Tú sabes que me muero porque mi hijo se case ya, pero tampoco puedo permitir que Liam se case con cualquiera. Es por eso que escogí a tu hija. Sé que ella tal vez no me recuerde, pero yo sí a ella. Era una bebe hermosa igualita a su madre. Además como me la has descrito debe tener tu personalidad, una chica noble y sensata.
—Judith, yo no creo que sea buena idea…
—¡Si es por las clases sociales, eso ya no interesa, Frank! La anécdota que me has contado, me has hecho dar cuenta que tal vez mi difunto esposo si no hubiera estado tan ocupado con la empresa, hubiera deseado con toda el alma hacer que nuestros hijos se conocieran desde un principio. Que se volvieran buenos amigos de niños como lo fueron tú y mi esposo. Hasta quien sabe, si eso hubiera pasado, tal vez habría florecido el amor entre ellos dos. ¿No te gustaría ver a tu hija formando una familia con el hijo de tu mejor amigo?
—Sería hermoso que todo lo que has dicho hubiera pasado…pero mi hija no sabe que el hombre del cuadro fue el hombre más poderoso de Reino Unido, solo le dije que él era un viejo amigo, que lo consideraba y que lo sigo considerando el hermano que nunca tuve. Si le comento lo que me sugieres, omitiría la parte en donde es que trabaja tu hijo. No quisiera que ella se sintiera como una “cenicienta”, heriría su orgullo.
—¡Estupendo! Entonces, hagamos que nuestros hijos tengan una cita a ciegas. Allí se conocerán y podrán decidir si quieren volver a verse o no. Si llegan a salir juntos por un mes, ella deberá tomar la importante decisión, si quiere comprometerse con mi hijo o no. ¿Qué te parece?
—Bueno, veamos si ella acepta primero la cita. ¿Tú hijo está de acuerdo con lo que estás haciendo?
—No, ni siquiera lo sabe, pero no te preocupes, hoy mismo le haré saber. ¡Estoy segura que aceptara tener una cita con la hija del mejor amigo de su papá!
«Eso espero…»
***
En la casa de los Wood, Rosa se preguntaba por qué Maggie no venía a almorzar.
—Mamá, ¿Dónde esta Maggie? Ya debería haber regresado de la escuela.
Sus padres se miraron por unos segundos, esperando ver quien de los dos le contestaría.
—¿Pasó algo malo mientras no estaba?
—Hija, tu hermanita—le respondió su padre—ha cambiado bastante desde que te has ido, y cambió para mal.
—No, no me digas que siguió mis malos pasos.
Su padre asintió con la cabeza.
—Con Maggie, ya no sé qué hacer—terció su mamá—Sé que está entrando a la pubertad y piensan que ya son grandes para pedir permiso a todo, pero Maggie se ha pasado del limite. Ahora espero que ella viendo que su hermana mayor regresó a ser la chica buena de antes, también ella lo haga.
—¿Cuántos años tiene Maggie?—preguntó Liam preocupado.
—Doce—respondió Rosa—Mamá, ¿eso quiere decir que mi hermanita ya no es la niña fresita que le gustaba ir a clubes de té y vestirse de princesa?
Antes de que la madre le respondiera, se oyó cómo alguien abría la puerta de la casa.
—Ya regresó—anunció su padre.
Ansiosa, Rosa se levantó de la mesa y corrió hacia la entrada.
—¡Maggie! —gritaba de la emoción por verla—¡He vuelto a casa!
—¿Tú que haces acá?—giró a verla.
—¡¿Maggie?!
Rosa no lo podía creer su hermana “fresita”, se había convertido en su antiguo yo, o tal vez peor. El cabello se lo había teñido de colores, usaba sombras negras en los ojos y llevaba el uniforme de su escuela desaliñado.
«¡¿Qué te hice, Maggie?!»
***
Después del almuerzo y un chocante encuentro con su hermanita, Rosa fue a despedirse de Liam.
—¿Vas a estar bien?—preguntó él.
—Sí, no te preocupes por mí.
«¿Segura?»
—Los jueves vendré a recogerte, ¿ok?
—Sí—asintió angustiada.
—Rosa, no debes culparte por lo que ha pasado con tu hermana.
—¡Pero es mi culpa! ¡Me odio a mí misma por dejarla sola!
—¡Entonces recupérala! Vuelve a reponer el tiempo perdido, la confianza y la amistad que tenían. ¡Aun no es tarde!
—¡Tienes razón, Miss Liam! Aun no es tarde para recuperar a mi fresita. Si tú lograste hacer que madure…
«Esto… vamos un 50% con en eso…»
—¡Eso quiere decir que ahora me toca hacer lo mismo con Maggie! ¡No me daré por vencida!
«Me alegro verte así, pero...¿Por qué siento una tristeza inmensa? No es que no la vaya a volver a ver nunca más, ¿verdad?»
—Bueno, creo que ya debo regresar a casa. Nos vemos el jueves, entonces. Aunque si interviene con mis planes de recuperar a Maggie, te llamaré para posponerlo, ¿ok?
«Nunca más…»
—¡Adiós, Miss Liam!
—¡Espera, no!—gritó Liam tomándola del brazo.
Rosa, sorprendida preguntó —¿Eh, qué pasa?
—Yo, yo…yo y mi madre te vamos a extrañar.
—¡Lo sé! ¡Soy inolvidable!—reía ella—Dile a tu madre que no se preocupe, que pronto volverá su estudiante aplicada.
—¿Aplicada…?
—Y tú Miss Liam. Sé que vas hacer el que más me extrañé, pero no te preocupes, todavía no te puedo dejar en ir. Aun te necesito.
—¡¿Eh?! Tú-Tú-
«¿Qué le pasa a mi boca? ¿Por qué titubeo?»
—¡Miss Liam, estás colorado!
Él asombrado, tocó al instante sus mejillas y las sintió ruborizadas.
—Al parecer el frio te está agripando… ¡Ya metete a tu coche, que no quiero que me culpes después!
—Tienes razón. ¡Jé! Nos vemos el jueves. ¡Cuídate, Rosa!
«Liam, el frio no adormece así la boca. ¿Qué te está pasando?»
***
Dentro de la mansión Gilmour, Judith emocionada intentaba permanecer sentada en el sofá esperando la llegada de su hijo. El timbre sonó y Tabata se acercó a la puerta principal para abrir. En eso, Judith escuchó como Liam saludaba a la mucama.
«Bien, ya llegó. Esta vez tienes que convencerlo a que vaya a la cita, Judith»
—¡Me alegro que hayas vuelto a casa!—saludó Judith a su hijo—¿Rosa pudo arreglar las cosas con sus padres?
—Sí—asintió él mientras se quitaba su saco—Ha dado un gran paso, estoy muy comento por ella.
—Igual yo. Bueno, tengo algo importante que decirte, hijo.
—Dime
—Hoy me reuní con un viejo amigo de tu padre y yo—Judith hizo una pausa y observó que no veía por ninguna parte a su mono, que preguntó por él — ¿Y Rosa? ¿Dónde está?
—¿Por qué preguntas eso?
—¡No me digas que la devolviste! ¡Eso no estaba en el plan!—Liam solo la observaba—¡¿Cómo se te ocurre quitarme a mi Rosa?! ¡Tráemela ahora mismo!
—¿Qué? No, mamá. Recuerda que ella es menor de edad, ella debe estar con sus padres. Además la necesitan en su casa…
—¡No me interesa! ¡Ya la había adoptado como mi hija!
—¡Madre!
—¡Quiero mi mono devuelta!
—¿Mono?
—¡Si no me la vas a traer de vuelta, tendré que ir por ella!—dijo decidida mientras caminaba hacia la puerta principal—¡No voy a permitir que me la quiten!
—¡Madre, por favor!—caminó tras de ella—Déjala en paz. Igual se seguirán viendo. Los jueves, vendrá ella a la casa para seguir con sus clases de ética.
—¡¿Solo la veré una vez por semana?! —Liam asintió—¡No quiero!
—¡Madre! Haré cualquier cosa que pidas, pero por favor deja que Rosa recuperé el tiempo perdido con su familia.
—¡Nosotros somos su familia!
—Lo sé, pero me refiero con su familia biológica—observando el rostro decepcionado de su madre, intentó animarla con un cálido abrazo—No te preocupes, mamá. Rosa dijo que volverá.
—Eso espero—suspiró ella regresando a su querido sofá—Cierto...¿Estabas diciendo que harías cualquier cosa por mí, verdad?
—Sí… pero depende que cosa sea.
—¡Hoy me reuní con tu tío Frank!
—¿Tengo un tío con ese nombre?
—Tal vez no lo recuerdes, porque eras muy chico cuando lo conociste, sin embargo él te recuerda muy bien. Él fue el mejor amigo de tu padre.
—Si era el mejor amigo de mi padre, ¿por qué nunca me contó de él?
—Tú sabes cómo era la situación de tu padre. Todo el tiempo estaba tan ocupado con la tienda, que descuido a su familia, a su salud y a sus amistades. Con las justas podía saludarte por tu cumpleaños, ¿no recuerdas?
—Cierto… ¿Entonces quieres que me reúna con ese señor?
—Mmm… ¡Cerca!
—¿Ah? ¿Entonces...con quién?
—Quiero que te reúnas con su hija.
—¿Su hija? No estarás volviendo a buscarme una novia, ¿cierto?
—No, claro que no.
—A ya….
—¡Si no una esposa!
—¡¿Qué?!—Gritó atónito—¿Un matrimonio arreglado? Esta vez te pasaste, mamá.
—¡Vamos, hijo! ¡Dijiste que harías lo que te pidiera! Porque si no yo pediré la custodia de Rosa y mandaré a su familia a trabajar en Chi-
—Está bien.
—¿Eh? ¿Qué dijiste?
—Que sí voy a esa cita. Estoy en mis treinta, ya debo pensar en formalizar una relación con alguien y tener una familia. Además no sé cuál sería tu próxima loca idea.
—¡No puedo creer lo que estoy oyendo! ¡¿En serio eres mi hijo?! ¡Estoy tan feliz!
—¿Cuándo es la cita?
—Este sábado que viene, en el hotel Royal’s.
—¿Conoces a la señorita? ¿Crees que sea mi tipo?
—No la conocí de adulta, pero de seguro que es tu tipo. Frank describió a su hija como una mujer hermosa por fuera y por dentro, muy inteligente y educada con sus mayores.
—Todos los padres dicen eso de sus hijas… ¿Y cómo se llama?
—Susan, Susan Be-
—¡¿Becket?!
—Sí, ¿acaso la conoces?
—Sí...
—¡No puede ser! Entonces esto sería… ¡Destino! ¡Ay, que emoción!
«¿Susan, hija del mejor amigo de mi padre? Tal vez a mi papá le hubiera gustado ver a su hijo casándose con la hija de su amigo Frank, aunque… ¿Susan, querrá volver a salir conmigo?»
***
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Hola, Hola a todos los roses! Sé que me ausente un montón, y bueno, creo que algunas se enteraron por facebook que mi cpu murió, así que tuve que esperar a que me compraran otro. Pero bueno, bueno, bueno jejeje Ya estoy de vuelta y con muchas ideas en mi cabeza!!! Como podrán ver este cap. fue larguito xD Ya tengo el otra cap en la punta de la lengua, asi que mañana empezaré a a escribirlo, ya que ya es tarde aquí en Perú :P Gracias a todos por esperar pacientes (eso espero u.u) por el cap. 23. Mi meta es terminar el libro antes de navidad, ojalá lo cumpla xD
Si les gustó el cap denle estrellita, sino les gustó, también xD
Comenten, comenten me encanta que lo hagan ♥ Nos vemos en la próxima :)
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