Capítulo Veintisiete

Capítulo 27

Ya estaba apunto de oscurecer, y las mujeres de la familia Wood se encontraban reunidas en el dormitorio de la madre.

¿Qué estarían haciendo?

—¡No! ¡Ése le hace ver gorda!—indicó la hija menor. 

—¿Cuál sugieres, entonces?—preguntó la mamá mientras le mostraba todos los vestidos que tenía en su armario.

—¡Debería usar ése! ¡El azul marino!—señaló.

Su madre lo sacó del perchero y le mostró a su hija mayor—¿Te gusta este?—le preguntó.

—¡No! ¿No puedo ir con jeans? ¡Voy a ir a una discoteca, no a un certamen de belleza!

—¡Vas a tener una cita con el viejo!—terció Maggie harta por el poco interés que aportaba su hermana—¡No vas a salir con tus amigos, sino con un hombre con clase!

—Y dinero—agregó la mamá riendo.

—Yo, yo…—Rosa quería tirarse un balazo en la cabeza en ese momento, pero lamentablemente no tenía un arma. Así que tuvo que seguir con su mentira y colocarse ese vestido.

—¡Yes!—chocaron las manos, Maggie y su mamá al verla irse al baño con el vestido que habían escogido para ella.

Luego de unos minutos salió del baño y se acercó al tocador para agregar unos detalles. Mientras ella por el aburrimiento hacia muecas frente el espejo, su madre le cepillaba el cabello hacia arriba para hacerle una cola de caballo. Y su hermana menor, colocaba un ligero maquillaje en su rostro.

—¿Sabes que le vendría bien a tu maquillaje?—preguntó la pequeña Maggie a su hermana.

—¿Limpiarla?

—¡No! Me refiero a que estrenes el labial que te compré, esta misma noche.

—¿Qué? No, no, no, no

—¡Ahora vuelvo!—anunció la otra saliendo disparada del cuarto.

«Rayos…»

—Hija… ¿Liam vendrá a la casa a recogerte? ¿O quedaron encontrarse en otro lugar?—consultó la madre mientras hacía los últimos retoques al peinado.

—Bueno—Debía pensar algo rápido. Si Jules la recogería, su familia se daría cuenta de su mentira—Regresaré a la casa de la señora Gilmour. Allí nos encontraremos.—contestó tranquila, como sí todo lo “tuviera fríamente calculado”.

—¿Allí se encontrarán? Mmm…Mi amor, si por algún motivo ese hombre quiere propasarse contigo.

—Es Miss Liam, mamá.—reía Rosa—No malpienses.

—¡Igual, Rosa! Si pasa eso, no dudes en golpearlo y luego llama a papá, para que le de otra paliza. ¿Me entendiste?

—¡Fuerte y claro!

***

Después de que Maggie y su mamá, terminaran de arreglar a Rosa para “su cita con Miss Liam”. Ambas llevaron a Rosa hasta la casa de los Gilmours. No solo a ella, sino también su equipaje.

—¿Rosa? ¿No ibas a volver mañana?—preguntó Judith sorprendida al verlas paradas en la puerta principal.

—¡Cambio de planes!—sonrió Rosa avergonzada sosteniendo su mochila.

—¡Wooh! ¡Qué hermosa mansión tienen!—exclamó la mamá maravillada—¿Tienen piscina?

—¿Le gustaría pasar, señora Wood?

—No, no, no. Mi hija menor me está esperando—Judith giró para ver el carro usado, y Maggie desde la ventana las saludaba—No es nuestro carro. Tuvimos que pedirle a nuestra vecina a que nos hiciera el favor de prestárnosla. Así que debo regresarla rápido.

—Será en otra ocasión, entonces—expresó Judith sin sonar aliviada mientras cogía de los hombros a Rosa—No se preocupe, yo la cuidaré bien.

—Gracias, confió en ustedes—se acercó a su hija a abrazarla y le susurró en la oreja— Es tu cumpleaños, así que diviértete, niña. ¡Pero pórtate bien, ah!—advirtió señalando su mirada feroz—¡Cuídate!

—¡Cuídense ustedes también!—exclamó su hija mientras la observaba entrar al auto.

Al irse la familia de la residencia, Judith más Rosa, entraron por fin a la casa.

—Tabata—llamaba Judith a la mucama—Lleva el equipaje al dormitorio de Rosa, por favor.

—Sí, señora. —asintió la señorita mientras Rosa le entregaba su mochila.

—¿Y ese vestido, Rosa?—preguntó Judith al verla sacándose el abrigo—¿En serio vas a salir con ese mocoso? No es necesario que sigas mi plan en tu cumpleaños.

—Vamos a salir como amigos, no se preocupe. ¡Ay, verdad! ¡Debo avisarle donde estoy!

—¿Por qué te castigas así? No salgas con él. Recuerda que él es enemigo de esta familia.

Rosa solo oía mientras seguía texteando a Jules.

—Sabía que no me escucharías, Rosa. Por eso, llamé a alguien para que te haga cambiar de parecer.

—¿Así? —Levantó la ceja, interesada para ver que tenía bajo la manga—¿Quién trajo? ¿A Miss Liam?  

—Sí—contestó una voz masculina desde el segundo piso.

Rosa sorprendida, volteó a verlo.

—Feliz cumpleaños, Rosa—decía Liam apoyado en los barandales de la escalera—Ahora eres una mujer.

—¡Gracias!

—Bueno, se supone—continuó el otro aproximándose a ellas—porque a un sigues con la mentalidad de un niño de ocho años.

—¡¿Ni-ño?!—gritó ofendida.

—Hijo—terció Judith tomándolo del brazo—hazla recapacitar. No puede ir a una discoteca con ese mocoso.

—¿Por qué no? Que vaya.

—¡¿Quééé?! —ambas no podían creerlo

—¿Estas seguro?—preguntó Rosa confundida.

—¿Son amigos, verdad?

—¿Sí…?

—Entonces, no le veo el problema.

—Voy a ir a una discoteca, ¿eso tampoco te molesta?

—No—sonrió acomodándose en uno de los sillones de la sala—Hoy cumpliste dieciocho años, ahora eres una ciudadana que toma sus propias decisiones.

—¿Eh? —Rosa seguía estupefacta. ¿Acaso ese era Miss Liam?

—¡William! ¿Qué te pasa, ah?—preguntó enojada, Judith colocándose enfrente de su hijo—¡Se suponía que me ayudarías! ¡Rosa!—giró hacia ella—¡No vayas, por favor!

—¡Claro que iré!—exclamó cabreada—Voy a ir a bailar, a beber y a divertirme toda la noche. ¡Y todo lo haré junto a Miss Jules!—intentaba encender la mecha, no la de Judith, quién quería desvanecerse en el suelo, sino la de Liam; sin embargo él seguía luciendo tranquilo.

«¿Qué haces, idiota? ¡Se supone que deberías gritarme!» pensaba Rosa mientras presionaba con fuerza sus puños.

En eso alguien tocó el timbre.   

—¡Debe ser Miss Jules!—anunció Rosa intentando lucir emocionada—¡Hasta luego! O mejor diría...¡Hasta mañana!

—Diviértete—se despidió el otro mientras la observaba colocarse su abrigo.

—¡Lo haré!

«¡¿Qué te sucede, ah?! ¡Se supone que eres sobreprotector conmigo!» Seguía preguntándose la pequeña Rosa caminando hacia la puerta principal «¿Por qué ya no más…?»

***

Fuera de la mansión, Rosa con la ira hasta la cabeza, bajaba las gradas cabizbaja.

—¡Feliz Cumpleaños!—exclamó Jules saliendo por la puerta trasera del coche—¿Hoy no ves algo distinto en mí? ¿Qué tal luzco?—preguntó abriéndose el saco—¿Eh? ¿Por qué esa cara?—preguntó viéndola desanimada.

—¿Ah? Nada, nada—volteó a verlo—Te ves bien. Muy bien.

—¿En serio?—Rosa asintió—Gracias. ¿Y por qué estas vistiendo ropa formal? Dijimos ir a una discoteca, no a una cita…—susurró avergonzado.

—Pues, vestí así para lucir un poco mayor.—contestó ella entrando al coche—Así no habrá lio en la entrada.

—Cierto…. —Quería retractarse por malpensar—Mi chofer nos dejará en la entrada y luego nos recogerá en la madrugada. ¿Está bien?

—Sí—asintió ella mientras Jules entraba por la otra puerta—Cierto, ¿y mi regalo?

—¿Regalo?

—Sí, hoy es mi cumpleaños.

Jules atónito por haberse olvido, intentó improvisar.

—Pues, te estoy invitando a salir ¿Eso no basta?

—No—negó cruzando los brazos como puchero—Eres tacaño, Miss Jules.

«Debí decir otra cosa…Ahora ella me odia. ¡Demonios!»

—¿Sabes?—continuó Rosa—somos iguales en ese aspecto.

—¿Eh?

—Yo también soy tacaña—rio—¡A veces!

Jules observándola nuevamente sonriendo, suspiró aliviado.

—Entonces, eso quiere decir que para mi cumpleaños, ¿yo tampoco recibiré nada?

—¡Así es!—reía la pequeña Rosa mostrándole la lengua.

«Con tal de que estés allí ese día, será divertido…» pensaba Jules mientras sonreía al verla feliz.

***

Entretanto el “mocoso” y el “mono” subían al coche, dentro de la mansión Gilmour, la dueña estaba  protestando a su hijo, por no ayudarla a detener a su “hija putativa”.

—¡Yo quería pasar con ella su cumpleaños! ¡¿Por qué no dijiste nada?! —su hijo solo la observaba, sereno—¡Te llamé por las puras!

—Mamá

—Sonabas preocupado cuando te llamé. Hasta dejaste tu trabajo para venir acá. ¿Y para qué? ¡Para que le digas “Diviértete”! ¡Te pasaste!

—Mamá

—¡No quiero oírte! ¡Estoy molesta contigo!

—Bueno…—se levantó de su asiento—entonces no te contaré que voy hacer.

—¿Ah?—se acercó a él—¿Qué dijiste?

Su hijo viéndola interesada por lo que dijo, rio.

—William, dime. ¿Qué vas hacer? ¿Acaso, vas a malograr su cita?—preguntó sonriendo maliciosamente—¿Puedo ayudar?

—¡¿Qué?! ¡No voy hacer eso!

—¿No?

—Eso sería cruel, madre. Además, sabotear a alguien es inmaduro.

—Entonces, ¿qué vas hacer?—preguntó Judith observándolo irse hacia la puerta principal.

— Voy a seguirlos. Tengo que vigilarlos, ya que no confundió en-

—¡El mocoso de Jules!—completó la frase, su madre con sabor a desprecio.

—Eh… la verdad iba a decir Rosa—corrigió él mientras abría la puerta—Ella suele en meterse en problemas.

—Mmm… también.

—Ya vuelvo.

***

Había llegado la oscura noche a la ciudad de Londres. El clima en esas horas, era más fría de lo normal, así que las familias dormían con la calefacción encendida en sus tranquilos hogares. Sin embargo, no para la juventud londinense. Quienes preferían calentarse en otros tipos de lugares, como clubs nocturnos. Antes de que el chofer de Jules dejara solos a su jefe y a su compañía, ambos dejaron sus abrigos dentro del auto y entraron a la discoteca “Hot Weekend”

Dentro del lugar...

—¡Wooh! ¡Esto es el paraíso!—exclamó maravillada al observar varias personas de su misma edad bailando y divirtiéndose como si no hubiera un mañana.

—¿Qué? ¿Nunca has entrado a una discoteca?—preguntó Jules burlón.

—No. Iba a fiestas de grandes, pero nunca a discotecas.

—¿Fiestas de grandes? ¿Acaso, eras una chica mala?

—Digamos que un 80% de ella se ha ido, pero el otro 20% puede que crezca y se múltiple a 120, si vuelvo a encontrarme con una personita…

—¿Quién?—preguntó inquietante.

—Alguien sin importancia… ¿Bailamos?

Mientras ambos bailaban al son de la música, dos personas pudieron visualizar a la pareja en medio de toda la multitud. Una era Liam, quién usando una gran chalina cubriendo la mitad de su rostro, tomó asiento cerca del barman y se quedó observándolos desde una distancia mediana. Sin embargo, la otra persona...¿quién sería?

—¡Amo esta canción!—comentó Rosa sin parar de moverse como un calamar—¿A ti no?

—Sí… pero deja de bailar así, por favor—pidió sin quitar su chispa de alegría—¡Me avergüenzas!—admitió francamente.

—¡Hey! ¡Yo bailo bien, ya!… ¿O no?

La canción terminó y ellos se fueron a buscar un asiento para descansar las piernas.

—¡Rosa, por aquí!—señaló Jules un espacio de sillón libre, ella lo siguió—¿Quieres algo de beber?

—Agua estaría bien—contestó caminando hacia el grupo de personas que estaban sentadas—Cuando me aburra de bailar, allí sí pedimos cerveza.

—OK… ¡Ya regreso!—indicó Jules mientras buscaba con la mirada al barman, sin embargo; antes de dar un paso más, escuchó cómo Rosa llamaba a otra persona.

—¿Colin?

Inmediatamente, “Jules Klein” se acercó a ella.

—¡Ross! ¡Me encontraste!—exclamó su antiguo "roommate" emocionado por los efectos del alcohol—¡Te estuve viendo bailando con ese tipo, toda la noche! ¿Ya me has olvidado...?—preguntó quitando las manos de un par de mujeres de su cuerpo—¿Tan rápido?

—¿Colin…?—musitó Jules cruzando los brazos.

«¡Espera! ¿Colin, no era el nombre de su...¡¿Novio?! »

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¡Hola a todos! ¡Volví rápido! :) Gracias por votar y comentar ♥

¿Qué les pareció el capítulo? Muchas cosas pasaron en un día, ¿verdad? :D Todavia falta la tercera parte del Happy Birthday de Rosquita ;)

Un saludo especial a las nuevas lectoras y por supuesto también, a mis roses ♥♥♥

Nos vemos pronto <3

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