Capítulo Veintidós
Capítulo 22
Liam observándola alarmada, suspiró.
—Sé que debí llamar, pero no encontraba mi celular y el de Jules no tenía batería—dijo la pequeña Rosa para evitar que la castigaran.
Miss Liam oyéndola, se levantó de su asiento y caminó hacia ella. Rosa viendo que se aproximaba sin decir una sola palabra; siguió con las escusas—¡Además no habían cabinas telefónicas allá! ¡Deberían haber, no toda la gente lleva su celular consigo!—se acercaba él cada vez más y más a ella—¡Prometo que la próxima vez que salga a la calle, no me olvidaré de mi celular! ¡Lo juró!—diciendo esto, ella al instante cerró sus ojos para no presenciar el rostro enojado de Miss Liam, sin embargo…
« ¡¿Eh?!»
No hubo una Miss Liam enojada.
Rosa no lo podía creer, pensaba que Liam se acercaría a ella para ahorcarla y luego tirar su cuerpo desde un precipicio por preocuparlos, pero no fue así. Mientras ella seguía hablando peor que una cotorra, Liam extendió sus brazos y lentamente la rodeó por la cintura.
«¡¿Qué le sucede?! ¡¿Por qué me abraza?!» se preguntaba ella mientras sus extremidades no le respondían. Y eso no era todo, sus mejillas se encendieron y su corazón, no dejaba de latir rápidamente.
«Mejor dicho… ¡¿Qué me sucede a mí?!»
Después de unos largos segundos abrazando al pequeño mono, la soltó. Viendo su rostro en completo shock, con una pequeña y sincera sonrisa le dijo—Me alegro de que estés bien.
Atónita, soltó una disculpa. —¡Perdón, no lo volveré hacer!
—¿No volverás a olvidarte de tu celular o no volverás a tener una cita con Jules?—preguntó Liam mientras retornaba a su asiento.
—¿Qué? ¿Por qué dices eso? ¿Tú tampoco querías que saliera con él?
—¿Yo tampoco...? ¿Mi madre no te había obligado a salir con él?
—¡No! Bueno, la primera vez sí—respondió recordando su experiencia en la charla del Doctor Drew—pero está vez, yo fui quién quiso salir con él.
—¿Así…? ¿Y por qué?
—¡Quería divertirme! Ya que tú estabas “muy ocupado con tu trabajo”, le pedí a Jules que me acompañara a ver un concurso de skaters.
“Ahhh…. Con razón no los encontré…” susurró fastidiado mirando hacia un lado.
—Bueno…ya que arreglamos las cosas, me iré a dormir. —indicó Rosa yéndose hacia las escaleras—¡Buenas Noches!
—¡Espera!
«¡¿Ahora qué quiere?!»
—Dime—giró mirando hacia él.
—Necesitamos hablar, ven.
—¡¿Más?!
—Ven, por favor.
Cansada regresó a la sala, al parecer no se había salvado de su castigo—¡Ya te dije que no me olvidaré más, lo juro!
—No, quiero hablar de otra cosa—dijo señalándole un mueble para sentarse.
—¿Entonces de que quieres hablar conmigo?—tomó asiento.
—De tus padres.
—¡¿Eh?!
—Rosa…creo que ya es hora de volver a casa.
***
Tabata intentó llamar por centésima vez a la señorita Rosa para que desayunara, pero ésta ni contestaba. Llevaba ya dos días encerrada en su dormitorio. Debía estar bastante enojada para no salir por comida. Solo quedaba que la dueña de la casa o su hijo lograran sacarla de su cueva, sin embargo Judith no quería molestarla, la verdad no quería escuchar a Rosa quejándose de por qué había husmeado sus pertenencias, en cambio Liam, él solo esperaba que Rosa se diera cuenta que ya era momento de arreglar sus problemas familiares. ¿Tendría él, la razón?
—Los odio…los odio… ¿Cómo se les ocurre leer mi diario? —Reprochaba Rosa debajo de sus sabanas— ¿Yo, volver a esa casa? ¡Jamás!
En eso, su estómago empezó a rugir nuevamente de hambre—¡Y además de coger mi diario, robaron mis snacks! ¡Ay!—intentó moverse de un lado a otro para callar a su estómago, pero éste era tan rebelde como la dueña.
Harta, se levantó de su cama y se sentó apoyándose en el respaldar.—Volver a casa, volver casa….volver a casa—repetía y repetía esa frase mientras ella sin darse cuenta volvía a quedarse dormida por “inanición”.
Ayer, en la noche…
—¿Estás bromeado, verdad?—Miss Liam le negó con la cabeza—¡¿Por qué quieres que vuelva con ellos?! ¡Ya te dije que a ellos no les importó!
—No es cierto.
—¡Claro que sí!
—¡Qué no, Rosa!
—¿Qué…?—ella no podía creerle. ¿Cómo estaba él tan seguro de eso?
—Hoy, llamé a tus padres.
—¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! Espera, ¿cómo los llamaste? Nunca te di su teléfono.
El otro avergonzado, retiró el diario de Rosa de su cojín.—Mi madre sacó esto de tu dormitorio. Yo-
—¡¿Lo leíste?!—gritó quitándole el objeto de las manos.
—Sí—asintió cabizbajo—Sé que estuvo mal, pero necesitaba saber más sobre ti, en especial quería saber por qué te habías separado de tus padres.
—¿”Padres”…?—soltó una carcajada— ¿Y qué te dijeron ellos de mí? ¿Qué me extrañaban, no? ¡Pues, son mentiras!
—Ayer después de leer tu diario, me contacté con ellos. Les comenté cómo fue que te conocía, y en donde estás viviendo en estos momentos. Al escuchar que te encontrabas bien y que estabas intentando madurar como persona, se conmovieron.
—¿En serio?
—Rosa, ellos te extrañan. No sabían nada de ti desde hace meses. Un padre aunque este enojado con su hijo, nunca deja de quererlo.
—¡Cállate, tú no sabes nada!
—¡Rosa!
Rosa no sabía qué hacer para evitar oír esas cosas. Intentaba taparse los oídos y actuar como si no oyera, pero Liam seguía insistiendo que la extrañaban y que debía volver con ellos.
¿Cómo era posible que la siguieran queriendo después de que ella se comportara como una “bestia” con ellos? Ella no se habría perdonado, si estuviera en los zapatos de ellos.
—¡Rosa, ya basta! ¡Escúchame!—exhortó quitándole las manos de las orejas. Ella lo miró sorprendida y éste siguió hablando—Tienes que volver a casa.
—¡No! ¡Yo no quiero! ¡Ya no puedo tolerar escuchar más de sus quejas! ¡Estoy cansada!
—¡Rosa, ellos no se quejaban de ti! Si no te advertían de que el camino que estabas llevando era el equivocado.
—¿Camino? ¿A camino te refieres a Colin? ¡Colin es un buen chico!
—No lo creo.
—¡Tú no lo conoces! ¡Tú nunca has hablado con él!
—Pero lo he visto contigo. Un joven que no terminó la escuela, que se droga y que solo piensa en fiestas y en sexo, ¿te parece un buen chico?
—Tú no lo conoces—insistía Rosa presionando sus puños de la ira—Él es mi mejor amigo, lo conozco mejor que cualquiera y sé que no es un mal chico.
—¿A no?—tomó el diario de sus manos, y empezó a leer algunas de las hojas.—Querido diario, hoy fumé por primera vez…Colin me insistió en probar y me gustó. Querido diario, hoy se suponía que estudiaría para el examen de lenguaje, pero Colin me insistió en ir a una fiesta. Querido diario, hoy Colin-
—¡Cállate!—exclamó golpeándolo en el pecho—¡Cállate!
—¡No, Rosa! —Respondió tomándola de las muñecas—¡Tú te estabas dejando dominar por él! ¿Nunca te has puesto a leer lo que has estado escribiendo? Hacías todo lo que él te decía, y lo peor era que te hacia hacer cosas malas. ¡Prácticamente te estaba convirtiendo en él!
—¡No es así!
—¡Claro que sí! Lo único rescatable que hizo ese chico fue rechazarte.
—¿Qué? ¡¿Cómo te atreves?! ¡Eres un-
—Porque si no te hubiera rechazado—la interrumpió— no te hubieras decido en cambiar. Y además, tú y yo, nunca nos hubiéramos conocido.
Liam tenía razón, demasiada razón para ser precisos. Rosa no podía tener una objeción a la triste verdad, solo le quedaba regresar con sus padres, y volver a tener la vida que tenía antes de conocer a Colin... y a Liam.
Aunque tal vez no pasaría eso fácilmente.
—Mañana en la mañana, empacaras tus cosas. En la tarde, iremos a tu casa—indicó Liam soltándole las manos. Se agachó para recoger el diario en el suelo y se lo devolvió—Ve a descansar.
Acarició su cabeza y se dirigió hacia la puerta de la casa.
—No me iré de aquí…—susurró ella mientras éste caminaba.—¡No me iré nunca! —gritó botando toda la rabia que tenía por dentro—¡No quiero pisar esa casa, jamás! ¡Los odio, no los quiero volver a ver! —diciendo esto corrió hacia su dormitorio y se encerró en él.
—¡Rosa! ¡Rosa! ¡Rosa!—gritaba Liam acercándose a la puerta del dormitorio.
—¡Vete! No saldré de aquí hasta que se te quite la tonta idea de que vuelva con mis padres! ¡Vete!
—¡Entonces, te quedarás ahí por mucho tiempo!
—¡¿Ah?! ¡Bien, entonces!
****
—¿Madre, qué haces?—preguntó Liam observando a Judith tachando unos nombres de su agenda telefónica.
—Oh, pues—cerró el cuaderno rápidamente— estoy aburrida.
—Ah… bueno, iré a tomar un baño, ¿está bien? Me avisas si Rosa decidió salir de su dormitorio.
—Sí, sí, sí
Mientras Liam subía al segundo piso, Judith abrió nuevamente su agenda—¡Uff…! ¡Estuvo cerca!
«No entiendo cómo es posible que la mayoría de herederos de este país, estén comprometidos o casados. Solo el Príncipe Harry, mi hijo y el mocoso de Jules son los únicos solteros de sangre azul » pensaba ella mientras tachaba más nombres.
—¡Ay, no! ¡Se acabaron las familias de clase alta de mi lista! —intentó leer todas las páginas de su agenda, por si se habría olvidado de alguna, pero no. —¡Rayos!
«No tendría este problema si a Rosa le gustara mi hijo. Sigo sin entender cómo es posible que le gustara ese tal Colin? Es demasiado… ¡plebeyo para ella! »
—Tendré que buscar en mi lista de “amigos pobres”—suspiró retomando su agenda—pero eso sí, tienen que ser atractivos.
***
Después de una corta siesta, Rosa se estiró sobre su cama.
—¡Ahhhhh! ¡Tengo hambre!—agonizaba la pobre—¡¿Por qué no tuve una refrigeradora en mi cuarto?!
Se levantó de la cama y caminó hacia su ventana.
—¡El día apesta!—exclamó observando a personas caminando felices por la calle—¡Auxilio! ¡Tengo hambre! ¡Alguien que me lance algo de comida!—gritaba con todas sus fuerzas.
La gente solo pasaba, nadie podía oírla, ya que la mansión se encontraba muy lejos de las rejas que la separaban de la calle.
Frustrada, cerró las cortinas y giró violentamente, chocando con su cómoda. De pronto, su diario se cayó de allí.
—¡Demonios!—se agachó a recogerlo—Oh…¡Maggie!—exclamó sorprendida al volver a ver la fotografía de su hermana.
Rápidamente tomó las zapatillas más cercanas que tenía, alistó su mochila con todas sus pertenencias y salió por la puerta.
«¿Cómo me pude olvidar de ti, enana? ¿Cómo pude ser tan egoísta y dejarte sola con esos ogros?»
Bajó las escaleras en busca de Liam, pero solo encontró a Judith.
—¡Oh, Rosa! ¡Buenos días!—saludó nerviosa Judith mientras colgaba su teléfono.—Veo que no comer en un día, te ha favorecido. Sigue así, falta poco para reducir esa panza.
—Mmm…—ignoró el consejo—¿Dónde está, Miss Liam?
—En su antiguo dormitorio, ¿por?
—¡Necesito hablar con él, ya!—respondió regresando rápidamente al segundo piso.
Mientras tanto, en el baño de Miss Liam.
—¡Listo!—Liam había terminado en afeitarse el rostro—Ahora, a enjuagar—dijo tarareando.
De pronto alguien abrió la puerta bruscamente
—¡Ay, mamá!—gritó del susto estampándose contra la pared—¡¿Rosa?! ¿Qué pasó?
—¡Yo, yo, yo!—no sabía que responder, su mirada se había quedado plasmada en la toalla que tapaba la mitad del cuerpo de Liam.—Yo…yo…¡Cámbiate, por favor!—gritó saliendo de prisa de allí.
Cerró la puerta y apoyo su espalda en ella.
«¡Lo vi desnudooo! Bueno,90 % desnudo… ¡pero igual! ¡Dios, qué vergüenza! » Frotaba su rostro para olvidar esas imágenes de su mente.
—¿Rosa, sigues ahí?—preguntó Liam detrás la puerta.
—S-Sí
—¿Qué querías decirme? ¿Acaso te vas a salir de esta casa también?
—Sí me iré de aquí—Liam abrió la puerta usando su bata y la miró sorprendido— pero es por qué regresaré a la antigua…de dónde vengo, y en donde una personita me necesita.
—¿Tu hermanita?—preguntó conmovido.
—Así es.
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Volví-Volví :D
Esta vez fui rápida, o casi rápida xD Gracias por sus lindos comentarios *-* y por sus votos, roses ;) Son las mejores ;D Nos vemos en la próxima! Qué pasará ahora? TA-TA-TA-TAAANN ♥
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