Capítulo Treinta
Capítulo 30
Faltaba un día para aquella celebración donde los hombres gastan toda su mesada o paga por aquella chica o chico especial, o el día donde después de una velada romántica, los matrimonios concebían engendros no planeados. En otras palabras faltaban horas para que llegara el famoso día de “San Valentín”. ¿Los Gilmours tendrían algún plan para ese día?
—Rosa, ¿qué vas hacer mañana?—preguntaba Judith a su pequeño mono mientras entraba a la habitación de ésta— ¿Por qué alistas una pequeña maleta? ¡¿Estás pensando en escaparte otra vez?!
—No, tranquila. Mañana mis padres saldrán por San Valentín, así que cuidaré a Maggie todo el día.
—¿Y es necesario que lleves una maleta? ¿No preferirías invitar a tu hermana a venir acá?
—¿No le molestaría?—Judith negó con la cabeza— ¿Podría quedarse a dormir también?
—Claro, mientras te tenga a mi lado, no hay problema. ¿Entonces, mañana será un día solo chicas?
—Sí… eso parece…
—¡Haremos una pijamada! ¿Qué tal si nos hacemos manicura y vemos películas románticas?—preguntaba la eterna quinceañera, Judith Gilmour.
—Ay… sí que no cuadraré con ustedes…¡Cierto! Si es un día de chicas, hay que invitar a su hijo también.
—¡Sería grandioso! Pero, él ya tiene planes, Rosa.
—¿Miss Liam tiene una cita para San Valentín? Eso es… ¿Posible?
—Claro, si yo fui la que le encontré pareja.
—¿Qué? ¿Pa-pa-pareja?
—Sí, y eso no es todo. ¡Esta chica será la prometida de mi hijo!—exclamó la señora de la casa triunfante, como si después de una larga batalla contra el poco interés hacia el amor de su primogénito, haya por fin vencido.
Por otro lado, Rosa no lo podía creer. ¿Miss Liam se casaría pronto? ¿Cómo? ¿Cuándo? Su corazón poco a poco se encogía y ella asustada, no sabía por qué.
—¡Genial! ¡Al fin!—felicitó la pequeña Rosa intentando lucir contenta—¿Y quién es la victima?
—La hija del mejor amigo de mi esposo, Susan Becket.
—¿Qué? ¿Su-Su-Su-Susan?
—Sí, ¿qué? ¿La conoces?
Rosa no sabía qué contestar, sentía que las piernas le temblaban y que estaba apunto de desvanecerse. Al parecer la noticia, le había impactado bastante. ¿Susan Becket? ¿La cita de Miss Liam que ella había saboteado junto a Miss Jules? ¿Por qué de todas las Susans del país, tenía que ser ella? Se preguntaba horrorizada. Imaginarse de que ellos dos se casarían, le asqueaba y ella seguía sin saber el motivo.
—¿Rosa? ¿Rosa? ¿Estás bien?—preguntó Judith a su “mono”—Viendo tu rostro pálido, al parecer sí se conocen. ¡Y no me digas que no! Sabes que a mí, nadie me puede ocultar nada. Dime, ¿de dónde la conoces?
El pequeño mono cabizbajo le responde֫ —Sí la conozco... es la pobre joven que le malogré su cita con Miss Liam hace un mes.
—¡¿Qué?! Entonces se conocían desde allí…¡Esplendido! ¡Eso quiere decir que estaban destinados a conocerse! ¿No es hermoso?
—Sí…lo es…
***
En otra parte de la ciudad, más específico en el “castillo” de Lady Jules, bajaba él tranquilo hacia su comedor para almorzar. Caminó hacia la gran mesa redonda de madera y como era de esperarse, observó que otra vez iba a comer solo.
—Joven, Jules—se aproximó su secretario—Acabo de recibir un fax de su madre, ella confirma su presencia para el centenario de King’s. Dice que vendrá acompañada del señor Vladimir, aunque usted no quiera.
—Pfff—suspiró irritado mientras se servía una copa de vino tinto—Entonces niéguele la entrada a la ceremonia.
—Pero, señor; es su madre.
—¡He dicho que le vas a negar la entrada a esa bruja!—gritó irritado—vete, quiero estar solo.
—Sí, señor.
El secretario salió disparado y los sirvientes intimidados por la actitud del patrón prefirieron esconderse en la cocina. ¿Por qué llamaría bruja a su madre? ¿Y quién era ese tal Vladimir?
Enojado por escuchar esa noticia, tiró los cubiertos sobre la mesa y se retiró sin terminar de comer del comedor.
—Odio esta familia—murmuró mientras salía de la mansión King’s.
Entró a su carro deportivo y lo encendió—Necesito despejar mi mente, ¡ya!
***
La pequeña Maggie, después de que Rosa la llamara para decirle que pasaría todo el día de San Valentín juntas en la casa de los Gilmours, no podía estar más contenta. Fue al supermercado más cercano para comprarle un presente a la señora GIlmour por la invitación, pero además de eso; la pequeña enamorada había comprado también un pequeño obsequio a su príncipe azul. Sabía que mañana no se encontraría a Jules a menos de que su hermana lo llamara, sin embargo; lo único que le importaba era que ya tenía preparado un regalo especial para cuando llegara el día que se animara en declararle sus sentimientos a su príncipe azul.
Regresando a casa, observó como un carro lujoso corría a toda velocidad. A pesar de que la nieve era fuerte, podía visualizar al conductor que exclamó emocionada—¡Oh, por Dios! ¡Es Jules!—corrió tras el carro hasta que se dio cuenta que Jules manejaba sin percatarse de los semáforos rojos—¡Jules, debes detenerte! ¡Detente!—gritaba corriendo con todas sus fuerzas sin importarle que la gente la observara.
En eso, un taxi yendo por el lado contrario sin que se diera cuenta de que el conductor del auto deportivo venía a toda velocidad pasó enfrente de él. Jules estupefacto, frenó el carro lo más rápido posible. Las calles estaban heladas y resbalosas por la nieve y el frio, así que Jules mientras evitaba detener el carro, daba vueltas y vueltas en medio de la pista asustando a los transeúntes.
—¡Príncipe Jules!—gritó la pequeña Maggie al darse cuenta que Jules había logrado parar al auto, se acercó al conductor quién estaba saliendo exhausto del móvil y le preguntó tomándolo de las mejillas —¿Estás bien? Soy Maggie, la hermana menor de Rosa. ¿Me recuerdas?
—Sí…sí… —asintió el otro agitado sacando sus manos de su rostro—Gracias por preocuparte, niña. Por favor, no le cuentes esto a tu hermana, ¿sí?
—¡Lo prometo!
—Gracias. Bueno, debo irme.
—¡Espera!—exclamó cogiéndolo del brazo—¿Adónde vas a ir?
—A ningún sitio por ahora. ¿Por qué? ¿Quieres que te lleve a la casa de lo Gilmours?—preguntó animado esperando de que la pequeña asintiera.
—No, qui-quiero ir a un lugar pri-privado contigo. Te-tengo que decirte algo—indicó Maggie titubeante. ¿Sería posible que se haya animado a entregarle el regalo ahora?
—¿Privado? Eso sonó raro…mejor te llevo a tu casa. Vamos.
—¡Espera, no!
Jules, esta vez la ignoró y entró inmediatamente a su carro. Maggie suspiró decepcionada, necesitaba decirle como sea sus sentimientos. Antes de que otra se lo robara. ¿Lograría ganarse el corazón de piedra de Jules?
***
Al llegar a la vecindad de los Wood, Jules estacionó enfrente de la casa que antes él no creía que aquí vivía su rosquita.
—Puedes irte—dijo Jules señalándole con la mirada la salida.
—Esto…—la pequeña Maggie se colocaba colorada cada vez más al ver el rostro de su “príncipe”—¿Qué vas hacer mañana?
—¿Mañana? Trabajo.
—¿Trabajo? ¿Por qué? Si es San Valentín.
—¿Y? No todos celebran ese estúpido día—contestó con honestidad, pero al ver a Maggie encogiéndose por la tonta pregunta que hizo, intentó retractarse—Pero sabes, tal vez este San Valentín sea distinto. A lo mejor me anime a invitar a alguien a salir.
—¡¿Así?!—Preguntó exaltada de la emoción—¿Y a quién tienes pensado en invitar? ¿No te importaría si esa persona sea de otra clase social o menor que tú?
—Mmm…pues…
«Rosa es pobre y menor que yo…Si no tuviera la actitud que tiene conmigo, diría que no es mi tipo. Sin embargo, ella es distinta a otras y eso me gusta. Supongo que podría…»
—¿Príncipe Jules?
—Ah, cierto. No, no me interesa la clase social, ni que sea menor que yo.
—¿Entonces…te gustaría salir con-
—¡Sí!—asintió el otro sin que Maggie terminara de preguntarle—Sí, me gustaría salir con…
«¿Conmigo?» pensaba la pequeña emocionada.
—…Tu hermana. ¿Tú crees que ella acepte salir conmigo?
***
En la noche, luego de cenar acompañada de Judith; Rosa volvió a su dormitorio para encerrarse y no salir hasta el día siguiente. Todo el día, la pobre no podía dejar de pensar en el futuro. ¿Si se llegaban a casar Miss Liam con Susan, ella se convertiría en la cuñada? Bueno, ella sabía muy bien que no compartía la misma sangre “azul” de los Gilmours, sin embargo; a pesar de eso, Judith la consideraba una hija, un miembro más de la familia, y en especial la hermanita que siempre quiso para su primogénito.
¿Acaso ese es el papel que quiere ser ella en esa familia?
Se tiró en su cama y escuchó como su celular sonaba y sobaba a su lado, giró a ver quién la llamaba y observó que era el príncipe de su hermana.
—¿Miss Jules, qué pasa?—contestó—¿Alo?...¿Alo?
—Ho-Hola...—saludó el otro por fin, sin poder evitar el nerviosismo que lo consumía.
—¿Qué pasó? ¿Acaso extrañas escuchar mi bella voz?—reía Rosa, mientras que el otro, esa pregunta lo colocaba más ansioso.
«¡¿Qué te pasa, Jules?! Ya has invitado a salir a chicas antes, ¿por qué ahora tienes que actuar como estúpido?» se decía Miss Jules él mismo. Para recuperar su confianza, tosió un par de veces y llegó preguntarle—Hey, ¿tienes planes para mañana?
—Sí, mañana habrá un día de solo chicas aquí en la casa con mi hermana y la señora Judith. ¿Por qué? ¿Quieres unirte, Miss Jules?
—¿Qué? No, no, no.
—Solo bromeaba—reía el pequeño mono.
—¿Vas a estar ocupada todo el día? ¿No-no te gustaría…salir con-conmigo en la noche?
—¿Salir? ¿A dónde?
—Bueno, no sé. Po-podríamos ir a comer o pasear por allí, ¿no?
—Mmm…comer...¡Ok, me apunto!
—¡¿En serio?!
—Sí, pensándolo bien sería divertido salir en la noche y malograr algunas citas por San Valentín. ¡No sabes cómo me hostiga esa celebración!
«¡A mí también! Wooh, ella es perfecta para mi…»
—¿Encontrémonos en la plaza, ok?—sugirió Rosa para evitar que su hermana Maggie y Judith sospecharan que saldría con el “príncipe azul” o con el “mocoso”.
—¿Plaza? Ok. Entonces, nos vemos allá.
—Seguro.
—Oh, cierto. Puedes decirle gracias a tu hermana por el consejo. Ella sabrá a que me refiero. Bueno, adiós.—colgó.
—¡¿Ah?! ¿Consejo? ¿Cuál consejo? Acaso…¡Oh, diablos!
Nerviosa, marcó inmediatamente el número de Maggie en su celular. Necesitaba preguntarle si es que ella se había reunido con Jules hoy día. ¿Acaso Jules le dijo algo que no debía a su hermanita?
“El número que usted ha marcado no está disponible en estos momentos…” decía la contestadora del celular.
Tiró el aparato sobre la cama y se preguntó angustiada «¿Y ahora que hago?»
Solo quedaban pocas horas para que empezara San Valentín. ¿Llegaría a ser un día romántico para la pequeña Rosa?
***
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Noche de paz....Noche de amor...Zzzz... jajaja
Feliz Navidad les desea Teffo a cada una de sus roses ♥
Este capítulo fue mi regalo de Navidad xD es el primero que publico seguido. Espero que les haya gustado ♥ Espero escribir asi de seguido próximamente ya que la historia se pone picante jejeje
Gracias nuevamente por sus comentarios y votos ♥-♥
Nos vemos pronto ♥ y repito ¡Feliz Navidad o Feliz Janucá a todos! :D jo jo jo jo (se retirá vestida de Papá Noel)
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