Capítulo Trece

Capítulo 13

Después de bajar las escaleras de emergencias con “cuidado”, se dirigieron sigilosamente hacia el estacionamiento.

Jules se adelantó unos cuantos pasos de ellas para así abrirles la puerta de su coche.

—Gracias, Jules.—dijo Judith encantada mientras entraba primero al carro.

Jules sonrió, y volteó a ver a Rosa quien se se encontraba intentando correr con sus tacones. Al verla, ocultó su risa de ella, ya que la caminata de Rosa lucía como un chimpancé bailarín.   

—¿De qué te ríes?—preguntó ella molesta.

—De nada, de nada.—respondió Jules mostrándole su asiento.

—¡Más te vale!

Rosa intentó subir rápido al carro, pero su vestido era muy apretado que no le dejaba flexionar las piernas sin que se subiera la falda.

—¿Necesitas ayuda?—preguntó Jules.

—No, gracias.

—Bueno…

Jules dejándola a que ella misma cerrara la puerta, se fue hacia la otra puerta para entrar y sentarse.

—¡Rosa, sube ya!—exclamó Judith.

—¡Eso trató! ¡Es solo que no me deja este vestido!

—¡Ay, dame tu mano!

—¿Para qué?

—¡Solo dámela!

Rosa le hizo caso, sin embargo; la señora Gilmour en vez de ayudarla a entrar paso por paso, la jaló hacia adentro sin importar que se dañara el vestido o Rosa.

—¡Auch!—gritó Rosa de dolor, ya que Judith la golpeó contra la manillija de la ventana de la otra puerta.—¡Me va a salir un chichón en mi frente por su culpa!

—Ya sanará.—respondió Judith cerrando la puerta.

El chofer escuchando la puerta cerrar, arrancó la limosina.

Jules que se sentaba frente a las damas, observó que uno de los zapatos de Rosa se había caído al suelo. Él soltó una risa y se acercó a recogerlo mientras Judith le sobaba la frente a Rosa.

—Al parecer se te olvidó esto.—señaló Jules.

—¡Oh! ¡Tíralo por la ventana! ¡No lo quiero!

—¡Rosa!—exclamó Judith avergonzada por su actitud.

—¿Qué dije? ¡Ah! Arrójalo por la ventana, por favor.—sonrió Rosa.

—¡Rosa!

—¿Qué? ¿No era por eso?

En eso se escuchó una gran carcajada. Las chicas sorprendidas por la exagerada risa, giraron sus cabezas hacia Jules, quién no podía controlar su risa ante el inapropiado comportamiento de Rosa.

Era la primera chica que conocía, que actuaba despreocupada y no actuaba “linda” para agradarle.

«Me agradas, Rosca.» pensó Jules mientras se calmaba.

—¿Te encuentras bien?—preguntó Rosa incómoda.

—Sí, sí… es solo que eres distinta a muchas señoritas que conozco.

—¿Así?— Rosa se sorprendió.—¿Entonces te luzco alguien femenina?—preguntó, ya que quería saber la opinión de un chico que no sea Liam sobre su progreso como dama.

—¡No!—respondió Jules entre risas.

—¡Rayos!—estrujó Rosa su puño de decepción.

—Perdónala, Jules. Rosa, a veces puede ser un poquito… inquieta y atrevida.

—No se disculpe, Judith. Rosa parece ser una chica muy divertida.—sonrió el otro.

—¿Divertida? Creo que te estás confundiendo.

—No, no estoy mintiendo.  Y cómo me agrada Rosa, quisiera proponerles algo a ambas.

***

En Gilmour’s

Liam se encontraba sentado pensativo en su escritorio sosteniendo un CD.

—Ella tenía razón…—susurró él.

De repente apareció su secretario con un sobre.

—Joven Liam, el Dr. Jordan nos envió los análisis del vaso de vidrio y efectivamente, encontró residuos de anfetamina.

—Gracias.—recibió el sobre.—Puede retirarse.

El secretario asintió y salió de la oficina.

«Debí creerte…» pensó Liam al revisar los papeles del laboratorio.

—No te preocupes, Rosa. ¡Voy a compensártelo!

Cogió su celular y marcó el número de esta.

“El número que usted ha marcado no se encuentra disponible. Vuelva a intentarlo más tarde…”

—Ay…—intentaba guardar la calma, pero solo duró unos segundos.—¡Deja de apagar tu celular, niña despreocupada!—gritó Liam enojado a su celular.

—¡S-Señor Gilmour!

Liam volteó a ver quién era.

—¡O-Oh!—era su secretaria, aparentemente la dejó estupefacta.— Discúlpeme, yo estab-

—¡N-No se preocupe, señor Gilmour! Solo vine a informarle que el abogado Turner vendrá a su oficina a las dos de la tarde.

—Ok, gracias.

Liam observando que su secretaria había dejado su oficina rápidamente, estampó sus manos hacia su rostro.

«¡Qué vergüenza! ¿Acaso actué como Rosa?»

 ***

Dentro del “pequeño” hogar de Jules, sus dos invitadas tomaron asiento en su sala de estar. Jules chasqueó los dedos y se acercaron rápidamente dos de sus sirvientas. Una traía tazas de té y la otra, el jarrón más bocadillos.

—Sírvanse, por favor.

—Gracias, Jules.—dijo Judith cogiendo delicadamente su taza.

—¡Comida!—exclamó Rosa contenta abalanzándose  hacia los bocadillos—¿Cuál me comeré? ¿Este? ¿O este? ¡¿O tal vez est-?!

—¡Rosa!

—No se preocupe, Judith. Tenemos muchos de estos bocadillos en casa. Así  que Rosa, puedes comerte todos los que quieras.

—¿En serio? ¿Puedo comérmelos todos?

—¡Rosa!

—¡Claro que sí!—sonrió Jules.

Rosa con sus ojos brillosos de la emoción empezó a devorar los bocadillos. Judith avergonzada por los modales de Rosa intentó desviar la mirada de Jules.

—Y bien, Jules. ¿Cuál era lo que querías proponernos?

—Cierto. Bueno, viendo que la reputación de Gilmour’s está pasando por un mal momento, quisiera ofrecerle un apoyo de mi compañía.

—¿Un apoyo? ¡Wooh! ¡Qué considerado, gracias! ¿Y cuál es?

—Pues, ya que pronto se acercará el aniversario de ambas empresas. Este año, dejemos nuestras diferencias y celebrémoslo juntos.

—¿Gilmour’s con King’s?—terció Rosa con la boca llena.

—Sí.—asintió Jules.—¿Qué dice?

—Mmm… tendría que pensarlo, Jules.

—¿Necesita hablarlo con su hijo? Está bien.

—¿Qué? ¡Nooo!  Es solo que no sabré como pagar tu ayuda.

—¡No me tiene que pagar con nada, Judith! Considérelo un regalo de King’s a Gilmour’s por su centenario.

—¿Seguro? ¡Wooh, me sorprendes Jules!

—Bueno… aunque si usted insiste que quiere dar algo a cambio. ¿Qué es lo que me ofrecería?

—Lo suponía...Ya que al parecer, Gilmour’s no tendrá una nueva imagen este año. Te quisiera ofrecer a la favorita de nuestro jurado del concurso para tu empresa.

Rosa, escuchando esa propuesta inesperada, se atraganto con una galleta.

Pedía ayuda la pobre, pero los otros dos seguían concentrados con su “trueque” o mejor dicho negociación.   

—¿Q-Qué? ¿Está segura?—preguntó sorprendido Jules.

Judith asintió decidida.

—¿Y qué beneficio gano teniendo a su modelo?

—Pues…ya que ambas empresas celebraremos juntos nuestro centenario, sería bueno que haya una sorpresa para el público. Mostrar a nuestra nueva imagen ese día iba ser nuestra sorpresa, pero como estoy tan agradecida contigo, quiero que esa sorpresa sea tuya.

—¡Me encanta la idea! Pero… ¿eso quiere decir que se cancela definitivamente su concurso?

—Lamentablemente, sí.

—Uh…siento mucho que no haya funcionado eso.

Rosa después de golpearse el pecho reiteradas veces, pudo sacar la galleta de su garganta. Roja y exhausta intentó llamar su atención mostrándoles el residuo de comida que sacó de su boca, pero ellos seguían ignorándola.

Rosa molesta volvió a sentarse en el sillón y siguió comiéndose los otros bocadillos.

—¿Entonces qué dices, Jules? ¿Aceptas?

—Mmm… sí. Acepto su oferta.

—¡Muy bien!—exclamó Judith volteando a ver a Rosa.—¿Por qué estás colorada? ¿Tienes calor?—preguntó.

Rosa furiosa solo los fulminaba con la mirada.

—¿Y bueno, quién es la modelo?—continuó hablando Jules.

—¿Quién es?

—Sí, sé que eran tres las favoritas. Estaba Rosa, pero las otras no recuerdo su nombres bien… creo que era Jackie y… ¡Ah! ¡Y Ann! ¿Quién de ellas dos es?

—Pues… ninguna de ellas.

—¡¿Qué?! Eso quiere decir entonces, que me dará a…

—¡Aja, sí a Rosa!

—¿En serio ella era la favorita?

—Sí, ¿no me crees?

—Mmm, no mucho.

—Solo mírala. ¿No es un encanto?

Jules volteó a verla.

Rosa seguía fulminándolos con la mirada mientras se metía uno por uno los bocadillos a la boca. 

—Déjeme pensarlo por hoy, por favor. Mañana le daré mi respuesta.

—Ok.

«¿Por qué me quiere dar a Rosca? ¿Acaso, ella también está tramando algo?» pensó Jules mientras observaba a  la señora Gilmour tomando tranquila su té. «¡Entonces, juguemos!»

—Sabe, creo que me convenció, Judith.

—¿En serio?

—Sí, viéndola bien. Rosa luce muy hermosa, y me encanta su personalidad. Tal vez no solo llegue a ser la imagen de King's.—rió Jules.

Judith entendiendo lo que quiso decir él, casi escupe su bebida.

—Ella solo tiene 17 años, Jules. ¿No crees qué es muy joven para ti?

—¡Solo bromeaba, Judith! ¿Pero quién sabe lo que puede pasar después?

«¿Quieres seguir el juego? ¡Pues, que empiece!» pensó Judith mientras fingía reírse.—¡Ay, veremos si puedes conquistar su corazoncito de piedra!

—No me rete, Judith, porque yo siempre consigo lo que quiero.

«¡Ni que estuviera loca para entregarte a Rosa!»

—¡Ya veremos!

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¡Hola, Hola!

¿Ahora qué pasará? Ta-Ta-ta-TAAAA :)

Gracias por comentar y/o votar Roses ♥

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