Capítulo Dieciséis

Capítulo 16

Y llegó el día más esperado de la semana…

Los rayos de sol del sábado por la mañana despertaron los ojos legañosos de la pequeña Rosa, ella jadeando por la luz se levantó y tiró la almohada al suelo.

—Ahhh…—sobó sus ojos y bostezó.— Hoy es…¡Hoy es el día!—exclamó emocionada.

Se levantó de su cama y se dirigió rápidamente hacia la habitación de la señora Gilmour. Tocó un par de veces la puerta esperando a que Judith le dijera que pase.

—¡Estoy dormida!—respondió ella.

Rosa quería empezar ya el día, así que entró a la habitación sin permiso. Al entrar observó a la señora Gilmour dormida usando un antifaz de dormir.

“Parece una momia en su sarcófago” susurró riéndose.

—Te oí.

—Oh-Oh…

Judith tomó asiento y al sacarse el antifaz del rostro, fulminó con la mirada al pequeño mono.

—¡Wooh! ¿Qué le pasó en el rostro?—preguntó Rosa señalando sus ojeras.

—No me gusta que entren a mi habitación en las mañanas. Aún no me he arreglado, Rosa.

—Oh, ya veo.

—¿Por qué despertaste tan temprano? ¿Acaso es por la cita?

—¡Sí!—respondió emocionada.

—Me alegro que estés con mucha energía. Hoy tenemos que ir después del desayuno al salón de belleza para que te arreglen esas cejas y también que te depilen las piernas, niña.—indicó Judith mientras la observaba de pies a cabeza.—¿Entendido?

Rosa asintió.

—Ahora déjame dormir un rato más…

—¡No, no, no! ¡Hay mucho por hacer!—exclamó Rosa jalándola del brazo hacia la puerta.—¡Hay que empezar desde ya!

***

En el salón de belleza, Judith se había ido arreglarse las uñas, mientras Rosa se encontraba sentada en uno de los tocadores.

—¡Hola, mi amor!—saludó un hombre acercándose a ella.—Judith me contó que quiere que te haga un cambio radical. ¿Estás de acuerdo con eso?

—¡Sí!

—¡Muy bien! Para empezar mi nombre es Lucy, y hoy seré tu hada madrina, linda.

—¿Ah?

—Vamos a comenzar con la depilación, ¿ok?

—¿Será con láser?

—¿Es la primera vez que te depilas?

—Sí, ¿por?

—¡Entonces será con cera!

—¡Nooo!

Una hora después de ser arrastrada hacia al cuarto de depilación, Rosa se aproximó nuevamente hacia el tocador. Sus pobres extremidades lucían coloradas, y sentía que sus poros le ardían.

—Nunca había escuchado a una señorita diciendo tantas barbaridades—rió Lucy mientras la ayudaba a sentarse.—¡Me agradas!

—¡Por favor, no le diga a la señora Judith sobre eso!

—No te preocupes. Bueno, ahora quédate quieta, que vamos a deshacernos de esos pelos de más.—dijo señalando sus cejas pobladas.

—¡Dígame que no va a usar cera con ellas!

—No, no, no.

—¡Ufff…!

—¡Lo haré con mi pinza!

—¡Nooo!

***

 —¿No están? ¿Adónde fueron?—preguntó Liam a Tabata.

Después de que Liam notó algo extraña a Rosa el otro día, se animó a darle una sorpresa con su visita, unas pocas horas antes de su cita.

—Se fueron al salón de belleza, joven.

—¿En serio? ¿Y se puede saber por qué? ¿Acaso van a salir a algún lugar juntas?

—No, solo la señorita Rosa saldrá. Ella tendrá una cita con el joven Jules esta noche.

—Oh, Ok… ¡Espera! ¡¿Una cita?!

***

Después de largas horas en el salón, Rosa y Judith regresaron a la casa.

—Te ves muy bonita, Rosa.

—Gracias.

—¡Solo falta que te coloques el vestido que te compré y listo!—decía la señora mientras Tabata les abría la puerta, o eso es lo que ellas pensaban…

—Bienvenidas.

—Hola, Taba- ¿Liam? ¿Qué haces aquí?—preguntó su madre.

—¿No puedo venir a mi casa?

—¡Hablo en serio!

—Me dijiste que no podías venir hoy.—terció Rosa

Judith ignorando la presencia de su hijo, entró primero a la casa en busca de Tabata.

—Ayer te vi algo rara al despedirnos, ¿pasó algo?—preguntó Liam a Rosa cogiéndola por los hombros.

Rosa viendo su mirada de preocupación, su rostro tomó un color rojo encendido.

—¿Estás bien? Estás roja. ¿Acaso tienes fiebre?—preguntó colocando su mano derecha a su frente.—Parece que sí. Lo mejor será que te quedes en cama por lo menos toda la noche.

—¿Ah?

Ambos entraron a la casa.

—No te preocupes por lo de tu cita. Le diré yo mismo a Jules que te resfriaste, él entenderá. Por cierto, ¿qué le pasó a tus cejas?

—Me depilaron… ¡Espera! ¿Tú cómo sabes que tengo una cita con Jules?

—Tabata me contó.

“¡Te voy a matar, Tabata! ¡Se suponía que era un secreto!” se escucharon murmullos provenientes de la cocina.

—Oh, ya veo…Bueno, iré a cambiarme para mi cita. ¡Adiós!—dijo Rosa aproximándose a las escaleras.

—¿Qué? ¿Pero tienes fiebre?

—¡No tengo fiebre! ¡Tú estas que alucinas! 

—Pe-pero-

—¡Ya vete a tu casa! ¡Que estoy muy ocupada!—cortó Rosa subiendo las gradas. Sin mirar atrás intentaba disimular su felicidad. ¿Por qué sería?

Entró a su dormitorio y entre risas cerró la puerta.

—¿Acaso estás celoso? ¡Prepárate para verme con este vestido, Miss Liam! —exclamó victoriosa sosteniendo un hermoso vestido color rosa.

***

Liam después de despedirse de su madre y de Tabata se dirigió hacia su coche. Solo faltaba una hora para su cita con Susan, su nueva amiga.

Después de unos minutos de que Liam dejara la casa, llegó Jules. Él vestía un elegante tuxedo, color azul eléctrico y su rubia cabellera, la tenía bien peinada hacia atrás.

—¿Ya saldrá?—preguntó él a Judith con una sonrisa fingida.

—Sí, no te preocupes.—respondió ella con la misma sonrisa.

De repente ambos escucharon unos pasos bajando las escaleras, ellos voltearon a ver.

No lo podían creer…

¿Acaso ella era Rosa?

Ella llevaba puesto el vestido color rosa que le había comprado la señora Gilmour, su cabello lo tenía bien recogido, usaba unos tacones altos del mismo color del vestido y como accesorios, unos pendientes de diamantes.

Rosa al bajar las escaleras preguntó—¿Y cómo me veo?

Jules intentando parpadear titubeó—Bu-Bueno, te ves her-

—¡Hermosa!—interrumpió Judith acercándose a abrazarla.—¡Ojala te viera vestida así todos los días!

—Te ves muy diferente.—terció Jules.

Rosa volteó a verlo y se aproximó a saludarlo.

—Sí, lo sé. ¿Nos vamos?

—¡Claro! —asintió él mostrándole su hombro para que se apoye en él.

«¿Qué te pasó, Jules? ¿Tú titubeando frente a una chica? ¿Es en serio?» se preguntaba él mientras se dirigían ambos hacia el coche.

Al estar dentro del auto, Jules indicó a su chofer la dirección de uno de los tickets que había comprado Rosa.

—¿Cierto, y para qué son esos tickets?—preguntó a su acompañante.

—Pues, no tengo la menor idea.—Sonrió ella.—Dice que es una charla del Doctor Drew. ¿Quién será?  Tal vez es un musical de Grey's Anatomy o algo así.

—Esto… no, Rosa.

—¿A no?

—No. Aquí dice que es una charla de autoestima.

—Oh…Oh-Oh.

“Por las puras estamos con ropa de gala” susurró Jules girando la mirada hacia  la ventana.

—Sabes, ¿por qué no mejor vamos a un restaurante a cenar? Conozco uno don-

—¡NO!—exclamó Rosa al instante.

—¿No?

—No, la verdad quiero ir a esa charla.

—¿Por qué?

—¡La necesito!

—¿Ah?

—Tengo problemas de identidad, y necesito con urgencia ayuda de un profesional.

***

Auditorio Nacional, Londres.

Liam y Susan se encontraban haciendo la cola para entrar al lugar. Al parecer el Dr. Drew es un psicólogo muy famoso de la ciudad, ya que había bastante gente queriendo entrar. Cuando llegó su turno, Liam entregó los tickets al cajero, este les entregó a ambos unos folletos de la charla.

—Bienvenidos.—saludó.

—Gracias. ¡Que tenga un buen día!—respondió Liam con una gran sonrisa.

—Eres gracioso, caballeroso y gentil. ¿Acaso Liam Gilmour no tiene ningún defecto?—preguntó Susan a su acompañante mientras lo cogía del brazo.—Ojala todos los hombres fueran como tú.

—No soy tan perfecto como parezco.

—¿A no?

—La verdad es que soy intolerante a la lactosa.—rió Liam.

Susan riéndose también de la innecesaria información, ambos tomaron asiento en una de las butacas del auditorio.

—Como me dijiste que te hubiera gustado estudiar psicología, te invité a venir acá. —comentó Susan vergonzosa.— Cruzo los dedos de que no te aburra esta charla.

—No, al contrario. He leído varios libros del Doctor Drew, ya era tiempo de verlo en vivo. —respondió Liam colocándose cómodo en el asiento.

***

Fuera del Auditorio.

—¿Los boletos?—preguntó Rosa desesperada a Jules.

—Tú los tienes.

—¡Cierto!—asintió ella revisando su bolso.

—Bienvenidos.—dijo el cajero entregándoles un par de folletos.

—Gracias.  ¡Vamos rápido, que ya va empezar!—exclamó Rosa jalando del brazo a su acompañante.

—¡Cuidado! ¡Es Armani!

Al llegar a sus asientos, Rosa seguía parada intentando buscar con sus binoculares de papel a Liam y su “cita”.

—¿Qué haces?—preguntó Jules arreglando su saco estirado.

—Toda la gente está vestida casual.

—¿No será porque es para todo tipo de público?

“¿Dónde están?” susurraba Rosa tratando de localizar a la pareja.

—¿Quiénes?

«¡Allí están! ¡Oh! Parece una modelo, la desgraciada. ¿Con qué ese tipo de chicas te atrae, ah? Maldita, maldita, maldita... ¡Pero Rosa, tú también eres una modelo!»

—Oh, cierto... —respondió Rosa a su conciencia.

—¿Cierto qué?

—¡Entonces tengo posibilidad!

—¿Posibilidad de qué?

—¡No puede ser!

«¡¿Qué estás diciendo, Rosa?! ¿Yo emocionada por ser el tipo de Liam? ¡¿Qué me sucede?!»

—¿Te encuentras bien?—volvió a preguntar Jules mirándola extraña.

—¡No! ¡Digo! ¡Sí!

—Ok…

«Creo que sí necesitas ver un psicólogo, o mejor dicho un psiquiatra.» pensó Jules ocultando su rostro con su folleto.

Después de que la gente se acomodó en sus asientos, apareció por fin el Doctor Drew.

—¡Buenas noches, Londres!—saludó él.

El público aplaudía.

—¡Cómo sabrán, hoy hablaremos sobre la autoestima! Antes de mostrarles unas diapositivas sobre el tema, voy a mostrarles un video con una introducción.

El doctor colocó la cinta y presionó “play” al video.

La gente observaba el proyector atentamente, mientras tanto Rosa y Jules…

—¡Dios, qué horror!—exclamó Rosa al ver a la tal Susan sonriéndole a Liam.

—Sí, al parecer este video durará una eternidad.—decía Jules entre bostezos.—Me despiertas cuando terminé, ¿ok?

—¿Ah? ¿Me hablabas?

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Hola Hola!

Volví! :)

Es la primera parte de la "cita doble" jajajaja xD

Aquí les dejó una imagen de como me imagino el vestido de Rosa *-*

Nos vemos en próximo capítulo, roses! Bye ♥

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