Capítulo Dieciocho
Capítulo 18
A la mañana siguiente…
—Buenos días, Rosa.—saludó Judith.
—Buenos días…—respondió ella cabizbaja mientras se acercaba hacia su asiento.
—Veo que sigues avergonzada por lo que pasó ayer.
—Sí…perdóneme, pero aún no quiero hablar de lo sucedido.
—No te preocupes, Liam ya me lo contó todo.
—Ahh, ok…¡Espera! ¡¿Miss Liam le contó qué?! ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?!
En eso apareció Tabata y Liam trayendo el desayuno.
—Buenos días, señorita Rosa.—saludó Tabata colando las tazas en la mesa.—¿Cómo ha amanecido?
—Bi-Bien, gracias.
—¡Hola, Rosa!—terció Liam trayendo jugo de naranja y pan.
—¿Ah? Hola…—respondió ella confundida.
Rosa creía que Liam no le dirigiría la palabra nunca más, después de haberlo avergonzado en su cita. Además también le sorprendía verlo aquí, desayunando con ellas. Él solo aparecía para almorzar o cenar. ¿Acaso planea vengarse de ella?
—Toma.—dijo Liam entregándole un pan con tortilla de huevo y hot dog a Rosa.—Te van a gustar. Lo hice yo mismo, es mi especialidad. Sé que te encanta la carne. Así que coloqué más tajadas de hot dog a tu pan.
—G-Gracias, que a-amable.—titubeaba Rosa al recibirle.
«¿Liam cocinando?¿A qué se debe? Tal vez no tuvo una buena noche, así que se animó a venir a desayunar aquí para despejar su mente, ¿verdad?» pensaba ella al meter el pan a su boca.—«¡Espera un minuto!…¿No será qué él quiera vengarse de mí? ¡Claro! Si yo le he arruinado su cita. Pero, ¿cómo lo haría? Tendría que saber mi debilidad…»
—¿Qué tal el pan con tortilla?—preguntó Liam a Rosa.
—¡Está muy-
«¡Oh, por Dios! ¡Claro! ¡La comida! ¡Él sabe mi debilidad! ¡¿Acaso colocó algo a dentro del pan?!»
—¿Está muy qué?
—¡No lo quiero!—respondió Rosa tirando el pan al plato.
—¿Qué? ¿Por qué no?
—Porque… porque…
—¡Porque la vas a hacer engordar, Liam!—terció Judith sosteniendo su taza de té.
—¿Engordar? Madre, estás exagerando.
—No, no, no. Recuerda que Rosa es una modelo, debe cuidar su figura. Deberías pensar en su carrera, si llega a comer ese pan lleno de grasa, le saldrá celulitis.
“¡Celulitis! ¿Qué es eso?” se preguntó Rosa mientras los observaba discutir.
—Está bien, entonces me lo comeré yo.—dijo Liam llevándose el pan de Rosa a su plato.
—Bueno, gracias por la comida. —se levantó la señora Gilmour de su sitio.—¿Ya terminaste, Rosa? ¡Tenemos que seguir con tus lecciones!
—Me falta un poco.
—Te esperaré en el patio.
—OK.—asintió Rosa viendo a Judith abriendo la puerta de vidrio de la sala.
«¿Estará molesto? ¿Qué debería decirle…?» se preguntaba la pequeña Rosa mirándolo desapercibidamente mientras tomaba su jugo de naranja.
—Terminé. Gracias, Tabata por la comida—dijo en alto Liam mirando hacia la cocina.—Bueno-
—¡Espera! ¡No te vayas!—exclamó Rosa cogiéndolo de la manga de su suéter.
—¿Qué pasó, Rosa?
—Quiero disculparme por lo de ayer. No debí avergonzarte enfrente de Susan. Por mi culpa, seguro ni quiere volver a verte…en verdad, lo siento.
—Rosa…
—¡Prometo hacer lo posible para que puedas volver a tener un cita con ella! ¡Te lo pr-
—No es necesario.
—¿A no?
—Ella vio que no me sentía bien, así que pospusimos nuestra cita para otro día.
—¿Para cuándo y en dónde se reunirán, ah?
—No te lo diré.—sonrió Liam levantándose de su asiento.
—¡¿Por qué no?!
—Porque tengo el presentimiento que aparecerás allí.
—¿Qué? ¿Por qué lo haría?
—No lo sé, tú debes saber esa respuesta.
Oyendo decir esas palabras, Rosa sintió un gran latido en su corazón. ¿Acaso él se habría dado cuenta por qué?
Liam notándola congelada y colorada, se rió.
—¡Vayamos donde está mi madre para continuar con tus clases! Al parecer necesitamos volver desde el principio, después de lo que sucedió ayer. ¡No te tardes mucho!
«¿Qué fue eso? ¿Cómo que yo debo saber la respuesta? ¡¿Cuál es?!...»
***
Mientras Judith y Rosa volvían a repasar los cinco “mandamientos” aprendidos, Liam las observaba. A pesar de que su mirada estaba en ellas, su mente no.
Ayer en la noche…
—¿Te sientes mejor, ahora?—preguntó Susan a Liam.
—Sí, mejor.—respondió él tirando un vaso descartable en un tacho de basura.—¿Quieres que vayamos a comer algo?
—Creo que lo mejor es que descanses hoy.
—¡E-En serio que estoy mejor!—fingió una sonrisa.
—Liam, soy doctora. Sé que no estás bien.
—Lo siento, Susan.
—No te preocupes. Mientras lo recompenses para el próximo sábado, no me molestaré.
—Estoy libre, así que sí podré.
—¡Genial! Entonces mañana te digo donde podemos reunirnos. ¿Te parece?—Liam asintió.— Lo mejor será alejarnos de los auditorios, ¿no lo crees?—bromeó ella.
—Sí… tienes razón.
—¿Te pasa algo?
—No, nada.
Ambos siguieron callados por un rato paseando por la calle. Susan lo notó algo inquieto y pensativo desde que salieron del auditorio. Había poca gente caminando a esa hora, así que ella aprovechó en hablar con él.
—Liam…
—Dime.
—¿Acaso conocías esa chica?
—¿Quién?
—La chica del vestido rosa. La que se robó el show en el auditorio. ¿La conoces?
—¿Por qué lo dices?
—Porque a partir del momento en que la vimos, comenzaste actuar raro. ¿Es hija de uno de tus amigos?
—¡¿Hijaaa?! ¡Es una amiga! Aunque la verdad no sé qué es.
—¿No sabes? ¿Acaso, ustedes…?
—¿Qué? ¡No, no, no! ¡Eso no! Ella vive en la casa de mi madre.
—¿Es su sirvienta?
—No, es más bien su alumna. Aunque mi madre se ha encariñado bastante con ella. Al parecer se está convirtiendo en mi hermana menor.
—¡Qué lindo, una hermanita! Ahora ya entiendo por qué te sorprendiste al verla. Ella no te dijo que iría a la misma charla que nosotros, ya que quería hacerte una travesura de “hermanos”. ¡Qué divertido!
—¿Divertido…? La verdad ella estaba en una cita también.
—¿Así? ¿El hermano mayor no habría estado celoso?
—¡¿Qué?! ¡¿Celoso, yo?! ¿Por-Por qué lo estaría?
—Solo bromeaba. No te alteres. Debes dejarla salir a citas. Ella aún es joven, debe divertirse y conocer chicos. Tal vez ese chico sea compatible con ella.
—No lo creo. Conozco muy bien a Jules. Él y Rosa se parecen bastante, en especial con el genio. Hasta diría que él es la versión masculina de ella.
—¡Ves! Si tienen cosas en común, entonces seguro serían una pareja perfecta.
—¡No, no lo creo! ¡Los polos iguales no se atraen!
—Ya, tranquilo.—rió Susan.
—¡Es que es la verdad! No creo que a Rosa le guste Jules. Seguro que esa cita fue algún plan de mi madre y Rosa solo tuvo que obedecer.
—¿Cómo estás seguro de eso? Parece que estuvieras celoso de Jules.
—¡¿Celoso, yo?!
—Tal vez ese era el plan de Rosa. Aparecer en la cita de su hermano acompañada de un chico que conoces para colocarte celoso. ¡Y sí que funcionó!—sonrió Susan divertida, pero por dentro, ella sentía que estaba perdiendo contra esa tal Rosa.
Levantó el brazo para llamar a un taxi y esperando, giró su mirada hacia Liam repitiendo esa misma sonrisa... de tristeza.
—¿No quieres que yo te lleve a casa?
—No quiero molestarte.
—No, no es ninguna molestia.
En eso, un taxi paró frente a ellos.
—¡S-Sabes! Recordé que tengo que volver al hospital, olvidé recoger unos documentos.
—¿Me llamarás?
—¡Adiós, Liam!—se despidió Susan entrando rápido al carro.
—OK... ¡Esperaré tu llamada!
«¿Por qué no me dejó llevarla? ¿Dije algo malo? ¿Acaso ella cree que le gustó a Rosa? »Se preguntaba Liam observando al taxi alejándose.
—¡¿Quééé?! ¡¿Le gustó a Rosa?!
***
Las chicas seguían practicando, algunas veces Judith tenía que estirarle las mejillas a Rosa, cuando esta se equivocaba. Liam se reía al verlas discutir. A pesar de que él seguía actuando normal con ellas, sus pensamientos estaban que lo molestaban a cada instante.
¿Acaso Susan tendría razón? Rosa, a pesar de que está por llegar a la edad de convertirse en una mujer, ella sigue teniendo la mentalidad de una niña de diez años. Además cuando Liam conoció a Rosa, lo único que decía su "hermanita" era que haría todo lo posible para conquistar al tal Colin.
«Aunque…ella dejó de hablar de ese chico hace ya un tiempo… ¿Tan rápido se desenamoró de él? ¿No que era su primer amor?» seguía Liam respondiendo a sus preguntas, aunque al parecer se incrementaban cada vez más.
“Ay, los jóvenes de ahora y su amores pasajeros…” susurró Liam mientras hojeaba el libro rosa.
«No quiero que te hagas falsas esperanzas conmigo, Rosa…Somos “hermanos”…Lo mejor será que me alejé un tiempo de aquí. No quiero confundirte.»
Liam se levantó de su asiento y se despidió de las chicas desde la puerta.
—¡Hey! ¿Adónde crees que vas?—preguntó Rosa.
—Me voy a mi casa.
—¿Por qué?
—Recordé que…que… ¡tengo documentos que llevarlos a mi oficina!
—¡Estás mintiendo!
—¡¿Q-Qué?! ¡Nooo!—exclamó nervioso.
—¡Regresa aquí!
—¡Ve!—intervino Judith.
—¿Ah? ¿En serio, madre?
—Si es el trabajo, entonces ve.
—Gracias.—abrió la puerta de vidrio, pero antes de entrar agregó—Madre, quiero pedirte un favor.
—Dime.
—Este mes será muy difícil que las vuelva a ver . Estaré viajando y dando reuniones prácticamente todos los días, así que mamá, te pido que sigas con las clases de Rosa sin mí. Por este tiempo, por favor.
—Está bien. No te excedas tanto con el trabajo, por favor.
—Sí, mamá. Entonces…¿Nos vemos en un mes, chicas?
—¡Cuídate, mi amor! ¡Y llámame todos los días!
—Trataré de hacerlo... Adiós, Rosa.—movió su mano como despedida y entró a la casa.
«¿Adiós? ¿Por qué adiós?» se preguntó Rosa sorprendida.
—¿Adónde vas, Rosa?
—¡Ahora, vuelvo!
«¿Cómo qué un mes sin verte? ¿Por qué?»
***
Liam se había despedido de Tabata y salió de la casa dirigiéndose hacia su coche.
«¿No estaré exagerando? Tal vez Rosa no este enamorada de mí… Ni siquiera vino a preguntarme la verdad. Creo que malinterpreté lo que quiso decirme Susan.» seguía pensando él mientras abría la puerta del carro.
—¡Miss Liam!—exclamó Rosa corriendo desde la entrada de la casa hacía él.
—Rosa…
«¿O tal vez si lo interpreté bien?»
—¿Por qué te vas a ir por mucho tiempo? ¡Prometiste que me ibas a ayudar!
—Lo siento de verdad, pero también tengo mucho trabajo que hacer.
—¡Eso es mentira! ¡Tu madre creerá tus mentiras, pero yo no! ¿Es por lo de ayer no? Seguro, Susan no quiere volver a verte por mi culpa… ¡No te preocupes, me disculparé con ella, ahora mismo!—dijo decidida caminando hacia las rejas que separaban la calle de la mansión.
—¿Qué haces? Detente, Rosa.—cogió Liam a Rosa del hombro.—No es por eso, es por otra cosa.
—¡¿Entonces, qué es?!
«¿Le pregunto? No, sería tonto que le preguntará eso. Pero si me equivoco, tengo un mes para no verle la cara y olvidarnos de este malentendido. ¿Y qué pasa si no es así? ¿Qué pasaría si no me equivoco?
—Sonará raro, pero creo que te gusto.
—¿Qué?
—Rosa… ¿Te gustó, no?
Liam observando el rostro colorado y los ojos abiertos por completos de Rosa, temía lo peor.
«Perdóname, Rosa. Pero no podré corresponderte, eres muy pequeña, eres como mi hermana para mi madre. Yo…»
Rosa cerró por un rato los ojos, suspiró y volvió a abrirlos, pero está vez frunciéndolos.
—No.—respondió fríamente.
—Ah… Ok.
—¿Eres idiota, acaso?—dijo Rosa molesta regresando a la casa.
Liam avergonzado entró a su carro y encendió el motor.
—Bueno, creo que me equivoqué.
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Volví :)
Un saludo a los nuevos lectores y también a los fieles roses :3
Les gustó él cap? ;) Qué pasará ahora? :D
Nos vemos en el próximo cap. Gracias por los comentarios ♥
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