Capítulo Diecinueve
Capítulo 19
Después de que Rosa llamará "idiota" a Liam, cerró la puerta principal bruscamente y colocó su espalda en ésta.
«¿Por qué me preguntó eso?» se cuestionaba ella mientras su corazón seguía latiendo descontroladamente. «¡¿Por qué?!»
—¡Rosa! ¡Esa no es forma de cerrar la puerta!—exclamaba Judith acercándose a ella. —¿Qué pasó? ¿Por qué esa expresión en el rostro? ¿Acaso viste un fantasma?
Rosa negó con la cabeza y escapó de allí antes de que le hicieran más preguntas.
—¡Rosa! ¡Rosa, tenemos que seguir con tus lecciones! ¿A dónde vas?
La pequeña Rosa subió las escaleras y se encerró en su dormitorio. Al colocarle llave, nuevamente apoyó su espalda en la puerta. Sus pensamientos daban vueltas y vueltas, su corazón seguía latiendo rápido y sus mejillas seguían coloradas. Ella histérica por no saber lo que le pasaba se deslizó hasta el piso. Cruzó sus piernas y con las manos tapó su rostro de vergüenza.
—¿Acaso Miss Liam se quiso burlar de mí? Pensé que era diferente a otros hombres... pero me equivoqué. ¡Es uno más de ellos! ¡Estúpido Liam!
***
#6 Una dama siempre se defiende con dignidad
A veces las mujeres podemos ser muy dramáticas en "x" situaciones que se nos presenta. Recordemos que una dama no es ninguna "Drama Queen", así que no tenemos que seguir el mito de que las mujeres somos "débiles". Mostremos lo contrario sin perder por supuesto, la educación y la clase. Por ejemplo, si alguien te hace una pregunta desubicada, no te sientas obligada a responder, ni tampoco jalarle los cabellos; más bien, haz un chiste o procura revertir la pregunta. Ojo, cuando una dama se defiende, nunca recurre a los insultos ni se coloca demasiado emotiva.
—¿Recuerdas el primer ejercicio que te enseñé? Se parece a lo que hemos estado practicando. ¿No lo crees, Rosa?—preguntó Judith a su aprendiz, después de leer el sexto "mandamiento".
—Algo...eso creo...
—¡Rosa!
—Sí, sí, sí recuerdo.
—Te noto algo extraña.
—¡¿Qué?! ¡No, no, no! ¡Estoy bien!—fingió reírse mientras tomaba el libro rosa para repasar la lección.
—¡Llevas una semana diciendo lo mismo! ¡Ya basta!—exclamó Judith molesta quitándole el manual.— ¿Algo malo te dijo mi hijo, no es así?
—¿Ah?
—Recuerda que puedes contarme lo que sea.
Rosa observando que Judith ya estaba con su límite de paciencia, después de haber tenido la misma conversación interrumpida toda la semana, decidió que ya era momento de contarle lo que pasó y también de pedirle un consejo a la señora Gilmour quién se encontraba muy maternal estos días por falta de su propio hijo.
Ambas chicas tomaron asiento en la sala, Rosa viendo por todos lados de que no hubiera nadie escuchando, se acercó a la oreja de Judith y le preguntó.—¿Usted cree que me gusta su hijo?
—¿Qué? ¿No es así?
—¡¿Ah?! ¡No, no es así!—negó Rosa rápidamente.—¿Por qué usted también cree esa tonta idea?
—Ay, yo pensé que sí, como tú querías sabotearlo el otro día...
«Tiene razón, ¿por qué quise sabotear su cita? No tiene sentido el por qué lo hice... ¿Acaso fueron celos?» se preguntó Rosa sorprendida de lo que analizaba su cabecita.
—¿Segura que no te gusta mi hijo?
«¿Gustarme Miss Liam? ¿Después de hacerme esa broma? ¡Jamás!»
—¿Ah? Esto-
—Pronto serás mayor de edad, así que sobre la diferencia de edad no te preocupes. ¡Además, prácticamente conviven todos los días!
—¿Por qué trata de convencerme...?
—¡Me encariñado contigo, Rosa! ¡Eres parte de mi familia! A pesar de que eres muy diferente a nosotros... Aun así, ¡eres perfecta para mi hijo!
—No le creo.
—¡Bien...! —se resignó Judith—¡Mírame! Soy una madre de...bueno, la edad no importa. No quiero morir sin a ver visto a mi hijo casarse. ¡Me estoy haciendo vieja y mi hijo sigue casto! ¡Quiero nietos!
—¿Casto? No entiendo.
—Ya te he dicho que leas un diccionario, en vez de esas revistas de chismes.
—Bueno, bueno...lo haré.
—Sin embargo, Rosa-
—Dígame.
—No te mentí al decirte que me he encariñado contigo. Eres como la hija que nunca tuve.—dijo Judith intentando no quebrantarse.
Rosa viéndola muy emotiva la abrazó y con una sonrisa respondió—Y usted es como la madre que nunca tuve.
***
Después de un gran duro día de práctica, Rosa se echó en su cama, estaba aburrida así que cogió una de sus revistas y se puso a leerla. Mientras ella intentaba leer, su mente le recordaba el rostro de Judith diciéndole que lea algo más educativo. La cabeza de la señora se movía por todas partes de la hoja. Harta, Rosa tiró la revista contra la pared.
Bajó nuevamente hacia el primer piso, se acercó a la biblioteca y leyendo lentamente los nombres de los libros, encontró lo que busca.
—Diccionario, es la primera vez que nos conocemos y ya te odio.—decía ella mientras se aproximaba a un sofá cargando el pesado objeto.
Colocándose en la posición más cómoda posible, abrió el libro he intento leer las primeras palabras que comenzaban en "A".
"Aburrido..." susurraba Rosa cada vez que pasaba las páginas.
—¡Cierto! La señora Judith me dijo una palabra. ¿Cuál era?...Castigo, castillo, castizo, ¡casto!... ¿Ah? ¿Honesto?
En eso, apareció Judith tomando una taza de té.
—¿Qué haces?—preguntó ella.
—Me culturizo.
—¡Bien, me alegro por ti! ¿Ahora ya sabes lo que quiere decir casto, verdad?—pregunto la señora Gilmour tomando haciendo en el sillón grande.
—Aunque haya leído lo que quiere decir eso, sigo sin entender por qué le molesta que su hijo siga siendo así. ¿Acaso no es bueno?
—Eso tiene su límite. No puede ser así toda la vida. Va parecer que es un cura, en vez de un empresario exitoso. ¡Ya te he dicho que quiero nietos!
—Pero dejando de ser casto, tal vez llegue a tener problemas con las personas de su alrededor. ¡Incluyendo a los directivos de su empresa!
—¡¿Qué hablas, Rosa?! ¿Acaso no has entendido lo que es "casto"?
— Sí, sí, sí. Aquí dice que "casto" es adjetivo, sinónimo de honesto y puro.
—Ya...¿Y puro es?
—¿Honesto?
Judith estampó su delicada mano hacia la cabeza de Rosa y le robó el libro.
—Aquí dice que también es alguien que practica la castidad o está de acuerdo con ella, por razones religiosas o morales. ¡Lee completo la definición, Rosa!
—Igual sigo sin entender.
—¡Dios! ¡Mi hijo es virgen! ¡No ha tenido sexo con ninguna mujer!—exclamó Judith harta de la ignorancia de la pequeña Rosa.
—Ahhh... ahora ya entendí. ¡Espera! ¡¿Qué?! ¡Miss Liam es virgen! ¿Usted cómo lo sabe? En estos tiempos ningún hombre mayor de 16 años es... ¡Casto!
—Nuestra familia es tradicional, seguimos el "no hay sexo hasta que se casen". Mi hijo también le chocó al principio esa idea, pero luego mi esposo lo pudo convencer de que sí se puede abstener. Imagínate, en los 60's era muy difícil no pensar en esas "cosas", además yo, en mi juventud era más hermosa de lo que soy ahora y su padre era un galán de la época.
—¡Wooh! ¡Qué valientes para aguantar hasta casarse! ¿Cuánto tiempo duró esa agonía?
—Seis meses.
—¡¿Se casaron después de seis meses de relación?!
—¡¿Qué?! ¡Eran los 60's, en esa época nadie pensaba en lo que hacía! Sin embargo, eso no quiere decir que fue un error casarme con él. ¡Casi cincuenta años de casados logramos estar! Ahora en estos días, las parejas se divorcian a cada rato. Es por eso que mi hijo no quiere ser de ese montón, y trata y trata de buscar a la chica ideal.
—Debe estar orgullosa de su hijo, ¿no?
—¡Hace diez años atrás, no ahora! ¡Yo ya quiero que se case! ¿Acaso está esperando a que me muera para por fin casarse? ¡¿Y si mi hijo es gay?! ¡Oh Dios mío, no!
—¿Miss Liam, gay? ¡Eso sí que sería grandioso!—reía Rosa volviendo a imaginarse a "La Roca" con peluca y Liam cuidando del pequeño Liam Jr.
—¡No puedo permitir esperar más! Tendré que ser como las madres adineradas de las telenovelas.
—¿Qué? ¿Acaso va a buscarle alguna prometida?—seguía riéndose de sus ideas locas.
—¡Exacto!
—¡¿Qué?!—exclamó muy sorprendida—¿Y en donde va encontrarla?
—Te quería elegir a ti, pero como no te quieres casar con él, tendré que buscar a una heredera de una compañía de nuestro rango. Permiso, que ya tengo que empezar.—indicó Judith apresurada dejando a Rosa impactada en la biblioteca.
«¡En ningún momento he dicho que no quiero casarme él!» pensaba Rosa molesta mientras escuchaba el timbre sonar. «¡¿Será Liam?!» se levantó de su asiento emocionada y fue corriendo a abrirle la puerta.
—Hola, Rosa. Tiempo sin vernos, ¿no? Me dejas pasar.
—Claro, Jules...
***
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Volví :)
30MIL leídos!!! No lo creo!!! :D ♥
Les gustó él cap? ;) Qué pasará ahora? :D Cha-cha-cha-CHANNN!!!
Nos vemos en el próximo cap. Gracias por los comentarios, Roses ♥
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