Capítulo Cuatro

Capítulo 4

Después de pocas horas, por fin Rosa bajó las escaleras de la mansión, limpia y usando una bata de baño. Después de ella, bajaba Tabata exhausta, con algunos arañazos en los brazos. Liam preocupado, fue a ayudarla a bajar.

— ¿Qué le pasó, Tabata?— preguntó él.

— La señorita es muy… muy difícil de tratar— respondía Tabata con la voz agitada— tuve que perseguirla por todo el baño. Y cuando la atrapé, intentó huir, arañándome el cuerpo. ¡Mire!— le señalaba la evidencia en su cuerpo.

—Perdónela, por favor. Yo me encargaré personalmente de curar esas heridas. — Dijo Liam mientras la acompañaba  a la cocina. — Y tú, Rosa. ¿Qué esperas? ¡Pídele disculpas!

— ¿Yo, por qué? ¡Dije que no estaba tan sucia! ¡No necesitaba ese maldito baño! Además yo también salí agredida.

— ¡Si quieres llegar a ser una dama, debes aprender a usar tus modales! ¡Pídele disculpas a Tabata!— exclamaba furioso Liam.

— ¡No lo voy hacer!

De pronto aparece la señora Gilmour, sosteniendo unas prendas.

— ¡¿Qué está pasando?!— preguntó ella molesta por la bulla.

Los demás se asustaron por su grito.

— ¿Qué? ¿Nadie va responder mi pregunta? … Rosa, dime que pasó aquí.

Rosa un poco asustada por la reacción de la señora, le responde— Bueno, lo que pasó es que… no quise darme un baño y cómo Tabata insistía, la arañé. ¡No fue grave!

— ¿Es cierto, Liam?— preguntó la mamá.

— Sí. — asintió él.

— Supongo, que ya le pediste disculpas, ¿no?

— No… — respondió Rosa.

—¿ Y qué esperas?¿ Acaso no piensas hacerlo?

Rosa presionaba fuertemente sus puños, aguantándose la ira. Nunca de los nuncas, Rosa había pedido disculpas a alguien. Siempre ella tenía que tener la razón, a veces eso la catalogaba de egoísta y caprichosa, uno de sus “pequeños” defectos. Pero a pesar de eso sus amigos la perdonaban aunque ella no diga la palabra mágica.

— Rosa,  ¿todavía lo piensas? — preguntó la señora Gilmour en tono serio—Querida, si en verdad deseas aprender a ser una dama o por lo menos ser una persona con principios y moral. Empieza cambiando ese carácter, tu actitud es la peor. Seguro eres una chica rebelde, engreída,  holgazana y malcriada. Si algo tan simple que es decir “Perdón” o “Lo siento”, estas perdida. Con esa actitud, no conseguirás nada o tal vez lo que consigas es odio de otros.  ¿Quieres cambiar, no?

Dentro de Rosa, su corazón cada vez se encogía, como si fuera el Grinch. Quería jalarla de los pelos o peor, lanzarla de un barranco. Sin embargo decidió jugar su juego. Dio una sonrisa falsa y se acercó a Tabata. Solo tenía que decir "Perdón" y listo. ¡Pan comido! ¿o no?

—Tabata, per… per… — No salía la palabra completa, ella se colocaba muy nerviosa. — No sabía que esto iba ser tan difícil, yo…— cerró los ojos, tomó aire y por fin salió sus disculpas— Perdóname, por haberte hecho esas heridas. ¡No lo volveré hacer!— se asustó por lo que salió de su boca, que colocó rápidamente sus manos en ella y pensó « ¡Esta no soy yo! ¡Nunca en mi vida he caído tan bajo! ¿Qué he hecho? ¡Acabo de herir a mi orgullo! ¡Dios!… ¡Espera un momento! No me siento mal.»— se tocó el pecho varias veces—«Al contrario… me siento muy bien.» Rosa sonrió al darse cuenta del gran logro que hizo, que sacó una pequeña sonrisa del rostro.

— ¿Se siente bien, no?— preguntó Liam.

Rosa asintió con la cabeza.

— La perdono, señorita Rosa. — Respondió Tabata sorprendida y feliz por ella. — No sabía que para usted pedir disculpas, era tan difícil.

Rosa sonrió avergonzada.

— Bueno, ya que pasó este dramita,  colócate esto. — Indicó la señora a Rosa. —Liam, acompáñala al vestidor de la habitación de los huéspedes, y vigila que no se escape.

— Pero, yo iba a ayudar a Tabata a curar sus heridas. — respondió Liam.

— Está bien, entonces yo lo haré. Rosa, sígueme.

En el vestidor.

— ¡Se puede voltear! ¡No puedo cambiarme si alguien me está viendo desnuda! —exclamó Rosa.

—Somos mujeres, además esta es mi casa.

 Rosa tomó aire para tranquilizar su aura y comenzó a vestirse.

 Después de pocos minutos, Rosa se miró al espejo.

— ¿Es en serio?— preguntó horrorizado por lo que usaba.

— Te ves muy bonita. Ahora siéntate acá. — la jaló al tocador.

En la sala, se encontraba Liam sentado en el sillón esperándolas. Mientras las esperaba, le daba una hojeada al libro, paró en la página del capítulo uno o como diría Rosa, primer mandamiento.  

 #1  Una dama siempre mantiene la clase.

Una dama es conocida por hablar bien de la gente, por decir cosas positivas, ser alegre, ser simpática y discreta con los demás. Una chica diciendo palabras grotescas, nunca será vista como una persona decente. Una chica que usa palabras dulces, suaves o sutiles,  hará sentir bien a la otra persona. — tampoco excederse, ya que lo cursi irrita. — Usa las palabras adecuadas al expresarte, tampoco te excedas en tus comentarios, siempre se precisa al comunicarte. Recuerda que usar la gramática correcta te llevará lejos en la vida. No es tan difícil este paso, solo recuerda usar las “palabras mágicas” y borrar las “malas palabras” de tu cabeza.

«¡Dios, ayúdala!» pensó Liam al terminar de leer el primer paso. En eso volteó y vio que su madre bajaba de las escaleras muy contenta.

—¿A qué se debe esa sonrisa, mamá? — preguntó él.

—¡Ya verás!— le respondió mientras chasqueaba los dedos.— ¡Baja Rosa!

De lejos se escuchaba  la voz de Rosa molesta.— ¡No bajaré así! ¡Me veo ridícula!

— No tengo tiempo de reproches, baja o no te ayudo— exhortó la señora.

Rosa suspiró y bajó rápidamente de las escaleras. Se colocó tras la señora Gilmour avergonzada.  Liam se quedó mirandola detenidamente. Ella estaba usando un vestuario de marinerito celeste con medias altas hasta la rodilla y zapatos de charol. Rosa estaba muy bien peinada, llevaba dos trenzas francesas con listones blancos en las puntas. Liam no pudo contener la risa.

—¡No te rías de mí! ¡Si sigues riéndote, te daré una paliza!— exclamó Rosa mientras le mostraba su puño.

—No le hagas caso, Rosa. ¡Te ves muy adorable!— dijo la dueña de la casa.— Te cuento un secreto. Este traje le perteneció a él, cuando tenía 11 años.

—¿Qué? ¡No juegue conmigo! ¿Es en serio?— preguntó Rosa asombrada.

—¡Mamá! — gritó Liam avergonzado.  

—¡Bueno, empecemos ya con tus lecciones! — cambió de tema, su madre.

Los tres se trasladaron hacía el patio.

— Rosa, el primer gran paso que debes dar, es cambiar esa actitud.— indicó Liam.

— Sí, lo sé. ¿Qué vamos a hacer para cambiar eso de mí? — preguntó Rosa angustiada.

— Lo primero que debes hacer es eliminar ese feo vocabulario que sabes.— dijo la señora Gilmour.

—¿Cómo cuáles? ¿Cómo mi*rda?— preguntó Rosa bromeando.

— Shhh… no digas esa palabra ni las otras. Diciendo esas palabras feas acá, estas faltándole el respeto a mi madre, Rosa. ¡Solo bórralas de tu cabeza!— indicó Liam.

—¡No es fácil!— exclamó ella.

— Hagamos este ejercicio. Liam y tú, párense frente a frente. — ambos le hicieron caso a la señora.—Liam te molestará y tú tratarás de responderle tranquilamente, si veo que tú no actúas correctamente ante la situación. Te jalaré la oreja. ¿Entendido?

— Entendido.— respondió Rosa.

— Muy bien.  ¡Empiecen!

Liam empezó el ejercicio, empujándole el hombro a Rosa.

—¡Oye, marinerito! ¿De dónde sacaste ese ridículo atuendo? ¿Le robaste a Popeye?

—¡Es de tu armario, idio…!— Rosa se detuvo, recordó que no debía decir nada malo.—¡ Amigo, querido amigo!— exclamó con una sonrisa falsa.

—¿Dices que quieres conquistar a un chico, no? ¿Cómo era su nombre? ¿Colon? ¿Lincoln?

—Colin. — respondió Rosa irritada.

—¡Hijo! ¡Tus bromas aburren! Tú, mejor harás el castigo. ¡Siéntate!— La madre se levantó de su asiento y Liam tomó asiento. — Dices que tu meta, es ser una dama. Pero no lo lograrás, ¿sabes por qué? ¡Porque eres un hombre dentro de un cuerpo de chica! Seguro el chico que quieres conquistar te rechazó, ¿o me equivoco?

— No.— respondió Rosa entristecida.

La señora fingió una risa malvada— ¡Jo jo  jo! Pues las cosas seguirán así, querida. Eres masculina y lo sabes. Los hombres necesitan una chica opuesta a ellos, necesitan a una chica que los hagan colocar los pies sobre la tierra, colocarles límites y enseñarles a tratarnos como princesas.  Belleza, delicadeza y sensualidad, no podrá Colin encontrar eso en ti. Solo podrá encontrar a un A- M I- GO.

Rosa, se sentió un poco ofendida por lo que dijo la señora Gilmour, sabía que era verdad y que esto era una prueba, así que ella intentó guardar la calma. No obstante, Rosa escuchando la palabra “AMIGO” de su boca,  encendió la mecha  en su cabeza. La furia volvía en ella y agregó— Usted tiene toda razón, señora Gilmour. Usted es tan sabía. Ya que usted descubrió que soy muy masculina, también debe saber que su hijo es muy femenino, ¿no?  

—¡Hey!— se levantó Liam.—¿Cómo te atreves a decir eso de mí?

— ¡Solo digo lo que pienso! ¡Si yo nunca conseguiré estar con un hombre, tu tampoco conseguiras estar con una mujer!— exclamó Rosa, enfrentándolo cara a cara.

De pronto ambos le jalaron la oreja, los peleoneros gritaron de dolor.

—¿Por qué a mí, madre?— preguntó Liam sobándose la oreja.

— Liam, no estas ayudando en nada a Rosa, y tú, Rosa.— se acercó a ella y la abrazó.— ¡Muy bien!¡Haz hecho un gran progreso!

Los otros preguntaron—¿En serio?

— De veras.  Rosa, cualquier chica de tu especie hubiera respondido groseramente, hasta agredir tal vez. Te controlaste y respondiste irónicamente. ¡Usaste muy bien a mi hijo, niña! ¡Te felicito!

—¡Madre!— exclamó Liam ofendido.

—Las damas también sabemos jugar a ser la mala. Solo necesitamos encontrar el punto débil de la otra persona para que esa no se vuelva a meter contigo. En mi caso nunca pasara, querida. Pero de hecho que con otras personas, te tendrán miedo y no tuviste que usar la agresión para probarles que eres ruda. ¡Así que buen trabajo, Rosa!

Ambas se abrazaron.

—Gracias, señora Gilmour por su ayuda, eso creo…

— De nada, Rosa.  Eso sí, si te oigo decir alguna palabra desubicada te arranco la oreja con mis propios dientes. ¿Entendido?

—Sí sí sí— asintió Rosa temerosa.

—¿Qué? ¿No le vas a decir que no vuelva a ofenderme así?— preguntó Liam.

— ¿Para qué? Sí es la verdad hijo. ¡Hace años que espero una nuera! ¡Rosa dijo la verdad!

Ambas se ríen entre abrazos, Liam no aguantaba ver a esas dos mujeres volviéndose amigas y que le vuelvan a restregar que está soltero. A él le es difícil conseguir a la chica ideal, ya que conoce muy bien a las mujeres. Para él, una palabra que describiera a las mujeres es “Complicadas”. Es por eso que él aún no encuentra a su otra mitad. Tal vez debe dejar de buscar a esa mujer de su misma especie. Tal vez necesitará ver el lado opuesto ¿No creen? Tal vez alguna chica no tan femenina.

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