No puedo olvidarte.
Yo, te creía todo lo que me decías.
Te daba más de lo que te merecías.
Pero a tu lado sentía frío hasta en el mediodía.
Tú, vigilabas cada uno de mis pasos.
«¿Por qué desconfias?»
—En mi mente te decía.
«¿Me quieres todavía?»
Para ti usaba mi mejor traje.
Para ti es que escribo.
Supongo que me faltó coraje, y a ti te sobraron motivos.
Tus muchos "amigos".
Perdí la esperanza,
me ahogué en el alcohol,
esperando que ésta profunda herida y depresión,
la borre el olvido.
Me miro al espejo y aún quedan los vestigios,
aún quedan las marcas que me dejaste en la piel.
Tú, la que alguna vez me llamó querido.
Para conformarme me entrego al arte,
no puedo verte ni buscarte en otra parte.
En mi habitación triste y vacía te lloro,
y te extraño cada día,
cada tarde.
Y así entendí que en ésta vida las únicas cosas que se mueren son las que se olvidan.
Lastimosamente para mí, te imagino incluso estando dormida,
te recuerdo y te ves igual de linda.
Desde el día de tu partida llevo un traje de soledad hecho a mi medida,
porque llevo el alma partida.
Es como besar y echarle sal a la herida,
y acostumbrarse al no encontrar otra salida.
Vivir sin amor es como vivir en el desierto,
me gustaría equivocarme y ya no estar en lo cierto.
Quisiera por siempre seguir durmiendo,
pero llega la noche y parece como si no pasara el tiempo.
¡Quiéreme, entiendeme, acompáñame, o ya déjame! —Le grito en silencio a tu recuerdo.
Ya no temo a caer ni a equivocarme otra vez,
no temo a que se me acabe el tiempo, ni a malgastarlo,
no importa si se me hace tarde.
Temo envejecer y nunca olvidarte.
Temo a esperarte, y esperarte.
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