Trato, y trato, y trato.

De encontrar el extracto
de éste contrato.

Estoy harto del maltrato propiciado por el teseracto, que se encuentra en el tercer acto.

De éste pantano parto porque no me porto bien.

Es un tanto sucio,
un tanto llano,
lleno de tantos tontos, tanta tinta, tanto llanto.

Que ya no me tapo la cara con disfraces ni antifaces que satisfacen tan sólo a ti.

Sin un atisbo de preocupación ni por ti mismo.

Ni la oculto con mis frases que son varias.

Si tan sólo vinieras y vieras que estoy solo.
Sólo lleno de fieras hienas.

Seguramente tú también te irías, me dejarías
con otra herida.

Y es que, hay tantos socios que no me traen más que ocios.

¡Qué no! Ya lo dije en el texto anterior.

No soy un falso,
no soy un payaso como los que se encuentran en ésta selva de asfalto.

Pero, si los sigues por el olfato estarán en una celda con sus vestidos de seda.

Mis fantasmas del pasado me advierten que aunque me pasen por sedazo, yo nunca ceda ni un paso.

Por eso piso fuerte,
sin pensar en el pasado pesado.

Y esa es la moraleja,
sigue a los demás retrasado y terminarás tras las rejas.

Una vez de pequeño mi madre llorando dijo:

-Hijo, de nada sirve rezar, no le preguntes porqué a los cielos.
Mucho menos a los demás. Demasiadas cosas te van a pasar. Pero, no te quiero nunca oír llorar, ni quejar, aprende a callar, y a soportar. Es una lástima lastimar a tus iguales; alza tus manos en señal de paz no para amenazar.

- ¡Pero, tampoco me puedo dejar humillar,
ni engañar! -Le dije serio a mamá.

Por eso ya no dejo nada al azar.

Me quedó muy grabada la palabra "alzar"

Y en mis malos días me pregunto si a un río de lava me debería lanzar.

Repitiéndome a mí mismo:
"¡YA NO PUEDO MÁS!".

Ya no creo en la paz,
ni en la felicidad.

Mucho menos en los demás... En tiempos de guerra, ¿cómo se supone
que deba amar?