35. Mi salvadora.
Cuando te empecé
a conocer no sabía ni que hacer, me sentía desfallecer, me dolía hasta el día de mí nacer.
Entonces tú,
me mostraste tu luz.
Tú, me escuchaste y cuidaste mi salud.
Tú, me llenaste de fe,
y volví a creer.
Tú, no me dejaste caer.
Tú, te aferraste a mí ser y yo quería crecer.
Mis heridas coser
por miedo a perder
y a ti, mi salvadora,
todo mi amor ofrecer.
Tú, te aferraste a mi ser
y yo quería crecer;
todo mi amor ofrecer.
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