Capítulo 2: ¿¡Una cita!?
Kaguya estaba con dos latas de aromatizante llenando la casa de Lautaro para quitar su hedor natural, con ese objetivo en mente llevaba un barbijo que le tapaba la boca y la nariz.
— ¡NO, ESPERA!!! — Lautaro saltó detrás de la mesada de la cocina esquivando un disparo de aromatizante, él se tapó la nariz con fuerza — ¡ESE OLOR ES ES COMO VENENO, SIENTO QUE ME MUERO!!!!
— ¡ESO TE GANAS POR SER UN MUGRIENTO!!! — Kaguya terminó de desinfectar la sala de estar y abrió una ventana dejando que corra aire por la habitación, entonces se quitó el cubrebocas — ¡Finalmente puede respirarse en este sitio!
— ¿¡De qué hablas!? Respirar es justo lo que no se puede hacer... — Lautaro toció con dificultad por el olor del aromatizante.
Momentos después ambos estaban sentados en la mesa, Lautaro jugaba a un videojuego anime en su Nintendo Switch mientras Kaguya miraba alrededor aburrida.
— Ahg... — ella dejó su cabeza caer sobre la mesa, mirando a la ventana así es que notó que ya era de noche — ¿Hay algo para comer?
— Creo que no... Podemos comer afuera o pedir a domi...
— ¡COMER AFUERA!!! — Kaguya se levantó quitándole la Nintendo a Lautaro.
— Pe-pero....
— ¡Quiero conocer este lugar.... ¿Cómo dijiste que se llamaba? ¿Hambrentina?
— ¡Argentina! No te burles de mí país... — Lautaro intentó recuperar la Nintendo pero Kaguya se lo impedía.
— ¡Lo que sea-ntina! Vamos, quiero dar un paseo — ella se levantó.
— Ahg...
Un poco más tarde ambos estaban caminando por la calle, Kaguya miraba a cada tienda con curiosidad mientras que Lautaro miraba al cielo distraídamente, entre las nubes aún seguía aquella nebulosa morada de donde había caído aquel ser metalizado.
La calle estaba inusualmente llena de personas, aunque todos tenían algo extraño... Tenían marcas doradas en su rostro. Observaban fijamente al par. Tras unas calles de caminata Kaguya lo notó y le preguntó a Lautaro.
— ¿Es normal que en Hambrentina todos nos miren fijamente?
— ¿Mh? — Lautaro dejó de mirar la nebulosa para después ver a su alrededor notando que efectivamente los estaban mirando demasiado — ¿No será porque les extraña ver a un virgen como yo estar con una chica hermosa?
— ¿Esa chica hermosa está aquí con nosotros? — Kaguya preguntó arqueando una ceja.
— No lo sé, tú dime — Lautaro levantó la ceja opuesta.
— ¿Ah…? — Kaguya se sonrojó al darse cuenta de que Lautaro se refería a ella — ¡Y-yo no soy tan linda!!
— Quizá es porque usas ropa muy provocativa... Mañana cómprate algo más discreto y vas a ver como te dejan de ver.
— Tienes razón — Kaguya le sonrió — ¡Mañana iremos a comprar ropa!
— ¿Iremos…? — el chico la miró.
— Pues si, necesito saber tu opinión para saber que ropa elegir.
— Amh... ¿Okey?
— ¡Bien, es una cita!
Lautaro tardó un momento en procesarlo.... Minutos después cuando tenía una trozo de hamburguesa en su boca terminó...
— Espera... ¿¡UNA CITA!? — escupió la comida directo contra la cara de Kaguya quien tomó la comida en medio del aire.
— ¡Oye no desperdicies la comida! — Kaguya se hincó sobre la mesa y le metió el pedazo de hamburguesa en la boca a Lautaro.
Aún así Lautaro no pudo comer ese pedazo, pues terminó cayendo de la silla comicamente, desmayado tras confirmar que era una cita.
Al día siguiente Lautaro despertó ya estando en la puerta de su casa, saliendo junto a Kaguya.
— ¿Eh? — Lautaro parpadeó sin entender — ¿No estábamos cenando hace un momento?
— Elipsis, Lautaro, acostúmbrate — Kaguya se burló de él — Debemos ir a un centro comercial.
— ¿Qué mierda es un centro comercial? — Lautaro miró a la chica sin entender — Ahhh un shopping...
— ¡Exacto, un centro comercial!
— ¡Shopping!!
— ¡Centro comercial!!
— ¡SHOPPING!!!
— ¡CENTRO COMERCIAL!!!
— ¡Tienes razón, es un shopping! — Kaguya se tomó el mentón.
— ¡No, es un centro comercial! — Lautaro dijo convencido.
— ¡Exactamente, al fin dijiste lo correcto! — le levantó un pulgar.
— AYYY HIJA DE LA GRAN...
Ambos caminaron hasta un shopp... centro comercial... en donde Kaguya le tomó la muñeca y se lo llevó corriendo a una tienda de ropa femenina.
— ¡Bien, veamos...! — Kaguya se encerró en un vestidor junto con varios conjuntos de ropa.
— ¿Cómo llegué a esta situación? — Lautaro se rascó la cabeza sin entender — ¡O-oye Kaguya, ponete lo que sea pero que te tape las piernas... (Eso es lo que más llama la atención de su cuerpo.... No es que me llame la atención a mí pero le llama la atención a las masas)
— ¡Estoy lista, ¿Y tú?!
— Salí, mientras tengas tapadas las piernas está bien.
En ese momento Kaguya abrió el vestidor mostrando un nuevo look.
— Ka-Kaguya, esa ropa hasta resalta más tus piernas...
— Hm... — ella volvió a encerrarse.
— Algo me dice que esto va a durar un buen rato...
Al rato Kaguya volvió a salir con otro look...
— ¡Ka-Kaguya!!
— Hmmm — ella volvió a entrar al vestidor.
Al rato ella volvió a salir.
— ¿Y ahora?
— Ya lo estás haciendo a propósito, ¿No?
— ¿A propósito? — Kaguya preguntó mientas volvía a ocultarse.
— ¿Cómo me veo ahora?
— ¡KAGUYA!!! — Lautaro cayó al suelo totalmente sonrojado.
— ¡Jeje!! — ella sonrió.
— ¡Y-ya deja de hacer eso, EN SERIOOO!! — Lautaro estaba muy rojo.
Segundos después Kaguya salió con otro conjunto.
— ¡Demasiado chino... Y TAPATE LAS PIERNAS!!!
— ¡MUY IDOL JAPONESA... Y TAPATE LAS PIERNAS POR COMPLETO!!!!!!
— ¡KA-GU-YAAAAAAAAAAA!!!!!!
— ¡Si tanto te molesta entonces elige tú mí ropa!!! — Kaguya se cruzó de brazos haciendo muchos pucheros.
— ¡Está bien, yo te elijo la puta ropa... SOLO PONETE LO QUE SEA QUE ELIJA PARA QUE TE TAPES LAS PIERNAS, CARAJO!!!
Segundos después Kaguya salió del vestidor usando un vestido corto negro que era casi completamente cubierto por un tapado negro con una liga y algunos detalles dorados que dejaba la parte inferior abierta mostrando el vestido. Todo adornado con un moño rojo a la altura del pecho y una liga negra atada a las trenzas en su cabello.
Pero claramente lo más importante del conjunto eran los leggins negros que cubrían las esbeltas piernas de Kaguya.
— ¿Y bien, tengo un buen gusto? — Lautaro se cruzó de brazos al verla, aunque desvió su mirada pues se estaba sonrojado.
Entonces Kaguya hizo una pose kawaii guiñandole el ojo al chico.
— ¡Me encanta! Hasta me pinté las uñas de negro para combinar.
— ¿En qué momento hiciste eso…? — Lautaro preguntó sin entender cuando fue.
— Da igual, ven vamos a caminar — Kaguya le tomó la mano y ambos salieron del local.
— O-oye tenemos que pagar... — Lautaro intentó razonar pero Kaguya no se detuvo.
Mientras tanto uno de los trabajadores que había estado vigilando al par miró a uno de sus compañeros.
— Dile al heraldo que la encontramos — las marcas doradas en su cara empezaron a brillar.
— Enseguida, jefe.
Kaguya y Lautaro estaban caminando como por el centro comercial hasta que Lautaro frenó en seco.
— Oye Kaguya... — él miró al suelo — Perdón, me puse muy pesado con lo de que te tapes... Es que me da vergüenza que una chica linda como vos esté con alguien como yo y... Creo que proyecté mis inseguridades en vos... Así que si querés mostrar tu cuerpo o lo que sea no me voy a oponer...
— No te preocupes... — Kaguya no se había detenido, pero se dió la vuelta y juntó sus manos sobre su espalda baja — Dejaré mis muslos tapados para que solo los veas cuando estemos en la cama.
Seguido de eso hubo un silencio incómodo.
— Aguanta ¿¡QUÉ!? — Lautaro se mostró confundido.
— ¿Qué de qué? — Kaguya imitó su expresión aunque de forma más tierna.
— ¿¡Q-Q-QUÉ!?!? — Lautaro se empezó a poner rojo.
— Lo que sucede es que...
En ese momento hubo una santa explosión que dejó un hueco detrás de Kaguya, del agujero salió una especie de tentáculo metálico que se lanzó contra ella.
— ¡KAGUYA!!! — Lautaro alarmó a la chica muy asustado.
Ella intentó darse vuelta para esquivar el tentáculo pero ya era tarde... Aunque Lautaro logró empujarla siendo atravesado por el tentáculo.
— ¡NO!!! — Kaguya abió sus ojos de la impresión, luego vió como el cuerpo de Lautaro caía con un ruido sórdido al suelo.... — Lau... ¿Lautaro…?
Ella intentó acercarse pero el tentáculo se interpuso tratando de atacarla, aunque Kaguya lo desintegró de un puñetazo.
— Dime que estás bien... Por favor dime que estás bien... — Kaguya intentó hacer reaccionar a Lautaro pero no había manera...
Mientras esto pasaba, por el agujero que dejó el tentáculo enteró una figura.... El heraldo de la gloriosa evolución.
— Al fin te encuentro... Has sido una molestia para mí todo este tiempo — el heraldo habló sin darse cuenta de que Kaguya estaba totalmente centrada en intentar hacer reaccionar a Lautaro — Pero ya no más... Hoy vas a morir o a unirte a mí.
Kaguya solo alcanzó a oír la última parte, cuando el heraldo se calló ella le lanzó una mirada que, si las miradas mataran, lo habría matado 25 veces seguidas.
— ¿Tú le hiciste esto a Lautaro? — Kaguya estaba sosteniendo el cuerpo del chico aún agachada en el suelo.
— Tú eras el objetivo, pero él se interpuso... Si es culpa de alguien en todo caso sería tú culpa — el heraldo rió.
— ¿Mí culpa…? — Kaguya empezó a temblar, junto con ella todo el centro comercial, no... Todo el mundo empezó a temblar — Esto fue TU CULPA!!!
Los ojos de Kaguya se llenaron de furia haciendo que el heraldo de un paso hacia atrás asustado...
— Lautaro está muerto... — Kaguya dejó el cuerpo del chico en el suelo y se rodeó de un aura de aire que empezó a hacer flotar los objetos a su alrededor —
¡POR ESO, VOY A ACABAR CON TU VIDA!!!!
Continuará....
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top