El amor de Yuri rubio

Es sábado y Vikto y Yuuri saldaran este fin de semana, según tengo entendido tendrán una sesión de fotos muestra de una marca deportiva que busca contratarlos para ser la nueva imagen de su compañía. Viktor está muy emocionado por la oportunidad de posar junto a Yuuri. Él dice que a través de las fotos pude gritarle al mundo su mutuo amor. Yuuri no estuvo del todo de acuerdo.

Pero independientemente de lo que vaya a resultar, la cuestión es que yo voy a tener que quedarme con Yuri rubio durante ese periodo. Una noticia que no le hace gracia a Lev el gato del ruso, ni a mí.

Yuuri y Viktor pasan a dejarme en el departamento del rubio, ambos se despiden de mí entre caricias y besos y me piden que obedezca a Yuri rubio. Me prometen volver lo más pronto posible y yo ladro en aprobación. Aun no se van y ya los estoy extrañando.

―Ya lárguense o perderán el vuelo ―amonesta Yuri rubio rodando los ojos con fastidio fastidiado según él, por tanta miel.

Ellos abordan el taxi y se marchan. Ladro un par de veces antes de perderlos de vista y cuando el auto se pierde entre las calles de San Petersburgo gimo para hacer notar mi nostalgia.

Yuri rubio me conduce escaleras arriba a su departamento. Es pequeño pero cómodo y a pesar de que Lev me llame perro snob la verdad es que no soy exigente.

El día transcurre tranquilo, mi plato de comida está lleno y no pienso tocarlo por ahora. Yuri rubio ha estado metido en libros y rasca de vez en cuando su cuero cabelludo cuando parece no entender lo que está escrito.

Lo miro y me hace feliz saber que ha seguido el consejo de Yuuri de terminar al menos su preparatoria. Yuuri le advirtió que no sería fácil, sin embargo debía tomar en cuenta que la carrera de un deportista de alto rendimiento siempre incluye cierto riesgo físicamente hablando y corre el peligro de acabar abruptamente, por supuesto que no se lo deseaba, pero era mejor que tuviera algún otro proyecto. Siempre era bueno estar preparado.

Yuri rubio suelta un suspiro frustrado y remilga extrañando a Yuuri tanto o más que yo. Viktor no lo sabe pero Yuuri le da clases a Yuri rubio. Es paciente y claro al momento de despejar las dudas del menor.

Son cerca de la una de la tarde cuando veo a Yuri rubio levantarse de golpe y apunto de jalarse los cabellos des la desesperación, un pensamiento que no llega a completar cuando su móvil suena y como por arte de magia la ver el remitente su actitud cambia.

―¡Beka! ―exclama feliz. ―¿Donde? ¿En serio? ―dice dando vueltas por su departamento y mirando recriminatoriamente la pila de ropa sobre la cama y los trastes sucios del desayuno-almuerzo. ―No, no es molestia. Al contrario, es un placer. ¿Quieres que vaya por ti? Bien, entonces anota.

Yuri rubio dicta la dirección para apenas colgar correr a limpiar la estancia.

Lava los trastos a la velocidad de la luz y aprovecha para limpiar la pequeña estufa y la mesa. Toma la ropa y la mete en el armario con tal prisa que en sin darse cuenta mete a Lev con todo y todo, cierra la puerta y ahora se dedica a limpiar la sala.

Apenas termina el timbre de la puerta suena y Yuri rubio corre a abrir. Se ve realmente contento, más que eso, casi podría decir que su actitud es igual a la de Vitya cuando Yuuri accede a algún capricho suyo.

―¡Beka! ―exclama lanzándose en un abrazo depredador al hombre de cabello negro y cara de pocos amigos que acaba de llegar.

Ladeo mi cabecita. ¿En serio se está emocionando por un hombre que parece muñeco de cera de que no muestra ninguna mueca?

Pues al parecer sí.

Lo que resta de la tarde ambos jóvenes se la pasan conversando y poniéndose al día sobre sus respectivas vidas. Es ahí cuando Yuri rubio le menciona a la estatua viviente su problema con las materias de lógica.

―Puedo ayudarte si gustas ―ofrece él.

Yuri no desperdicia la oportunidad y corre por sus libros y cuadernos. Son un poco más de las once de la noche cuando deciden ir a dormir. Yo como buen invitado evito causarle molestias y me acorruco en alguna parte disponible. Cierro los ojos hasta el día siguiente.

Es muy temprano, demasiado porque afuera aunque el cielo ya clareo aun no sale el sol. Doy un bostezo y mis orejas captan un ruido. Quizás ha sido eso lo que me ha despertado. Con tiento busco la precedencia. Se escucha como... ¿rasguños?

Una idea se prende dentro de mi cerebro y sin pensarlo ladro con todas mis fuerzas logrando asustar a los chicos que duermen en la cama y que el muñeco de cera caiga al suelo porque estaba muy cerca de la orilla. ¡Dios! y ni con eso ha cambio su gesto.

Pero ahora no es momento de preocuparme por eso. Mis patitas golpean la puerta del armario y vuelvo a ladrar desesperado.

―Basta Makkachin... ya, cállate. ―ordena Yuri rubio molesto por la hora en que he osado despertarlo, solo respondo entre gemidos disculpándome, pero sin retirarme de armario.

―Yura. Creo que hay algo en el armario ―deduce el otro al verme reacio a moverme.

Yuri rubio mira a su amigo y luego a mí antes de poner atención y captar con un poco de esfuerzo los rasguños y maullidos.

Su rostro se pone pálido y de un solo tirón abre la puerta para comenzar a lanzar ropa, zapatos, chaquetas y demás fuera hasta por fin dar con el pobre Lev. Lo toma en brazos y el gato parece seriamente cansado.

"Al fin", dice Lev respirando agitado. "Pensé que moriría estrangulado o en una mortaja de animal print". Y el gato se estremece de tan solo imaginarlo.

Yuri rubio no está del todo seguro de que este bien, por lo que le pide al chico cera que me cuide mientras lleva a Lev al veterinario.

"No, espera... yo estoy bien. Estoy bien no necesito del loco de la aguja..." maúlla Lev a todo pulmón sin hacerse entender por su dueño que sale cual bólido.

En menos de un parpadeo el chico cera y yo nos quedamos solos, mirándonos mutuamente en medio del silencioso apartamento de Yuri rubio.

―¿Y ahora qué? ―pregunta él mirándome.

Le regreso el gesto interesado en saber lo que hará. Luego de unos segundos se rasca la nuca y se dirige la cocina en donde lo primero que hace es llenar mi plato de comida y cambiar el agua. Después mira dentro del refrigerador y saca varios ingredientes.

¡Va a cocinar!

Tarda aproximadamente dos horas, sin embargo el aroma que desprende es delicioso. Supongo que no se debe juzgar a un cocinero por su careta.

El muchacho se sirve un poco y come silenciosamente. De vez en cuando dirige unas furtivas miradas a la puerta como esperando ver entrar por ella al dueño del departamento. Me recuerda al yo de hace algún tiempo, más específicamente antes de que Yuuri entrara a nuestras vidas, me la vivía en el departamento solo a la espera de escuchar las pisadas de mi amigo.

Sintiendo empatía me acerco a él para brindarle un mínimo de compañía, es grande mi sorpresa cuando la mano del ese hombre acaricia mis orejas con delicadeza. Una tenue sonrisa adorna sus rígidos labios y sus ojos siguen clavados en la puerta.

―No puedo creer la mala suerte que tengo ―dice él acompañado de un suspiro profundo. ―Siempre hay algo que me impide pasar tiempo con Yura. Viktor desconfía de mí, Yakov me ve como una distracción. Y mi entrenador dice que es una pérdida de tiempo.

Si bien su rostro no muestra mucho su estado de ánimo, sus ojos gritan la gran tristeza que experimenta y es una que yo conozco muy bien porque se parece a la que Vitya tenía a los dieciocho años. Este muchacho está buscando algo y al parecer ya lo ha encontrado pero no sabe cómo acerarse.

Con su gesto adusto pareciera duro y frio pero si lo miras es fácil ver su carencia. Gruño levemente, cuando vuelva Vitya voy a regañarlo muy severamente, se supone que con su experiencia en la vida debe guiar a los jóvenes para que no cometan errores, no interponerse en su felicidad.

Subo mis patitas a sus muslos y le doy varias lamidas animándolo a que sea valiente y si Yuri rubio es lo que le hace feliz, pues que se quede a su lado.

El joven sonríe tiernamente. Su gesto es tan suave y sincero que hace temblar mi perruno corazón. Se parece a las sonrisas que Yuuri me da cada que recuerda a Vicchan. El pelinegro se mueve por la cocina limpiando todo cuanto ha utilizado, una vez concluido golpea las palmas de las manos en sus mulos y dice.

―Ven chico, veamos un poco de televisión.

Yo lo sigo, su compañía es agradable.

Subo al sofá y él se sienta muy cerca de mí para rascarme la cabeza. Prende el aparato y suelta un jadeo que me llama la atención.

Sus mejillas se colorean y su boca esta tan abierta que juro entraría su puño en ella.

Miro la pantalla que muestra la grabación de GPF de hace dos años. Se cual es porque Vitya lleva el traje de Stay Close To Me mientras espera su turno para salir a la pista. El comentarista está presentando al... ammm ¿Kazajo?

¡Oh! Es él, es el mismo muchacho que tengo al lado.

Así que también es patinador.

Regreso a verlo y él sigue con la misma cara de sorpresa mientras se escucha la melodía y la grabación lo muestra deslizándose sobre el hielo. No lo hace nada mal, aunque no puede compararse a Viktor o Yuuri a pesar de que esa temporada gano la plata.

Ladro para que regrese en sí antes de que comience a secársele la lengua, no es una sensación agradable. Además tampoco es para tanto. Porque le asombra tanto que Yuri vea sus rutinas, el rubio es un gran competidor y como tal analiza a sus rivales.

Aunque...

¡Oh! No me digan que Yuri rubio piensa seguir el ejemplo de Vitya y casarse con el chico del video. Ósea...

Felicidades mi amigo! Espero que tengan una vida larga y colmada de alegría y muchos cachorritos". Ladro fuerte dando saltos por toda la sala. No me cabe la felicidad. Es bueno saber que Yuri rubio ha encontrado a su pareja. La familia crece.

El sonido de la puerta abriéndose llama mi atención, brinco y ladro apresurándome a ir a recibir a Yuri rubio. "Estamos celebrando"

―Beka que demonios le diste al perro que se puso como el anciano después de besar al Katsudon.

―Naa...naaa... nada Yura ―responde apenas si atinando a apagar la televisión a tiempo y ocultando su sonrojo lo mejor que pudo. ―Y Lev, ¿Esta bien?

Yuri rubio le cuenta su odisea recorriendo todo San Petersburgo en busca de una veterinaria porque siendo fin de semana ninguna estaba abierta.

―Al final cuando logre encontrar uno solo me dijo que Lev estaba un poquito estresado y cansado de maullar, pero que fuera de eso estaba bien.

―Me da gusto.

―Y tú... ¿No te aburriste aquí?

Mientras ellos charlan yo me acerco a Lev para darle en una lamida con mis felicitaciones por su nuevo dueño.

El siamés me mira como si de repente me hubiera cambiado el color del pelaje.

"Estas demente, ese de ahí no es ni remotamente mi ideal de pareja para Yuri".

"Pero es buena persona y..." yo intervengo a favor del pelinegro.

"No importa si es o no buena persona. No vez como se viste. No señor, Yuri debe buscarnos una mejor casa no andar por ahí refugiando indigen..."

"¡Cállate!" Grito, un sonido que sale como ladrido. "Eres malo Lev, deberías estar feliz porque Yuri rubio encuentre alguien a quien querer y que lo quiera, no vez como sonríe cuando esta junto a él".

"Eso de nada sirve si Yuri tiene que mantenerlo. Será una carga y yo no quiero verlo sufrir más. Yuri pasa una cantidad generosa a la cuenta de su abuelo, lo demás lo ocupa para víveres, la renta y su educación. No me culpes por desear que su situación mejore en lugar de..."

"Mientras haya amor lo demás..." defiendo mi postura.

"Sigue creyendo en Santa Claus perro Snob. Es por eso que los de tu clase jamás sabrán lo que es sobrevivir. A Yuri yo lo respeto porque es como un tigre, se provee el mismo y se basta para salir adelante. Lo que menos necesita es un lastre que derrumbe todo lo que ha conseguido".

Con dolor bajo la cabeza. Quizá por esta vez Lev tiene razón y ese muchacho de cabello negro no puede darle a Yuri rubio lo que necesita sin importar que se amen. Viktor nunca sufrió de nada monetariamente hablando, a pesar de no contar con el cien por ciento del apoyo moral nunca le falto nada económico en cambio Yuri rubio...

La tarde noche fue tranquila. A eso de las siete escucho golpes en la puerta y el aroma de Yuuri me llega claramente. De un brinco ya estoy en el corredor listo para saltar encima de Yuuri en cuanto le abran.

Lo beso, una y otra vez escuchando su risa cristalina acompañada de la de mi amigo.

―¿Nos extrañaste Makkachin? ―pregunta Viktor.

"Por supuesto que los extrañe, y mucho".

―Gracias por cuidar de él Yurio ―dice Yuuri haciendo una leve reverencia muy propia de su país.

―No hay de que, ahora llévense a ese cachorro escandaloso.

A pesar de sus palabras acaricia mi cabeza y me regala una sonrisa torcida.

Volvemos a casa, entro a trote y corro a mi camita. Suave y tibia camita.

―Yurio me va a oír ―dice Viktor con mal semblante entrando detrás de Yuuri y arrastrando su maleta. ―Mira que invitar a quedarse a Otabek a quedarse con él sin supervisión adulta.

―Viktor. Yuri puede tener quince años, pero en muchos sentidos es más maduro que muchos adultos que yo conozco.

―¡¡¡Yuuuuuriiiii!!! ―protesta mi amigo asiendo puchero.

Yuuri ríe, acaricia la mejilla de Viktor como si fuera a besarlo y dice.

―Confió en Yuri y quiero creer que Otabek no le haría daño. Además es buena influencia para él. ¿Sabías que está por terminar su licenciatura Derecho Penal?

Vitya niega y yo paro las orejas. Esta conversación me interesa.

―Por si fuera poco su familia ha tenido a bien invertir el dinero que les manda y ahora cuentan con una pequeña mini fortuna que asegura la educación de sus dos hermanitos. Es un buen hombre y ama a Yuri.

―Eso último no lo puedes asegurar amor ―refuta Viktor acercando su rostro al de Yuuri para rozar su nariz con la suya en un beso esquimal como los que tanto me gusta a mí.

―Tal vez no asegurar, pero lo veo en su mirada, es la misma que tú me dedicas a mí y me amas... ¿verdad Vitya?

―Te amo, te amo mi delicioso Katsudon ―declara con firmeza y emotividad mi amigo.

Antes de que se besen ladro feliz porque entonces Yuri rubio si puede casarse con el chico Kazajo y vivir feliz. Yuri rubio tendrá su familia y miles de cachorritos huraños de rostro feroz. ¡Oh! Eso no suena bien. Espero que saquen la belleza de Yuri rubio pero con la tranquilidad del carácter del pelinegro.

―Makkachin parece estar de acuerdo conmigo. ―Yuuri se inclina y me rasca las orejas. ―Apoyaremos a Otabek para que se quede con Yuri. Cierto Makkachin.

Ladro una vez más aprobando y dando saltitos jubiloso mientras canto.

"Cachorros, cachorros, chorros..."

Soy un perro viejo, no pueden culparme por desear ver a los hijos de estos chicos antes de irme a descansar. ¡Oh! ¿Serian como mis nietos?

"Vicchan, te prometo no morir hasta verlos, así cuando nos encontremos podre contarte como se llaman y cuantos fueron."

¿Fin?





N.A.

 Vorony: My lord no sabe lo feliz que soy de saber que mis ocurrencias le amenizan el día. Y me reí mucho con cada comentario. casi sentí como si le estuviera contando una anécdota de mi vida y vos, como buen amigo soltara cuanta ocurrencia le llegara a la cabeza.   

Es un placer para mi decirle que siento como si nos conociéramos desde hace mucho.  

A EimyMariel  : My lady, espero que este capitulo sea de su agrado, que le arranque una que otra sonrisa y despierte en vos miles de sueños. 

m31shi: My lady creo que esta es la primera vez que hablamos así pues le daré la bienvenida con una aromática gardenia. 

MaryHernandez704: Es un honor saber que continuar leyendo y un agasajo leer su comentario. Muchos dirán que la exención es importante, para mi una sola palabra basta para saber que he logrado hacerla feliz. 

Para despedirme me tomare el atrevimiento de obsequiarles una luna... de chocolate que con su sabor los seduzca. Un sol de terciopelo que con su calidez los abrigue cuando más lo necesiten y un estrella llena de deseos por cumplir que los motive a continuar. 

Atte: Taylor Espurious

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