Hermano Mayor
Link del capítulo original: https://www.fanfiction.net/s/13502429/10/La-Vida-De-Lola-Loud
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Desde hace un tiempo que su vida se había convertido en lo más parecido a un infierno. Si ya sufría mucho por culpa de su aspecto tan lúgubre a causa de las burlas y maltratos en su escuela. Pues desde el incidente de la mala en su hogar todo simplemente empeoró.
Creyó qué hacerle caso a una bruta cómo lo era Lynn. Pues haría que su vida fuera mejor. Pues cometió un error fatal.
Supo desde ese entonces qué su vida y la de sus seres queridos iba a ir de mal en peor. Primero era el miedo de tener a su hermano cerca por miedo a que algo le pasase si llegaba a cruzar palabra con él. En ese entonces creían que la mala suerte era algo muy peligroso y que todo lo malo que les pasaba en sus vidas era culpa de la persona más buena y más comprensible en este maldito mundo.
Su hermano mayor...
En ese tiempo dejo de hablarle por miedo a que le pasará algo. Un serio inconveniente a la hora de necesitar ayuda para su poesía. Ya que en su casa no había nadie más con el conocimiento literario qué Lincoln poseía. Por lo que después de dejar de hablar con él. Había perdido mucha inspiración y si antes escribía de diez a veinte poemas por semana. Luego pasó a ser de cero a uno por mes y ese único no resultaba ser tan bueno cómo los que su hermano le ayudaba a escribir
Si, su inspiración había muerto junto con el amor fraternal que ella y sus hermanas y padres sentían por Lincoln.
Y todo por algo tan estúpido cómo la mala suerte. Tardó un año o más en darse cuenta de todo lo malo que le habían hecho a su hermano pero ya era demasiado tarde. La policía se los había arrebatado y tiempo después les informaron que Lincoln se había ido de la casa dónde lo habían llevado. Al parecer la misma policía no parecía querer ayudarles a encontrarlo. De todos modos con todo lo que le habían hecho, cualquiera que hubiera visto todo, pensaría que ya no lo querían. Tuvieron que acostumbrarse a estar sin él. Incluso ella, oculto su dolor cómo siempre lo había hecho, pero está vez fue más difícil ya que esté se había multiplicado por un millón al ya no tener a alguien tan importante en su vida cómo lo era su hermano mayor, Lincoln. Él se había ido de sus vidas para siempre y solo esperaba volverlo a ver algún día aunque fuera de lejos.
Al pasar los meses se dio cuenta de que Lola tuvo contacto con él pero por más que le preguntaran ella no les decía nada de nada.
¿Y para que? Si ninguna de ellas se hablaba mucho desde el día en que Lincoln se fue. Sabían que era culpa de todas pero ninguna tenía la capacidad mental de hacer lo correcto. Cómo ser el pilar de la casa.
Pasaron los años y ella al igual que Lynn empezaban a descuidar su estado de salud. De la deportista lo entendía por qué era la causante de todo pero al final todas la perdonaron pero ella no se perdonó a sí misma, por lo qué empezó a descuidar sus equipos y ejercicios. Pero afortunadamente no sus estudios. Por lo que sabía Lynn estaba en la universidad al igual que ella.
Pero no mantenían mucho contacto, solo un par de llamadas al mes y era todo. Además ella tenía sus propios problemas cómo para andar resolviendo los de la peor hermana mayor que alguien haya tenido jamás.
En fin.
Para Lucy si ser gótica y toda pálida ya le reprentaba un gran problema de bullying en la escuela y colegio pues ser una gorda enana que pesaba más de cien kilos era motivo suficiente para que los bravucones no la dejaran en paz. Pero cómo siempre ella no hacía nada de nada para defenderse. Sentía que se lo merecía por lo mala hermana que fue con Lincoln.
Afortunadamente para ella pudo contar con el perdón de sus amigos del club de enterradores y poesía. Sobretodo con Haiku. Al principio ella se mostró distante por qué se sentía atraída por su hermano pero al poco tiempo se le pasó y pudieron ser amigas nuevamente. Y desafortunadamente para ella, odiaba en lo que su amiga Haiku se había convertido en los últimos años.
Pero no iba a abandonarla así como ella no la abandono. Iban a la misma universidad y vivían en el mismo apartamento, ambas se repartían los gastos y vivían muy tranquilamente.
Aunque en el fondo ella se sintiera devastada, debía seguir adelante.
Un nuevo día llegaba y ella abría los ojos lentamente o eso parecía ya que su cabello los cubría por completo. Se estiro un poco en su cama y observó la que estaba vacía al lado de la suya.
—Gruñido... —Musito disconforme al ver que su compañera de cuarto no había llegado a dormir la noche anterior. Eso le disgustaba muchísimo.
El departamento no era nada fuera de lo común. Era lo bastante grande y económico cómo para que ambas pudieran pagarlo. Tenía una cocina con refrigerador y varios electrodomésticos más, un baño con ducha y tina, una pequeña sala con una televisión y un dormitorio con dos camas. No necesitaban más.
Se quitó las sábanas de encima y se levantó de su cama. Usaba un enorme camisón blanco solamente. Notó que había algo en la mesa de noche de su amiga y eso era una nota. Se acercó y la tomó para leerla.
—Llegaré hasta la tarde mi querida amiga —leyó en voz alta el breve mensaje que Haiku le había dejado.
Soltó un suspiro pesado y después de guardar la nota en un cajón se dirigió a tomar un baño de agua caliente. Era un poco tarde, casi mediodía y debía ir a comprar algunos víveres a la tienda.
Podría tardarse lo que quisiera, ya que estaba de vacaciones de la universidad y las clases empezarán dentro de un mes por lo que podría vagar por la ciudad un largo rato.
Más tarde.
Había salido de compras y vuelto a casa. Se tardó un par de horas y al llegar vio que Haiku no había vuelto aún por lo que después de guardar todo en la nevera decidió salir nuevamente.
Caminaba a paso lento por la acera. Observaba el piso ya que no tenía ánimos para ver a las familias o parejas felices que caminaban por el parque a estas horas, eso sin duda le traía recuerdos.
Algunos muy buenos que atesorara por el resto de su vida y otros muy malos que no podía olvidarlos por más que lo intentara. Sobretodo por qué tenían que ver con Lincoln.
Levantó la vista al cielo.
—Oh Lincoln... ¿Dónde podrás estar en estos momentos? —Preguntó al cielo.
—Un helado de vainilla por favor —se escuchó decir a alguien a unos pasos de ella.
Lucy volteó a ver y sintió que su corazón se detenía al ver a un hombre de tal vez veinti tantos años, con pantalón negro, camisa manga larga de color naranja y zapatos de color blanco al igual que su cabello el cuál estaba un poco largo pero no tanto.
Pero lo que más le llamó la atención fue su cabello y en esta ciudad habían pocas personas con ese color de cabello a tan corta edad.
No supo por qué pero sabía que era él y nadie más
—Gracias por su compra, vuelva pronto —agradeció el vendedor al albino.
Se alarmó más al ver que esté se empezaba a alejar poco a poco. No sabía que hacer, no esperaba encontrarlo en este lugar tan lleno de gente. Pero una cosa era segura, no lo dejaría ir otra vez.
Empezó a seguirlo a paso rápido mientras reflexionaba acerca de su pasado.
Lucy POV
Oh hermano verte después de tantos años hace que mi lúgubre corazón lata con más fuerza de la que nunca ha latido jamás en mi vida. Ver tu ser después de que te fuiste... No, desde que te sacamos de nuestra vida por nuestra falta de entendimiento sobre las cosas que son o no reales hace que mi tristeza se incremente a niveles nunca antes alcanzados. Verte desde hace tanto tiempo hace que la vergüenza fluya en mi cómo la enorme corriente de un río caudaloso. Ver en la gran persona en la que te convertiste, que digo grande, enorme, que digo enorme, gigantesca... ¿En serio, te convertiste en una especie de luchador de la UFC o que? Por qué en serio eres demasiado grande... Seguramente esa fuerza que parece que adquiriste debe ser debido a que temes que alguien más vuelva a abusar de ti...
Pero descuida hermano, no permitiré que nadie más vuelva a lastimarte. Lo juró.
Y para que veas que he cambiado, no solo en lo físico si no que, también en ser mejor persona. Iré a hablarte ahora mismo...
Fin Lucy POV.
Se lo pensó un par de veces antes de empezar a caminar hacía él. Tenía miedo de que la rechazará o le hiciese daño pero sabía que eso no podía pasar, Lincoln era muy bueno, no era cómo ellas.
Sabía qué él la perdonaría.
Y con el primer rastro de positivismo en su ser desde hace años se acercó a paso acelerado hasta Lincoln y sin mediar palabra.
Lo tomó de la mano y este al sentir dicho contacto se giró rápidamente. La quedó viendo fijamente, alzó una ceja cómo si estuviera confundido.
Seguramente era por su apariencia. Si antes era una flacucha sin gracia ahora era una gorda obesa sin gracia.
Y todo por la ansiedad de comer.
Apretó sus dientes con fuerza, tenía ganas de llorar ahora mismo por todos los sentimientos acumulados que habían en su ser desde hace mucho tiempo. Se dio cuenta de que mientras ella durante estos años se sumergía en la depresión por lo mal que lo trataron. Él simplemente siguió adelante seguramente ignorando todo lo malo que le hicieron.
Pero no era tiempo de lamentos. Era hora de un emotivo reencuentro.
—C-cuánto tiempo, no lo crees... L-Lincoln... —Dijo en un hilo de voz muy temblorosa, al parecer esto sería muy difícil.
Él simplemente la observó sin mucho interés y con el mismo ímpetu dijo...
—Hola, Lucy —acto seguido le dio otra probada a su helado y se soltó del agarre de ella para seguir su camino.
Ella abrió la boca por el asombro. Pero rápidamente agitó su cabeza y lo fue siguiendo.
No tenía pensado dejarlo ir.
No otra vez...
—¿Cómo has estado? —Preguntó ella al ponerse a su lado y caminar a su mismo ritmo. El cuál era difícil ya que él era más alto y por lo tanto caminaba más rápido.
Pero no se iba a rendir.
—¿Y a ti que te importa eso? —Dijo Lincoln de forma dura sin voltear a verla mientras seguía comiendo su helado.
Lucy detuvo su andar. No podía creer qué él le dijera eso. Negó un par de veces con su cabeza. Quería irse corriendo a su apartamento y meterse a llorar bajo las sábanas pero no podía rendirse.
Necesitaba a Lincoln de vuelta en su vida. Vio que él se alejaba y no perdió tiempo. Corrió un poco para alcanzarlo y al estar a su lado nuevamente dijo...
—Veo qué estas molesto por lo que pasó... —Dijo de forma lúgubre. —Pero debes entender qué en ese tiempo todo era diferente y que la mayoría de nosotras solo éramos unas simples niñas que no sabían nada y que ahora todas estamos muy arrepentidas por el trato qué te dimos... —Si pudiera volver en el tiempo haría algo al respecto pero eso era imposible.
—Dile eso a alguien que le importe niña y deja de molestarme... —Nuevamente Lucy se detuvo. Negó con su cabeza muchas veces. Retrocedió un paso mientras lo observaba irse.
—No... —Dijo en voz baja. No quería aceptar que había perdido un hermano por algo tan estúpido. No debía ser así.
Con toda la impotencia del mundo corrió hasta él y lo tomó de la mano. Lincoln la volteó a ver con furia y le dijo...
—¡Ay pero cómo fastidias! —Exclamó con fuerza.
—N-no me dejes por favor... —Pidió Lucy entre lágrimas mientras lo jaloneaba y jaloneaba.
—Es muy tarde para eso Lucy, ustedes me sacaron de su vida y ni crean que pienso volver a tener contacto con alguna, así que déjame solo y regresa a dónde sea que vivas —después de eso Lincoln jaló su mano y se libró del agarré de su hermana. Pero está no se dio por vencida y rápidamente lo abrazo por la cintura.
Necesitaba un abrazo de él y solo de él.
—P-por favor... Déjame solucionar las cosas entre nosotros dos... Te lo p-pido... —Dijo ella en un hilo de voz.
Lincoln iba a tomarla de los hombros y jugar vóleibol con esta pelota de playa que no dejaba de molestarlo pero vio qué empezaban a llamar la atención de las personas a su alrededor. Incluso la de un policía.
Eso lo alarmó. No podía estar mucho más tiempo allí. Pensó rápidamente en un plan para después hablarle a Lucy.
—Esta bien Lucy —dijo con desgano. Ella alzó la vista y lo volteó a ver a la cara.
—¿Es en serio? —Preguntó ella aún con lágrimas en sus ojos.
Este apretó los dientes.
—Si... Pero, ¿Qué tal si vamos a un lugar más privado para que podamos hablar más tranquilamente? —Preguntó aún con sus dientes apretados.
Ella sonrió muy feliz. Parecía ser la primera sonrisa en años ya que parecía que le dolía la cara por tal acción. Pero eso no importaba. Tenía una oportunidad de enmendar el pasado y obvio que no la desaprovecharía.
—¡Si! —Exclamó ella.
Acto seguido lo tomó de la mano y lo fue llevando a un lugar más privado tal y cómo él lo pidió. Mientras tanto, Lincoln simplemente soltó un suspiro de pesadez y siguió comiendo su helado mientras se dejaba llevar.
—¡Fiuuuuuuuuuuu! —Silbó Lincoln al entrar y ver el bonito apartamento dónde vivía su hermana. Al parecer no le había tan mal después de todo. —Vaya, que bonito lugar tienes aquí hermana. —Dijo con una sonrisa burlona.
Obviamente a él le había ido mucho mejor y se lo iba a restregar en la cara a su gorda hermana.
—Gracias —agradeció ella mientras cerraba la puerta del apartamento. —Pero no es solo mio, mi amiga Haiku vive conmigo y...
Se detuvo al ver que Lincoln la ignoraba y se metía a la cocina como si nada. Ella lo fue siguiendo y al llegar a la cocina vio que esté miraba el interior del refrigerador.
—Si gustas puedo prepararte algo de comer —se ofreció ella mientras sonreía y jugaba con sus pulgares.
—No será necesario —dio él después de cerrar el refrigerador y haber sacado lo que parecía una botella de vino blanco de este.
Ella se alarmó enseguida. Esas eran de Haiku y obviamente ella se molestaría si tocaban sus bebidas. Además de que eran muy caras.
—O-oye, esas botellas son de mi amiga y...
—¡Fuera bombas! —Gritó Lincoln divertido.
¡POOF!
—¡AAAAHHH! —Gritó Lucy al momento de agacharse para esquivar el corcho que iba directo a su cara. Pues Lincoln se lo había quitado y apuntado hacia ella sin ningún cuidado. —¡Ten cuidado! —Pidió ella un tanto agitada.
Lincoln le dio un enorme sorbo a la botella y luego dijo...
—Si, si, como sea —paso de lado a su hermana menor y se dirigió a la sala. Salto por encima del sofá y cayó sentado en este. Tomó el control de la televisión y la encendió, estuvo allí cambiando canales con la mirada atónita de su hermana sobre él.
Lucy negó con la cabeza, pasó por alto ese comportamiento tan extraño de él y sin esperar más. Se acercó y tomó asiento a su lado.
—Oye Lincoln, me gustaría hablar contigo ahora... —Pidió ella. —En verdad necesito saber si las cosas entre nosotros dos pueden volver a ser cómo ant...
—¡Aburrido! —Exclamó él interrumpiéndola en el acto. —No hay nada bueno en la televisión, seguramente debe ser la programación local. —Comentó Lincoln mientras se ponía de pie y le daba otro sorbo a la botella de vino. —Es por eso que prefiero la televisión con cable premium. —Murmuró con desdén mientras se iba caminando con dirección hacia el dormitorio de su hermana y Haiku.
Dejando a Lucy completamente sola y sin saber que pensar o que decir. Pero ella no se rendiría. Debía hablar con él ya.
Lo fue siguiendo hasta su habitación y al entrar abrió la boca a más no poder al ver que Lincoln se encontraba hurgando el cajón de la ropa interior no sólo de ella, si no que también el de su compañera.
Eso sin duda hizo que ella se sonrojara a más no poder.
—L-Li-Lincoln... —Lo llamó ella.
Pero él no respondió si no que se dio la vuelta y le lanzó uno de los vestidos color rosa de Haiku, de esos que eran largos, transparentes y exóticos.
Ella lo atrapó en el aire para después ver a su hermano fijamente sin saber que decir.
—Pruebate ese —pidió Lincoln mientras se quitaba los zapatos y saltaba a la cama. Aún bebiendo de la botella de vino.
Ella abrió la boca a más no poder nuevamente para luego decir...
—¿¡QUEEEEEE!? —Exclamó atónita.
No entendía cómo por qué Lincoln quería qué ella se pusiera un vestido y uno de un color tan feo.
—Vamos niña, quiero ver cómo te ves —la apresuró él.
Ella lo observó con rareza. No sabía qué tramaba su hermano pero no iba a hacer eso qué le dijo qué hiciera. Ella odiaba el color rosa y aunque a veces le gustaba escaparse de la oscuridad pues hoy no era ese momento.
—Escúchame Lincoln Loud, no sé qué se te metió pero no voy a probarme este feo vestido —dijo ella con firmeza.
Lincoln simplemente cerró sus ojos y sonrió mostrando sus relucientes y blancos dientes, se encogió de hombros y justo después de terminar de beber su botella de vino, se levantó de la cama y dijo.
—Supongo que este es el adiós definitivo —dijo sin abrir los ojos.
Lucy abrió la boca por la impresión. No podía creer lo que acababa de escuchar. Ella no quería separarse de él. No ahora qué lo había vuelto a encontrar.
—P-pe-pero... ¿P-por qué dices eso? —Intentó sonar muy lúgubre cómo de costumbre pero su voz estaba demasiado quebrada y Lincoln lo notó.
—Pues si no puedes acatar una simple petición de tu hermano mayor quiere decir que sigues siendo la misma niña malcriada y egoísta de siempre —dijo Lincoln sin mucha importancia. —Y yo no quiero tener nada que ver con gente así, así que... —Lincoln paso al lado de Lucy y ya cuándo iba a salir de la habitación, dijo... —Allí te ves Lucy Loud.
Ella observaba en cámara lenta cómo la única persona que la apoyo en serio en toda su joven vida, se iba nuevamente y algo en ella no iba a permitirlo.
—¡Lincoln, no te vayas! ¡POR FAVOR! —Gritó ella entre llantos.
Él se detuvo y sin voltear a verla, dijo...
—¿Harás lo que yo diga? —Preguntó.
—¡Si, lo que sea! —Exclamó ella. Se limpio las lágrimas de sus ojos y siguió. —S-solo no te vayas... P-por favor...
—Usa el vestido entonces —dijo Lincoln después de darse la vuelta, cruzarse de brazos y apoyarse de espaldas contra la puerta.
Observaba a su patética hermana con una expresión engreída. Le gustaba verla dudar. Lucy miraba el vestido de su amiga con algo de asco. Al parecer no le gustaba para nada ese color y Lincoln no sabía por qué, pero le fascinaba verla sufrir.
—¿Y bien? —Preguntó después de aburrirse por verla tan indecisa.
—Lo haré... —Dijo al fin.
Sin muchas ganas, colocó el vestido sobre su hombro y se acercó a Lincoln.
—¿Me das permiso? Iré al baño a cambiarme... Y luego a vómitar —murmuró eso último.
Lincoln soltó una leve risa burlona.
—Ah, ah, ah. No lo creo gordis —dijo él de forma burlona.
Ella sintió un nudo muy feo en su garganta al oírlo a él decirle eso tan feo.
—¿Q-qué? —Dijo titubeante.
—Cámbiate aquí... Frente a mi —ordenó él.
Ella retrocedió ante esa petición. Empezó a sentir mucho miedo. Tenía miedo de pensar qué Lincoln, su amado hermano perdido pudiera hacerle algo malo.
—"N-no... Eso sería muy oscuro hasta para mi..." —Pensó un tanto desconfiada.
—O puedo irme de tu vida ahora mismo y...
—¡No! —Lo detuvo ella. Eso le daba más miedo aún. No quería perderlo.
—Ok, entonces... —Lincoln volvió a la cama y mientras ponía sus brazos tras su nuca para descansar y ver lo que haría su hermana, dijo... —Qué empiece el show y hazlo con ganas. —Ordenó con malicia.
Lucy trago saliva. No sabía por qué pero algo le volvía a decir que algo malo estaba a punto de pasar.
—Ok... —Pero tenía más miedo de perder a su hermano otra vez así que empezó a desvestirse. —Aaaah...
Primero se quitó la camisa, revelando un enorme sujetador negro el cuál cubría un par de pechos enormes.
—Vaya, veo que la madurez te ha tratado bien, ¿No? —Bromeó Lincoln.
—Tsk... —Murmuró Lucy con enojo. Si ya era humillante verse cómo una ballena asesina, más lo era desnudarse frente a su hermano y cuándo ya tenía puesto ese feo vestido, dijo... —¿A donde quieres llegar Lincoln? —Preguntó molesta.
—¿Yo? —Él se señaló a si mismo con su dedo índice. —A ningún lado niña. —Dijo inocente. Acto seguido se quito la camisa revelando sus bien torneados y enormes pectorales.
Lucy abrió la boca por el asombro al tiempo que su pálido rostro adoptaba un color carmesí muy incandescente. Recordaba qué Lincoln era un flacucho ya qué siempre lo veía andar en casa en ropa interior cuándo vivía con ellas.
—¿Qué? —Habló Lincoln al verla tan embelesada en su cuerpo perfecto. —Tengo calor. —Se excusó. —Ven aquí. —Palmo un par de veces la cama, indicandole a su hermana que se sentará a su lado.
Lucy negó con su cabeza. Aún le daba mala espina toda esta situación y algo le decía que llamara a la policía. Pero algo más le decía que no dejara ir a su hermano y que hiciera lo que él le ordenará.
—Ufff... —Suspiró Lucy. No tuvo de otra que obedecer tanto a ese lado temeroso cómo a su hermano. Con suma cautela se acercó a la cama y se sentó al lado de su hermano.
Este la había estado observando de forma cansada. Hasta qué...
—¡Ay ya, ven aquí! —Gritó molesto para después acercarse a Lucy y empezar a someterla contra su voluntad.
—¿L-Lincoln que haces? —Preguntó con voz monótona pero con un poco de miedo. —Espera Lincoln, esto no... No está bien, ¡Me lastimas!
—¡Me vale, tu me lastimaste más y es hora de devolverte el favor multiplicado por mil! —Le gritó en la cara.
Tenía a su hermana acostada de espaldas en la cama. La sujetaba de las muñecas mientras se encontraba sentado sobre ella. Impidiendo qué se moviera.
Nuevamente sentía esa furia ciega al ver a sus hermanas. Esa misma que sintió la primer vez que volvió a ver a Lola en dónde la golpeó de forma salvaje, luego la cogio y cuándo Lana lo fue a visitar ese día y le reclamo de forma descarada algo que fue culpa de ella.
También terminó cogiéndola de forma salvaje.
Desafortunada mente para Lucy, tenía esas mismas ganas ahora mismo.
—¡Por favor Lincoln, esto no es divertido! ¡Sueltame y hablemos! ¡Cómo en los viejos tiempos! —Exclamó Lucy con una pequeña sonrisa teniendo la esperanza de que su hermano recapacitara y no cometiera una tontería.
Él no era así. Él era puro...
¡Slap!
Pero la cachetada que Lincoln le acababa de dar había puesto en duda todo lo que pensaba de él hasta el momento.
—L-Lincoln... —Dijo su nombre no creyendo qué él la acababa de golpear.
—¿Cómo en los viejos tiempos? —Repitió lo que ella dijo. —¿¡CÓMO EN LOS VIEJOS TIEMPOS!? —Le gritó en la cara. —¡Yo te enseñaré lo que debí haber hecho en los viejos tiempos cuándo todas ustedes se comportaron cómo unas verdaderas perras conmigo! —Gritó Lincoln furioso.
—A-ah... No, no hagas eso, por favor —suplicó ella al ver que Lincoln empezaba a apretar sus pechos con mucha, pero mucha fuerza.
—No Lucy, ahora jugaremos a la violación y tu serás la chica que es cogida hasta qué su columna se rompa en mil pedazos —dijo Lincoln con una sonrisa psicópata.
Lucy tembló ante esas palabras. Detectaba la maldad pura en la voz de su hermano y desgraciadamente para ella, sabía qué él hablaba en serio.
—¡No Lincoln, no quiero eso! —Gritó Lucy entre lágrimas. Ya no parecía una chica gótica, si no una chica indefensa y muy pero muy asustada.
—¡Esa es la actitud perra, hora de iniciar con el juego! —Exclamó Lincoln complacido. Acto seguido le arrancó el vestido a su hermana de un solo tirón para luego hacer lo mismo con el enorme sujetador negro con su mano y procedió a chupar uno de sus blancos y muy pálidos pechos.
—¡Agh! —Gritó ella. Sintió cómo su amado hermano mordía uno de sus pezones sin importarle que le doliera o no.
Intento quitárselo de encima pero él era muy pesado. Y ella teniendo tan mala condición física no lograba ni moverlo.
—Vamos Lucy, pon un poco más de empeño —exigió él para después empezar a besar su cuello.
Ella gimió un poco fuerte. Cosa que le encantaba a Lincoln. El sufrimiento de ellas lo hacía sentirse poderoso y muy pero muy seguro. Haciéndole entender que ya no era un niño débil.
Aunque algo lo perturbó un poco.
Dejó de besar el cuello de Lucy y se puso de rodillas a su lado en la cama. La observó con desinterés mientras ella lloraba y lloraba. La pelinegra estuvo así unos instantes hasta que se dio cuenta de que él la observaba fijamente.
—Dime una cosa —Habló Lincoln. Ella lo miró fijamente mientras se cubría los pechos con sus manos. Se veía atemorizada. —¿Qué les pasó a las otras cinco inútiles? —Preguntó Lincoln con molestia.
Necesitaba saber si sufrían o no.
—Sniff... Sniff... —Lucy aún estaba impactada por lo que acababa de pasar por lo que se tardó un poco en responder.
Y cuándo lo hizo empezó a relatar el estado en el que vivían sus demás hermanas mayores. Lincoln escuchaba atentamente. Por una parte le parecía exageradamente exquisito qué sus hermanas tuvieran una vida de perros.
Pero por otro lado le parecía qué aún podían sufrir más. Después de todo, él sufrió mucho y no la ha tenido fácil desde que se fue de la casa de los Suárez.
—Y-y-y eso e-es todo lo que s-sé... —Terminó de hablar Lucy con mucho dolor. Nunca le gustó qué su familia sufriera y cuándo se dio cuenta de lo que Lincoln sufrió. Pues se sintió devastada y ya era demasiado tarde para hacer algo.
—Así que eso es lo que hacen, ¿Eh? —Lincoln meditó un poco lo que ella le acababa de contar. —"Creó que deberé hacer algo al respecto..." —Pensó.
Desde hace un rato que tenía sujetada a Lucy de una de sus muñecas. Por lo que ella quería ser liberada cuánto antes.
—Lincoln, ya sueltame por favor... —Pidió entre sollozos.
Él la observó fijamente y luego de mostrarle una sonrisa engreída, dijo...
—No, aún no terminamos —dijo Lincoln.
—Ughmmm... —Lucy fue sorprendida por un repentino beso de su hermano. Puesto qué él unió sus labios con los suyos sin importarle que fueran hermanos. —"Mi primer beso... Y es con mi hermano... Perverso...". —Pensó ella un tanto complacida y aterrada. Ya que le encantaban las cosas oscuras y prohibidas. Pero aún le daba miedo qué fuera con su hermano. —¡Ughmmmmm! —Gritó de repente en la boca de Lincoln.
Él sin importarle la salud psicológica de ella. Metió sus dedos por debajo de su ropa interior negra y empezó a hurgar su frágil y nunca antes invadida intimidad.
—¡Ughmmm! ¡UGHMMMMM! ¡UGHMMMMM! —Gritaba y gritaba en la boca de Lincoln. Él la seguía besando y metiendo sus dedos hasta el fondo de su vagina. Era una maldita tortura puesto a qué prácticamente la estaban violando y ella no podía hacer nada ya que era muy débil.
Un rato paso hasta que Lincoln rompió el beso y dejó de manosear su intimidad.
—Ah... Ah... Ah... —No dejaba de exhalar e inhalar. Sentía qué le faltaba el aire y le dolía mucho su zona íntima. Su boca estaba toda babeada y el dolor en su alma era terrible.
—Hora de la mejor parte —musito Lincoln. Acto seguido se quitó el resto de su ropa mostrandole su órgano viril a su hermana menor la cuál observaba con horror lo que Lincoln estaba haciendo.
—¡No Lincoln, eso sí que no! ¡Por favor! —Empezó a luchar con él. Lincoln le quitó sus bragas sin ningún esfuerzo y las arrojo lejos. Ella cerró las piernas para evitar que algo malo le hicieran pero él fácilmente las abrió con su enorme fuerza.
Coloco su miembro por encima de la intimidad de Lucy e ignorando los gritos y movimientos frenéticos de ella, dijo...
—Voy a disfrutar esto cómo no tienes idea... —Dijo con una expresión macabra. Para luego empujar con toda su fuerza su miembro hasta el fondo de la intimidad de su hermana haciéndola sangrar demasiado.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH! —Gritó Lucy con todas sus fuerzas al sentir cómo perdía su virginidad y cómo un dolor horrible aparecía en su zona íntima. Su interior parecía contraerse alrededor del enorme miembro de su hermano.
Ahora definitivamente odiaba esto.
—Uhmmm... —Se deleitó Lincoln por esa sensación tan placentera qué sentía al estar dentro de Lucy. Además de que ese grito le fascinó demasiado. —Ese grito se oyó muy bien, debo escucharlo una vez más... —Dijo con malicia. Sacó su miembro del interior de su hermana y lo volvió a meter aún con más fuerza que antes.
—¡AAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHH! —Volvió a gritar Lucy. Esta vez con mucha más fuerza ya que el dolor que sentía era mucho peor. Se removió y removió intentando quitarse al monstruo que tenía encima pero era imposible.
Su hermano ya no era débil. Era una bestia muy poderosa y sedienta de sangre y venganza. Su interior le dolía muchísimo y sentía cómo el miembro de Lincoln se hacía más grande a medida que pasaba el tiempo.
—Ah... Ah... Ah... —Lucy abrió la boca lo más que pudo en el momento en que Lincoln empezó a moverse, dando embestidas lentas a su dañada intimidad.
Esta era una nueva experiencia para ella y no sabía cómo sentirse. Le dolía mucho. Observó el rostro de su hermano, este mantenía una expresión triunfal en su rostro. Al parecer estaba disfrutando hacerle esto a ella.
Empezaba a odiarlo. Jamás debió haber deseado qué él volviera a su vida. Pero rápidamente borró esos pensamientos. Él había vuelto y quería creer que esté era un precio justo a pagar por lo mala hermana qué fue.
Pero no, era demasiado lo que ella estaba sufriendo.
—Ah... Ah... Ah... —No sabía que hacer. Solo podía gemir de forma entre cortada mientras él la follaba duramente y a medida que él la penetraba, su dolor desaparecía y un horrible placer empezaba a surgir en su interior.
—¡Eso es Lucy, disfrútalo cómo la cerda que eres! —Gritó Lincoln al momento en qué aumentaba los movimientos de su cadera a una rapidez exagerada.
–¡Ah, ah no! ¡No hagas eso Lincoln! ¡Te lo pidooooo! —Rogó ella al sentir cómo el miembro de Lincoln empezaba a palpitar cómo si algo estuviera próximo a salir de este.
—¡Callate perra! —La calló él. Se recostó sobre Lucy mientras la abrazaba. Aumentó la velocidad y ella por puro instinto lo abrazó contra su cuerpo.
Hace mucho que quería darle un abrazo a su hermano para demostrarle su arrepentimiento y así todo fuera perdonado.
Pero ese no era un abrazó familiar.
—¡Aaaaa! —Gritó ella al sentir cómo su interior era llenado pon completo por mucho líquido caliente. Ella se corrió de forma inevitable.
Sabía muy bien lo que podría pasar. No era una niña y dudaba mucho que Lincoln se hiciera cargo, era obvio que la odiaba.
—¡Wooooooo! —Exclamó Lincoln con júbilo.
Se levantó de encima de su hermana y se recostó a su lado.
—Vaya, me vendría bien un cigarro en estos momentos —dijo con burla.
Lucy por su parte se abrazo a si misma. Cerró sus piernas con fuerza. Se sentía muy usada y devastada. No podía creer lo que Lincoln, su amado hermano perdido le acababa de hacer.
—¡Idiota! —Gritó con lagrimas en los ojos. Empezó a pegarle en el pecho a Lincoln con sus regordetas y débiles manos. Pero eso de nada servía. Lincoln solo la observaba con desinterés. Las agresiones de sus hermanas ya no podían dañarlo.
Era invencible.
—Monstruo, monstruo, monstruo, ¡Monstruo! —Lucy no paraba de repetir lo mismo mientras le seguía pegando inútilmente.
Lincoln escuchaba atentamente cómo ella osaba llamarlo. Y eso le daba gracia, si después de lo que le hicieron, esto que él le hizo no era absolutamente nada. Es más, aún le quedaban a deber mucho.
—Así es Lucy, soy un monstruo, cómo un vampiro –bromeó Lincoln. Ella le siguió pegando. Mientras tanto él simplemente tomó una de las sábanas blancas que había cerca y se la puso cómo capa, y mientras se cubría la boca con ella dijo... —Ahorrra voy a chuparrrte la sangrrre. —Dijo imitando un acento de alguien de Transilvanía para luego empezar recostarse nuevamente sobre Lucy mientras la cubría con la sabana.
—¡No Lincoln otra vez no por favor! —Gritaba Lucy por debajo de las sábanas. Se veía cómo las caderas del albino subían y bajaban a un ritmo cada vez más acelerado.
Otra vez la estaba violando y nadie podía hacer nada. Ni siquiera la chica que estaba parada enfrente de la cama desde hace un largo rato. Ella vio cómo Lincoln se corría en su amiga y ahora se encontraba observando fijamente lo que estos dos hacían.
—Incesto a la fuerza... —Dijo esta con un tono lúgubre. —Perverso y exquisito... —Murmuró mientras se mordía el labio inferior.
Esta era una chica muy alta, pelinegra, con el cabello tan largo qué casi le llegaba a los tobillos, uno de sus ojos estaba cubierto por este, era de tez blanca, pálida como Lucy, usaba un largo vestido color morado oscuro, el cuál tenía una gran abertura en el pecho que dejaba ver bastante de sus enormes senos.
—¡Ah... Lincoln, ya no puedo más por favor! —Gritó Lucy nuevamente mientras gemia.
—Exquisito... —Murmuró la pelinegra. Ignorando lo que le hacían a su amiga se agachó en el suelo y tomó las bragas de Lucy que estaban allí tiradas y sin ninguna pizca de decencia las empezó a olfatear. —Sniff... Aún están húmedas... Delicioso... —Murmuró con una extraño dejo de perversión.
Parecía algo inquieta. Mientras a su amiga la cogian de forma salvaje en la cama, ella sentía como la humedad se apoderaba de su entrepierna. Deseaba saltar en la cama y unirseles en el acto sexual a estos dos simples mortales.
Pero antes de hacer eso, el bóxer naranja que estaba en el suelo le llamó muchísimo más la atención. Rápidamente lo recogió del suelo y lo empezó a olfatear con muchas más ganas mientras cerraba sus ojos.
—Uhmmm... El olor de un verdadero hombre... —Murmuró mientras babeaba.
No aguantó más y se bajó un poco su vestido. Tenía pensado unirse a la diversión qué tenían Lucy y su hermano. Obviamente sabía qué Lincoln era el hermano perdido de su amiga ya que ella no dejaba de hablar de él.
Pero lo recordaba más flaco, y aunque era atractivo, también lo veía muy débil en ese entonces y ahora qué lo veía nuevamente. Era una bestia de esas mismas que han salido del mismísimo averno y que sólo buscan destrozar con sus demoníacos miembros a las pobres e inocentes vírgenes que hay en este patético mundo.
—¡Lincoln ya basta, eso duele, duele, duele muchooooo!
Pero los gritos patéticos de Lucy le quitaban las ganas de tener sexo.
—Puff... —Se volvió a subir su vestido y mientras se dirigía a la salida dijo... —Novata. —Y ya sin más que decir salió de la habitación y espero a que ellos acabarán.
Mientras tanto Lincoln cogia a Lucy de forma rápida estando próximo a acabar en su interior nuevamente.
—¡No Lincoln, no Lincoln! ¡NO LINCOOOOOOOLN! —Gritó Lucy al momento de correrse al sentir cómo su hermano se corría en su interior llegando así al clímax.
Había sido violada dos veces y nadie había venido a ayudarla.
—¡WOOOOHOOOOO! —Gritó Lincoln con más júbilo mientras se quitaba las sábanas de encima y se recostaba al lado de ella. —Ahora si necesitó un cigarro y un par de tragos más. —Musito con burla mientras observaba a su devastada hermana.
Lucy estaba toda despeinada, dejando ver uno de sus ojos los cuáles eran azules, un color muy feo según ella, sudaba cómo nunca ya qué había sido demasiado esfuerzo para alguien que no hacía ejercicio y lo peor y más extraño de todo era que no dejaba de babear.
Al parecer lo había disfrutado un poco.
—¡Animal! —Gritó con furia mientras empezaba a golpear con sus puños el pecho de su hermano. —¡No debiste hacer eso! ¡ESO ESTUVO MAL! —Exclamó mientras lloraba. —¡TE ODIO TANTO! —Gritó sin querer.
Lincoln simplemente observaba al frente sin mucho interés. Le importaba una basura si ella lo quería o no. Ella y las otras solo habían demostrado que son un simple depósito de semen el cuál podría usar a su antojo.
—"Me preguntó, ¿Las demás sabrán así de bien cómo Lucy?" —Pensó con malicia. Una idea maligna surgió en su mente.
Planeaba algo muy malo.
—"Si no van a servirme como hermanas tal vez pueda usarlas cómo algo más..." —Pensó nuevamente mientras se levantaba de la cama y empezaba a buscar su ropa. —Bien, si me odias entonces me iré y no volveré jamás, Lucy Loud. —Decidió molestarla mientras se vestía.
Ella quién seguía llorando se detuvo al escuchar semejantes palabras. No quería que se fuera, había esperado este encuentro mucho tiempo y aunque no fue cómo lo pensó. No quería perderlo... Eso no...
—¡No, no te odio! ¡Disculpame! —Pidió ella mientras se arrodillaba en la cama y juntaba sus manos. No le importaba que aún estuviera desnuda.
Lincoln sonrió con malicia.
—"Si, otra puta más..." —Pensó. Se acercó a ella y le revolvió el cabello mientras se deleitaba al verla temblar. —Entonces nos veremos otro día. —Dijo con una sonrisa.
Lucy alzó la miraba. Se veía feliz aún después de que la acababan de violar. No parecía importarle ya que había recuperado a su único hermano.
—¿Y-y esto? —Dijo con miedo al ver cómo Lincoln ya vestido se sacaba un fajo de billetes de su bolsillo y se lo dejaba entre sus enormes pechos. Los cuáles odiaba.
—Nah, comprate algo lindo. Yo que sé —dijo él con desinterés.
—¿Pero no lo necesitas? —Preguntó Lucy preocupaba.
—Soy rico niña —dijo mientras se encaminaba a la puerta.
Lucy no sabía que decir o que pensar. Aunque era obvio. Lincoln siempre ideaba planes locos para salvarse el pellejo cuándo era niño y al parecer ideo uno para salir adelante.
No cómo ella. Aún en la universidad, estudiando una carrera que no le generará muchas ganancias a menos qué pueda escribir un libro decente.
—Lincoln espera... —Intentó detenerlo. Quería estar más tiempo con él. Aunque una parte en su interior le decía qué lo mandara al diablo y fuera con la policía pero no le hacía caso a esa parte.
—Cuídate niña —dijo Lincoln sin verla.
Se acercó a la puerta y antes de que pudiera abrirla esta se abrió de repente. Lincoln se deleitó con la belleza de chica frente a él.
—Hola —saludo con desinterés.
—Saludos —saludo Haiku.
Lincoln sin decir nada más, pasó de lado a esa chica que recordaba muy poco. Vio de reojo la espectacular figura que tenía. Con dos enormes pechos y un enorme trasero.
Haiku hizo lo mismo. Su ojo descubierto observó con deleite el perfecto y muy encantador físico del hermano de Lucy. Sobretodo su enorme trasero.
No notó que Lucy apretó los dientes con furia al ver cómo su amiga observaba a su hermano.
—"Demonios y yo tirándome a la gorda esa..." —Pensó molesto al no poder haberle hecho algo a esa chica. —"Pero luego habrá oportunidad jeje". —Pensó con malicia mientras salía de ese apartamento y se iba a su casa.
Debía pasar tiempo de calidad con sus bellas hijas y ver si tenía suerte y encontrar a Lola y a Lana tal vez muertas.
Aunque dudaba ser tan afortunado.
—Lucy veo qué por fin te animaste a entrar de lleno en el mundo de los fetiches extraños —comentó Haiku mientras se acercaba a su amiga y se sentaba a su lado en la cama.
Pero algo raro paso.
—¡Aaaah! ¡Iiiiighhh! —Lucy se abalanzó contra su amiga y la abrazó, descansando su cabeza sobre los pechos de esta mientras lloraba mucho.
Haiku no entendía muy bien lo que pasaba. Simplemente la dejó desahogarse.
Pero algo llamó la atención de la chica mayor. Estiró su mano por encima de Lucy y tomó un fajo de billetes qué había en la cama.
—"Dinero... Y es mucho..." —Pensó confundida. Luego recordó que él hermano de Lucy lucía cómo todo un millonario. —"Así que... Guapo, fuerte y millonario, ¿Eh?". —Pensó con malicia. Extrajo unos ocho billetes de quinientos del fajo y puso este de nuevo en su lugar.
Guardó el dinero que tomó en una manga de su vestido y siguió consolando a su amiga Lucy. Le acariciaba la cabeza con delicadeza.
—"Qué afortunada acabas de ser Lucy... Pero yo lo seré más cuándo él sea mío" —Una sonrisa endemoniada apareció en el rostro de Haiku mientras observaba a Lucy.
Ahora planeaba algo y eso parecía involucrar al hermano de su mejor amiga.
Lincoln Marie Loud...
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