¿Adivinen quien despertó bien? Exacto, yo.

Al parecer la pastilla que tomé me hizo bien que hoy estaba como nueva, ni parecía que me enfermé.

No me iba a duchar. Si lo hago mamá me regañara. Ya la escuché diciendo: "¿Por qué te duchaste si viste que todavía ayer estabas enferma?"

Era mejor evitar los regaños. Así que sin más por hacer, me dormí 20 minutos más.

El despertador sonó. Me levanté rápido y me puse el uniforme de la escuela rápido para que me de tiempo de desayunar.

Al bajar mamá estaba terminando de servir el desayuno. Tostadas con café.

—Buenos días mi amor— dijo deteniendo su acción para caminar a mi

—Buenos mamá

—Veo que estás mejor, me alegro que sea así— examinó mi cara y luego me abrazó

Se separo de mi para terminar de servir el desayuno. Me senté en mi lugar cuándo entró papá.

—Buenos días— dijo cuando se sentó

—Buenos días— respondimos mamá y yo al mismo tiempo

No me molestó como otros días, algo no está bien.

—¿Todo bien papá?

—¿Hum?— me miró, —Si mi amor, es solo un caso que me tiene estresado— se frotó su frente con la mano derecha

—¿Aún no puedes resolverlo?— preguntó mamá mientras se sentaba

—No amor, pero no es nada que papá no pueda resolver— contestó sonriendo

Sonreí. Eso es algo que me gusta de mis padres. Que no se dan por vencidos. Ellos siempre buscan soluciones para un problema, porque para ellos la palabra "No" no se encuentra en su diccionario.

Cuándo terminamos de desayunar caminamos al auto. Solo que esta vez fue distinto. Papá se fue por otro rumbo.

—¿Papá a dónde vamos?

—Solo pasaremos por alguien— se encogió de hombros

No volví a preguntar nada porque todas mis dudas fueron aclaradas cuando vi a Selegna esperando por nosotros.

—Buenos días— saludó cuando entró al auto. Se sentó a mi lado.

—Buenos días cariño— respondió mamá

—Buenos— se limitó a decir papá

—¿A qué hora te fuiste ayer?— le pregunté a Selegna

—Temprano, me fui a despedir de ti pero estabas tan dormida que no te diste cuenta

—Cuando Danna duerme entra en un estado de coma— dijo papá entrando en la plática

—Que no es cierto— dije en forma de reproche

—Que sí, puede ocurrir hasta un terremoto y tu ni en cuenta

—Me puede dar cuenta de eso— Dijo Selegna riendo

—Mamá diles que me dejen en paz— dije de forma infantil

—Wyatt, Selegna dejen a la niña en paz

Y fue así como jugando llegamos a la escuela. Nos despedimos y entramos a la escuela.

Cálculo. Mi primera hora de clase era cálculo. Una palabra respecto a la materia: F-L-O-J-E-R-A. Este es mi concepto de cálculo.

Qué tal si me vuelvo narcotraficante, ¿en que me va a ayudar cálculo?.

En fin tenía que prestar atención porque el profesor escribía un ejercicio y cuando reaccionas ya lleno todo el pizarrón de números y letras. Justo como pasó ahora. Y todo por estar pensando en narcotráfico.

Voltee a ver a Selegna para ver si me podía y explicar, ¿y que creen?. Ella estaba durmiendo. Estaba perdida. Aunque, no la culpo supongo que tuvo problemas con sus padres, y mi teoría se confirma más porque hoy pasamos a buscarla. Realmente me da coraje que ella siendo tan buena persona le toque una vida así. Pero no podemos hacer nada ya que ella así lo quiere.

La siguiente hora era de química. No me gusta la química.

Pensaran "A esta no le gusta nada" pero no es así, solo que se tiene que ver muchos números y letras en esas materias que me estresan.

Después de un rato me empezó un horrible dolor de cabeza. Era muy fuerte no me deja concentrarme. Duele mucho.

—Maestra— dije mientras alce el brazo, —¿Puedo ir a enfermería?

—¿Qué tiene señorita Leyva?

—Me duele mucho la cabeza

—Está bien, vaya— asintió con la cabeza

No espere más para ir corriendo a la enfermería. Toque la puerta hasta que la enfermera indicó que podía pasar. Ella se encontraba curando a un chico. Le estaba limpiando una herida en el labio.

—¿Danna? ¿Otra vez tú aquí?— dijo frunciendo el ceño

—Yo también la extrañe— él muchacho rió

—¿Qué pasó? ¿Por qué estás aquí?

—Me duele mucho la cabeza— señale mi cabeza con mi mano mientras hice un puchero

—Espérame un momento— le indicó al muchacho, él asintió

Ella se fue a la parte de atrás de la enfermería.

—Que buen pretexto para salir de clases— dijo él mirándome. Lo mire interrogativa.

—No fue ningún pretexto realmente me duele. ¿Qué te golpeaste solo para poder salir de clases?

—Tranquila, solo fue para hacer tema de conversación, ya veo que si te duele la cabeza— dijo viendo para otro lado, —Y en realidad tuve una pelea

—No, ¿en serio?— dije fingiendo sorpresa, —Si no me dices no me doy cuenta— dije con sarcasmo

Iba a responderme porque abrió la boca pero en eso regresó la enfermera Candy

—Toma estas pastillas, son las mejores. Te ayudarán mucho— me guiño el ojo— Son cada 12 horas

—Muchas gracias— agarre un poco de agua que había ahí y tome la pastilla para después beber el agua

—Bien es todo por hoy— dijo ella

—Gracias, nos vemos mañana— dijo él mientras se levantaba

—¿Qué mañana?— frunció el ceño, —Ya te dije que un día de estos prohibiré tu entrada a la enfermería

—Usted me ama, no puede hacer eso— dijo el riendo

Fruncí mi ceño al escucharlo, estaba de espectadora hasta que sus ojos chocaron conmigo.

—Nos vemos luego, gracias— dije saliendo rápidamente de ahí

—¿Tanta es tu prisa para ir a clases?— preguntó él llegando a mi lado

—Solo quiero dormir— admití. El dolor seguía y de nuevo tenía ese cansancio exagerado

—¿Y por qué no te quedaste en enfermería?— preguntó señalando el lugar de donde habíamos salido

—Porque creí que tú te quedarías— me encogí de hombros

—Hay más camillas— dijo obvio

—No me gusta que me vean dormir

—¿Babeas al dormir?

—¿Qué? ¡Por supuesto que no!— ¿y este qué se cree?

—Entonces roncas— asintió 

—No— volteé los ojos

—Te echas muchos gases— dijo haciendo una mueca de asco

—Ay ya cállate que aumentas mi dolor de cabeza— dije fastidiada

—Ay perdón señorita malhumorada— dijo alzando ambas manos pareciendo inocente

Llegué al pasillo donde esta mi salón.

—Me voy— dije alejándome rápidamente

—Nos vemos Danna— grito felizmente sonriendo

¿Cómo sabe mi nombre?

La respuesta llegó por sí sola cuando entre al salón.

Bueno al menos me ha caído bien.