29

Terminamos de desayunar, mamá cocino hot cakes para nosotras.
Mamá no esta, salió y papá tiene que trabajar, el jefe de papá tuvo consideración por él y nuestra situación que lo dejo seguir trabajando, eso lo agradecí infinitamente.

—Dana— me habló Selegna, quien de la nada encuentra seria

—¿Si?— pregunte con temor por su seriedad

—Hay algo que tienes que saber — ella se sento en la cama, a mi lado

—Dime— respondi dudosa

—Es sobre Milo— agachó la cabeza y empezó a jugar con sus manos

—¿Qué pasó? — al escuchar el nombre de Milo mi corazón se acelero, y no ayudaba nada el hecho de que Selegna agache la mirada

—Bueno, tú sabes que antes era muy alocada— como hasta la fecha, pense. —Entonces, emm, pues Milo y yo nos acostamos, antes teníamos sexo— ella volteo a ver la ventana

—¿De verdad?— me sorprendio. Senti como una espina se clavo en mi corazón
—Me da mucha pena decirlo, no es algo de lo que este orgullosa— su voz se volvio un susurro

—Tranquila Selegna. Estoy orgullosa de que lo hayas dicho, no hiciste ningún delito o algo así — puse mi mano en su espalda y empecé a acariciarla

—Ay Danna, eres muy buena persona para alguien como yo— su voz sonó rota, me miró con mucha tristeza

—¿Qué dices?— aleje mi mano de su espalda y la mire confundida, —Estás mal del cerebro, eres una gran persona y nunca debes dudar de eso— ella me miro y sonrió tristemente

Yo le regale una sonrisa sincera y la abrace. Ella lloró mucho y solo la estuve consolando, siento que si digo algo volverá a llorar.
No puedo enojarme con ella, no hizo nada malo. Además, Milo y yo no somos nada, así que no tengo porque enojarme con nadie. Los dos son grandes personas a quienes quiero.
Son adolescentes, es normal que pase eso... Lo que no entiendo es, ¿por qué no se llevan? Supongo que todo lo sabré a su momento.

—Mi amor, la doctora llego— dijo mamá entrando a la habitación con la doctora Cervantes

—Hola Danna, ¿cómo estás?— pregunto la mujer mientras pone su maletín en el sillón

—Bastante bien

—Perfecto. Sabes que hoy toca— su mirada cambio y ahora es triste

—Selegna, ¿me acompañas a cocinar?— mamá agarro a Selegna y ni contestar la dejo porque la arrastro afuera de la habitación

—¿Quién es ella?— pregunto la doctora con curiosidad

—Es mi mejor amiga— pude sonreír débilmente

—Ay Danna... De verdad no me gusta hacer esto— dijo ella con tristeza

—Mejor empecemos de una vez— corte, no quiero escuchar lo mismo de siempre

La doctora empezó a darle leves golpes a mi estómago y abdomen, hasta que se oyó como si golpeara a una tabla, las dos nos extrañamos.

—Eso no es normal, ¿verdad?

—No — ella camino al sillón para agarrar su maletín y empezo a buscar algo. Regreso hacia a mi y me inyecto algo

—Señora Danae— grito la doctora
No paso mucho tiempo y entro mamá, se nota que corrio para subir. Los ojos de mamá están rojos, como si acabara de llorar.

—¿Qué pasa? ¿Sucedió algo?— mamá se acerco a mi

—Necesitamos llevar a Danna al hospital— de pronto sentí mis ojos cansados, me entraron las ganas de dormir. Selegna entro al cuarto con una expresión asustada

—¿Qué me hizo...?— mi voz sono débil

—Lo siento Danna te tuve que sedar— sentí como la doctora puso una jeringa en mi vena

No volví a escuchar nada porque caí inconsciente.

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