Capítulo XI: "Aftermath"

"El hombre puede soportar las desgracias que son accidentales y llegan de fuera. Pero sufrir por las propias culpas ésa es la pesadilla la vida"

—Oscar Wilde.

—¿De que mierda estás hablando?

Ivanna deja escapar una fuerte carcajada, Cronos solo la observa mientras ella reía más y más fuerte.

—Ivanna estás ebria mejor deberías dormirte.

Ivanna se puso de pie aún desnuda fue a buscar algo en su bolso, Cronos no la miraba,  aunque le preocupaba un poco el hecho de que ella supiera que él era un vampiro ahora solo podía pensar en Zeal, se sentía terriblemente culpable. La culpa no era un sentimiento nuevo para él, pero está era un sentimiento distinto, no se parecía a la culpa que lo acosaba por la muerte de sus padres o la que sentía cuando Abril cancelaba algo para hacerse cargo de él, está culpa lo hacía sentir avergonzado.

Tan ensimismado estaba que no notó lo que Ivanna llevaba en las manos en un movimiento rápido la chica cortó el rostro de Cronos con la punta de un afilado cuchillo.

—¡¿Pero que mierda te pasa estás loca?!— gritó Cronos molesto.

¿Que todas las mujeres con las que se relacionaba eran psicópatas en potencia?

—Lo sabía— dijo Ivanna con un brillo en los ojos al ver cómo la herida en el rostro de Cronos se cerraba sin dejar marca. Ella puso sus manos en la mejilla de Cronos impregnando sus dedos de sangre, observó esto fascinada y lamió la sangre de sus dedos. — Supongo que tú amigo también es un vampiro.

Cronos asintió lentamente aún sorprendido por su acción, la miraba incrédulo.

— Debí de haberme dado cuenta cuando los ví. Después de todo conozco a varios.

Cronos la miro intrigado.

—¿Cómo...?

—En el bar. ¿Crees que no sé que hay vampiros reales allí?— dijo riéndose estrepitosamente.

Cronos estaba un poco sorprendido.

— ¿Entonces cuántos años tienes?

— Diecisiete.

—¿Siendo vampiro? No es tanto.

—No, tengo diecisiete, es mi edad. Solo llevo un dos meses en esto de ser vampiro.

Ivanna abrió los ojos desmesuradamente.

—Me dijiste que tenías dieciocho.

— Sí ¿Qué tienes sentimientos de culpa por haberte acostado con un menor de edad? Sabías que dieciséis es la edad de consentimiento en muchos países.

Ivanna comenzó a recoger su ropa y vestirse.

—Esto es extraño, nunca he estado con alguien de tu edad. Aunque lo haces muy bien para ser un mocoso.

Cronos se sintió halagado por la valoración positiva de sus aptitudes como amante. Y un poco confuso hasta hace unos momentos Ivanna parecía bastante ebria.

—¿Supongo que es tu hora de dormir no?— preguntó con una sonrisa socarrona.

—No necesariamente.

— Tranquilo chiquillo.

Ambos estallaron en una carcajada.

†††

Zeal estaba aún sentado en la biblioteca en la misma posición, los rayos de sol iluminaban la estancia aunque no lo tocaban, hacía ya mucho tiempo que podía estar bajo la luz del sol sin convertirse en cenizas, sentía el calor del sol y podía ver el color de las hojas secándose anunciando el otoño.

Lo había escuchado todo, cada gemido, cada jadeo, cada grito. Estaba hecho, Cronos lo había hecho... Ya estaba, fue lo que le aconsejo... Entonces ¿Por qué se sentía así?

En ese momento entendió como debió de sentirse Gio. A su angel debió de dolerle aún más ya que lo amaba más allá de toda razón y él lo traicionó, lo traicionó vilmente. Sentía un gran peso en el pecho como una roca, el dolor de su corazón le quemaba, lo que sentía era culpa, culpa de haber roto la fragilidad de su ángel y culpa de haber arrancado a este adolescente de su vida por un impulso, por un deseo obsesivo de ser mirado con deseo, de dormir al lado de alguien, de paliar su soledad. Se cuestionaba si haber hecho a Cronos tal vez fue un error.

Se levantó del sillón y se acercó a la ventana, un rayo de sol cayó directamente en una mano, no le quemaba pero sentía dolor, si bien el sol no le convertía en cenizas durar largos períodos expuesto a este le podía causar quemaduras que tardaban en sanar.  Decidió correr las cortinas preguntándose si su Gio era tan fuerte para poder estar bajo el sol nuevamente, ¿Lo sería Fabrizio? Quería verlo, quería ver a su hijo y abrazarlo, charlar con él, bromear con él como en los viejos tiempos, cuando estaban en París y eran una familia... si tan solo supiera donde estaba.

Zeal no necesitaba dormir y honestamente no se sentía con deseos de subir las escaleras y escucharlos reír y hacerse compañía.

Se puso de pise acercó a una mesa de la cual sacó la biblia de Ana y otro libro en el cual guardaba tesoros que nunca les había enseñado a nadie.
E

ra un libro antiguo, lleno de páginas amarillas, la tapa era de cuero negro, sin inscripciones o diseños   poseía un bolsillo dentro del cual  Zeal saco un antiguo guardapelo lo sostuvo entre sus manos, mirándolo por unos instantes procedió a abrirlos dentro había un único bucle pelirrojo en perfecto estado conservado por la magia de quien en vida fuera su dueño, acarició el mechón de pelo con inmensa añoranza, su hermoso Philippe, cerró el guardapelo lo acercó a sus labios lo beso, lo dejó al lado de la biblia, del mismo libro sacó una amarillenta carta la última que le envío Rebecca antes del desenlace trágico de su vida, guardó la carta en el libro.

Tantos recuerdos felices y dolorosos había guardado ahí, los guardo todos juntos cuando a decidió que era hora a de avanzar y no seguir sólo rumiando sus pérdidas...¿Y de que había servido? Estaba sólo nuevamente, solo y desdichado.

Otro ronda de risas se escuchó de la habitación donde se encontraban Cronos y la maldita pelirroja.

Salió de la biblioteca, lleno de tristeza, sin molestarse en guardar los objetos en el cajón, se dirigió a la sala de música, se sentó pesadamente en el piano a tocar a Chopin.

†††

Cronos sintió el piano en el alma pero en su obstinación quería seguir molesto con Zeal, por lo cual volvió a besar a Ivanna con ardor y deseo.

—¿Ahora que sabes mi naturaleza puedo morderte otra vez?

—No lo pidas solo hazlo, no sería la primera vez que uno de tu especie me muerde.

Cronos la mordió para perderse en el placer de la sangre y no pensar, tuvo que hacer uso de todo su autocontrol para no beber de más de ella.

Cuando la soltó ella lo besó, mordió su labio violentamente para ella probar su sangre.

Esto encendió más el deseo de Cronos, la tomó violentamente de la nuca y la besó vorazmente.

†††

El piano no dejaba de sonar a Ivanna le parecía incluso más fuerte ahora. Cronos yacía dormido, ella aprovecharía para bajar y buscar algún otro objeto de valor.

Si bien el candelabro le había representado dinero unas deudas con unos tipos peligrosos terminaron los ingresos restantes luego del pago de la renta, por ende necesitaba algo más.

Decidió ir en dirección contraria a dónde sonaba la música para no encontrarse con el dueño de los objetos que planeaba robar. 

Caminaba rápido intentando pasar desapercibida, dió con la biblioteca, tan parecida a la de las películas. Sabía que los libros antiguos debían de valer una fortuna... Pero había tantos...
Paseo su vista por la estancia buscando que llevarse cuando su vista chocó con la mesa con la biblia en ella  se acercó, estaba en latín, ella no hablaba el idioma pero era muy obvio que era una biblia. La hojeo con cuidado, estaba llena de ilustraciones antiguas, detalladamente elaborada, debía de valer una fortuna... Pero no cabía en su bolso... Además no estaba segura de dónde venderla, fue cuando lo vió, un guardapelo con piedras preciosas eso sí debía valer más que la biblia.

Zeal no se percató de lo que se llevó ensimismado en su música cómo estaba, tan metido en sus recuerdos. Tocaba sonata deprimente, tras sonata deprimente, de forma obsesiva, como todo lo que hacía.

Se sentía estúpido al pensar que jamás busco a Gio, estúpido por dejar que ganará su orgullo, estúpido al pensar que con Cronos podría paliar su soledad, satisfacer sus deseos obsesivos.

Cronos estaba sorprendido de si el piano siguiera sonando. Se preguntaba si Zeal se había pasado todo el día tocando sin dormir.

Se dió una rápida ducha, se vistió  con un sweater largo y un pantalón de pijama, bajó descalzo, se paró inseguro en el marco de la puerta mirando a Zeal, este último no sé inmuto siguió tocando impacible

Cronos se recostó del marco de la puerta cerró los ojos, se dejó deslizar hasta quedar sentado en el piso, aún con los ojos cerrados. No sabía qué decir ¿Qué se dice en ese tipo de situaciones?

Cronos no podía precisar el tiempo que pasó ahí tirado envuelto en la música.

—Ella sabe lo que somos.— dijo finalmente dejando escapar un suspiro.

Un sonido discordante salió del piano, sonó como una blasfemia al profanar esa pieza músical.

— No pude evitarlo y la mordí.

Zeal no dijo nada, lo miraba fijamente.

Cronos esperaba un reprimenda, algo, pero no, solo se encontró con un frío silencio. Zeal se puso de pie caminó hacia él, se agachó frente a Cronos levantó su rostro por el mentón, luego acarició su mejilla con el pulgar.

Cronos miró los ojos de Zeal, tan azules, tan misteriosos... Tan tristes.

—Debes de alimentarte. — dijo Zeal con una triste sonrisa.

Cronos pensó que se encontraría con su enojo, que se enfrentaría a su ira... No pensó verlo así, como la representación de la desdicha.

—¿Puedo... alimentarme de ti? — preguntó con una timidez poco característica en él.

Zeal sonrió sin dejar de acariciar su mejilla.

—No he cazado en días, no te seré de mucha ayuda.

—Será solo un poco.

Cronos en realidad quería estar cerca de Zeal, estaba lleno de sentimientos encontrados.

—Podemos salir y cazar juntos.

Cronos desvío la vista.

—Estas molesto conmigo por eso no quieres que me alimente de ti.—dijo Cronos alejándose de Zeal y poniéndose de pié. —Si quieres voy solo.— soltó de repente.

Zeal se puso de pié y tomó a Cronos suavemente de la muñeca.

—No es que no quiera... Es solo que no pensé que lo pedirías nuevamente... Y también es cierto que tengo mucho sin alimentarme.

— Es que sabés que tú sangre me calma, controla mi sed.

Zeal soltó a Cronos se acercó a él mirándolo a los ojos.

—¿La quieres solo por eso?

La cercanía era peligrosa el tono  la voz de Zeal no dejaba lugar a dudas de a qué se refería.

Zeal se acercó más a Cronos mirando sus labios... Pensar en Cronos aferrado a él, tomando lentamente de su cuello le gustaba.

Cronos no estaba muy seguro de que quería, en especial porque en los últimos días él y Zeal no se habían estado llevando de lo mejor... Pero no era mentira que la sangre de Zeal tenía un efecto positivo en él.

¿Pero podían estar como si nada hubiera pasado? ¿Ignorar el hecho de que al final del día se acostó con Ivanna?

Un silencio incómodo se instaló entre ellos.

— Si no quieres... — empezó Cronos pero Zeal no lo dejo terminar, en un movimiento imperceptible para los ojos del muchacho lo acercó a su cuello, esté guiado por el fuerte olor de la sangre lo mordió.

Zeal tan menesteroso de amor y de atención cómo estaba se dejó embargar por la sensación de los suaves labios de Cronos en su cuello.

El joven vampiro no tomó mucho de su creador sólo lo suficiente para calmar su sed hasta que saliera a alimentarse.

Al separarse Zeal acarició su rostro.

—Pensé en irnos a Francia ya que...

—Ya que allí no está Ivanna — terminó Cronos con un poco de fastidio en la voz.

— Ya obtuviste lo que querías de ella. ¿No es así?

Cronos rodó los ojos.

"Aquí vamos otra vez". Pensó.

—Me agrada como persona, si terminé acostándome con ella fue más por tu insistencia.

—Eso quiere decir que no la dejarás de ver.— preguntó cruzándose de brazos.

Cronos no podía creer que Zeal fuera un ser de mil años y tuviera tan infantil actitud.

—¿Sabes que puedes relacionarte con más de una persona? Y no estoy hablando de sexo, deberías intentarlo.

—Nunca ví que te quejaras por la forma en que nos relacionamos.

— Obviamente no, tus mil años de experiencia te hacen excelente en la cama, pero no porque lo hagamos me convierte en una posesión tuya, te lo he dicho un montón de veces. Las personas no son cosas que se usan y luego se desechan.

— Yo no te desecharía nunca.

— Claro que no, me encerrarías en una torre y solo tendría permitido salir contigo, eso no va conmigo.

Zeal solo lo miraba más herido que molesto.

— ¿Alguna vez has pensado qué harías si alguno de tus tantos amores regresa?

—Eso es imposible.

—¿Qué harías si Gio regresa?

La sola mención del nombre de Gio enterraba una daga en el corazón de Zeal.

— Eso es... No lo haría... Ha pasado mucho tiempo.

—Pero podría suceder y de suceder ¿Qué pasaría conmigo?

Zeal no respondió, nunca había pensado en esa posibilidad.

— Ves ahí está la respuesta .— concluyó Cronos dirigiéndose a la puerta para salir de la estancia.

—No quiero que te vayas.

Cronos se detuvo.

— Vas a impedir que sea amigo de Ivanna.

—No quiero compartirte.

Cronos suspiro pesadamente.

—Lamentablemente no soy un juguete.

Cronos subió las escaleras, entró en su cuarto estaba como la última vez que durmió allí, se tiró en la cama, no pudo evitar recordar las cosas que habían sucedido entre ellos dos, ahí en esa cama.

Zeal Camino lentamente hacia la biblioteca, a sentarse en su sillón de las lamentaciones, a contemplar su pasado y auto compadecerse.

Cronos luego de vestirse salió sin despedirse de Zeal y evitar otra discusión.

Zeal no hizo nada por detenerlo.

†††

—¿De dónde sacaste esto Ivanna?— preguntó el hombre que examinaba con una lupa monocular el guardapelo.

Era una pequeña casa de empeño con cristales sucios, una vieja vitrina donde se exhibian objetos perdidos por sus dueños.

El hombre que examinaba minuciosamente el guardapelo era la representación humana del local. 

—Es una reliquia de familia.— mintió Ivanna.

El hombre se rió de manera estruendosa.

—Pero si tú no tienes familia Ivanna. — profirió despectivamente, procedió a abrir el guardapelo donde encontró el mechón de pelo rojizo, lo tomó con unas pinzas. —¿Quieres guardarlo?

Ella lo miró desinteresada.

—Puedes tirarlo si quieres, no me importa. Lo que me interesa es saber cuánto me vas a dar por él.

El hombre sonrió de forma maliciosa aún examinando el mechón de pelo.

—Mi querida muchachita no tendrás que preocuparte por dinero en lo que te quede de vida.

Los ojos de Ivanna brillaron.

—Pues que esperas dámelo.

El hombre soltó el mechón y lo colocó de nuevo en el guardapelo.

—No tengo esa cantidad de dinero aquí, tengo que buscar un comprador.

Ivanna resopló molesta.

—¡Mierda! Necesito dinero ahora. ¿No puedes darme un adelanto?

El hombre rió con ganas.

—Bueno, bueno te daré algo porque es una pieza excepcional, cuando encuentre comprador te aviso— dijo dándole dinero y devolviéndole el guardapelo.

— No, mejor guardarlo tú. No me siento segura andando con él.

†††

Zeal se levantó del sillón con el mismo desánimo con el cual se sentó, se acercó a la mesa donde estaban sus tesoros y de inmediato notó que algo andaba mal. El guardapelo no estaba, su más preciada posesión no estaba.

Busco frenéticamente por todos los lados de la mesa, en el viejo cuaderno donde anotaba su vida minuciosamente, en la biblia, el piso, la gaveta... ¡No estaba! Su último recuerdo de su amado Philippe.

Destruyó la mesa en un intento desesperado de encontrarlo, sabía dónde lo había dejado. Finalmente derrotado se dejó caer en el piso con la espalda recostada del sillón.

El dolor lo invadía como algo vivo que atenazaba su garganta cortándole el aire. Su mente viajó hasta el momento en que Philippe le entregó el guardapelo, una fría noche de enero...

Zeal se hallaba sentado al lado de la cama donde Phillipe estaba acostado, se había desmayado, le ocurría a menudo su salud era muy frágil. En ese entonces los médicos eran muy limitados y aún con la poderosa magia de Philippe y todo su clan no habían podido ayudarlo.

Zeal sostenía la mano izquierda de Phillipe entre las suyas, mirándolo con devoción y tristeza, se veía tan apacible con todo su cabello rojo esparcido en la almohada. Lentamente abrió los ojos, sus bellos ojos verdes, miró a Zeal a su lado, le dedicó una triste sonrisa a Zeal.

—Hola amor mío— dijo suavemente.

—Mi bello hechicero por fin despiertas.

—¿Cuánto tiempo ha pasado?

—Un día.

—¿Te quedaste todo el tiempo incluso en el día?

— Claro no me he despegado de ti

—Debes estar sediento.— dijo incorporándose — Aliméntate de mí.

Zeal negó con la cabeza.

—Estás débil, no.

—Amor...

Zeal se acostó a su lado.

—No lo haré — dijo acariciando su pelo.

Phillipe se recostó en el pecho de Zeal.

—Hay algo que te traje te lo iba a dar anoche pero me desmayé.

De su cuello sacó un guardapelo de plata con incrustaciones de topacio y esmeralda, se incorporó se lo pasó por encima de la cabeza para quitárselo se lo entregó a Zeal.

— Ábrelo.

Zeal lo abrió dentro había un bucle de Philippe.

—Para que me recuerdes cuando ya no esté.

—Mi amor tú no...

Philippe puso sus manos en las de Zeal.

—Sabes que sucederá, conservarlo por favor.

Zeal lo guardo en el bolsillo interior de la levita, unió su frente a la de Philippe, luego lo besó suavemente.

—Te amo tanto, tanto y te amaré para siempre. — dijo Zeal en sus labios.

"Para siempre", esas palabras resonaban en sus oídos...

El guardapelo había desaparecido... Pero ¿Cómo? Entonces como si algo lo hubiera golpeado lo supo, ella Ivanna, esa maldita ladrona, la buscaría donde estuviera y cuando terminara con ella le rogaría que la matara.

†††

Cronos salió a tomar aire y cazar.
Luego de satisfacer su sed aún no quería regresar a la casa, no quería ver a Zeal. No tenía deseos después de todo lo que había sucedido entre ellos. Así que decidió buscar a Ivanna. Ella dijo que estaría en su apartamento así que sus pasos se dirigieron hacia allá. 

La encontró en la puerta de su apartamento se notaba que acababa de llegar. 

— Hola— dijo Cronos apareciendo por su espalda. 

—¡Cronos! — exclamó ella sorprendida  y un poco asustada, el nerviosismo de ella era visible lo que extraño a Cronos.

—¿Estas bien?— pregunto mirándola de manera inquisitiva. 

— Si perfectamente. 

Antes de que Cronos pudiera articular mas palabras una rafaga negra tomo forma ante el, la fuerza de esa rafaga lo hizo caer al suelo, cuando pudo ponerse de pie su sangre se helo y quedó estático, esto era llevar las cosas demasiado lejos. 

—¿Donde esta maldita ladrona?— gritaba Zeal a una muy aterrada Ivanna mientras la sostenía en el aire asiendola fuertemente de la garganta cortándole la respiración. 

A/N: Otro capítulo yei. 

Como siempre un millon de gracias por leerme y por sus votos y comentarios. 

¿Que opinan de la historia? 

¿Que opinan de los personajes? 

Un beso y hasta el próximo capítulo. 

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