Capítulo VI: "Vayamos a Rusia"
"Los que preguntan, son siempre los más peligrosos."
—Jostein Gaarder.
Verano 1998.
Liverpool, UK.
—Ok empecemos con... ¿De dónde eres?
—Gales— respondió
Estaban en uno de los salones sentados en el piso, con las piernas cruzadas, uno frente al otro.
De ser niños podría decirse que construían un fuerte. Estaban rodeados de varios cojines de terciopelo y seda en tonos morados y rojos, la iluminación era escasa, dándole una atmósfera gótica y sensual a la escena.
Compartían una botella de vino, cosecha mil ochocientos cincuenta, que Zeal tenía guardado en las bodegas del castillo, junto con otras de igual antigüedad.
Las cortinas estaban corridas, la luna brillaba alta en el cielo, un rayo de luna se colaba por la ventana, cayendo en Cronos, besando sus ojos, haciéndolos brillar intensamente, como las preciosas joyas que eran, se esparcía por su pálida piel un aspecto aún más sobrenatural.
Zeal había decidido contarle a Cronos todo lo que esté quisiera saber, por lo menos casi todo.
Cronos propuso que cada uno hiciera preguntas al otro y poner una regla para evitar caer en temas delicados y no tener más momentos incómodos.
— Si una pregunta te incómoda o algo, usas una palabra de seguridad como en el sadomasoquismo yo propongo Barney
Zeal lo miró divertido.
—¿Barney?
—Si Barney ¿Propones otra?
— No, está bien.
Y así empezaron el interrogatorio.
— Pensé que eras británico
—Es por el acento. Es fácil confundirse. Aunque Gales es parte de Reino unido. Así que técnicamente soy británico.
—Vamos dí algo en Galés
— Rydych chi'n hardd (Eres hermoso)
—Tienes una obsesión con la hermosura... Espera... ¿Como entendí eso?
—Por la sangre, los vampiros pueden adquirir conocimientos de otros a través de la sangre... No funciona con sangre humana. Así es como supiste mi nombre, nunca te lo dije, debes saber otras cosas que yo sé y tener habilidades que yo poseo.
—Esto de ser vampiro es cada vez más increíble. — contestó Cronos tomando un poco de vino. Luego recordó otro tema que le preocupaba — ¿Por eso te dijo Celta el cazador?
— Sí.
— Como te dije pensé que no atacaban vampiros como nosotros. ¿Por qué estos sí?
— Sebastián sí. De hecho todos los Lancaster, atacan todo tipo de vampiros y entre Sebastián y yo hay historia.
—¡Uy...! historia— dijo Cronos con mirada sugerente.
—No de ese tipo. Yo maté a su padre.
—Ok— dijo dijo sorprendido—¿Te alimentaste de él de casualidad?
—No, es algo muy complicado.
Cronos lo miraba expectante esperando que continuara.
—Es algo que envuelve brujos, a Artemis y unos eventos muy, muy desafortunados. — Zeal respondió, había tristeza en su mirada.— Artemis y yo a veces pasamos por periodos de tregua, en los que él se comporta como alguien civilizado. En los que me trata como a su "hijo"— dijo haciendo comillas con los dedos—Esa fue una de esas ocasiones. Fue muy trágico todo lo que sucedió, Los Lancaster no solo matan vampiros, matan cualquier criatura sobrenatural que consideran una amenaza. Aunque eso signifique matar humanos, como las brujas
—Son muy peligrosos entonces. — dijo Cronos.
—Bastante. Más que un sediento.
—¿Aún queman brujas como el Salem?
—Ya no, pero en el pasado eran tan entusiastas de las quemas de brujas como la inquisición. Ahora bien a diferencia de la inquisición, para los Lancaster hay "brujas buenas" tienen muchas trabajando con ellos.
A Cronos le incomodaba hablar de los cazadores, no quería pensar en que algo horrible pudiera suceder.
—Pregúntame algo tú— dijo para cambiar de tema. —Aunque mi vida no es ni la mitad de interesante que la tuya.
—¿Por qué querías desaparecer?—preguntó muy serio, escudriñandolo con la mirada.
Cronos dudó por un momento, jugaba con la copa de vino en sus manos.
—Pensé que lo sabrías.
Zeal negó con la cabeza.
—Solo ví que querías desaparecer. Qué te sentías desdichado, fue suficiente para mí, no busque un porque en tu mente. Por eso te pregunte si lo aceptabas.
—¿Alguna vez te has sentido atrapado en tu propia vida?— dijo mirando la copa en sus manos.
Zeal lo miraba atentamente.
— Siempre fuí el chico raro. Y no el raro común, era raro entre los raros. Difícil de encasillar en un grupo específico. Era el chico que prefería leer en una esquina y jugar videojuegos, pero también era el gótico de la música rara y la vestimenta extravagante. El chico rebelde que toma y fuma, pero no va a fiestas porque es asocial. El chico pálido nada atlético que se maquilla como una chica, pero anda en Skate. Blanco de los bullys, de hecho uno de los bullys es mi primo.
Era el gótico rebelde nerd afeminado. — dijo con una pequeña sonrisa triste
—Mi vida escolar era infernal, hasta mis "amigos" góticos, que los podía contar con los dedos de una mano, me molestaban y me acusaban de poser. Mi vida familiar no era mejor, ellos compartían la opinión de los bullys. Cuando comencé a vestirme de gótico, mi tía me llevó al psiquiatra, al neurólogo y me hizo un examen para las drogas, quemó mi ropa y rompió mis discos, me escapé hasta que la policía me encontró, tenía trece. Las cosas se calmaron cuando el psiquiatra le aseguro que era una fase... — por un momento se quedó en silencio... sus padres murieron y Cronos y Abril fueron con Susan, algo pasó antes de tener trece, antes de vestirse así, algo horrible... pero no, no debes recordarlo. Apretaba la copa en sus manos intentando no recordar ese día en la nieve, aún peor recordar esa situación vergonzosa... Pero ahora lo haces, de nada sirvió tanta tortura.
—¿Cronos estas bien?— pregunto Zeal al ver su expresión. Al ver con la fuerza con que sostenía la copa.
—Yo eh..— parecía desorientado.
—¿Barney?— pregunto Zeal
— Si eso... — Respiro hondo, Cronos tomó una cajetilla de cigarrillos que estaba en el piso al lado de la botella de vino, sacó uno y lo encendió.— ¿Tenías familia Zeal, cuando eras humano?
—Sí, tenía una esposa, Elin y un hijo, su nombre era Deian. No los recuerdo muy bien, hace tanto tiempo...
—¿Qué pasó con ellos?
—Veras Artemis me tomó de mi casa una noche, contra mi voluntad, luego me convirtió, cuando me aleje de Artemis habían pasado treinta años. Quise regresar, pero no podía recordar el lugar exacto donde estaba mi pueblo.
Luego pensé que Deian sería un hombre, casado, que Elin, de seguir viva me odiaría por abandonarlos y tendría un nuevo esposo... Además ¿Como explicarles la verdad? se preguntarían porque me veía igual, porque no habia envejecido ¿Como decirles lo que era? Lo que soy...
Cronos permanecía tirado fumando, formando aros con el humo, no muy seguro de que decir.
—Aunque tengo un hijo— continuó Zeal— Se llama Fabricio, es el otro rubio de algunos cuadros, tengo años que no lo veo, de vez en cuando envía postales y cartas, a través de mis abogados, ellos siempre saben dónde estoy.
—¿Y saben que eres?
—Uno solo, es una información que pasa de generación en generación, de padre a hijo.
Los demás en el bufete piensan que trabajan para la familia Winchester y que el nombre, al igual que el dinero son hereditarios. Supongo que no dicen nada por que nadie les creería o por miedo.
— Sobre tu hijo...
—Barney. — dijo luego sonrió—¿Por qué elegiste una palabra tan tonta?
—Porque en el BDSM suelen elegir palabras tontas.
—¿Has practicado BDSM?
—No, es medio raro para mí... ¿Por qué? ¿Tú sí?
—No, jamás en mis años de vida. ¿Entonces por qué dices que la palabra de seguridad suele ser tonta?
— Ví una película una vez y la palabra era pastelito de piña.
—No juzgaré tus gustos de adolescente hormonal.
—Eso me hace preguntarte... ¿Cuántos años tenías cuando te convirtieron?
—Veintiuno o veintidós... No estoy muy seguro, solo sé que no más de eso. Cómo te dije hay cosas que no recuerdo de mi vida mortal.
Cronos se sentó, miró a Zeal.
—¿Estás consciente de que nuestra relación es ilegal?
Zeal sonrió levemente.
—¿Vas a denunciarme?
Cronos fue hasta él, se sentó sobre Zeal, tiró sus brazos al cuello de este.
—Sí, te denunciaré con el tribunal vampírico de maltratos al menor.— dijo riéndose.
Zeal puso su manos en las caderas de Cronos, se acercó pero este lo detuvo.
—Esa primera noche... ¿Por qué te detuviste?
—¿A qué te refieres?
—Cuando nos besamos por primera vez en California, te detuviste y nos dormimos. ¿Qué te hizo hacerlo?
—Quise por primera vez ir contra mis impulsos. Verás soy muy impulsivo— dijo y mordió el cuello de Cronos, solo tomó un pequeño sorbo de su sangre — A veces intentó contener mis impulsos — comenzó a quitarle la camiseta, Cronos gustosamente le ayudó, lo besó, besó cada parte de piel a la que tuvo acceso, acarició su espalda suavemente con la punta de sus dedos — Pero por lo general— volvió a besarlo— fallo miserablemente.
Lo besó hasta quedar encima de él, mientras un muy dispuesto Cronos lo desvestía.
Terminaron entrelazados bajo la luz de la luna.
†††
Verano 1998
Londres, UK.
Para Abril había sido una agradable sorpresa la casa de los Lancaster. Era un castillo medieval en las afueras de Londres, pero con equipamiento moderno.
Todos eran Lancaster, algunos por matrimonio, ya que hacían prevalecer el apellido Lancaster incluso por encima del apellido paterno, cosa que la extrañó.
Sebastián le presentó casi a todos, como su nueva pupila, que se entrenaría con Arthur, su otro pupilo que se hallaba de viaje y con él mismo. Todos fueron muy amables con ella, se sintió bienvenida y como si ella misma fuera parte de ellos.
Los días pasaron. Ella supo la función que desempeñaban cada uno. Algunos eran cazadores como Sebastián, otros eran eruditos que recopilan información de los sucesos paranormales y controlaban la información para saber si debían o no mandar un cazador, por último estaban los magos y brujas blancas, personas con poderes que ayudaban a los cazadores y que practicaban la magia blanca. A Abril todo le pareció muy interesante.
Una tarde luego de un entrenamiento de lucha cuerpo a cuerpo con Sebastián que la dejo toda adolorida, se sentó en la sala frente al televisor y sintonizo E!* Dónde hablaban de la semana de la moda de Nueva York. Ella lo había olvidado, como había olvidado el hecho de que debía de mandar una carta a los organizadores de Miss California, renunciando. Tracey iba a estar radiante de felicidad, ahora ella iría a Miss USA.
En la televisión una reportera entrevistaba a un modelo, Abril lo conocía, no personalmente, pero había seguido su carrera, el joven solo tenía unos meses modelando pero era muy reconocido en el mundo de la moda. Giovanni di Bernini.
—Gio, trabajaste en la semana de la moda de Milán, ahora estás en Nueva York, supongo que trabajaras en París también.— preguntaba la periodista, mirándolo como un hambriento miraría un jugoso bistec.
—Sí, estaré en París y también en Barcelona, modelando para Armani, Gucci y Ferragamo.— su voz era muy suave, dulce.
—Vaya, eres uno de los modelos más cotizados en la industria y dime Gio algo que todos nuestros televidentes se mueren por saber. ¿Eres soltero? ¿Estas solicitando?
Abril estaba muy ensimismada viendo la entrevista.
—Es un vampiro— dijo Sebastián detrás de ella.
Ella pegó un saltó en el sofá.
—¡Sebastián! Casi me matas del susto. ¿A qué te refieres con que vampiro? Es Giovanni di Bernini un famosísimo modelo. ¿Cómo va a ser un vampiro?
—Lo es— dijo dio la vuelta y se sentó al lado de ella —Mira sus ojos como brillan de manera sobrenatural, mira como la luz cae en su piel. Esa belleza está fuera de lo normal, además.
Abril sacudió la cabeza.
—Exageras Sebastián.
—Ven conmigo— dijo tomándola de la mano.
Caminaron por los corredores hasta llegar a una habitación, con una gran puerta, el abrió la pesada puerta de madera. En la habitación había varios cuadros, fotos, libros antiguos.
—Los de los cuadros son vampiros, este de aquí—dijo señalando un cuadro de un bello joven de pelo negro ondulado y ojos... Ámbar, no, eran... ¿Dorados? Ella nunca había visto alguien con ojos como esos.
—Su nombre es Artemis, calculamos que tiene unos mil setecientos años.
Los ojos de Abril se abrieron desmesuradamente.
—Este de aquí— dijo señalando otro cuadro, esta vez un joven de lacio pelo negro, bellos ojos azul marino, su expresión era divertida —Es Zeal, el celta, tiene mil años y es quien transformó a tu hermano.
Abril se quedó mirando el cuadro, grabándose las facciones de Zeal en su mente, intentado ver en el cuadro una razón, de porque él se llevaría a Cronos.
—Ese cuadro fue pintado por Giovanni di Bernini, tiene su firma.
— Sebastián no necesariamente deben ser la misma persona...
El busco en lo cajones de una cómoda y le pasó un papel , era la firma de Giovanni.
—Ahora mira esto, ven sube— le acercó una escalera y le dio una lupa— mira en la parte inferior derecha.
La firma era igual. Ella bajó, le devolvió la lupa a Sebastián.
—Además mira este cuadro es él.— un cuadro más pequeño que los demás retratos, un cuadro de un ángel, era igual a Giovanni.
—¿Pero como puede ser modelo si es un vampiro?— dijo cruzando los brazos y mirando a Sebastián fijamente.
—Los vampiros son criaturas viciosas, excelente mintiendo, cualquier excusa barata y un poco creíble, combinada con manipulación mental. Además en el mundo que se mueve son todas personas frívolas que solo les importa la belleza exterior.
Abril se quedó pensativa.
—Tengo una duda, mi hermano, estos vampiros de los cuadros, el modelo, no se parecen en nada a los vampiros de la cueva en Oregón. El que yo... — no quería utilizar la palabra matar.—El que evite que te transformara.
—Abril hay unas cuantas cosas que debes saber si vas a hacer esto, no todos los vampiros son iguales, es decir, todos son unos monstruos sedientos de sangre, pero no todos tienen la mismas habilidades o el mismo comportamiento. Los cazadores los dividimos en cuatro tipos: Los "dioses"— dijo con una mueca de desagrado— Son vampiros viejos, que poseen habilidades con los que los humanos solo pueden soñar, no hay criatura más poderosa y letal que un vampiro milenario. Pueden pasar por humanos, algunos pueden salir de día... Luego vienen los hijos de los dioses, como tú hermano, creados por los primeros, comparten muchas de sus habilidades, pero son menos fuertes. Luego los vampiros comunes como el de la cueva, son más fuertes y rápidos que un humano promedio, sedientos más que los primeros, parecen menos humanos pero aún así pueden pasar desapercibidos. Por lo general son creados por hijos de los dioses... Por último los sedientos, bestias sin conciencia de sí mismas, atacan todo incluyendo otros vampiros. Peligrosos pero débiles.
Abril seguía sus palabras sin perderse. Estaba de pie frente a él.
— Ahora bien un vampiro puede volverse más fuerte practicando canibalismo.
Ella alzó ambas cejas.
—¿Comerse a otro de su especie?
Sebastián asintió.
—Especialmente sus corazones. Aunque los vampiros son renuentes a matar a uno de los suyos, a menos que sea un sediento... O si ese vampiro los expuso. También un vampiro nuevo, aún un hijo de los dioses puede volverse un sediento. Si no bebe la suficiente sangre.
Otra cosa Abril, no se transforma a una persona por una mordedura, es un proceso más complicado donde el vampiro debe dejar a la persona al borde de la muerte, luego el vampiro le da su sangre, no todos son lo suficientemente fuertes para hacerlo.
Abril estaba callada, pensativa con una mano en el mentón.
—¿Se puede deshacer? ¿Puede un vampiro volver a ser humano?
—No. Por lo menos nunca he sabido de que haya un método para revertirlo. Abril olvídate de tu hermano, para mantener esa apariencia humana, para no volverse una bestia como los sedientos muchos pierden su vida.
—¿Puede un vampiro vivir de animales?— preguntó ignorando lo que Sebastián dijo sobre Cronos, ella jamás olvidaría a Cronos, su objetivo era encontrarlo, no le importaba lo que fuera seguía siendo su hermano.
—Podría, pero su aspecto sería extraño, sus poderes disminuirían o simplemente no de desarrollarían. Es como si los vampiros fueron creados para acabar con la raza humana.
—¿Cómo fueron creados? ¿Quién fue el primer vampiro?
— Eso es algo que nadie sabe y de alguien saberlo... Pues han guardado muy bien el secreto.
†††
Verano 1998
Ámsterdam, Países bajos.
El rubio de ojos verdes hojeaba una revista, su padre estaba ahí, en esas páginas, en un anuncio de un perfume de una exclusiva marca italiana. Hermoso como siempre... Pero si estaba modelando eso quería decir que por más que su padre asegurará cuando respondía sus cartas que todo estaba bien, no era cierto... O podía ser que Zeal maduro y había entendido que la belleza de Gio debía de ser compartida con el mundo... Se rió ante esta posibilidad, Su padre Zeal jamás permitiría que su padre Gio fuera tocado por otras personas, aunque sea de un modo profesional. Debía volver para saber qué había sucedido.
Miró la mesita de noche, había un fajo de billetes, su clienta de esa noche había sido bastante generosa. Se quedaría a dormir en ese hotel, al anochecer decidiría su plan de acción. Si sus padres no estaban juntos eran indudablemente miserables.
Se levantó de la cama desnudo como estaba, retiró la cortina de la ventana y miró la noche holandesa. En todos sus años de vida, jamás había conocido personas que se amaran como sus padres, con tanta desesperación, con tanta locura, con tanto desenfreno, con tanta pasión... Ese incendió que era su amor, no era algo que se apague tan fácil.
Papá¿Qué le hiciste a Gio esta vez? . Se preguntó.
†††
Verano 1998
Liverpool, UK.
—¿Entonces la misma agencia se encarga de todas las casas y de comprar lo necesario?
Estaban en la biblioteca donde Zeal Le mostraba raros y viejos ejemplares de libros, obras de colección. Cronos se preguntó cómo todo estaba tan bien conservado y la casa tan bien cuidada, si Zeal duraba tanto tiempo sin ir a sus propiedades. Éste le explicó que una agencia de encarga de todo.
—Exactamente.
—¿Incluso esos dildos para dedos?
—Incluso eso.— respondió y una leve carcajada salió de sus labios.
—¿Y nunca te preguntan para que necesitas algunas cosas? ¿Esas por ejemplo?
—Como el libro de Francisco Quevedo, Poderoso caballero es Don dinero, con lo que les pago, no hacen preguntas.
—Tienes cosas increíbles aquí.— dijo rozando los dedos por una antigua copia de Hamlet— ¿Oye y qué sucederá con esas cosas ridículamente caras que compraste en California?
—Me comunicaré con la agencia para que se encargue de la casa. Tal vez el Rembrandt lo traslade a Rusia.
—¿Rusia?
—Ese sí es mi museo, las cosas de mayor valor las guardo en Rusia. Una inmensa casa en San Petersburgo. Deberíamos ir, sé que las cosas que hay allí te encantarían.
—Pues no se diga más.
—Llamaré a Tuomas. Esta vez viajaremos más apropiadamente.
—Podré empacar, porque créeme ya me has comprado demasiadas cosas.
—No evitarás que te siga regalando cosas sin importar dónde estemos o como viajemos.
—Pasar el otoño en Rusia.
—No te preocupes no moriremos de hipotermia.— dijo Zeal sacando un teléfono celular.—Yo me encargaré de eso— dijo con una mirada traviesa.
Zeal marcó el número y se comunicó con el piloto. Cronos solo lo veía pensando que cosas maravillosas le esperaban en Rusia. Zeal fue hasta él y lo besó... Ambos eran ajenos a la devastadora tormenta que sus pasiones y temperamentos desatarían en la ciudad rusa.
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