Capítulo 1. Estúpido y brillante

Estoy sentado afuera de la puerta de mi casa, al borde de la escalera, no sé cuanto tiempo he estado aquí, mi día comenzó desde muy temprano, y como siempre, empezó con el pie equivocado.

La noche anterior fue complicada, había tenido que caminar bastante porque los taxis no querían pararme, los autobuses estaban en huelga, mi celular se había quedado sin batería y para colmo no llevaba conmigo el cargador.

¿Por qué la ciudad era tan caótica?, ¿por qué la vida tenía que ser tan difícil?

Los pies comenzaban a dolerme, al igual que la cabeza... ¡Qué les jodan!, ya había tenido suficiente por un día. Mi memoria divaga a las ultimas horas de ayer.

Todo el día camine. Llegué cansado y hambriento a mi casa. Las luces se encontraban apagadas. Estaba solo, como ahora.

El gato dormía sobre el sillón. Por un momento casi me le siento encima, probablemente yo hubiera sido el lastimado, estoy seguro que me hubiera saltado para arañarme con esas garritas que tiene.

Eran las nueve de la noche.

Subí las escaleras hacia mi cuarto, me metí al baño, el agua de la regadera estaba tan fría como siempre. Al vestirme, un estornudo. ¡Solo me faltaba estar enfermo!

Tome mi celular del borde de la cama, estaba completamente cargado.

Cinco llamadas perdidas. Todas del mismo número.

-¿Bueno? -Contesté el teléfono con cierta culpa

-¡Hasta que te dignas en aparecer, cabrón!... -Me gritaron del otro lado. -¿Por qué no regresaste a la editorial?, ¡tuve que terminar tu trabajo!

-Perdón, Adrián... No me paraba ningún carro, ¡Sabes que estaba hasta el otro lado de la ciudad!

-¿Y por eso no regresaste?, ¿dónde estas?

-... Estoy en mi casa

- ¿¡Pero quién carajo te crees para irte así!?... ¿Por lo menos tienes el trabajo de mañana o ni eso?, ¡dime ahora porque...!

-Calma, si tengo la nota de mañana... Sé que si no volvía con ella me despedían

-Mira, por lo menos no eres tan tonto como aparentas -Dijo con ironía

-¿Le hablas así a tu mejor reportero? -Le dije en forma de broma, intentado calmar la tensión, además, siempre aprovecho cualquier oportunidad para remarcarle esto.

-... Hable demasiado pronto.. Si eres tonto -Agregó con resignación y burla. Adrián es el responsable de la sección en la que escribo. Pero nos conocemos desde la universidad, es mi mejor amigo.

-... En serio siento no haber podido regresar, llegaré mañana temprano, lo prometo

-Espero que si, porque sino toda la siguiente semana estarás dando vueltas por la ciudad

-¿Dejando solicitudes de empleo? -Pregunte sorprendido

-No, idiota, consiguiendo buenas notas para la empresa, haber si es cierto que eres tan bueno como dicen

-¡Sabes que si!, pero no será necesario llegar a tal extremo -Me cortó la llamada.

Baje de mi habitación hacia el comedor. Junto esta la cocina. Llego al refrigerador y saco un poco de la comida que quedó por la mañana.

Fui hacia la mesa y vi una nota escrita a mano con tinta azul.

"Llegaré a las dos de la mañana. Besos."

Sabía que no estaba, la casa estaba en silencio desde que llegue, también se veía limpia, tal como la recuerdo por la mañana cuando me fui al trabajo.

Ahora, además de estar cansado, me desvelaría.

Subí a mi cuarto y puse una película.

Dieron las 11 de la noche. El sueño me estaba ganando.

Apagué la televisión y puse una alarma para la una de la mañana.

. . .

Ruido. Incomodidad. Cansancio. La alarma había sonado. Abrí mis pesados ojos. No funcionó. En verdad tenía mucho sueño.

. . .

Miré el celular, era la una y media de la mañana. Había estado media hora en un estado entre dormido y despierto -más dormido que despierto, siendo sincero-.

. . .

De repente oí una puerta azotarse, miré el reloj, 2:10 a.m, la pantalla de mi celular mostró una notificación.

"Ya llegué a casa. Duerme ahora, sé que has escuchado la puerta."

Luego escuché unos pasos subiendo la escalera y una puerta azotarse -otra vez-... No sé qué sucedió después, pero supongo que me quedé profundamente dormido.

. . .

Música. Había música sonando en mi habitación, no cualquier canción, era mi canción favorita.  La alarma me había despertado. Eran las seis de la mañana.

Tenía que llegar a mi trabajo a las ocho o incluso antes... En realidad tenía que llegar antes.

Acelere mi rutina todo lo que pude, aunque no podía mucho, seguía demasiado adormilado.

Me entró jabón en los ojos, no encontraba mis lentes, había desaparecido mi gel para el cabello, me corté al afeitarme, casi piso al gato al bajar las escaleras -casi me caigo yo-, preparé un desayuno ligero y me serví un poco de café.

En realidad, el café no me gusta, pero me quita el sueño con su amargo sabor. Tampoco me gustan las cosas muy calientes -además de que lo caliente me da sueño-, solo lo tibié un poco.

Lo llevé a la mesa y sonó mi celular.

"Adrián"

-¡Son apenas las 6:45! -Dije en seguida como protesta cuando acepte la llamada

-Lo sé, yo también tengo reloj. Ven antes de las ocho. Trae la nota de ayer.

-¿Me hablaste solo para eso? -Pregunté consternado

-Sí, a veces eres muy estúpido y esa nota es importante. No la olvides.

-¿Sabes?, ofendes mi intelecto...

-Eso es algo contradictorio en ti... ¿Cómo puedes ser tan brillante y estúpido a la vez?

-Eso duele...

-Te veo en la empresa -Cuelga la llamada

Me dice brillante y estúpido... Viniendo de él, quizás lo deba tomar como halago.

Regreso a la mesa y comienzo a desayunar. Agarro mi café.

No puedo creer que piense que puedo olvidar la nota, ¡tanto que trabaje y camine por ella!, aprovecho para darle un sorbo a mi vaso, se me hace tarde.

No veo al gato, salta sobre mi y no sé cómo, pero, hace que la taza de café se me voltee y me caiga una parte en la entrepierna...

Dolor.

El gato se ha ido y me ha dejado quejándome en voz baja... ¡Carajo!

El café no estaba caliente, estaba tibio, pero, aun duele.

Después de un rato -no sé cuánto-, me dirijo hacia el baño, me refresco con agua fría y espero unos minutos... Parece que no estoy herido, pero, me arde. Me vendo y me cambio de ropa.

7:25 a.m. Adrián me va a matar si no llego a tiempo. 7:30 a.m. Salgo de mi casa. Otra vez no hay autobuses... Será un día largo.

Solo un milagro hará que llegue antes de las 8:00 a.m.

Consigo por fin un taxi y... nos atascamos en el tráfico.

Le escribo a Adrián. "Creo que llego tarde. Hay mucho tráfico".

8:25 a.m. Llego a la empresa. "Que no me encuentre a Adrián todavía". Atravieso la puerta de cristal, giro a la derecha por el pasillo y... me lo topo de frente. Ya puedo sentir como me dolerán los pies de tanto caminar.

-Llegas tarde.

-Lo siento. No pude llegar antes...

-Tenemos que checar AHORA MISMO la nota, ¿quedo claro?

-Sí

Comenzamos a caminar por los pasillos hacia la oficina principal. Al entrar veo al dueño del periódico, a otros tres compañeros, a dos jefes más de redacción de otras áreas y nosotros dos -Adrián y yo-.

Estoy jodido.

. . .

Empezamos la reunión.

. . .

El dueño habla.

. . .

Los compañeros hablan.

. . .

Yo hablo.

. . .

La reunión sale bien.

La nota está perfecta.

No me corren de la empresa.

Salimos de la oficina.

Tengo ganas de orinar...

Entro a la primer puerta que dice "sanitarios".

Alguien entra tras de mi.

-Al final salió bien... -Es la voz de Adrián.

"Que oportuno eres Adrián".

-Sí...

-¿Estas consciente de que aún así irás caminando por la ciudad?

-Lo sé...

Me siento incomodo... Aún me arde y me duele un poco la quemadura de la mañana. Quizás se vea en mi cara. Me dirijo a los lavamanos.

Adrián esta parado junto a mi.

-¿Estas bien? -Me pregunta

No respondo

-Te veo mal -Insiste

-Estoy bien

-Tu cara de dolor no dice lo mismo

-...Te vas a burlar

-¿Cómo crees que me voy a burlar de ti?, ¡eres mi amigo!

-En la mañana... me cayó café caliente en el pito -Veo su cara de incredulidad.

-¡Tan brillante y estúpido!

-...

-¿Cómo puedes tirarte café caliente en los pantalones?

-¡No lo hice apropósito!, ¿qué te piensas?, el gato me brincó encima y me tiró la taza

-¡Tan brillante y a la vez estúpido!... ¿Cuándo irás al médico?

-Al salir del trabajo

-Ve ahora, ya tenemos la nota, son las 11:00 a.m. pero regresa, que solo te adelante el descanso. Lo demás depende de lo que te diga el médico.

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