La Guarida del Diablo
...Hay días, en los que nacen los héroes, hay días en los que se forman, se instruyen en un proceso personal, que los va convirtiendo en la persona que necesitan ser. Pero ¿Cuándo se sabe que están preparados? ¿Cómo saben cuando ha llegado el momento de enfrentar a su destino?... Ellos no pueden saberlo; solo llega el momento de actuar y es por ello (por sus acciones) por las decisiones que toman: esas en las que demuestran ser El Héroe que estaba destinado a convertirse ...
Pero...eran, solo niños.... Aquella primera semana de Febrero del año 2006, la Pandilla se preparaba para hacerle cara a su destino una vez más, aunque habían enfrentado al Diablo Rojo y sus burlas varias veces... casi "salvados por la Campana" (como quien dice) pero en sí, habían salido Victoriosos... sin embargo, no habían derrocado del todo a aquel Diablo Rojo que sucumbía a la ciudad en Muerte y Penumbras...
Después de aquel último domingo de Enero, Jairo estaba decidido a encontrar el escondite del Diablo Rojo, debía estar en algún lugar... y seguro ese lugar: era en la Canal. Desde aquella noche en la que le enseñó a su amigo Isaac a "Viajar en forma Espiritual" . Creía que tenían todo lo que necesitaban para lograrlo.
Y Ahora que tenía a Isaac de su lado, y que él también podía hacer las cosas que Jairo hacía; tenía toda la certeza de que el plan no fallaría, solo tendrían que encontrarlo, y decirle a la Sra. Agatha cual era el lugar.
Desde el Lunes, Jairo e Isaac habían estado hablando telepáticamente todo el día.
Apenas Isaac terminó de desayunar en la escuela, escuchó la voz de Jairo en su cabeza quien le planteo cierta curiosidad sobre la neblina roja: -{¿por qué se verá como si fuese Neblina?} -cuestionó Jairo. E Isaac animoso de tener con quien hablar (así sea mentalmente) comenzó a ayudarlo en ir desenmarañado aquel misterio.
Afortunadamente: Jairo era un niño muy inteligente y hasta parecía ser todo un estratega, Isaac debatía con él en las posibles soluciones para futuros encuentros con el malévolo ser en los recorridos "Espirituales" por la Canal: planeaba como utilizar las líneas de Agatha, o los agujeros negros de Charles como método de escape, a demás, juntos habían llegado a la conclusión de que la Niebla Roja era un tipo de Manifestación del Poder del Diablo Rojo.
Aquella tarde del mismo día, Jairo llamó a todos para reunirse nuevamente, Aunque Charles todavía no había llegado para las 4 de la tarde, el resto de la pandilla subió a la azotea del edificio donde vivían del lado de la pared baja, Donde se asomaron a averiguar si estaba en el estacionamiento pero no había rastro de él por ningún lado y tras unos segundos fueron bajo el techo.
-¡Debemos seguir buscando la guarida del bicho ese!- dijo Jairo animado e Isaac lo siguió, Eliel también parecía haber perdido el miedo ese día, Luis, Judy y Francy se agarraron las manos pero en forma de celebración.
Luego, volvieron a hacer aquel tipo de ritual, sentados en un circulo con Jairo e Isaac dentro. Quienes se proyectaron una vez más hacia la canal...
...Esta vez se encontraron a sí mismos en su forma Espiritual, muy cerca del edificio pues; podían ver el árbol de jobo junto a ellos, al otro lado de la pared alta.
Dieron algunos pasos en la acera a uno de los lados de la canaleta por donde pasaba el agua. Luego de unos minutos recordaron que podían volar estando en su Forma Espiritual, así que alzando el vuelo recorrieron el resto del sendero, Pasando por encima de la vía de la avenida, y sus transeúntes para volver a adentrarse en la canal, recorrieron varias caídas de agua, y sobrevolando algunos trayectos largos, donde los árboles y la basura los hacía revisar en búsqueda de cuevas o túneles...
...pasando el puente que estaba cerca del Centro de La Victoria, Jairo recordó que las Líneas de Agatha parecían moverte por la canal...
...Bajo aquel enorme puente sobre sus cabezas relucientes, Jairo usó La Visión para poder ver las líneas de Luz, pero para su sorpresa, lucían muy tenues esta vez...
Jairo recordó aquel túnel de donde había salido el diablo rojo, y sugirió que deberían echarle un vistazo. Siguieron el sendero de la canal hasta llegar a una encrucijada de dos caminos.
-¿Y ahora?-preguntó Isaac.
-No importa, vayamos hoy por la derecha, otro día iremos por el otro camino-solucionó Jairo al momento, y continuaron.
La canal cruzaba entre dos edificios residenciales altos, y desde la misma canal brotaba un enorme árbol de samán. -¿Dónde estamos esta vez?-preguntó Jairo mirando a su amigo. -no lo sé, no deberíamos estar muy lejos de la Plaza Ribas.-respondió su amigo antes de que continuarán y finalmente llegaron a otro túnel totalmente oscuro. Jairo aún dentro de aquel túnel, podía ver con ayuda de La Visión, Las Líneas de Agatha parecían seguir el agua a donde fuese en la canal.
-¿tenemos que entrar?-le preguntó Isaac temeroso.
-Sí ¿por qué?-le preguntó Jairo mirándolo.
-es...es que...-tartamudeó Isaac volviendo a mirar al interior del túnel.
-¿Qué? ¿Qué sucede?-le preguntó Jairo curioso de qué su amigo viese algo que él no.
-es que no veo nada... está muy oscuro-respondió al fin.
-Ah...-resopló Jairo aliviado. -yo te guio...¡Vamos!-dijo después tomándole una mano y adentrándose al túnel. Isaac no podía ver nada, pero Jairo distinguía el lugar muy diferente a lo que era: aunque visualizaba el camino claramente, las paredes y los montículos de desechos acumulados; los colores, las formas, eran muy diferente cuando aquella aureola aparecía en el iris de sus ojos.
Mientras volaban recorriendo el oscuro túnel, Jairo miraba a los desagües en los costados que desbocaban de las paredes hacia la canaleta, arrastrando un sinfín de desechos, cuando se percata de una pequeña acera hacia un túnel de dos desagües. Se detuvieron levitando e Isaac se dejó guiar. -¿Qué? ¿Qué sucede?-le preguntó.
-Hay un especie de túnel aquí... ¿nos acercamos?-respondió Jairo aun tomado de la mano con él.
-Sí-respondió Isaac estando prácticamente a ciegas, Jairo comenzó a descender guiándolo frente al túnel donde descubrió una reja de barrotes con varias cadenas y candados bloqueando su apertura.
-es una entrada...-musitó Jairo.
-¿Cómo que una entrada?-preguntó su amigo a un lado.
-hay una reja, tiene... candados, parece estar cerrada...-respondió Jairo distinguiendo cierto destello cubriendo la puertilla como un manto, algo parecía vibrar en aquella reja de barrotes oxidados.
Jairo se acercó al lugar comenzando a distinguir voces dentro de la reja, muy lejanas; que se perdían entre el ruido de la corriente del agua en la canal y sonido de las cañerías.
-deberíamos continuar Jairo-musitó Isaac con un mal presentimiento, miraba hacia el camino por donde habían entrado al túnel y apenas se colaba la luz del exterior. Jairo hizo caso omiso de la advertencia de su amigo y extiendió su mano en un intento por descubrir si en su forma Espiritual podría atravesar aquella puertilla, pero en cambio: un chispeo lo quemó al tocarla, su cráneo crujía al tiempo en que sus tripas se retorcieron. De pronto vio aquellos ojos amarillos tan claramente, que soltó la mano de Isaac y cayó instantáneamente ahogando un grito a medias.
Isaac también cayó en ese momento, y antes de caer al agua desapareció ahogando su propio grito sin un chapoteo a la vista.
-¿Isaac?- llamó poniéndose de pie intentado distinguir algo pero su amigo no estaba por ningún lugar.
-¿Isaac?-llamó un par de veces más.
-{¿Jairo?}-escuchó la voz de Isaac en su cabeza. -{¿Jairo? ¿Dónde estás?}-le preguntó.
Jairo sintió alivio y se alegró de que su amigo pudiese comunicarse con él, cuando le pareció escuchar un cascabel sacudirse a su espalda como si fuese un víbora.
Jairo, suspiró con una pequeña sensación de peligro. Sin embargo sintió a su amigo paseándose por su mente, tratando de encontrarlo, así que decidió que era mejor responder al llamado y continuar explorando. Puso su dedo índice en su cien apretando y concentrado, cuando sintió que respiraban en su cuello y volvió a oír aquel cascabel sonar una vez más. Se detuvo un segundo con los nervios comenzando hormiguearle, pensó que si se tratara del diablo rojo lo sabría, pero sin embargo frenó otro paso para rodear el lugar con la mirada y se dio la vuelta para no quedar con dudas.
La Visión le permitió distinguir el resto de túnel por recorrer y un cruce al final del camino. Cuando de pronto: se escuchó un tétrico silbido de dos tonos largos, haciendo eco a lo profundo del acueducto.
Jairo comprendió lo que significaba: Él, estaba allí.
-¿Eres tú? ¿Cierto?-soltó asustado pero muy firme, sin embargo lo único que escuchaba era aquel extraño zumbido.
Se escuchó el agua siendo arrastrada, como si alguien se desplazara por el medio de la canaleta, Jairo intentó distinguir a alguien, pero no había nadie cerca aparentemente.
-{¿Jairo? ¿Jairo me escuchas?}-escuchó Isaac en sus pensamientos de nuevo.
El niño de ojos grises escuchó la risa burlona de aquel maligno ser, era difícil saber si estaba lejos o cerca por la forma en que su eco resonaba a lo largo del túnel... y se repetía, como un murmullo en el viento, y le hacían erizar todos sus vellos corporales.
-{Jairo regresa ¿me escuchas? ¡Regresa!}-volvió a oír a Isaac preocupado.
Entonces frunció sus ojos volviendo a su cuerpo físico; al abrirlos de nuevo se encontró frente a sus amigos, aún sentados en el suelo formando un círculo, e Isaac sujetándolo por los hombros mirándolo fijamente.
-¿Jairo? ¿Jairo?-comenzó a escuchar la voz Isaac frente a él.
-sí, ya te escucho, tranquilo-respondió Jairo un tanto frustrado y con mala gana.
Sus amigos se soltaron las manos, y lo miraron expectantes.
-¿Qué fue lo que pasó?-preguntó Francy.
-estábamos frente a una puerta y de pronto... me regresó a aquí, Jairo parece haberse quedado un poco más-explicó Isaac sin entender los motivos, y volvió a hacer mirada hacia el niño de ojos grises, preocupado por el semblante del mismo.
-¿una puerta en donde? ¿En la canal?-preguntó Eliel a un lado de ellos.
-sí, era una reja más bien-respondió Isaac, mientras Jairo se sentía un tanto mareado.
-¿una reja? ¿Y a donde llevará?-preguntó Judy.
-No debe ser a ningún lugar bonito, seguro son las alcantarillas o algo así-agregó Luis enseguida. -no lo sé...-cortó Jairo frotándose los ojos. -al tocar la reja tuve una sensación muy extraña-explicó y los miró a cada uno al rostro.
-¿y entonces?... ¿qué es?-preguntó Eliel de nuevo.
Isaac y Jairo se miraron pensando si aquella sería la entrada la guarida del Diablo, hubo un breve segundo de silencio.-no lo sé... pero estoy seguro...de que deberíamos averiguarlo-sentenció Jairo y todos volvieron a mirarse sintiéndose un tanto preocupados.
Aquella noche Jairo, recibió a sus padres adoptivos después de una larga semana sin verlos. Mientras Jairo escribía sentado en el computador de mesa, el Señor Guaicaipuro y la señora Dorian preparaban sobre el comedor las bandejas de arroz chino, la ensalada y las lumpiás.
El señor Guaicaipuro gruñó tras un comentario de la señora Dorian. -¡Ja! Así mismo fue...-reafirmando en aquella conversación con su esposa. -... se apareció por el comando y quería que hiciéramos ese ritual... sin más, como que cree que es solo soplar y hacer botellas... y ya está hecho-concluyó cerrando la última bandeja de anime vacía, juntándolas con las otras y luego llevándolas a la papelera de la cocina.
-Guaicaipuro... pero... ¿y si es verdad lo que Rodríguez dice?-respondió Dorian, y se volvió ligeramente mirando al hombre.
-¡Dorian! ¡por el amor de Dios!- respondió mirándola como si aquello fuese una barbaridad. -...¡Además tú y yo sabemos lo que hizo!...y si algo lo está persiguiendo es por que No Es ningún santurrón...-bramó sacudiéndose las manos y tomando tres pares de cubiertos. -lo que hizo fue... asqueroso y...-decía el hombre cuando la mujer le corta la idea, con un par de señas. Guaicaipuro volvió la mirada notando que Jairo tenía su atención en la conversación.
-he...-musitó, aclaró la garganta vigilando a su esposa, quien con la mirada le pedía silencio. -...creo que es mejor hablar después-
Jairo intentó disimular mientras trataba de ver en los pensamientos de sus padres adoptivos, pero Guaicaipuro se acercó a él y se inclinó sobre el escritorio. -¿otra página?-le preguntó el hombre tratando endulzar su grueso tono de voz.
-así es...pero aún no está listo-respondió nervioso, y procurando de que pudiese leer lo que escribía... bajó la página en el monitor para ocultar parte de su escrito.
-has escrito mucho últimamente ¿no? Podrías publicar un poemario... ¿me dejas ver?- respondió él hombre dibujando una sonrisa procurando lucir amable aunque resultaba más perturbador.
Jairo mascullaba frotándose el brazo izquierdo sin ser capaz de negarse, mientras el hombre tomaba el Mouse y ajustaba la página del archivo que Jairo había ocultado sin éxito, luego leyó aquel título marcado en negrita que decía "Una vida por Muchas Otras".
El hombre le sonrió, y dedicó una mirada de admiración por el niño, sin duda alguna su inteligencia y su personalidad prematura era algo que lo enorgullecía.
Después de leer aquel verso, el señor puso una cara muy sería, tragó saliva y volvió el rostro hacia Jairo, quien evadía la mirada del sr. Guaicaipuro.
-¡y bien Jairo!¿que te parece la escuela de acá?- le preguntó la señora Dorian regresando de la cocina por última vez culminando de servir la cena en el comedor, y tomando un asiento.
Inmediatamente Jairo tomó su asiento, y luego el señor a un lado. -ah...muy bien, la cancha es grande y los alrededores también- respondió con un tono de voz poco convincente mientras mezclaba el arroz chino con las salsas agridulces.
-¡ay! Pero no pareciera...¿por qué lo dices con esa carita?-respondió Dorian después de tragar. El esposo en cambio mantenía la mirada encima del niño, comiendo a cucharadas lentas.
-no, en serio está bien... solo que...-respondió Jairo con el mismo tono de voz y, tras una breve pausa se llevó una cucharada de arroz a la boca.
-¿solo que qué?-inquirió el padre a un lado mirándolo fijo, preguntándose si a Jairo lo molestaban en la escuela.
-Sí, Jairo... ¿qué no te gusta? Cuéntanos- pidió Dorian tomando una lumpiá y dándole un mordisco al rollo crujiente relleno de jamón y queso.
-...No, es solo que... quisiera estudiar con... mis amigos y así...-respondió el niño de ojos grises, ambos padres se miraron mutuamente con un poco de alivio.
-pero vas a una escuela privada, ellos seguro están en una escuela pública... en tu escuela tienen clubes de fútbol, pin pon, es una mejor escuela a la que vas- respondió Dorian después de otro bocado del rollo frito.- además...En el Instituto Jesús de Nazareno aprendes Inglés y Portugués, eso es bueno para cuando seas grande y quieras estudiar alguna carrera... ¿no crees?-intentó animarlo todavía masticando.
Jairo la miró y se encogió de hombros comiendo sin decir nada, el señor Guaicaipuro los miró a ambos, y luego dejó el cubierto sobre el plato, obteniendo la atención de Dorian y Jairo, tomó una servilleta con cierta preocupación palpable y se limpió la boca, terminando de masticar y bebiendo un poco de gaseosa negra para ayudarse.
-Jairo-llamó finalmente, y ambos acompañantes lo miraban expectantes. -... entiendo que te importen mucho tus amigos pero ¿tienes idea de lo que quieres ser cuando seas adulto?...-soltó con aquel típico tono gruñón.
Jairo lo miró por algunos segundos, pensó en la respuesta, pero terminó negando en silencio para salir del paso.
-...pues tienes que pensarlo Hijo ...¡te aseguro que no querrás ser policía!-respondió. Dorian se detuvo en el momento, y levantó la mirada hacia él señor Guaicaipuro.
-¿no?-cuestionó Jairo intrigado por aquel comentario particular.
-¡claro que no!-aseguró Guaicaipuro, su mujer lo seguía mirando perpleja.-...es el trabajo peor pagado, sin contar el riesgo que corres, a demás... a veces te toca hacer cosas que...-
-¡GUAICAIPURO! -tosió Dorian y ambos la miraron.
-Hijo, sé que tienes un potencial brillante... pero ser policía aquí, no es como en la televisión...-continuó el hombre pese al evidente desacuerdo de su esposa.-... cada vez se vuelve peor... antes la gente ...-
-Guaicaipuro...-volvió a decir Dorian esta vez tratando de disimular.
Entonces el señor desvió la mirada hacia su esposa quien tenía el rostro fruncido, y negaba ligeramente con la cabeza.
-¿Tú quieres que sea policía?-le preguntó con cierta molestia en su voz, Jairo temeroso jugaba con sus ojos mirándolos ambos.
-No se trata de eso-respondió Dorian con el mismo tono hostil.
-no, de igual modo yo no quiero ser policía -soltó Jairo para detener la discusión que se veía venir.
Entonces, sus padres adoptivos guardaron un minuto de silencio mirándose los rostros y también al niño. -puedes ser algo mejor-concluyó Guaicaipuro aquella conversación en la cena y desde entonces hubo silencio en el resto de la noche.
Sin embargo, algo preocupaba a Jairo, un terrible sentir, un miedo que no sabía de dónde provenía o a qué estaba dedicado. Arropado sobre su sofá cama en la sala del apartamento, miraba al techo sin poder conciliar el sueño, preguntándose también:¿Dónde se encontraría Agatha? ¿Porqué no se había comunicado con él en la semana?
Al día siguiente, sus padres hacían un poco de ruido en la cocina, Jairo despertó escuchando sus botas pisando de aquí para allá y sus intentos por hablar susurrando. El niño apenas abrió uno de sus ojos mirándolos, y parecían que tenían prisa, pues estaban bebiéndose el jugo directo del envase de cartón, incluso pudo ver al señor Guaicaipuro llevando un paquete de pan de Sándwiches ya empezado colgando bajo el brazo, mientras tomaba algunos cambures sobre el mesón en el fregadero de la cocina.
-¿Cuando teníamos que ir a la Finca?-preguntó Dorian mientras sacaba una bandeja de porción de torta fría. -empezando el mes de febrero... pero esta semana no creo que se pueda-le respondió el hombre cuando la mujer dejó de comerse la torta con los dedos, y mirándolo analíticamente.
-¿Porqué dices eso Guaicaipuro?-preguntó Dorian chupando la crema en sus dedos.
-¿quieres apostar que nos están llamando por lo de "El Reencuentro"?-soltó el sujeto poniendo un mueca, y salió de la estrecha cocina, con su mano libre tomó un bolso de un solo aza y se lo colgó al hombro.
-¿Tú crees?-preguntó Dorian tras él, mientras el señor tomaba las llaves de su casa y abrió la puerta, enseguida Jairo frunció los ojos a tiempo para que Guaicaipuro no lo pillara despierto.
-¡de Bolas que Sí!-respondió muy seguro, y después le echó una mirada a Jairo tendido en la cama en un costado de la sala; dándolo por dormido. -pero sí es para eso, deberían llamar a la policía Municipal...a nosotros no-respondió la mujer mientras salían y cerraban todo al hacerlo.
Jairo suspiró descobijándose con ayuda de sus pies. Se frotó los ojos sentándose en la cama considerando que solo era otro día de semana. Se preparó cereales con leche y rebanadas de cambur para desayunar, luego se fue a bañar, se vistió con el uniforme y se quedó cerca de la ventana esperando el transporte escolar.
Mirando algunos segundos a su alrededor sin detallar nada en específico, en cierta forma daba gracias de tener una cama tan cómoda, un comedor tan lujoso, y una moderna computadora en una esquina de esa sala donde él suele escribir, pero sentía una soledad, que emitía un especie de zumbido...
...no estaba seguro de que fuese real, aparecía de a momentos, como si fuesen sus propios latidos lo que estaba escuchando; Jairo volvió en sí al escuchar la bocina de la camioneta amarilla alargada que lo llevaba a la escuela. Tomó sus llaves, sus cosas y se fue, de camino a la escuela miraba las calles de la avenida principal, recorrida por todos los que salían tempranito a trabajar, o ya estaban haciendo sus diligencias.
Llegó finalmente tras pasar por una reja de entrada, y cruzando una esquina se unió a los alumnos de su clase en la cancha de en medio para cantar el himno. Al regresar a casa pasado medio día, tomó otra ducha mientras esperaba que la señora Margarita subiera para ayudarlo con el almuerzo. Miraba por la ventana panorámica al estacionamiento preguntándose a sí mismo ¿Cómo habían sucedido tantas cosas en tan poco espacio?.
Finalmente luego de unos minutos, la madrina en santería de la señora Dorian llegó al apartamento para ayudarlo a preparar un arroz, con un pollo en salsa.
La señora Margarita le preguntaba todo tipo de cosas a Jairo cuando estaban solos, y casi siempre eran las mismas preguntas, también encendía la pequeña radio sobre el muro para escuchar los merengues, salsas y baladas de la estación radial de la ciudad. Cuando el almuerzo estuvo listo, comieron juntos mientras la mujer le contaba una anécdota de un "Reencuentro Victoriano" donde la pasó de maravilla después de haber pasado mucho tiempo viviendo en Caracas.
Aquella tarde la voz de Isaac en su cabeza lo invitó a salir al pasillo, La señora Margarita lo había invitado a tomar un jugo mientras esperaban el programa del Chavo del Ocho. Sin embargo, estaba quedándose dormida sentada en la butaca frente al televisor con el Show de Cartas de Una Amiga.
-¿Señora Margarita?...-Musitó Jairo en el sofá cama que estaba a un lado, ella se limitó solo a mirarlo.-...¿Puedo salir a jugar un rato en el estacionamiento?-le preguntó y ella se acomodó con aquellos ojos somnolientos que delataban sus noches de insomnio.
-¿a Jugar? ¿A Jugar con quien?-le preguntó Margarita.
-...con mis amigos, habíamos quedado en salir hoy-respondió Jairo después de avisarle psíquicamente a Isaac en donde se encontraba.
-¡bueno!.... pero ¿no quieres que te avise cuando empiece El Chavo?-cuestionó, y Jairo con mucha pena negó con la cabeza mientras sonreía; él entendía que la señora Margarita no quería quedarse sola pero, era importante lo que hacía con sus amigos. Entonces escuchó a Isaac anunciándole que lo esperaba, seguido Margarita le permitió salir y ambos niños se encontraron en el portal del edificio.
-¡Hola!- lo saludó Isaac alegre mientras ambos tomaban la caminata de cemento rumbo al estacionamiento. -...me extrañó que no invadieron hoy mi mente a parlotear como de costumbre...-soltó Isaac burlonamente, mientras Jairo solo guardaba silencio. -... de igual manera, yo tenía que contarte algo...Charles habló conmigo hace un rato...-le comentó mientras llegaban frente aquella pared donde antes se hacía el murito en el que se sentaban, ambos hacen la mirada más adelante donde distinguen a los obreros responsables de la pared nueva, quienes ahora iban frisando el resto de la pared recién construida hasta la entrada de la residencia.
-¿Dónde nos sentaremos?-le preguntó Isaac.
-¿qué tal si vamos a la azotea?-le sugirió Jairo e Isaac volvió el rostro hacia él recordando, que hay un lugar que no le había mostrado al chico nuevo. -¿te gustaría subir más alto?-le preguntó Isaac en respuesta, el niño de los ojos grises lo miró sin comprenderlo.
-¡Vamos!-bramó templándolo de la espalda de la camisa y corrieron de regreso al edificio, rápidamente subieron las escalas hasta la azotea de mano derecha; la que tenía las paredes altas.
-este lado es igual de alto que el otro-soltó Jairo burlándose, pero Isaac inmediatamente lo chitó. Luego se giró acomodando la puerta de reja en dicho lado de la azotea, adjuntándola contra la pared del techado.
-¿qué haces?-preguntó Jairo y entendió repentinamente. -¿vamos a treparnos al techo?-inquirió de nuevo.
Isaac volteó la mirada sonriéndole.-es trampa si lees mi mente-respondió, luego se acomodó sujetando firme la reja con ambas manos. -¡sube!-le indicó con la cabeza y Jairo lo miraba incrédulo.
-¿qué esperas? ¡sube! ¿Quieres que suba yo primero?-volvió a decir Isaac.
Entonces Jairo sonrió notando que hablaba en serio.-¡Marico, que brutal!-bramó Jairo en celebración y se direccionó hacia la reja subiéndola mientras que Isaac se quedó de pronto firme sujetando la reja en silencio.
Alzó la vista solo al escuchar que Jairo alababa la vista desde el techo, y fue cuando se trepó por la temblorosa reja hasta llegar al borde y treparse sobre el techado con el viento soplándole al rostro ; se puso de pie junto a Jairo, que seguía girando contemplando la vista desde allí.
Las colinas que rodeaban la ciudad de La Victoria, eran acompañadas por remolinos crepusculares de naranja, azul y morado. Isaac le dio una palmada suave en el brazo invitándolo a sentarse y ambos lo hacen junto a una pequeña estructura de aluminio que surgía en medio, funcionando como respiradero del cuartico del bajante de la basura.
-¡está muy brutal aquí!... ¿por qué no me habías dicho nada?- soltó Jairo.
-apenas Francy sabe que a veces subo aquí-confesó sonriendo como respuesta. Jairo volvió a apreciar la vista a su alrededor.-está muy genial aquí...se siente tan tranquilo...y...- volvió a decir Jairo, pero pronto volvió a aquella expresión en su rostro un tanto desanimado.-...bueno y... ¿qué era lo que me estabas diciendo allá abajo?-le preguntó retomando el tema.
-ah, sí...Charles fue a mi casa en la tarde, me dijo algo de que pronto "el tiempo no se qué" estará perfecto para ir a donde las personas que él dice que pueden ayudarnos...- le contó Isaac.
-¿eso dijo?-cuestionó Jairo y se acomodó los brazos cruzándolos y apoyándolos sobre su rodillas flexionadas, y sentado sobre aquel techo lanzó una mirada hacia las hojas del árbol del jobo, batiéndose en el viento.-...bueno pues, supongo que él entiende de lo que habla...-respondió Jairo con poco ánimo.
-sí, está hablando muy extraño últimamente...-comentó Isaac mirándolo. -... pero, eso no cambia el hecho de que Charles es nuestro amigo.
-sí, sí... lo sé... solo que... ese...-musitó y se detuvo mirando a Isaac ( no debía decir el nombre de su enemigo frente a él).-...ese bicho, nos ha engañado mucho...y no comprendo...-guardó silencio y tragó en seco.
Isaac seguía mirándolo en espera de saber más, intentaba meterse en la mente de Jairo y averiguarlo sin premeditarlo, simplemente quería saber lo que pasaba con él.
-... es que no sé qué es lo que eso puede hacer o no ¿Cómo sé cuando se trata de ese bicho o no?-completó Jairo sin querer demostrar el miedo que a veces sentía con respecto a todo ese tema.
-bueno Jairo... la verdad es que no sé qué decirte...-respondió Isaac desanimado.
En ese instante Jairo sintió un cosquilleo y en fracciones de segundos visualizó a muchas personas dentro de un especie de bosque, había mucho ruido a su alrededor, vio un cielo nocturno y la visión terminó con lo que parecía ser una salpicadura de sangre en el aire con los ojos amarillos de su enemigo en el fondo.
Al instante Jairo reaccionó, tembloroso e hiperventilado. Su amigo lo sujetó de los hombros, y apreció algunas gotas de sudor en su frente. -¿qué sucede Jairo?-le preguntaba Isaac pero Jairo tenía una extraña sensación, que lo llenaba a su vez de pavor. Sentía a Isaac tratando de penetrar en su mente pero Jairo se resistía.
-nada, yo solo...-musitaba Jairo tratando de recordar con precisión lo que había visto...y a su vez tenía un terrible miedo de lo que pudiese ver.-...tuve un pequeño mareo.
-¿quieres bajar?-le preguntó Isaac aún sujetándolo del hombro con un brazo, por si su amigo llegaba a marearse de nuevo.
-¿Bajarme mareado?-le replicó Jairo con humor.
-okey... no fue muy buena idea-reconoció sonriendo.
-No, no lo fue...-respondió Jairo quedando pensativo por unos segundos.
-... igual no es tan mala idea bajar pero para buscar a los demás...¿no deberíamos seguir buscando la guarida de quien ya sabes?-dijo Isaac de pronto cortando los pensamientos de Jairo.
- ...su guarida...-repitió el niño de ojos grises, esta vez haciendo la mirada hacia la canal desde la altura del techado en la azotea del edificio. -a veces pareciera que tan siquiera se ocultara en este mundo...-soltó un pensamiento.
Isaac lo miró por unos segundos, comprendía que al igual que los demás: trataba de armar las piezas y encontrarle un sentido a todas las preguntas que los invadían. Luego hizo la vista al horizonte meditando al respecto, su instinto había sido muy asertivo en múltiples ocasiones.
-...quizás tienes razón...-dijo Isaac finalmente y su amigo le dedicó una mirada expectante.-...quizás por eso la señora Agatha no lo ve, quizás por eso pocos saben de él, quizás simplemente se va a otro sitio y luego regresa -agregó apoyando el comentario de su amigo.-... aún así, siempre aparece o se va por la canal... y si la guarida no está en la canal, entonces su entrada sí... podrían ser esas puertas raras en la canal o esos portales... como los llama Charles...- agregó.
-¿sí crees eso?- cuestionó Jairo.
-solo es un pensar...-respondió Isaac honestamente y luego miró al rostro de su amigo.-¿de verdad estás decidido a encontrarlo?-le preguntó Isaac con aquel tenue tono de voz, y una gélida mirada.
-yo... por supuesto... tengo que hacer algo al respecto...-respondió seguro aunque tartamudeó un poco al hacerlo.-...tenemos que hacerlo... he... he tenido la impresión de que si no lo paramos ahora...-soltó un pensamiento, y tragó en seco quedando con un silencio que solo se pudo interpretar como miedo.
-¿Qué cosa Jairo?-le preguntó Isaac casi sujetando su mano, pero finalmente apartó su brazo de él.
-...es que... no quiero volver a ponerte nervioso; como antes...-se justificó el niño de ojos grises.
-yo... oye, sé que he tenido miedo... no... no lo voy a negar-replicó Isaac y luego hizo a Jairo girarse hacia él sujetándolo de los hombros. -... pero eso no quiere decir que... que no haré nada...-
-¿Aun sientes miedo?-le preguntó Jairo.
-todo el tiempo siento miedo-respondió Isaac decepcionado de lo que él mismo decía.
Jairo guardó silencio por unos segundos, y alzó la vista mirando ahora el cielo oscurecido... algunos luceros ya destellaban sobre sus cabezas, la luna brillaba desde ese momento con potencia.
-Isaac...-musitó Jairo después de algunos minutos de silencio al terminar de oscurecer el cielo. Su amigo simplemente desvió la mirada de las nubes para posicionar sus pupilas en las de su amigo Jairo. -...creo que he visto, lo que puede llegar a pasar-comentó.
-lo que....-masculló Isaac recordando fragmentos de una pesadilla, pero convenciéndose de olvidarla.-...¿lo que puede llegar pasar Jairo?¿llegar a pasar si qué?-preguntó al fin.
-hablo de... lo que puede llegar a pasar si no lo detenemos... si... Él gana, al final-explicó con un tono de voz diminuto, inseguro y temeroso.
Isaac también tragó saliva esta vez, y su piel se erizó levemente mientras el viento hizo su aparición oportuna para hacerlos escalofriar un poco más. Los murciélagos revolotearon entre los árboles de Jobos, la ciudad pareció haber guardado un segundo de silencio mientras Isaac trató de imaginarse lo que depararía un futuro donde el Diablo Rojo jamás sea derrocado...
...un paisaje carmesí; una llanura árida, escombros de una civilización olvidada, rodeadas de geiseres de fuego, eso diría que vio pasar por su mente tan rápido como el flash de una cámara, pero... volvió la mirada a las pupilas grises de Jairo, esta vez se preguntó: (¿Sobreviviré para contarlo?... ) mirando a su amigo todavía, estaba seguro de que Jairo tenía la clave para lograr detener a este maligno ser: era valiente, estaba decidido a vencer el mal, y era poderoso, sin duda lo era. (-...Jairo es quien nos salvará a todos...-) pensó esta vez, Jairo también estaba mirándolo fijamente.
-Si pudiera... si, tan solo tuviese la oportunidad...¡lo mataría!- dijo Jairo. Isaac lo observaba asumiendo que Jairo había escuchado sus pensamientos, sin saber si tan solo fue casualidad.
-¡creo que mejor nos vamos!-dijo Jairo de pronto, extendió las piernas haciéndolas despertar del leve entumecimiento, su amigo se quedó observándolo por unos segundos antes de incorporarse del suelo.
-Jairo...-lo escuchó llamándolo mientras él contemplaba la canal.-¿Jairo?-Isaac lo llamó de nuevo, entonces el niño de ojos grises se dio media vuelta y se fue hacia el borde sobre la reja de la azotea del lado derecho. -¡Vámonos ya!-bramó Jairo al tiempo en que se bajaba por el muro apoyándose de la reja temblorosa y rechinante. Isaac lo miraba desde el borde suponiendo que Jairo estaba algo frustrado.
Cuando lo alcanzó bajo el techado pretendía disculparse pero Jairo lo interrumpió preguntando: -¿Cuándo dijo Charles que irían a la canal?-
-...dijo que sería mañana aunque... también dijo que no estaba seguro-respondió Isaac algo cortado, meditando todavía sobre lo que conversaban en el techo.
-seguramente sí será mañana...¿Y Francy? ¿Está castigada o qué?-respondió Jairo mientras aún su amigo se sacudía el pantalón, y luego alzó la mirada al rostro del niño.
-no...-respondió después acomodándose las trenzas de los zapatos, se puso de pie y bajó hasta el descanso diciendo:-está en casa de Judy...-luego volvió la mirada a los escalones de arriba.-nos vemos mañana Jairo-sonrió, haciendo una despedida tipo "militar" ; con los dedos en la frente y haciéndole en saludó. Después bajó las escaleras a toda velocidad sin esperar la respuesta de Jairo, y se le escuchó cerrando fuerte la puerta de su apartamento.
Jairo en cambio, se detuvo mirando al cerro por los respiraderos durante unos segundos... sintiendo el viento soplando, y silbando nuevamente, y como si una pared de hielo lo hubiese atravesado.
Se detuvo nuevamente bajando un pie en el siguiente escalón y apoyando una mano en la pared, recuperando la compostura. Jamás había sentido un escalofrío así, no que recordará....
...en el viento (en el batir del viento) se escuchaba un silbido tenue, débil y moribundo, como una nariz, que silbaba, agonizante...Jairo no pensaba en nada, se sentía tan tembloroso que juraría estar mareado, no entendía que lo había asustado de esa manera, sentía que tenía algo muy abrumador a su alrededor...
-{¿A mi alrededor?}-pensó el mismo Jairo.-{hay... hay... alguien a mi espalda}-se dijo así mismo, casi como si el peso de algo lo tuviese a cuestas. Al intentar girarse, un espasmo se lo impidió, estaba seguro de que si lo hacía, vería algo... pero no quería hacerlo... de igual modo pensó que, no moriría dándole la espalda a su destino, sus rodillas se hicieron duras, y tan solo mover cualquier extremidad le dolía como si sufriera de artritis, para cuando terminó de darse vuelta consiguió un rostro cadavérico y podrido frente a él, con una larga cabellera negra, clavad con unos ojos enrojecidos mirándolo fijamente, al tiempo en que el que podía oír y sentir a millones de almas gritando en agonía a su alrededor.
Jairo solo pudo balbucear sin controlar su pierna apenas recuperada, cayó por las escaleras rodando una vez y deslizándose en el descanso hasta pegar la espalda contra la pared del respiradero...
Temblando como gelatina y adolorido, alzó la vista buscando aquella tétrica cosa, pero solo había oscuridad, una pared de oscuridad, no podía distinguirse nada, Jairo estaba sorprendido y esperaba encontrarse con el Diablo Rojo en cualquier momento, volteó la mirada sobre su cabeza para no tener sorpresas y luego a los escalones superiores que lucía un tanto menos oscuro. Sin embargo aún se sentía una energía muy pesada y abrumadora a su alrededor, era como si tuviese frente a él, una enorme ola de la que sabe que no puede escapar.
Jairo, se sentía ahogado y trató de concentrarse para encontrar una solución, sacudió su cabeza para sacar a aquello, que se sentía como una muerte segura, y solo miraba la luz del pasillo en el siguiente descanso. El ambiente se hizo sordo, Jairo soló sentía su respiración y sus latidos, aunque estaba asustado, sintió como si pudiera alcanzar la calma...
...Aquello... repentinamente le causó demasiado miedo, era algo que no sabía explicarse, sin dudarlo, aclaró la vista y oponiéndose a rigidez de su cuerpo, se levantó a duras penas corriendo escaleras abajo, y huyendo a su apartamento.
Al día siguiente, Jairo descubrió en clase lo que significaba el famoso "Reencuentro Victoriano" : se trataba de un tipo de celebración que se hacía en la ciudad desde hace varios años atrás, previo a la celebración del día de la Juventud...
...para esta ciudad era algo muy importante y no podía pasar desapercibido; la ciudad de La Victoria era considerada la ciudad de La Juventud y los Libertadores... en especial por la cantidad de jóvenes que se unieron al General José Félix Ribas durante los años de la independencia Venezolana.
...Aquel evento tenía ese nombre, porque era exactamente eso... Un reencuentro, eran pocos los que no asistían a la celebración...había música en vivo, fuegos artificiales, un sinfín de puestos de comerciantes, bailes, bueno... hasta castillos inflables, Jairo jamás había esperado que se hiciese algo así en la ciudad de La Victoria, y tampoco tenía idea de ello con anterioridad.
Dayana (una niña de su clase) le había pedido el saca puntas a Jairo el tercer día de clase, y desde entonces lo seguía a todos lados aunque él tampoco hable mucho con ella. Jairo era una persona muy distinta en el colegio, prefería si quiera hablar... había saltado tanto de escuela en escuela, que no había hecho amigos en ninguna de las instituciones anteriores.
Al caer la tarde, casi hora y media después del almuerzo, Jairo se encontraba sentado en el sofá convertido en cama, con las piernas cruzadas y los ojos cerrados, pero su mente, su cuerpo astral, se encontraba en La canal... a solas, sin aumentar la "Luz" con sus amigos ayudándolo.
Llevaba un rato en ello, y finalmente llegó junto al cuartel Montilla, miraba la enorme pared, admirándola, algo le decía que estaba muy cerca de encontrar respuestas... pero, el eco de varias voces comenzaron a molestarlo, había un sonido seco, que se repetía, y entre el voceo, escuchó a Isaac llamándolo por su nombre muy claramente, entonces frunció sus ojos respirando hondo y volviendo a su forma física; a su cuerpo...
...abrió sus ojos encontrándose en la sala del apartamento, y descubriendo que tocaban a la puerta del lugar. Enseguida Jairo se puso de pie, corrió hasta la puerta para recibir a sus amigos.
-¡Hey Jairo!-saludó Eliel.
-¿Qué más?-saludó Jairo en respuesta.
-¿qué hacías?-inquirió Isaac con rigidez cortando el momento. Su amigo lo miró por unos segundos, sabía que se enojaría si le decía que exploraba solo, consideró mentirle pero ya empezaba a sentir a Isaac en su mente.
-¿qué sucede?-inquirió Jairo con firmeza para desviar la atención, y funcionó.
-¿Cómo que qué sucede?-replicó Isaac, pero Charles se abrió paso hacia el frente.-...es el clima, está próxima una lluvia con tormenta eléctrica, como la de la otra vez...-dijo Interrumpiéndolos y subiéndose los anteojos.-... sí mi plan no está mal, es la oportunidad perfecta para ir con estas personas... -completó y todos se miraron en silencio.
-¿cuál es el plan?-inquirió Jairo apoyándose del filo de la puerta de la entrada.
-debemos ir a Victoria Nueva... Isaac y yo entraremos... ustedes nos ayudarán en caso de no poder volver o si sienten que ...-explicaba Charles y después miraba a sus amigos tras él.
-...¿Qué cosa?-preguntó Luis algo inseguro.
-...sí sienten que El Diablo Rojo está por venir-completó su oración.
-¡No Lo Nombren!-regañó Isaac al momento y todos lo miraban tomándolo por exagerado.
-sigo sin entender ¿por qué no te gusta que lo nombren?-reprochó Luis a su espalda, Isaac volvió el rostro hacia él, y luego a los demás de la pandilla, que tenían la misma expresión expectante para su persona.
-es que... siento que Eso es atraído por los pensamientos... por el miedo, y sobre todo por el miedo hacia él mismo...-respondió Isaac quedándose mudo al final, y con la mente hundía en su más lúgubre temor.
Sus amigos lo consideraban mientras se miraban, como si esperaran que alguien dijese algo más.- es... es posible-comentó Jairo tartamudeando y colocando una mano sobre el hombro de su amigo. -...lo mejor será que vayamos...¿tú que dices, Charles?-
Su amigo de anteojos asintió e hizo un gesto con el bolso koala en su cintura, indicando que estaba listo para la expedición. Entonces unos minutos después, salieron del edificio persignándose, encomendados al ángel de la guarda antes de su tarea.
Jairo iba de último en la marcha mientras cruzaban la avenida, hacia la acera del frente, volvían a hacer la mirada a la canal, y luego al camino. Isaac le dio permiso a una señora que pasaba junto a ellos y se regresó junto a Jairo.
-¿estás bien?-le preguntó en voz baja a Jairo. -...te siento muy raro.
El niño de ojos grises alzó la vista al frente contemplando a la Pandilla, prácticamente estaban dispuestos a todo sin saber realmente lo que era aquel diablo, o quienes eran los "amigos" de Charles.
-sí, lo estoy, tranquilo-respondió al fin y solo hizo una pequeña sonrisa mirando a Isaac.
Cruzaron la entrada a la Residencia privada, y por aquella reja de alfajor cortada se colaron al terreno baldío. Jairo y sus amigos se abrían paso entre la hierba alta, sus amigas Francy y Judy comentaban sobre algunas amigas que bailarían en el reencuentro, mientras Luis refunfuñaba por que a él lo habían dejado para el próximo año.
Jairo se volvió al sentir que alguien dio algunos pasos detrás de él, pero no distinguía nada entre el monte verde y el seco aplastado, siquiera por el sendero por el que ellos venían recorriendo, y mucho menos podía ver alguna cosa entre la hierba que seguía en pie.
-¿está todo bien?-escuchó a Isaac a su espalda sorprendiéndolo.
-Eh... ¡Sí, sí!-respondió mirándolo y volviendo a echar un vistazo a su alrededor. Miró al suelo dando un paso, y le pareció distinguir que caminaba sobre una pila de cráneos polvorosos y manchados de sangre seca. Volvió a hacer la vista al suelo pero ahora estaba tan oscuro que no distinguía nada.
-será mejor que no te quedes atrás podría haber una serpiente o algo-volvió a escuchar a Isaac, y alzó la vista viéndolo marchar frente a él, Jairo dio algunos pasos confundido y abrumado por lo que vio. Siguió a sus amigos y volvía la mirada atrás esperando, como si supiese que volvería a ver aquella pila de cadáveres.
Finalmente alcanzó a la pandilla sobre aquel terreno elevado de tierra, al borde del decline hacia la canal, la noche apenas y comenzaba a caer, el cielo estaba nublado, y el viento parecía querer extender las nubes grises sobre toda la ciudad.
-¡un día podríamos venir a comer aquí!... Un día que no estemos cazando bichos-sugirió Francy a un lado.
-¿Tú dices?-le replicó Judy.
-sí, sé ve muy bueno para hacer un picnic... como en la televisión -respondió ella.
-será para que nos maten o nos secuestren-refunfuñó Luis frente a ellas con los brazos cruzados. Las dos niñas borraron sus sonrisas del rostro instantáneamente cambiándola por una expresión desalentadora.
Charles, hurgó el bolso en su cintura y sacó un pequeña brújula color plateado con detalles en verde y negro.
La ojeaba buscando la luz, y ajustando sus anteojos, pero efectivamente estaba funcionado a la perfección.
-¡Jum!-masculló Charles mirando al cielo y dando un par de pasos, mirando de nuevo hacia las nubes.
-¿Qué sucede?-preguntó Francy.
-Bueno, solo que aún no empieza la tormenta eléctrica supongo...esperemos ¿sí?-consultó Charles apretujando la brújula entre sus dedos.
-eh, claro... -musitó Eliel.
-¿para qué es?-cortó Jairo el silencio de pronto. -la brújula...¿para qué nos sirve hoy?-le preguntó a Charles.
-pruebo una teoría... si esas Anomalías son agujeros negros o algo por el estilo, deberían alterar la carga magnética y a su vez la aguja de esta brújula- respondió mirándolo.
-¿Cómo así? ¿De qué nos serviría eso?-cuestionó Luis a un lado y se acercó mirando el pequeño objeto en la mano de Charles.
-una anomalía así, alteraría notoriamente el magnetismo, haciendo que la aguja de la brújula deje de apuntar al magnetismo del polo norte de la tierra-explicó Charles esperando que le comprendan.
-¿así funcionan las brújulas?-cuestionó Eliel al fondo, y sus amigos solo miraba a Charles.
Se escuchó un estruendo entre las nubes y ya comenzaba a oler a "lluvia". -las brújulas apuntan al norte siguiendo el magnetismo en el polo superior de la tierra...pero si una fuerza mayor aparece más cerca podría...apuntar hacia ella-replanteó Charles y sus amigos solo seguían mirándolo en silencio. -...confirmaríamos si lo que tenemos acá es un portal ...además de que podríamos identificarlos sin "los ojos especiales de Jairo"...y creo que así podremos llegar con... las personas que les comenté- concluyó.
-es... brillante Charles...-musitó Isaac temeroso de que se pudiesen topar con algo todavía peor.
Sonó otro relámpago que hizo parpadear el cielo oscurecido. -¡lluvia!- dijo Isaac y pocos segundos después, comenzaron a caer pocas gotas de agua, que en un parpadeo se convirtió en un chaparrón, los niños subieron un poco más sobre aquel morro, donde los grandes árboles que rodeaban la canal servían apenas como abrigo bajo la lluvia ventilada. Las gotas caían uniformemente en diagonal, sin dejar espacio entre ellas, incluso parecían bailar en el aire cada que el viento soplaba.
-es lo que estabas esperando...¿cierto?-dijo Isaac de pronto rompiendo el silencio bajo los árboles.
-pues sí, suponía que tendría que llover...-confesó Charles esperando no se molestaran los presentes.
-entiendo -respondió Isaac con aquel presentimiento de que sabía lo que sucedería. Volvió la mirada a la canal en descenso.-¿quieres que vayamos andando de una vez?- preguntó después mirando a Charles.
-Pues, podría ser efectivo...-respondió Charles y poco tiempo después se escuchó un fuerte tronido, como si entre nubes chocarán los relámpagos y su resonar, retumbara entre las paredes de la canal.
-se aproxima el momento-dijo Isaac con un tono de voz muy seguro, a su vez dedicó una mirada de despedida hacia Jairo y continuó por el descenso a la canal, Charles también le dedicó una mirada a Jairo antes de seguir al otro niño dentro del calanche.
Jairo podría seguirlos en su forma astral, lo estaba considerando, la lluvia se colaba entre los árboles cuando se juntaron al borde para vislumbrar a sus amigos revisando el lugar, mientras que Charles hacia uso de su lámpara de llavero.
El agua corría levemente entre sus pies, y la lluvia les azotaba en el rostro bajo aquella luz azul que los bañaba.
Jairo tan solo vigilaba a Isaac y se preguntaba: (¿cómo?... después de tenerle tanto miedo al diablo rojo ¿Cómo era capaz de entrar como si nada?) Para Jairo no era difícil sentir las emociones de las personas, leerlas, era algo tan natural... sin embargo con Isaac y Francy era muy diferente, con ellos había un tipo de conexión especial.
Charles se acomodaba llevando la brújula, el mapa y la linterna en las manos, Isaac parecía sugerirle guardar el mapa cuando volvió a mirar hacia Jairo en la colina. No podía distinguir su rostro pero sentía su mirada puesta sobre él.
Jairo alzó la mano por un segundo como si saludara, Isaac respondió haciendo el mismo gesto y poco después se le vio suspirar, a los pocos segundos Charles e Isaac iniciaron marcha por la primera caida de agua canal abajo.
-¿crees que sea muy lejos?-escuchó a Eliel preguntar a su espalda.
-...la verdad, ni siquiera creo que existan esas personas de las que Charles habla-respondió Luis junto a Eliel.
-¡Luis!-regañó Judy cuando empezaron a discutir, Jairo perdió el interés y permaneció concentrado en sentir a Isaac...
...Su amigo parecía estar tranquilo aunque podía sentirlo preocupado o pensativo, la mente de Isaac siempre había sido ajetreada, cansadora, pero esta vez estaba más centrado aunque igual de hiperactiva...
...la lluvia estaba mucho más fuerte, los relámpagos se hicieron presentes y poco después aparecieron aquellos destellos sobre el agua, como un reflejo de luz chispeante. Jairo podía sentir que su piel se erizaba, y una sensación abrumadora se movía cerca de él como la marea de mar.
...Isaac ahora se sentía abruptamente nervioso, Jairo intentó entender mejor lo que su amigo sentía pero estaba muy lejos y parecía tomarle más dificultad de lo normal, intentó leer sus pensamientos... pero de pronto ya no podía sentir a su amigo...
-¿qué?-preguntó Jairo al aire, asustado, intentó concentrarse, ignorar el bullicio, la lluvia, y estar concentrado en encontrarlo de verdad, pero no podía. Pensó en Charles como opción alternativa, pues deberían estar juntos pero, tampoco podía sentir a Charles como ya lo esperaba...
-¡Cállense!-gritó casi aturdido en su desespero, sus amigos obedecieron e inmediatamente Jairo intentó una vez más. Pero no podía sentir nada. -...algo pasó...-masculló bajando por el morro hacia la canal.
-¡Jairo!-llamó Francy corriendo al borde y apoyándose de un árbol para no caerse.
-¿ahora que haces?-replicó Eliel uniéndose al resto de la pandilla en lo alto del banco de tierra.
-¡voy a buscarlos!-respondió saltando al medio de la canal donde el agua comenzaba a transitar con más fuerza y volumen.
-¿estás loco?-regañó Luis.-... además sabes que Charles quería ir solo con Isaac...-
-¡ustedes quédense!-pidió y luego tragó en seco mirando al frente la caída de agua que pasaba bajo una pasarela de concreto pequeña.
Inició marcha, y por un costado subió a la pasarela, de donde saltó al desnivel por donde continuaba la canal. El monte estaba mucho más alto que la última vez que estuvo por ahí, al menos físicamente. Los estruendos retumbaban a lo largo de la canal, detonando en sus oídos, tan fuertes que no podía evitar tirarse al piso pensando que el rayo lo partiría en dos.
Se levantó por segunda vez antes de bajar una caída libre de la canal, donde abajo esperaba un pozo circular...Jairo recordó brevemente a un indio intentando ahogarlo allí...
Más sin embargo, Isaac y Charles estaban perdidos y tenía que encontrarlos...Un relámpago iluminó todo el cielo y de pronto destelló en el rostro de Jairo dejándolo cegado, aturdido, y también sentía que vibraba en el aire...
...De la nada cayó sobre sus rodillas, y a su vez sobre algo duro y fibroso que se sentía como una puñalada en la rodilla izquierda, aquel alarido es repetido por su propio eco, mientras el niño se revolcaba sobre un charco llorando y gruñendo del dolor, pero no había distinguido nada más que un pequeño destello de luz de algún lado. Extendió su mano por el agua, mientras trataba de resistir aquel dolor, consiguiendo con sus manos el objeto, parecía una piedra o pedazo de concreto, alzándolo frente a él, se da cuenta de que no hay mucha luz donde se encontraba, luego miró a su espalda, de donde parecía que al fondo, se encontraba un farol de luz.
Escuchó el movimiento del agua como un eco que lo rodeaba en aquella oscuridad, seguido de algunos chillidos, y sonidos extraños entre las zonas más oscuras.
-¿Hola?-musitó Jairo soltando la piedra y poniéndose de pie, pero ahora sus ojos parecían adecuarse a la oscuridad.-¿Charles? ¿Isaac?-llamó tratando de conseguir alguna pared de donde apoyarse. Intentó sentir a sus amigos, pero seguía siendo imposible...así que miró a su alrededor una vez más sin poder identificar nada en aquella oscuridad, sintió que estaba perdido, pero pensó en pedirle ayuda a la señora Agatha...
...así que el niño caminaba repitiendo su nombre en murmullos, mientras buscaba alguna pared con sus manos extendidas por delante y con pasos lentos pero firmes...sin embargo, no lograba encontrarla, estaba allí cerca... escuchaba el eco de su voz femenina, pero no lograba visualizarla...
...se escuchó de pronto unos pasos sobre el agua, en la espalda de Jairo; él apenas pudo oírlo cuando se dio la vuelta, pero no podía ver mucho, solo un leve brillo de luz sobre el movimiento acuático en la oscuridad, dio dos pasos en reversa y así consiguió una pared, o eso parecía; una pared de bloques.
Jairo, estaba comenzando a asustarse, los sonidos del lugar eran tenues, todos: silbidos, chillidos, goteos, pero...todos ellos se escuchaban intensamente, y en ellos parecían ocultarse los murmullos de alguien, alguien escondido en la oscuridad, Jairo no podía evitar sentirse rodeado, aunque en definitiva no podía ver nada.
-hay...-tartamudeó temeroso, intentó calmarse y controlar su miedo. -¿hay alguien ahí?-preguntó finalmente dando algunos pasos hacia donde veía un destello de luz al final... parecía como si estuviese metido en un túnel.
Un fuerte sonido, como una respiración que se convirtió en un rugido, acompañó a una tenebrosa corriente de aire que sorprendió a Jairo por la espalda. El niño se dio vuelta y distinguió a la distancia unos pequeñitos ojos rojos, moviéndose sobre el agua.
-¿Qué es...?-musitó antes de recordar aquellos monstruos en el estacionamiento de la residencia. Seguido; percibió el ruido que hacen múltiples cosas cayendo al agua.
Jairo dio algunos pasos en retroceso, preparándose para correr...y un estruendo retumba dentro de aquel lugar y casi hizo sacudir todo, parecía un fuerte sismo que gruñía con furia. Jairo salió disparado al agua como si lo hubiesen empujado, al mismo tiempo en que la corriente de agua volvía a brillar y chisporrotear.
Sentado de nalgas sobre el agua sintió un montón de pellizcos en todo el cuerpo, sus ojos estaban encandilados y se revolcaba sobre el agua para sacudirse aquellos "Bichos" de encima, pero la corriente subía, los pinchazos cesaron, y Jairo chapaleteó un poco antes de sentir la tierra en el fondo...
...para su sorpresa aquel charco se había hecho más profundo que una piscina, así que conteniendo el aire, pataleó nadando hacia la superficie, y surgió tomando aire, y tras echar un vistazo fue cuando se dio cuenta de que esta en un gran estanque que rebosaba del agua que provenía de distintas canales conectadas a este.
Abrumado por tanta agua, basura y oscuridad, nadó a la primera orilla que encontró de bloques de piedra rústica. Tan pronto como llegó al borde y se subió a la estrecha acera echó un vistazo al lugar cóncavo en donde se encontraba. Sobre su cabeza, había un especie de rendija gruesa por donde se colaba la luz, una tenue luz blanca, Jairo jamás llegaría hasta allí, pero sería una buena manera de salir. Miró a ambos lados buscando alguna salida, pero solo veía una canal por cada una de las cuatro paredes del estanque.
Jairo miró por encima del hombro izquierdo la canal más cercana, apenas y estaba un poco más alta de lo que él estimaba que podría saltar.
Volvió a mirar al supuesto respiradero en lo más alto del lugar, siquiera parecía entrar sonido por allí. -¡hola!-dijo apenas en voz alta, lo repitió una vez más, comenzando darse por perdido.-¡HOLAA!... ¿Alguien me escucha?-gritó comenzando a acelerarse, y sintiendo miedo.
-¡Holaa! ¡aquí, en el respiradero! ¿Alguien me escucha?-volvió a decir comenzando a sentir que temblaba un poco, trató de calmarse dando algunos pasos y respiró hondo mirando a ambos lados de la acera por segunda vez.
-{okey, tranquilo...¡relájate!}-pensó para sí mismo. Comenzó a recorrer el estrecho camino de roca rústica, rodeando el estanque que parecía llenarse constantemente por aquellas cuatro bocas de canales de agua. Jairo, se asomó intentando distinguir si el agua era drenada, o si a caso era que aquel estanque no tenía fondo.
Al posar sus ojos grises al fondo del agua, con la poca luz; lucía como agua verdosa, con espumas rodeadas de un color grisáceo o tierra... más allá era como si la luz no pudiese tocar el agua, y habían unas chispas destellantes sobre ella moviéndose, por encima de aquel gran cuerpo de agua negra... juraría que podía verla moverse, pero no estaba seguro si se traba de aquel destello que lo engañaba.
Le pareció escuchar el eco de algo, como unos pasos sobre la tierra quizás, pero... no distinguió nada al momento, miró al suelo visualizando si había tierra o polvo sobre el suelo... efectivamente apenas podía distinguir poca cosa de la basura que había, escuchó un extraño chirrido a la distancia, que rebotaba casi inaudible; era difícil escuchar claramente con el ruido de las canales desbocando con fuerza al estanque "sin fondo."
Esta vez se oyó claramente como que algo ha caído cerca en el agua, Jairo sintió que ha caído en una trampa, evitó pensar en su enemigo de ojos amarillos y por un breve instante le pareció escuchar la voz de la señora Agatha llamándolo por su nombre.
-{¿Agatha?}-pensó fuerte para que lo escuchara. Pero rápidamente se escucharon unos extraños rasguños aproximándose.
Jairo corrió con la espalda pegada a la pared alejándose de donde creía que se aproximaban las criaturas, el sonido del agua se hizo más pesado, como si las bocas de las canales estuviesen escupiendo mucha más agua, casi ensordeciendo los alarmantes ruiditos aproximándose. Jairo sin embargo, contempla el agua considerando zambullirse al estanque mientras seguía recorriendo aquel estrecho pasillo; que era un sendero en círculos, en algún punto lo iban a atrapar.
Escuchó como si un pajarito cantara, mientras le pareció ver que algo corrió entre la luz en la esquina lejana, alzó la vista al respiradero en el techo preguntándose si estará amaneciendo, y escuchó nuevamente aquel canto, y buscó con la mirada hasta distinguir a alguien, en la boca de la caída de agua, a algunos metros frente a él: era un niño, y no cualquier niño, era el indiecito, podía verlo encorvado al borde de la caída de agua.
Jairo se acercaba a pasos lentos, cuestionándose si sería seguro confiar en lo que veía. pero tras él, se veían siluetas aproximándose, y distinguió en ellas unos pequeños ojos rojos destellando.
Cuando notó que una manada de aquellas cosas arrugadas se aproximaban a él, volvió a mirar hacia aquel indio que se inclinaba al borde de la caída de agua extendiendo la mano para ayudarlo a subirse. Sin dudar, el niño de ojos grises sujetó la mano helada que lo alzó con fuerza sobre aquel desembocadero, Se sujetó tan fuerte como pudo del primer borde que sintió con sus dedos, el agua salpicada sobre su rostro pero eso no le impidió subirse, y acomodarse sobre la plataforma sin ser arrastrado por la fuerte corriente...
...apenas se puso de pie lanzó la vista abajo, donde las criaturas se amontonaban chillando enojadas...
-Gracias...-respondió Jairo volviendo el rostro a un lado, se giró, buscando a su salvador: El Indiecito. Pero este ya no estaba allí, miró dentro del túnel por donde provenía el agua, y distinguía un poco de luz azul al final del mismo.
Entonces se adentró, sujetándose de las paredes mohosas para no caerse empujado por la fuerza del agua, arrastrando los pies llegó a una encrucijada de dos caminos, esta vez al fondo de ambos pudo distinguir rastros de aquella luz. Miró a ambos lados cuestionándose por cuál sendero continuar, pero pronto vio pasar al indio por el camino de la izquierda...
...Lo siguió, parecía que el indiecito quería ayudarlo...lo siguió en la esquina siguiente adentrándose por un túnel por donde el agua llegaba por las rodillas y las paredes eran tan estrechas que apenas podría ser recorrido por una persona a la vez. La luz azul parecía aproximarse cada vez más mientras Jairo caminaba apoyándose de las paredes todavía.
Finalmente llegó a un espacio amplio donde sobre su cabeza descubrió una especie de plataforma con transformadores, y más arriba, lo que reconoció como las rejas de una alcantarilla; por allí era por donde se colaba la luz de la luna, Jairo dio algunos pasos saliendo por completo del pequeño túnel. El agua volvió a destellar tenuemente, y Jairo se detuvo bajo aquella plataforma sobre su cabeza mirando las rejas...
...Escuchó un chirrido, y buscó el sonido a la poca luz, encontrando unas enormes ratas que recorrían las paredes usando varios tubos metálicos delgados llenos de cables.
-¿qué hacéis aquí?-escuchó una voz ronca al fondo izquierdo, del otro lado del lugar, muy cerca de lo que semejaba a otra entrada de túneles.
Jairo miró hacia el lugar de ipso facto. Sus pupilas temblaban buscando en el rincón oscuro, de donde se escuchaba un goteo. -¿Quién está ahí?-preguntó mientras se escalofriaba.
Miró los cables que colgaban tendidos por encima de él, y descubrió que tres ratas se la jugaban para pasar juntas por los cables... Jairo se apartó, y rodeaba el lugar mirando a aquel fondo oscuro de donde escuchó provenir la voz.
-¿señor?-preguntó de nuevo al escuchar un quejido de voz masculina.
Se escuchaban unos chispazos, y el agua se meneaba como si tuviese marea. A su vez, empezó a distinguirse los sonidos de lo que parecían cascos de caballos, muchas voces gritando con furia, y algunas voces femeninas lamentándose, parecían venir de todas partes.
Jairo miraba a todos lados confundido y asustado, estaba buscando de donde provenía aquellos rechinidos de caballos... cuando se escuchó un disparo y Jairo retrocedió exasperado; detonó aquel bullicio que parecía provenir de todas partes.
-¡que Dios nos ampare!-escuchó la voz de una mujer a su espalda, al darse la vuelta... Jairo pudo ver surgir de una pequeña recamara el rostro de una mujer pálida de párpados hundidos, y un hábito de monja corroído, hasta sobre su cabeza. -¡que la santísima María nos proteja!-gimoteó sujetándolo por los hombros con aquellas manos huesudas al tiempo en que de fondo se escuchaban unas campanas de iglesia.
Jairo retrocedió liberándose y soltando un grito. Sintió que el agua se movió detrás de él, y se dio vuelta sin pensarlo.
-¿Mi general?- se escuchó otra voz masculina y de la sombra frente al niño, surgió un hombre de piel morena, que parecía bastante golpeado... - No siento nada- dijo cuando se dejó ver a poca luz, donde Jairo puedo contemplar en su abdomen desnudo: múltiples orificios sangrantes.
...Jairo no pudo evitar tragarse la bocanada de aire con la que intentó gritar, el ruido a su alrededor era muy confuso, para rematar sonó otro cañonazo, cuando de la nada algo salió volando contra aquel sujeto de pantaloncillos percudidos de color café, reventándolo en pedazos y llevándose parte del él.
Jairo gimoteó sin llorar, cuando toda el agua en el lugar chisporroteó de nuevo. Iluminándolo a su vez por aquel extraño resplandor... se escuchó un fuerte crujido que ensordeció todo aquello que se escuchaba anteriormente, con tanta impresión, que Jairo tembló como gelatina tapándose los oídos, alzó la vista a su alrededor, Iluminado por aquel efecto sobre el agua, distinguiendo parte de su entorno; habían columnas redondas hechas de bloques de piedras, y algunas paredes rocosas con pequeñas cámaras con basura, excremento y otras cosas apenas visibles ante los pálpitos de su corazón.
Jairo, se sintió enfurecido, aquello era frustrante, sentirse de nuevo como aquella noche en la que asesinaron a sus padres: (atemorizado, petrificado del terror)... entonces, volvió el rostro con la vista hacía la esquina en la que hace un instante escuchó la primera voz... aquel estruendo, Se repitió al tiempo en que parecía que temblaba o el agua allí tenía una fuerte sacudida... Jairo pudo ver aquella entrada, en donde distinguió apenas, la silueta de un rostro, asomado al borde del muro dentro del túnel... ...Como si estuviera espiándolo, y Jairo se preguntaba ¿cuanto llevaba ahí?...
Escuchó entonces un silbido similar al canto de un pájaro, fue ahí cuando Jairo se tranquilizó, la persona se metió dentro que aquel túnel y enseguida Jairo corrió en su búsqueda, adentrándose por un pozo que le llegaba hasta las rodillas, y el techo lo tenía a menos de medio metro de su cabeza... ...mientras más lo recorría más pesado se hacía caminar por el agua; gracias a aquel misterioso destello sobre la corriente Jairo pudo notar, que parecía subir unos escalones a otro corredor, igual de pequeño e inundado, pero con otras pequeñas cámaras abiertas, de donde parecían caer harapos y ramas viejas hasta el agua.
Cuando Jairo pasó junto a las primeras dos, no quiso mirar dentro, tenía miedo de lo que pudiese encontrar en alguna, pasó la siguiente pareja y no pudo evitar pensar, que por un momento: "Las sintió llenas de algo". . .
...pero alzó la vista, y pudo distinguir la silueta de otro niño, muy lejos en el túnel, era delgaducho y sin duda parecía no llevar ropa, identificaría esa silueta en cualquier lugar; era el Indiecito...
...siguió caminando pero a pasos tan rápidos como el agua le permitió, de pronto, al pasar junto a un muro rasgado, el brillo en el agua desapareció volviendo a quedar aquellos sonidos goteantes en ecos tenebrosos que no podían identificarse, sumergido en una oscuridad, casi total...
...Un zumbido tenue, que perturbaba en el oído del niño, lo hizo sentir aturdido, algo acelerado, pero muy rápido fue creciendo hasta que, solo pudo oír un molesto pitido en sus oídos, tan fuerte que dolían, y como si fuese poco, sintió un fuerte calambrazo por todo su cuerpo...
...Vio, que de la nada, apareció aquel aterrador Indiecito, corriendo directo hacia él respirando como un gorila molesto, Jairo no podía moverse, por el contrario estaba por dejarse hundir en la canal. Aquel Indio lo agarró por el pecho de la camiseta, halándolo por el agua. Jairo apenas sintió que el entumecimiento se convirtió en un hormigueo: hizo la vista a un lado dándose cuenta que habían tres cadáveres en huesos, apilados uno sobre otro, en el interior de una de las cámaras laterales.
Miró al indio todavía arrastrándolo y Jairo aceleró el paso por sí mismo, cuando vio que otras cámaras estaban por venir. Cuando echó la vista al interior de ellas, habían tantos huesos apilados que no pudo distinguir un cuerpo en sí... el reflejo sobre el agua chisporroteaba, resplandecía y parecía estallar, Jairo podría jurar que los destellos misteriosos se sincronizaban con los extraños estruendos.
Y Entonces, Jairo y el indio se detuvieron repentinamente frente a una enorme y extraña oscuridad. Estaban a dos metros de ella, pero parecía que la escuchaban vibrar...
-¿Qué hay más allá? No veo por dónde andar- dijo Jairo apretando los ojos tratando de distinguir algo, educando la vista para poder ver el camino; pero era muy extraño, aunque aquel destello se desplazaba sobre toda el agua de la canal, llegaba hasta ellos dos, justo frente aquella enorme oscuridad en medio del pequeño túnel.
El niño aborigen se volteó levemente y gimoteó en una lengua indígena, Jairo no entendía una sola palabra pero rápidamente comprendió que le quiso decir "cueva"...
...al leer la mente del Indiecito, vio pasar frente a sus ojos, como si fuera una película: a unos indígenas tocando un tambor y danzando, alrededor de un gran agujero en la tierra, muchas palabras extrañas eran cantadas cuando vio como cercenaban la cabeza de un pequeño chivo negro sobre lo que identificó como un cuerpo, o lo que detalló: el tórax de dos hombres unidos por varias costuras primitivas. ...Luego sintió que se le aparecieron aquellos ojos amarillos frente a él...y fue cuando Jairo; Volvió en sí, con los ojos clavados en los del Indiecito...
...antes de que pudiera preguntar nada, el niño de piel oscura lo haló del brazo arrastrándolo hacia la oscuridad; Jairo no lo esperaba, entrando a la total oscuridad comenzó a sentir que le ardía toda la piel, en sí como si le quemaran, gritaba adolorido sintiendo que no había suelo, ni gravedad, solo dolor, como millones de clavos pequeños e hirvientes, clavándose todos a la vez por todo su cuerpo, y casi a su vez, sentía que era un frío sobre toda su piel, a tal grado que lo quemaba, cuando de la nada sintió que alguien lo empujó de costado, y con un fuerte calambrazo... es cegado por un destello de luz blanca y cayó de cara sobre tierra húmeda y fría, y con el agua hasta la cintura tendido en la orilla de un río.
Escuchó grillos, escuchó el ruido fluvial de un río...cuando a su vez escuchó unos pequeños estallidos y lo alcanzó el olor a quemado, (como madera y cerdo). Casi agotado y sintiendo el abdomen prensado, Jairo se apoyó con las manos, afincando las rodillas y alzando la vista...
Habían unos arbustos y muchos, muchos árboles alrededor; parecía un bosque. Rápidamente pudo distinguir que había un rastro evidente de que había fuego por ahí, con el humo volatizándose entre los árboles.
Con algo de esfuerzo se puso de pie y pudo visualizar que más adelante se apreciaba el resplandor de una fuente de luz prometedora.
Así que comenzó a acercarse, sintiendo que aumentaba aquel otro olor como a carne asada, aunque, en el aire, cuando soplaba el viento; se mezclaban otros peculiares olores: como quemado, o podrido.
Entre las ramas, Jairo pasó entre otro juego de árboles, adentrándose en aquel lugar tan frío y oscuro... pudo darse cuenta de que era fuego lo que iluminaba el lugar, pues habían unas estacas de madera de gran tamaño, que todavía tenían el fuego ardiendo en altas llamaradas, pero tenían algo muy extraño pegado a la madera, Jairo intentó acercarse, con mucho cuidado de no hacer ruido. Cuando al girar junto a un árbol, se percató de que aquellas estacas... (incluso aquellas que ya estaban apagadas y humeantes) ... parecían estar rodeando un enorme sumidero en la tierra. Era como un enorme agujero, con un poco de tierra, apenas amontonada desde el interior para poder salir del agujero a través de ella.
Sin embargo, Jairo no podía distinguir desde donde estaba lo que había en su interior. El Indiecito lo sujetó tapándole la boca también con su otra mano, y con mucha fuerza, lo hizo agacharse agarrando a Jairo por el cuello, y así lo hizo correr por aquel montarral encorvado...regresándose al río.
-¿QUÉ HACES?- gruñó Jairo por la fuerza con la que el indio lo agarraba, pero este respondió dándole un manotazo en la cabeza. Y siguió llevándolo así hasta un árbol bastante oscurecido por el manto de la noche, Jairo se frotó el cuello cuando lo soltó, mirando enojado al indiecito... ...quien miraba al "cráter" en medio del bosque... Jairo se vio a traído por la curiosidad, pero aún estaba demasiado lejos para ver hacia el interior... volvió la vista a una de las estacas más cercana, contemplando aquella rara forma que parecía estar pegada a la madera pero de pronto, dejó de lucir curiosa y un escalofrío le hizo compararlo con una tétrica figura, intentó verlo de otra forma pero conforme más intentaba, más le parecía que se trataban de cuerpos humanos; pues lo era, efectivamente lo eran, eran personas clavadas a las estacas y quemadas en ellas.
Miró al indiecito y le preguntó :-¿Quiénes son? ¿En dónde estamos?-Pero antes de recibir la respuesta, se escuchó un tétrico grito aterrador y desentonado...
...(Jairo y el niño aborigen volvieron la mirada al otro lado del Río, donde el bosque se hacía espeso)...
Se escuchó un silbido de dos tonos largos retumbando entre los árboles...
...Jairo lo reconoció, unos segundos después, sonó un único disparo, muy parecido a un cohete, y seguido se empezó a escuchar un coro de gritos escalofriantes. Jairo buscaba con la vista en la oscuridad, y aunque parecía ser muy cerca, no veía nada a su alrededor, nadie corría hacia ellos, aquello sonaba como si ocurriera una masacre al otro lado del bosque... se escuchó un fuerte gruñido entre el viento y aquellos gritos.
Jairo tragó en secó y volvió la mirada a su acompañante, que lucía un tanto intimidado
-esta... esta es la guarida del Diablo Rojo-tartamudeo Jairo casi susurrando.
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