En Las Lineas de Agatha

Quizás si aquellos niños hubiesen podido comprender en lo que se involucraban, quizás…se hubiesen detenido… pero aquel último domingo de Enero del año 2006, todos ellos estaban decididos a llevar acabo aquel plan para encontrar la guarida del Diablo Rojo.
Charles se les había incorporado en el apartamento de los policías, pues estaba la pandilla reunida sin supervisión de los adultos.
Luis y Eliel ayudaban a recoger los trastes sucios, Francy y Judy guardaban los vasos que llevarían en unas bolsas plásticas, cuando Jairo surgió de la habitación con un bolso atlético en manos, y acompañado por Isaac.
Jairo le entregó el bolso a su amigo Luis quien se le quedó mirando sin comprender que hacer con eso. —es para la taza con los Sándwiches—explicó Jairo. Volvió el rostro buscando a Isaac pero lo encontró junto a la ventana hablando con Charles, intrigado se acercó a ellos.
—¿estamos listos?—dijo Jairo haciendo sentir su llegada.
—¡hola!—respondió Isaac algo sorprendido.—… bueno no lo sé…Charles me explica un poco sobre como funciona…—respondió.
Jairo le dedicó una mirada al niño de anteojos que, con cara inexpresiva también lo miraba a él.
—¿enserio? ¿Y…? ¿Cómo es que él sabe eso?—inquirió Jairo.
Isaac miró a Jairo con claras intenciones de regañarlo.
—Lo que sucede, es que, no estoy explicando como hacerlo… solo le doy ejemplos… pero… si quieres nos acompañas… y lo orientas tú también—respondió Charles.
Jairo estaba enojado, algo en Charles le preocupaba, y temía que quisiera poner a Isaac de su lado. Entonces miró a éste último, y aún lo miraba con aquel rostro amenazante. —creo que Isaac no quiere—respondió.
—¡Claro que quiero Jairo!—respondió enseguida Isaac calmándolo.
—¿quieres un consejo de mi parte?—inquirió acercándose.
—claro que sí, tú sabes hacer cosas geniales Jairo—respondió Isaac. Jairo le sonrió y se incorporó a la ventana panorámica entre Charles e Isaac.
—je je je… bueno realmente, La señora Agatha es mejor—respondió Jairo y de pronto, se vieron algunos destellos entre las nubes.
Los tres niños en la ventana volvieron la mirada hacia aquel cielo que aún empezaba a crepuscular, y a llenarse también de nubes grises.
…Se escuchó de pronto el estruendo revelando que lo que habían visto era un relámpago.
—esto puede ser algo malo o bueno— comentó Charles.
—solo es lluvia—respondió Jairo.
—…sí pero también podría afectar en las “Líneas de Agatha”—respondió Charles.
—¿en que sentido?—preguntó Jairo.
—Solo es una suposición, pero las veces anteriores en que ha relampagueado así, de repente… han aparecido los agujeros negro—explicó Charles.
—¿crees que tenga que ver con la tormenta?—preguntó Jairo dudando un poco.
—No… solo digo que puede estar relacionado en alguna forma… estaré atento para ver si es cierta mi teoría—Volvió a responder Charles y luego dedicó una mirada hacia su amigo Isaac. —creo que te tocará un… interesante primer día practicando—comentó Charles con cierto sarcasmo.
—¡No te preocupes!—soltó Jairo de pronto.—Isaac nació para esto…¿No es así?—agregó rodeando a Isaac con su brazo por los hombros. Isaac sonrió considerando si aquella… realmente sería su razón para existir y luego le dedicó una mirada al niño de ojos grises.
Charles sonrió, y anunció que era el momento de partir, guardado todo en los bolsos, salieron de aquel apartamento, y bajaron del edificio mientras Francy hacía una oración a los ángeles para que los acompañaran.
Aquellos niños solo saldrían de la residencia,  cruzarían la calle de la avenida, caminarán la acera un par de metros, y luego; entrarían a la residencia que estaba allí, pero… Aún así, pedían por su protección.
Mientras salían del portal, Jairo, Isaac y Charles iban por delante conversando, cruzaron el estacionamiento mientras Charles vigilaba las nubes, y sus amigos lanzaban una mirada a los trabajadores que terminaban de recoger sus herramientas, mientras las guardaban en la parte de atrás de una camioneta como la del Señor Roberto pero en color rojo.
Al llegar a la esquina, en la entrada de la residencia, se detuvieron mirando a ambos lados de la calle, La gente pasaba entre ellos aquella tarde, y poco ponían atención a estos siete pequeños que querían salvar a la ciudad.

En lo que hubo oportunidad de cruzar la calle, Charles guió a sus amigos hasta el otro lado de la avenida, deteniéndose en la acera del puente sobre la canal. Jairo se apoyó de la baranda de seguridad, mirando dentro del Calanche y un crujido estruendoso resonó en aquel momento.
Los otros ciudadanos que pasaban por la calle miraban al cielo buscando al relámpago, mientras que estos siete niños miraban dentro del paso del Rio Calanche.
—Anomalía—comentó  Charles mirando al grupo y continuando el camino hacia la residencia.
—¿Anomalía?—preguntó Eliel alcanzándolo.
—es lo que creo—respondió Charles, pero su amigo no tuvo pinta de haber entendido. —creo que las Líneas de Agatha sufren algún tipo de efecto anómalo… como una, una tormenta anormal…y por eso aparecen los agujeros negros…—volvió a explicar Charles subiéndose los anteojos mientras llegaban a la mitad del trayecto.
—¿puedo preguntar algo?—dijo Francy desde atrás,  y los que estaban delante se volvieron a mirarla sin detener el paso.
—¿qué es un agujero negro?—preguntó la niña algo apenada.
—es… es difícil de explicártelo… es un punto de energía y materia de la que nada puede escapar…Emm… creo que te explico de la manera incorrecta…—respondió pensativo mientras terminaban de llegar a la esquina donde cruzaban a la entrada de la residencia Victoria Nueva. —… la cosa es qué me parece: que estas…Anomalías en la Líneas, podrían estar alterando de alguna forma en el espacio y tiempo—respondió reformulando lo que quería explicarle a los niños, pero sus amigos seguían mirándolo sin comprender.
Jairo dedicó una mirada al niño de anteojos y gorra, al tiempo en que cruzaban y recorrían la entrada a la Residencia vecina.
—¿en que parte nos vamos a hacer?—inquirió Jairo sin poder comprender una sola palabra de lo que Charles había intentado explicar.
—oh, ya les digo… pensé en el lugar perfecto—respondió el niño de anteojos acelerando el paso pasando hacia el portal de color amarillo tráfico.

Una vez entraron a la residencia y llegaron a la primera calle del lugar, Jairo echó la mirada al enorme estacionamiento y sus áreas verdes. Charles, se hizo a un lado frente a la reja de alambres que rodeaba el terreno baldío entre la avenida y la residencia, levantando una parte de la reja que estaba abierta.
—¿qué?—replicó Jairo.
—mientras más cerca estemos de la canal… más seguro será para Isaac proyectarse…—respondió Charles.
—pero ¿a caso es tan peligroso?—preguntó Isaac mirando a Jairo.
—pues… la vez que por accidente me tragó un agujero de esos… estuve perdido totalmente, no podía sentir a ninguno, y al volver sentí que por poco caigo de largo al suelo…pero…pero…—respondió Jairo preocupado de que Isaac volviese a molestarse con él.
—¡es solo una teoría!—concluyó Charles apoyando a Jairo en cierto modo y haciéndole señas a sus amigos para que pasen por la abertura en la reja de malla.

Jairo recibió una mirada analítica de Isaac, quién luego se inclinó y pasó de primero al otro lado de la reja. Una vez todos cruzaron se fueron abriendo paso por el monte alto, que llegaba más arriba de sus cabezas, Jairo, Charles e Isaac iban decididos en la delantera. Mientras el resto de la pandilla iba mirando a todas partes esperando no saliera una serpiente, bicho, o demonio por ahí.
Finalmente, Charles abrió el último matorral mostrando un pequeño morro de tierra, y varios árboles cercanos a la canal.
—este lugar se me hace familiar—comentó Isaac mirando alrededor sintiendo que ya había estado parado allí antes, pero era la primera vez que entraba al terreno, volvió la mirada al centro del lugar de donde resaltaba una enorme estructura metálica; este era un brazo de construcción abandonado.

Jairo pasó junto a él husmeando en sus pensamientos, e Isaac de verdad quería recordarlo, pero en lo que Jairo concierne, parece que Jamás había estado allí. Se detuvo junto Charles y lanzó la vista al otro lado del morro desde la cima del mismo, y descubrió la canal; el camino daba después de cruzar al puente.

Él y Charles guardaron algunos segundos de silencio contemplando el lugar mientras Isaac los alcanzaba sobre el montículo de tierra.
Isaac guardó silencio junto a ellos, mientras los otros cuatro los alcanzaban en el lugar e imitaban el gesto.

—solo puedo pensar en esa noche—musitó Jairo estático con los ojos grises perdidos en el interior de la canal, al tiempo en la brisa azotó y un pequeño estruendo se oyó a la lejanía.
—yo igual…todavía no comprendo si realmente…—intervino Charles obteniendo la atención de Jairo.
—¿qué cosa?—le preguntó Eliel para fortuna de Jairo ya que estaba intrigado.
— …aún… no logro comprender si…esa noche… las raíces realmente me estaban amarrando o si es que… todo fue una ilusión del…—respondió Charles y luego miró a Isaac recordando que fue él quien lo ayudó a zafarse.—¡ese día… pensé que me abandonarías ahí!—confesó Charles.
Isaac lo miró con los sentimientos revueltos con los nervios. —…yo también lo creí—confesó con un poco de pena en su voz.
Jairo desvió la mirada pensando aquello que hacían, y dejó caer el bolso deportivo sobre la tierra haciéndolo sonar, todos volvieron la mirada hacia él.—bueno, vayan preparando las cosas para comer, si quieren empiezan—dijo de pronto aplaudiendo y frotándose las manos. Francy bajó la bolsa que cargaba con dos sábanas al suelo.
—Yo voy a ir preparando el lugar para proyectarnos…y le enseñaré a Isaac como lo hacemos —anunció Jairo después acercándose a Isaac y Charles.
—¿trajiste las rocas?—le preguntó a Charles tendiendo una mano hacia él.
Charles tragó en seco tratando de olvidar aquel recuerdo, y se giró el bolso de un solo aza, para abrirlo y sacar de su interior una funda de almohada con un peso considerable en rocas.
Jairo lo recibió y enseguida lo abrió contemplando en su interior. —¿sí funcionan?—le preguntó Isaac a su lado. Jairo volvió la mirada hacia Francy quien enseguida se acercó a recibir la funda con rocas. —¡claro que funcionan!—respondió ella queriendo hacerle saber a Jairo que lo apoya, y luego le sonrió mirándolo. —¿Dónde quieres que ponga el círculo Jairo?—preguntó ella, mientras su hermano la miraba entendiendo Que para ella: Jairo era muy interesante.
—justo eso iba a decirte—respondió Jairo volviéndose y haciéndole señas para que lo acompañen sobre el montículo de tierra. Francy, Charles, e Isaac lo siguieron hasta una superficie un tanto llana, a pocos metros del grupo. —¡Aquí me parece bien! ¿Tú que dices?—le preguntó al niño de anteojos, éste volvió la mirada a la canal, y estaba tan solo a unos pocos metros de distancia montículo abajo.—me parece que es perfecto aquí… también parece que es suficiente espacio para que los siete nos sentemos—respondió y se subió los anteojos.
—ven, dame eso y vayan a preparar todo para que comamos—le dijo Jairo a Francy, quitándole el saco nuevamente. Ambos se sonrieron, y luego Francy y Charles se devolvieron al matorral junto a los demás.
—verás Isaac…—dijo el niño de ojos grises metiendo la mano en el interior de la funda y sacando tres piedras blancas en la palma de su mano, y no parecían piedras fuera de lo común. —…Agatha me explicó que todo, absolutamente todos, estamos hecho de la misma energía… y en cierta forma, fuimos separados y diferentes formas de la misma energía por lo que, por ello, a veces estás energías pueden interactuar si se estabilizan apropiadamente… —comenzó Jairo aquella primera práctica, Isaac lo admiraba escuchándolo atentamente. —…nosotros, como muchos otros seres en el cosmos somos capaces de interactuar y re transformar las energías y darles formas, como proyectarnos, o mover algo con “La onda mental”—dijo Jairo pero Isaac escupió soltando una carcajada. —¿Qué? Ja ja ja… ¿Onda mental? ¿Tú lo inventaste cierto?—levantó la mirada apoyándose en el hombro de Jairo y mirando su rostro templado.
—No—musitó con aquella mirada y tratando de no mostrarse avergonzado.
—¡Oh!¡claro que sí!—vaciló Isaac de nuevo leyéndole los pensamientos. Jairo podía sentirlo paseándose en su cabeza.
—¡bueno!¿te sigo explicando o no?—lo interrumpió Jairo rápidamente, e incluso así Isaac dejó de husmear en la mente de él, apretó los labios e hizo como si los cerrará con candado, y arrojara la llave atrás.
—…bueno…—musitó Jairo y aclaró la garganta antes de continuar.—…¿Dónde íbamos?.... ¡he!.... bueno la cosa, la cosa es qué… ¡ya lo olvidé!... bueno, proyectarse; eso será como cuando vas a la Dimensión de humo… así que te será fácil desdoblarse … sin embargo Francy nos lanzará a este plano … tienes que ver, sentir y aceptar la energía de Francy para poder usarla así que mantén eso siempre en tu cabeza…—dijo Jairo pero Isaac le hizo un gesto que reconoció como si dudara. —¿qué fue lo que no entendiste?—le preguntó Jairo.
—pero ¿Cómo hago eso?¿como siento la energía o la recibo?— le preguntó Isaac.
—eh… así como a mi—respondió Jairo mirándolo.
—¿a ti?—musitó dando un paso atrás.
—Sí hoy cuando hablamos y estábamos lejos—respondió Jairo. —estabas pensando en mi y así hiciste más fácil que yo conectara contigo y pudiésemos hablar… ¿recuerdas?—explicó Jairo. —sí claro—sonrió Isaac pero Jairo pudo leer que no estaba seguro de ello. —¡lo harás bien!—le aseguró para calmarlo.—agarra unas cuantas —le dijo acercando la funda, e Isaac tomó un puñado con ambas manos juntas.
—las rocas todas comparten una energía, y algunas son mejores que otras para ciertas cosas, en este momento no recuerdo los nombres… pero no importa… la cuestión es que con éstas podemos pedir una protección a nuestras formas energéticas…y si  ponemos varias de ellas juntas en un circulo por ejemplo podemos construir una barrera…— explicó Jairo y empezó a mostrarle cómo las colocaría en el suelo, Isaac solo lo miraba con el puñado de piedritas blancas en sus manos. —tienes que ponerte en una energía positiva, tienes que pensar en las cosas que más te den paz, y tranquilidad, como tu casa, tu familia, o algo así... —Isaac volvió a mirarlo mientras lo escuchaba—…y usarás eso para pedir a los seres más altos… que carguen de energía estas piedras y nos protejan. Podemos hacer unas oraciones para maximizarlo… aunque no lo creas, funciona… ¡yo puedo verlo con mi Visión!—contó Jairo.
—es increíble —le reconoció Isaac. Jairo sonrió alegre… Isaac acercó el puñado de rocas a su rostro frente a su boca, y empezó a susurrarle. Jairo lo observaba pero no podía oírlo, trataba de agudizar el oído para entender, e Isaac sonrió detrás de aquellas piedras blancas y, susurrándole a las rocas se dio vuelta. Las dejó en el suelo y Jairo dio par de pasos aún mirándolo tratando de oírlo, o leer sus pensamientos pero sentía una pared impidiéndoselo, de pronto se acercó Eliel con una vara de madera en la mano, trotando hacia ellos.
—¡Muchachos! ¡vamos a comer!— Anunció Eliel, los dos niños se unieron a él de regreso por el montarral, mientras Eliel abría paso en la maleza cortándola con la vara como si fuese un machete.
Estaban colocadas las mantas sobre el monte caído, y mientras comían en el caer de la tarde y la llegada de la noche conversaban entre ellos.
—bueno, llegó el momento—dijo Jairo cuando pasaron 15 minutos después de comer. Los niños se miraron las caras y en silencio se incorporaron, dejaron todo tal y como estaba, regresando a aquel morro para terminar el círculo de rocas blancas; dónde después se sentaron en su interior.
En el centro del círculo Isaac se hacía sentado sobre la tierra y el monte seco. Mientras Jairo estaba a su lado de pie.
—recuerden, deben tratar de mantener la mente alejada de cosas negativas… en especial obviar los pensamientos sobre Ya Saben Quién.— les recordó Jairo, luego se sentó frente a Isaac quien lo miraba notoriamente nervioso.
—tú tranquilo…—le susurró Jairo acomodándose en el suelo con las piernas cruzadas.
Los demás niños a su alrededor se tomaron de las manos, seguido cerraron los ojos y mantuvieron una expresión seria y concentrada. Isaac solo los miraba mientras sentía un abrumadora sensación creciendo entre ellos.
Lo sorprende las manos Jairo tomando las suyas.—¡Tranquilo!... no dejaré que te pierdas—aseguró Jairo mirándolo con sus ojos grises, y luego cerrándolos lentamente. Fue entonces cuando Isaac se calmó y cerró sus ojos haciendo que su mente deje de escucharlo todo a su alrededor.

En medio de la oscuridad que presenciaba, unos celajes de luz blanca pasaban frente a él, como si el viento tuviese color, escuchó el murmullo suave de su nombre con la voz Jairo, acercándose, nuevamente sintió la presencia de su amigo, su mano, y fue cuando se halló a sí mismo flotando en un cielo brillante y constelado.
—Isaac —dijo Jairo a un lado y fue cuando Isaac lo pudo ver, junto a él aún tomados de la mano. —…¡Recuerda! solo déjate llevar, aquí vamos—
Entonces frente a ellos comenzó a destellar una luz que los atraía como la gravedad… y tras un impulso y un brillo cegador… sintieron que tocaron suelo firme y el entorno se sentía frío.
—¿Sabes donde estamos?—le preguntó Jairo mirándolo y soltando la mano de Isaac ligeramente y echando un vistazo alrededor: Isaac volvió el rostro y pudo distinguir un largo sendero de concreto, por el que, en medio del camino pasaba una canal mediana de agua.

A los costados habían morros de tierra, donde la maleza, los árboles, y parte de los desechos arrastrados por todo el río Calanche, se acumulaban y tomaban lugar.
—es la canal pero… no recuerdo haber estado aquí—comentó Isaac.
Jairo parpadeó apretando los ojos unos segundos, y sus ojos irradiaron ligeramente mientras comenzaba a distinguir las energías que fluían en su entorno. Puso las yemas de sus dedos en la cien de su frente concentrándose:—Muchachos estamos cerca del Estadio Miranda— dijo Jairo para sus amigos más allá de donde veían en la canal.—…Charles, tú tienes el mapa Iremos hasta donde podamos esta noche, necesito conectar contigo para que nos guíes…—agregó y su amigo lo miraba, y miraba alrededor Observando algunas casas más allá de los morros de tierra que los rodeaban.
Jairo, hizo un gesto molesto al recibir la respuesta de Charles, quién garantizó que sería mucho más efectivo si Francy era quien los guiaban.

Miró a su amigo Isaac quien también lo miraba expectante, pero los sorprendió un estruendoso crujido rugió a lo largo de la canal aunque el cielo no se había Iluminado, así que no había sido un relámpago lo que habían escuchado.

Jairo le hizo señas a Isaac de que lo siguiera e inició su recorrido por la canal. Miró al cielo y luego detuvo el paso para hacerse junto a Isaac.
—Charles dice que parece que se aproxima una tormenta … su brújula está rara o algo así…—anunció mirando al suelo en su andar. Isaac volvió la mirada a su amigo; que resplandecía junto a él.
—…pero parece ser cierta la teoría de Charles, hay un reflejo de luz en toda la canal…—agregó al notar que su amigo trataba de leer sus pensamientos.
—¿una luz?— preguntó Isaac, y buscó con la mirada a su alrededor.—¿Dónde?—preguntó sin poder verlas.
—frente a nosotros…son como grietas abriéndose sobre el agua…—respondió Jairo mientras miraba sus pies andar junto al resplandor que comenzaba a escapar por una extraña grieta en el aire. —también hay otras pequeñas alrededor— dijo Jairo mirando arriba y señalando a varios lados.
—pero esta es una línea recta canal abajo… es como si el agua guiara el camino—explicó Jairo lo que veía mientras Isaac continuaba tratando de verlo.
—¿porqué yo no puedo verlo?—preguntó Isaac mientras saltaba una rama caída sobre el camino de concreto y esperaba a por Jairo.
—no lo sé, quizás no puedas hacer “La Visión” …—respondió pero detuvo un pensamiento al distinguir que más adelante se aproximaba un puente alto, por donde pasaba una carretera.
—Este puente se me hace familiar—soltó Jairo mirando arriba mientras seguía la Curva del camino donde el paso de agua se hacía mas angosto. —parece ser el que está por la escuela junto a la Plaza Campo Elías—respondió Isaac tras él.
—¿La Campo Elías? ¿Estás seguro?—le preguntó volviendo la vista hacia él, donde sus ojos pudieron verse más brillantes.
Isaac miró arriba, para confirmar, y aunque jamás había visto el lugar desde ese ángulo estaba seguro de donde se encontraba, así que miró a Jairo asintiendo en confirmación.

Su amigo respondió sonriendo y le dijo a Francy donde se encontraban telepáticamente.

Pasaron bajo aquel puente amplio, hediondo y oscuro donde Jairo resbaló por delante de Isaac, metiendo el pie en el agua sucia, de donde las ratas huyeron ante el movimiento. Isaac corrió a ayudarlo, antes de que cayera del todo a la canal y continuaron hasta recuperar el sendero y salir al otro lado del puente. De aquel lado de la canal, el agua rebosaba y las montañas de basura se acumulaban, haciendo del camino un trayecto difícil de recorrer.
—…esto es tardío —dijo Isaac.
—en realidad podemos volar… estamos caminando es por ti— dijo Jairo sorprendiéndolo.
—¿Cómo? ¿Cómo que podemos volar?—replicó Isaac siguiéndole el paso Jairo.
—sí,  bueno eso es lo que parece… yo he estado recorriendo la canal así últimamente… —respondió Jairo y se detuvo. Isaac se detuvo también mirándolo, esperando que le explicara como hacerlo pero Jairo de pronto empezó a alzarse del suelo, como los súper héroes en las caricaturas.

Isaac sonrió mientras sus ojos irradiaba de ilusión.  —¿Cómo? ¿Cómo lo haces?—le preguntó Isaac entusiasmado.
—Solo lo pienso—respondió sin buscar una mejor forma de explicarlo.
Isaac sonrió admirando a Jairo al tiempo en que sintió como se alzaba sobre el suelo firme, miraba sus brazos destellantes haciéndose cada vez más alto en el aire. Miró sus pies moviéndose flotando sobre la canal, y luego dirigió la mirada a Jairo frente a él. —aprendes rápido— le reconoció Jairo.
En ese momento la brisa azotó todo en el torno alrededor de ellos, pero no afectaba en ellos aunque los dos niños vigilaban de que nada los sorprendiera por ningún lado…

…Un estruendoso relámpago iluminó el cielo instantáneamente retumbando, el agua de la Canal chisporroteó y comenzó a resplandecer, y Jairo dedicó una mirada significativa en todo el lugar.
Isaac miraba el reflejo en el agua, y el movimiento de las chispas de colores que aparecían como un efecto visual. —¿qué está pasando?—se preocupó Isaac, miró al cielo buscando la luna o algo, que hiciese brillar el agua de esa manera, aunque ya había sucedido en anteriores ocasiones.
—¿Sabes qué es esa Luz que se mueve sobre el agua?—preguntó después.
—no lo sé pero la grieta se hizo más grande y hay otras abriéndose alrededor— dijo Jairo mientras las ubicaba con la mirada usando La Visión.
—¿Qué?—respondió Isaac.—¿será esa la tormenta de la que hablaba Charles?—inquirió Isaac instintivamente.
—no lo sé pero en Aquella…— señaló casi detrás de ellos—…sé está escapando un especie de humo rojo— comentó Jairo e Isaac lo miró preguntándose si era suficiente razón para abandonar la exploración…

…Sonó otro estruendoso relámpago que los hizo sacudirse en el aire, y pudieron sentir a sus cuerpos físicos a la distancia.
—¿Tembló?— le preguntó Isaac tras estabilizarse después de la sacudida y con la preocupación acentuada.

Jairo lo miró, y luego cerró sus ojos unos segundos consultando. —Francy dice que nosotros nos sacudimos, pero ellos no sintieron que temblaba —dijo Jairo.
De pronto, un segundo crujido retumbó en la canal, aquellos niños lo escuchan tras ellos resonar tan fuerte que casi quedaron sordos por unos segundos.
Vieron explotar millones de chispas de colores tras ellos, y una fuerza gravitatoria los haló brutalmente en un destello de luces en movimiento, sentían chispazos que les recorrían por el cuerpo entero levemente, gritaban sin poder distinguir nada más que sus voces alejándose…
…Hasta que de pronto, Jairo trató de concentrarse enfocado: en no abrir sus ojos en el plano físico, y se sintió caer sobre el suelo firme.
Miró a su alrededor notando que seguía en algún lugar de la canal, más allá de otro puente vial pero estaba demasiado oscuro para identificar el lugar a la primera. Se revisó el cuerpo y confirmó que seguía teniendo aquel brillo distintivo de su forma “Espiritual”.

Miró a su alrededor buscando a su amigo, pero no parecía estar cerca. —¿Isaac?— musitó poniéndose de pie mientras aquella grieta sobre el paso del agua seguía destellando y chisporroteando. —¡ISAAC!—gritó de nuevo poniendo sus manos junto a su boca.
—¡por aquí!—escuchó la voz de su amigo no muy lejos, encontrándolo a algunos metros por delante, al borde de los pies de una colina de tierra que bordeada la canal.
—¡espérame ya voy!—respondió siguiendo el camino junto a la enorme pared que rodeaba su lado de la canal, saltó sobre un árbol caído que sirvió de puente para llegar al otro lado sobre el agua rebosaba la canaleta. Alcanzó a Isaac quien mantenía la vista hacia el fondo de la canal.
—que bueno que estás bien… ¿qué rayos fue lo que nos pasó?— dijo a penas llegó junto a Isaac, y puso una mano sobre el hombro del niño.
—Algo …algo no se siente bien aquí—comentó Jairo rodeando con la mirada una vez más su alrededor.
—Eso es cierto, Algo no se siente bien en este lugar—respondió Isaac imitando el gesto de Jairo.
—estamos… en el Parque La Estación—comentó Isaac después. Pero Jairo miraba canal adelante, con aquella aureola en sus pupilas, destellantes.
—¿Qué sucede Jairo?—le preguntó Isaac, Jairo solo quitó la mano del hombro del amigo y miró fijo al lugar.
—La Niebla roja—respondió en un pequeño tartamudeo.
—¿La ves?—preguntó Isaac y poco después un hormigueo en su espalda lo hizo pensar en lo peor:—{ El Diablo Rojo está en camino }—pensó Isaac.

Alzó la vista hacia la profundidad del oscuro trecho en la canal, y a Isaac las pupilas se le aclararon a tal punto de lucir casi blancas y parecía no poder respirar cuando Jairo se percató de que algo le pasaba a su amigo.
—¿Isaac?—inquirió sujetándolo por si se caía y distinguió en la distancia lo que parecía un túnel en la pared de concreto diagonal, lucía como si fuese una entrada.
—Jairo… —soltó Isaac recuperando el aliento y asustándolo. —…¡Vámonos, ya viene!—dijo sorprendiéndolo mientras se apoyaba con las manos sobre su rodilla, respiraba como si hubiese corrido una maratón.
—¿Ya viene quién?—le preguntó Jairo, pero el rostro pálido de Isaac y su mirada aterrada, lo hicieron volver sus ojos también a donde Isaac miraba; aquel túnel, de donde comenzaba a surgir la figura encorvada de su más temido Adversario: El Diablo Rojo, surgió apoyándose con sus largos y huesudos dedos sobre la pared diagonal, y flexionando sus largas piernas emergió usando un atuendo percudido hecho de harapos blancos, que parecía rodeado por collares y cintas.
…Isaac estaba temblando, su amigo palmeó con su mano buscando el brazo de Isaac hasta acertar mientras susurraba:—¡Mira, Mira!—mientras Isaac solo lo chitó  tan callado como pudo.
Jairo volvió sus ojos grises mirándolo.—Es él diablo rojo—le susurró.
—Lo sé—respondió Isaac casi gesticulando y volviendo a mirar al lugar, esta vez aquella cosa vestida de blanco, se puso firme sobre el sendero de la canal, parecía estirarse haciéndose sonar los “huesos” del cuello.
—{¿Jairo? ¿Jairo que sucede?}—el niño de ojos grises escuchó la voz de Francy en su cabeza. Estuvo por responderle en voz alta, pero recordó que aquella cosa estaba a menos de 20 metros de ellos; eso, parecía estar olfateando en el viento como si buscase su presa.
—{Está aquí… tenemos que volver}—anunció Jairo psíquicamente al instante en que la criatura volvió a bajar la cabeza como si hubiese captado algo.
—Jairo—susurró Isaac junto a él al tiempo en que su corazón saltó. Inmediatamente sujetó fuerte la mano de Isaac sorprendiéndolo, y luego miró al frente justo a tiempo para ver al diablo rojo volver la mirada hacia donde ellos estaban.
Tan solo vio aquel destello amarillo, y susurró:—cierra los ojos—para Isaac, siguiendo la misma orden que le había dado.
Una fuerza abrupta los haló en segundos, y tras un pequeño pinchazo en sus cabezas, saltaron un metro atrás de donde estaban en aquel morro del terreno baldío; en el plano físico.
Su amigo Eliel, se agachó justo a tiempo para evadir la pierna de Jairo volando sobre su cabeza. Al verlos rodar por el morro hacia la canal, Francy, Luis y Eliel corrieron en su ayuda, y tras algunos segundos se agruparon todos.
—¿Qué- Rayos- fue- eso? Estuvo loquísimo —dijo Eliel mientras Isaac y Jairo se sacudían la tierra y el monte seco.
—no tengo idea tuvimos que volver… El diablo..m—dijo Jairo pero Isaac lo interrumpió inmediatamente: —¡No lo nombres!—bramó mirándolo.
—Ya sabes quien se apareció …—concluyó Jairo, y se sobó un raspón en el codo.

—¿Qué? ¿Los vio?—preguntó Luis preocupado, mientras se sacudía la tierra del pantaloncillo.
—yo creo que sí—respondió Jairo, sintiendo temor, quería ocultarlo pero algo en el Diablo Rojo, lo había logrado perturbar esta vez.
—yo creo que no—soltó Isaac a un lado.
—¡Deberíamos irnos!—dijo Eliel, miró a sus amigos y luego a la canal temeroso pues aquella cosa estaba cerca.
—pero…¿y que hay de ir a pedir ayuda a quienes les dije?— inquirió Charles instantáneamente.
Jairo volvió la mirada enseguida hacía Isaac.
—es… que… creo que es mejor irnos… si él está en la canal podría aparecerse y…—se justificaba Isaac con mucha pena en su voz.
Volvió a escucharse aquel crujir como si el mismo cielo se quebrara a pedazos.
Los niños miraron a su alrededor a primera instancia saltando del susto.
Charles, volvió el rostro a la canal haciendo una mirada analítica.
—supongo que tienes razón…sería más prudente no entrar en la presencia de ese ser…regresemos… lo haremos otro día mejor—respondió al volver el rostro con la vista al suelo.
—¡está bien!—aceptó Jairo a punto de volver al lugar donde estaban las cosas que habían traído y se detuvo al escuchar a Isaac preguntar:—¿estás seguro Charles? ¿No te molesta?—
—es mejor no entrar, regresemos a casa—respondió alzando el rostro y subiéndose los anteojos a la altura apropiada.
—yo también creo que es lo mejor—musitó Judy.
—yo recogeré las piedras—anunció Charles con un hilo de voz.
Se escuchó otro estruendo y los niños aguardaron mirando aquel cielo nocturno por unos segundos.
—vámonos rápido…—sugirió el niño de los ojos grises.


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