La isla, parte 4
Un nuevo día comenzaba en la isla y ya era una semana desde que llegaron a ese lugar. Los pájaros cantaban, los animales despertaban, los peces nadaban..... y tres personas estaban persiguiendo a un cerdo que corría entre los árboles la selva.
Midoriya: ¡Vuelve aquí!
Eri: ¡Papi, se dirige a la trampa! - avisó desde la copa de un árbol.
Midoriya: ¡Bien, Kota no lo dejes escapar!
Kota: ¡Yija... arre! - exclamó montado en el jabalí mientras tiraba de sus cuernos, guiandolo a la trampa.
A pocos metros de ellos, un poso de fango pegajoso esperaba al jabalí para ser el desayuno del día y ya a un metro de llegar, el pelinegro saltó del jabalí y éste se hundió en el fango sin poder salir, Izuku saltó sobre él y lo apuñaló con su confiable cuchillo terminando así la cacería.
Salió del fango sin problemas y sacó al jabalí con él.
Midoriya: ¡Bien hecho campeón! - cargó al niño en un hombro y dejó a la niña en el otro - ¡tu también princesa!
Eri: Gracias papi
Kota: No fue nada, pero vayamos a casa, tengo hambre - su estómago rugió.
Eri: Yo también
Midoriya: Me leyeron la mente, ¿quieren que tomemos un atajo?
Eri/Kota: ¡Sí! - exclamaron sabiendo lo que eso significaba.
Midoriya: Vámonos entonces
Fácilmente y con ayuda de su poder, el pecoso tomó al jabalí con uno de sus látigos, puso a Kota en su espalda y sostuvo a Eri con su brazo libre, luego agarró una rama con otro látigo y empezó a balancearse como Spider-Man antes de que se hiciera popular en aquel universo.
Muchas cosas mejoraron con el paso del tiempo en esa isla, como la relación entre los adultos y los niños, y todo debido a una pesadilla que los infantes habían tenido hace unos días en una noche fría y tormentosa; balancearse con los látigos negros también se había vuelto algo normal para el peliverde así como poder flotar con mayor facilidad e incrementar su poder al 90%.
Tan sólo fueron 2 minutos para llegar a aquella playa en donde pisaron por primera vez. Los tres se lavaron el lodo con el que estaban cubiertos y una vez estuvieron limpios el peliverde se alejó con el cerdo salvaje, dejando a los niños ahí.
Midoriya: Les avisaré cuando el desayuno esté listo, no vayan a nadar sin decirme
Eri/Kota: Entendido - dijeron y se alejaron.
Eri: Vamos a buscar más conchas
Kota: Encontraré una más grande que la de la última vez
Mientras tanto en aquella casa del árbol, la castaña cortaba algunas frutas con un pequeño cuchillo, pensando en lo despreocupada que era su vida cuando sintió a alguien abrazarla por detrás.
Midoriya: Ya estoy aquí, amor - besó su mejilla.
Uraraka: Bienvenido - giró su cabeza y le plantó un beso en los labios - ¿dónde están los niños?
Midoriya: Se quedaron jugando en la playa, volverán para el desayuno - miró a la castaña y notó su mirada preocupada - ¿qué pasa cariño?
Uraraka: Izuku, ¿no has pensado en que pasaría si nunca saliéramos de ésta isla?
Midoriya: Si, tendríamos que seguir con esta gran vida y sobrevivir por siempre
Uraraka: Lo digo en serio, ¿no te has puesto a pensar que pasaría si nunca logran encontrarnos? ¿si tuviéramos que quedarnos aquí por siempre? - soltó la fruta y se aferró a los brazos de su pareja.
Midoriya: Si eso pasara tu y yo tendríamos que... repoblar la isla - susurró en su oído.
Uraraka: Re-... ¡¡¿Repoblar la isla?!! - pensó sonrojada.
Imaginación de Ochako
Era un gran día en la selva y en una casa del árbol mucho más grande que el mismo roble, una mujer castaña de 28 años con cabello largo y vestida con piel de animal, acomodaba unas cosas en su habitación cuando escuchó unos pasos detrás de ella.
Era el rey de la isla, vestido nada más que con un short sucio (qué antiguamente era su pantalon) y dejando al descubierto su cuerpo mucho más tonificado y con más cicatrices que antes, tambien era mas alto, su cabello había crecido un poco y su bello facial le había dejado una barba que si su amigo pelirrojo estuviera ahí diría que es muy varonil.
Midoriya: Ya llegué, mi reina - la abrazó por detrás.
Uraraka: Bienvenido, mi rey - saludó con una cálida sonrisa a su esposo.
Midoriya: Y hola a ustedes también - se agachó a la altura del estómago de su esposa y besó su vientre hinchado con 9 meses de embarazo, sintiendo las pataditas de sus hijos.
Uraraka: Parece que te extrañaron, igual que yo - esperó a que su esposo se levantara y lo besó apasionadamente hasta que se separaron por falta de aire.
Midoriya: Yo también te extrañe amor, ¿tienes hambre?
Uraraka: Ahora que lo mencionas si, vamos a comer, Eri me ayudo con la comida y quedó deliciosa - caminó con ayuda de su esposo hasta el grancomedor hecho de madera y se sentó cuidadosamente en una silla.
Midoriya: Entonces los llamaré de una vez - con su agilidad para trepar árboles, salió fuera de la casa hasta la cima del roble y lanzó un fuerte aullido - ¡¡Awoooo...!
¿?: ¡Awooo!
¿?: ¡Awooo!
¿?: ¡Awooo!
Más aullidos vinieron de todas partes de la isla. Después de eso, el peliverde se sentó en una silla con su esposa, escuchó las múltiples pisadas en el piso de madera y de repente la sala estalló en puro ruido.
24 niños, todos hijos de la pareja té verde y muy parecidos a ellos, no sólo en apariencia, sino también en personalidad.
Se preguntarán, ¿cómo tuvieron esa cantidad de niños en sólo 8 años? Pues creo que ya saben la respuesta, y es qué parecían conejos en temporada de celo. A los 20 años tuvieron a sus primeros 4 hijos, un año después 3 más, luego 3, 5, 3, 3, 2 y 1.
Algunos de ellos, niños y niñas habían sacado todo de su padre, cabello verde y rebelde, ojos esmeralda y pecas.
Otros también eran la boca imagen de su madre, cabello castaño lacio, ojos avellana y mejillas sonrojadas.
Y el resto era una combinación de ellos, cabello verde, ojos marrones, pecas o cabello castaño, ojos verdes y sonrojos marcados; otros también tenían mechones castaños o verdes.
Todos los niños vestían de ropas hechas con la piel de distintos animales, sentados frente a la mesa, contando lo que habían hecho en el día, peleándose por la comida o simplemente viendo a los demás.
Kota: Silencio enanos, me están dando un dolor de cabeza peor que el de papá cuando se golpeó contra una roca - dijo el ahora adolescente de 16 años vestido como su padre.
Eri: Pero si fuiste tu quien le dio la idea de partir la roca con la cabeza - dijo la chica de 17 años.
Uraraka: Ya dejen de pelear y pongámonos a comer
Midoriya: ¡Familia, hoy se come a lo grande! - exclamó al ver el gran jabalí en la mesa y así todos empezaron a comer.
Fin de la imaginación
Literalmente, se me acabó la imaginación, así que adiós.
FIN
.
.
Nah, sólo era una pequeña broma. Continuemos
...
La castaña se sonrojó masivamente pero se recuperó rápido al por la voz de su novio.
Midoriya: Ochako ¿estás bien?
Uraraka: Eh... sí, tranquilo. Ayúdame a cocinar el jabalí
Midoriya: Con gusto
Con un fogón un poco más grande al igual que la abertura del techo, fue fácil cocinar bien el cerdo sin preocuparse por incendiar la casa. Aún no tenían cucharas o tenedores pero si tenían platos de barro que el peliverde había hecho, también convirtieron la cascara de los cocos en cuencos para beber.
Midoriya: ¡Niños, a desayunar! - llamó desde lo alto de la casa, viendo a los niños correr y subir a gran velocidad por la escalera.
Una vez que todos estuvieron juntos, colocaron algunas frutas sobre las hojas del suelo y el jabalí también, un rico y asado jabalí con la carne suave por dentro y dorada por fuera.
Todos: Itadakimasu
La mochi estaba por comer tranquilamente pero se detuvo al ver a los otros tres agarrar partes del jabalí y empezar a devorarlas rápidamente.
Uraraka: Oigan más despacio, se pueden ahogar
Midoriya: Tanquila Ocha, ñam, no may naba de malo en eshto - habló con la boca llena.
Uraraka: Ojalá vengan a rescatarnos pronto, empiezo a creer que se están volviendo salvajes - pensó un poco asustada y preocupada.
Eri: ¡Oye, esa costilla era mía!
Kota: ¡Yo la agarré primero! - se defendió.
Eri: ¡Es mía! - jaló la costilla.
Kota: ¡Mía! - también la jaló.
Eri: ¡Grraa! - saltó sobre él y empezó a golpearlo aunque no muy fuerte.
Uraraka: ¡¡Izuku has algo, los niños se están peleando!!
Midoriya: ¥200 a Eri
Uraraka: ¡¡NO, SEPARALOS!!
Midoriya: Bien - se levantó y les quitó la costilla - ¡denme acá!, no puedo creer que peleen por una simple... crujiente y.... deliciosa costilla - no pudo resistir el hambre y empezó a comersela.
Y sin quedarse de brazos cruzados, los niños saltaron sobre él y empezaron a pelearse otra vez, pero el peliverde no se quedó atrás y también empezó a empujarlos lejos de él y la costilla. La niña trepó hasta su hombro para alcanzar la costilla mientras el niño se aferraba a su pierna y comenzaba a morderlo.
Uraraka: ¡¡SUFICIENTE!! - los detuvo y les quitó la costilla - ¡ninguno de ustedes peleará más por un trozo de comida o se quedarán sin comer!, ¡ahora sientence y terminen su comida!
Midoriya/Eri/Kota: Si - obedecieron asustados.
La castaña sonrió complacida y también se sentó, no sin antes terminarse la costilla en un santiamén para sorpresa y derrota de los demás.
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