XXII. La niña está triste
Papá solía molestar con la canción, pero hoy que realmente estoy triste ¿A dónde estás? Te necesito tanto para que me expliques desde tu perspectiva porque actuar así.
Quiero que me envuelvas en tus brazos y me asegures que ni el breve sonido de su voz me volverá a dañar. Sus palabras se enredaron en mi... se que esto será breve, pero para siempre. Y duele, porque me falle, le falle falle... Ahora creo que soy incapaz de cumplir lo que me autoprometo.
La niña está triste. El silencio será el único testigo del dolor. Porque no hay amor de por medio más que el mío... pobre poeta, volvió a caer, luego de haberse refugiado cuatro años y protegido dos. Pobre poeta, no la dejen sola, que las palabras pueden ser su cuchilla al dolor o a las venas. Pobre poeta, aquel idiota se ha de estar riendo de ella, como se lo dijo un día, que no sería feliz por lo que hizo un día y por como hasta hoy se lo sigue recordando...
Pobre poeta, ahora fue ella a la que le mintieron e hicieron lo mismo que su padre, pobre poeta, cree que ya no hay esperanzas.
Una más, oportunidad; una más, dolor; ya es una más, soledad.
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No quiero creer en el silencio de tu voz, porque tu corazón late a otro ritmo...
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