El otro Joseph Hung

— Ese día que viste a Joseph llegar con esa mujer, ¿cómo te sentiste? — preguntó el sujeto entre sombras.

— ¡Fara! !Fara, por favor! Dile a este hombre que se vaya — gritaba Evelyn con los ojos inyectados de terror
— Ev, cariño, no hay nadie allí — le contestaba su amiga mirando hacia el rincón que Eve señalaba frenéticamente. Fara se sentía impotente al ver a su amiga tan mal, tan fuera de sí. Su estado empeoraba con el paso del tiempo. Lo más grave era que Evelyn no quería recibir tratamiento; alegaba "estar bien".

¡Vamos Evelyn, linda! ¡Dime! ¿Te sentiste traicionada por Joe? 

Mientras decía esto, salía de la penumbra un ser similar a Joseph, pero totalmente oscuro: tez pálido mortecino, labios amoratados, ojeras profundas, pómulos enjutos... pero lo peor eran sus ojos... en realidad eran dos órbitas negras vacías; el lado oscuro del castigo de la arquitecta.

— ¡Fara, por Dios, ayúdame! Este ser me asusta — gemía Eve asiéndose del uniforme de la enfermera, estrujando la tela de éste entre sus manos convulsivas.

El ser turbio espetó una carcajada espeluznante. Disfrutaba del horror de Evelyn cada vez que aparecía ante ella.

Estos sucesos se repetían cada vez que Joseph iba a visitarla en prisión. Muchas veces había estado resuelta a decirle al chico que no volviese a visitarla por temor al demonio que llegaba después de él; pero su obsesión con Joseph iba más allá del miedo por lo que prefería callarse y soportar a la antítesis de su "amor".

¡Ay! ¡Esrúpida de tí! — caminaba dando vueltas alrededor de Evelyn — si hubieses tenido, por lo menos, dos dedos de frente, hubieses dejado en paz a Joseph y ahora, ni siquiera, estaríamos charlando de las vueltas que da la vida — finalizó la silueta acercándose rápidamente al rostro de Eve, mirándose ambos de frente.

El corazón de Evelyn palpitaba como amenazando salir violentamente despedido... aunque ella, en esos momentos, hubiera preferido una perforación en el centro de su pecho a seguir viendo ese espectro tétrico.

¡Niña tonta! — aulló el sujeto oscuro mientras la señalaba con su dedo índice embargado en podredumbre — ¡debes pagar por lo que nos hiciste!

— ¡Yo no hice nada malo! — se levantó repentinamente Evelyn del asiento en donde estaba — ¿qué tiene de errado amar a una persona? ¿Cuál es tu problema conmigo? — enfrentó la muchacha al Joseph espectral.
El problema no lo tienes conmigo, linda — dijo la figura grotesca mientras en su semblante se dibujaba una sonrisa sarcástica — lo tienes contigo misma por no querer aceptar la realidad.

¿Qué realidad? — se acercó Eve desesperada al tipo. Trató de agarrarlo de sus harapos, pero no consiguió hacerlo. En ese instante, el espectro comenzó a deshacerse en el aire, quedando al final los cuencos negros y la sonrisa sarcástica, como el gato de Cheshire... y Evelyn cayendo en el agujero sinfín de su perdición como Alicia.

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