Capítulo 25: Bastón de caramelo (Parte I)
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Capítulo 25: Bastón de caramelo (Parte I)
Eros Dunkel
Cuando llegamos al teatro no apartaba la mirada de Eva, ese maldito vestido corto y ajustado me estaba haciendo hervir la sangre cuando veía a Federico mirarle el culo con descaro. Cuando fuimos a nuestros asientos en el área exclusiva, me aseguré de que al lado de Eva quedara yo, de modo que ella quedó entre Federico y yo, pareció querer cambiarse de lugar pero ya había empezado el show, así que no tenía escapatoria.
Verla besar a Federico me hizo casi explotar los oídos, ¿cómo se atrevía a besarlo frente a mí después de la follada de esta mañana? Él podía regalarle flores y corazones, pero yo le regalaba orgasmos, ¿acaso él también? La idea de ellos follando me empezaba a enloquecer, apreté los puños y vi de reojo a Eva, parecía ligeramente aburrida, de seguro que no le gustaba el teatro o no lo comprendía la trama, a mí también me aburrían un poco los musicales. Ella tomó el bastón de caramelo que tenía en sus manos y la sacó del empaque para empezar a lamerla, relamí mis labios a ver esos jugosos labios y su lengua deslizarse por el bastón de caramelo, la polla se me apretó en el maldito pantalón, unicamente pensando en cómo se vería ella de rodillas ante mí mientras su lengua y los labios pasaba por la cabeza de mi miembro y yo le empujaba la cabeza para que se lo metiera más profundo en su pequeña boquita.
Maldición, sentía que se me iba a explotar el pantalón.
Sin poder aguantarme, me incliné hacia ella y susurré:
—¿Qué tanto puede entrar ese bastón en tu boquita?
Toqué el muslo de su pierna aprovechando la oscuridad del teatro y la sentí tensarse ahogando un jadeo, me dio un manotazo y se cruzó de piernas. Sonreí percibiendo como su respiración había cambiado y como su piel se estremeció ante mi toque...
La ninfa de ojos profundamente verdes no se podía resistir a mí por más que quisiera.
—¿Estás bien? —escuché que preguntó Federico.
—Sí —murmuró Eva aclarando su garganta—, voy al baño.
Ella se levantó aún algo nerviosa y se fue al baño rápidamente. Saqué mi teléfono y fingí que me llegó una llamada, salí de show, buscando los baños.
Eva Jenell
No podía regularizar mi respiración, estar entre Eros y Federico ya era demasiado, pero que Eros me intentara toquetear justo al lado del que se suponía era mi novio, me estaba desestabilizando por completo junto con sus comentarios tan inapropiados. ¿Pero qué pasaba con él? ¡Estaba mal de la cabeza! Y yo estaba peor porque había prometido que lo olvidaría sin éxito alguno.
Me pegué del pasillo entre los baños recuperando el aliento cuando de repente me sobresalté cuando vi a Eros Dunkel aparecer y acercarse a mí lentamente con las manos metidas en los bolsillos y una media sonrisa cruel en su boca, la camisa negra que llevaba a botones se le ajustaba muy bien a sus hombros cubriendo sus tatuajes, su pantalón clásico torneaba sus piernas junto con esos zapatos lustrosos.
Maldición, ese hombre sabía como hacerme temblar el cuerpo entero y hacerme agua la boca solo con aparecer.
—Eros —susurré apreciando mi voz ligeramente ronca—, ¿qué haces aquí?
Él se detuvo a unos pasos de mí, a pesar de que yo llevaba tacones, no le alcanzaba ni al cuello, siempre me sentía diminuta frente a él.
—Vine al baño. —respondió con simpleza.
Alcé una ceja.
—¿Justo cuando yo vine al baño? —pregunté con algo de ironía sabiendo que él lo había hecho apropósito.
Eros dio otro paso hacia mí.
—¿No crees en las coincidencias?
—Por supuesto.
—¿Qué haces acá afuera? —preguntó.
—Me aburre el show ¿y tú? —respondí y alcé el bastón de caramelo para meterlo a mi boca por inercia intentando actuar normal, sin embargo sus ojos azules se oscurecieron mirando mi boca y entonces en un simple movimiento me quitó el bastón de la boca y con su otra mano me envolvió el cuello aprisionándome de la pared, la acción fue tan inesperada que apenas pude pestañear o respirar.
—¿Por qué lo besaste? —soltó Eros con el ceño fruncido.
—¿Qué? —jadee.
Estaba en shock.
—Me quieres enloquecer, lo besaste solo para molestarme —soltó.
Relamí mis labios, evidentemente fue así, pero no se lo admití.
—No todo gira alrededor de ti, Eros. —repliqué con descaro— Federico es mi novio.
—¿Acaso te folla mejor que yo? —la mano que tenía en mi cuello subió de modo que su dedo pulgar acarició mi labio inferior— Esta boca, es mía, y no soy alguien que comparta.
—Federico... —empecé a decir a decir, sin embargo él me interrumpió diciendo:
—Deja de fingir, sabes que él es solo un juguete.
Mordí mi labio inferior y me atreví a preguntar:
—¿Y qué yo soy para ti, Eros? ¿más que un juguete?
Él pareció ligeramente confundido.
—¿Qué dices?
—Después de que estuviste conmigo, te fuiste —le eché en cara—, y luego... estabas con Francia.
Eros estrechó los ojos y dijo:
—Estás celosa de una mujer que no me la pone dura como tú lo haces solo con mirarme —se inclinó de modo que su nariz rozó la mía y volvió a acariciar el contorno de mi labio inferior—. Nena, yo no pienso compartir esta boquita.
Jadee cuando extinguiendo el espacio que nos separaba, pasó la lengua por encima de mis labios y la metió dentro de mi boca donde la acepté en un beso que empezó a profundizarse cada vez más. Sé que había dicho que lo iba a ignorar, que lo iba a olvidar y todo eso, pero sentía que mi cuerpo empezaba a temblar ante la intensidad que me causaba haciéndome olvidar cualquier pensamiento coherente, mis pezones presionaban mi vestido rogando atención al igual que el medio de mis piernas.
—¿Llevas bragas? —susurró sobre mi boca con la respiración agitada.
—Sí. —respondí sintiendo que mi pecho subía y bajaba con violencia, ya no pensaba con claridad, tenía la mente nublada por completo.
—Quítatelas —ordenó.
—¿Qué? —murmuré y con la última neurona que me quedaba nítida y funcionando dije:— aquí no, cualquiera podría vernos...
Él me tomó del brazo y fue conmigo al baño de mujeres cerrando la puerta de una patada, se precipitó hacia mí pegándome de la pared y volvió a devorar mi boca, nuestras respiraciones agitadas consumiéndose en el otro, metió una piernas en medio de las mías subiendo mi vestido hasta que se enrolló en mis caderas y me apretó el culo con sus manos. Maldición, si así se sentía caer en las llamas del infierno, entonces quería quemarme por la eternidad.
—Quítate las bragas o te las rompo —me amenazó deslizando su boca por mi cuello mandando mi piel a erizarse y a arquearme contra él sintiendo lo dura que estaba su cremallera dentro del pantalón.
—¿Estás loco? —murmuré con la respiración agitada llena de excitación.
—Te lo advertí —soltó, y entonces en un simple movimiento quebró el encaje de los laterales de las bragas y guardó el cadáver en su bolsillo trasero, me iba a empezar a quejar pero él volvió a besarme convirtiendo mis quejidos en profundos gemidos.
Sentía que ahora estaba a su merced.
Él se separó con la respiración agitada y entonces alzó el bastón de caramelo hacia mi boca para susurrar con voz ronca:
—Lame.
Lo miré fijamente a los ojos cuando pasé la lengua por toda la longitud humedeciendo el bastón y saboreando el caramelo en mi lengua, él me mordió el labio inferior y volvió a pegar sus labios en los míos, su boca se deslizó por mi cuello hasta mi oreja para ordenar:
—Separa las piernas —mordió el lóbulo de mi oreja y le obedecí separándolas un poco cuando su boca volvió a devorar la mía y sentí como bajó el bastón de caramelo al medio de mis labios inferiores pasándolo hacia adelante y hacia atrás por mi abertura lentamente, y finalmente lo metió en mí, jadee pero él no separó su boca de la mía cuando empezó a sacar y meterlo cada vez más rápido...
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o.o *deja esto aquí y se va lentamente* jajajajaj nos leemos el viernes con un capítulo bien INTENSO :D
instagram: Ysarisareinamoo
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