Capítulo 24: dormí con tu papá

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Capítulo 24: dormí con tu papá

Eva Jenell

No sabía como sentirme.

Me sentía entre confundida, molesta y retraída, comprendiendo que no solo había caído anoche por él, literalmente saltándole encima, sino, que también hoy, estando sobria ese hombre me había llevado al cielo y me había dejado ahí hasta que lo vi sangrar y luego se fue.

¿Sería grave? No, tal vez era el cambio de clima, o algo del viaje, dudaba que Eros Dunkel estuviera sufriendo de alguna enfermedad...

Tomé mis cosas y salí de la habitación de Eros tomando los pedazos de mi dignidad que aún me quedaba y evitando pensar en el tema. Tendía a poner un muro con mis sentimientos, intentando bloquearlos cuando algo me dolía, tal vez porque cuando mi madre tuvo a mi hermana, ella se llevó toda la atención por su epilepsia controlada con medicina, yo pasé siempre a un segundo plano, sufriendo en silencio e intentando lidiar con mi dolor o complicaciones sola, puede que eso hizo que de alguna manera Patricia creyera que se lo merecía todo y por eso hasta el día de hoy no se había disculpado o mostrado remordimiento por lo que me hizo. Esperaba realmente que le fuera bien, con tremendo pedazo de mierda como lo era Kenny ya tenía suficiente karma... Pero, ahora sentía que intentaba sacar ese clavo con Eros; un clavo mucho más grande y grueso, y eso me estaba empezando a enloquecer ¿cómo pudo de un momento a otro volverse tan frívolo y distante? Tenía que nuevamente marcar una distancia entre los dos, tenía que alejarlo de mí antes de que el hueco que dejara en mi corazón fuera más profundo e irreparable.

Entré a la habitación y noté que Aurora estaba acostada, se notaba que se había acabado de levantar, pero parecía contemplar su existencia mirando el techo mientras terminaba de despertar, se volteó a mirarme y frunció el ceño.

—¿Dónde pasaste la noche? —soltó, su voz ronca de recién levantada pasando la mirada desde mi rostro hasta mis pies descalzos.

Temía que ella oliera el olor a sexo impregnado en mi piel o mi aspecto de "recién follada".

—Hola, buenos días. —dije con algo de sarcasmo intentando ocultar mi nerviosismo.

—Buenos días —entrecerró los ojos y alzó una ceja mientras una ligera sonrisa se deslizaba en sus labios— ¿dónde pasaste la noche? ¿con tu novio Federico?

«Joder, ¿ahora qué le digo?»

Tenía que decírselo, ella tenía que saberlo.

—Yo... —mi voz se perdió y entonces confesé:— dormí con tu papá.

Aurora abrió ligeramente la boca, su rostro contrayéndose en una mueca de completa confusión y no pude hacerlo, entré en pánico, así que agregué:

—No de dormir juntos, solo en la misma habitación y obvio que nada pasó, ya sabes —solté una ligera risa nerviosa—, él durmió en el sofá...

«Eres una cobarte, Eva y mentirosa también».

Sentía mi rostro rojo, temía que Aurora viera la mentira reflejada en mi cara, sin embargo ella afirmó con la cabeza como si eso tuviera más coherencia para ella.

—Obvio —dijo—, mi papá es un caballero.

Quise reirme.

¿Caballero? Definitivamente al escuchar «Eros Dunkel» me venían muchas cosas a la cabeza como salvaje, rudo, intensidad y pasión, no la palabra caballero.

Ella miró la ropa que tenía puesta y yo le expliqué:

—Es que me vomité en el vestido y lo llené de lodo... larga historia —señalé el baño—. Iré a bañarme.

Sin embargo antes de entrar me detuve y murmuré:

—¿Por qué Federico tenía un arma? Es decir, estaba armado, él parecía que estaba preparado para un ataque.

Aurora abrió ligeramente la boca pareciendo pensar su respuesta y respondió:

—Es por protección, ya sabes, son, personas importantes.

Me parecía raro, como si ella me ocultara la verdadera razón, o como si no quisiera decirme lo que realmente ocurría, como cuando me ocultó que era una princesa. Sin embargo, antes de que pudiera insistir en el tema, ella preguntó:

—¿Qué ocurrió con el vestido?

—Lo mandé a la tintorería, no te preocupes.

Sin darle tiempo de decirme nada entré al baño y recuperé el aliento, definitivamente esta aventura con el padre de mi mejor amiga tenía que acabar a partir de hoy.

***

Aurora salió con Carmelo a comprar los anillos de su boda, así que por fin pude respirar y calmarme en la soledad de mi habitación. En horas de la tarde el vestido junto con mis tacones lo trajeron de la tintorería, al menos lo habían podido salvar. Que vergüenza con Aurora.

Cuando Aurora llegó en horas de la noche, me pidió que me arreglara porque iríamos al teatro con su padre, su prometido y Federico, realmente no quería salir, a pesar de estar en Dubai, quería quedarme encerrada viendo series o escuchando música... desde lo de anoche, realmente las ganas de salir a la calle se me habían quitado pensando que no estaba a salvo en ningún lugar, pero luego me convencí de que estaba siendo paranoica y que tenia que salir. Me coloqué un vestido rosa que me prestó Aurora, era dulce, pero el corte era atrevido pero también elegante dejando un gran espacio en la espalda y una buena vista del escote, muy pegado al cuerpo y concluía un poco más arriba de la rodilla.

Bajamos del hotel, lo primero que mis ojos vieron fue a Francia, ella estaba abajo hablando con Eros de manera coqueta mientras movía su cabello y tocaba el escote de su atrevido vestido color violeta, Carmelo también estaba, pero parecía distraído en una llamada. Eros sonrió un poco de algo que ella dijo y ella se inclinó de modo que su pecho tocó el suyo con descaro como si se fuera a caer, él la sujetó de la cintura y ella le agradeció pasándole una mano por la mejilla quedando malditamente cerca. Sentí una extraña sensación en mi garganta y mi pecho se oprimió, ¿estaba celosa? Joder, sí lo estaba, como odiaba que la mirara y la tocara de la manera en la que me miraba y me tocaba a mí. ¿Pero qué podía esperar de él si después de follarme como un animal se fue de la habitación a secas?

Puto.

—¿Francia irá también? —le pregunté a Aurora ligeramente colérica.

—Sí —murmuró Aurora haciendo una leve mueca—, solo no le hagas caso.

Apreté los labios, ¿cómo no hacerle caso si a cada rato coqueteaba con Eros? Es decir, ¡él era un hombre casado y todos lo sabían! Claro que eso no parecía importarle ni un poco a él, mucho menos a los demás. Por supuesto, también era un descaro de mi parte, yo también me lo había follado. Maldición, ya tenía que olvidarlo, simplemente lo ignoraría el resto de la noche y pasaría la página.

—Hola hermosa.

La voz de mi fingido novio gay; Federico, me distrajo cuando llegamos a la entrada junto con los demás, él me pasó una mano alrededor de la cintura y entonces sentí los ojos azules claros de Eros fijarse en mí, seguidamente la expresión de su rostro cambió a uno más serio, ya ni siquiera estaba el atisbo de una sonrisa cuando notó que el brazo de Federico me envolvía. Sentí que me salieron cachos de diablo encima de mi cabeza y para que le molestara aún más, le sonreí a Federico y alzándome de puntilla le di un casto beso en los labios para susurrar sobre su boca:

—Hola, mi amor. —respondí.

Federico pareció sobresaltado, como si no hubiera esperado esa reacción de mi parte y sinceramente yo tampoco, pero, mi lado vengativo empezaba a florecer. Cuando miré de reojo a Eros noté que tenía el rostro rojo. Si Eros quería jugar, conmigo iba a perder.

—Estás despampanante —Federico pasó la mirada por mi cuerpo sin nada de disimulo—, fresita.

—¿Fresita? —pregunté.

—Es mi fruta favorita. —respondió— Y definitivamente eres algo que quiero comer.

Abrí la boca sintiendo mis mejillas sonrojarse porque no me esperaba que dijera tal cosa, sin embargo antes de que respondiera, todos empezaron a caminar las camionetas que ya habían llegado así que los empezamos a seguir. Federico sacó algo de su bolsillo y me lo dio, era un bastón de caramelo de color blanco con rojo que se entrelazaban entre sí.

—Para ti. —murmuró— Lámelo despacio, no es un caramelo normal.

—Gracias —sonreí sin saber a qué se refería con eso, sentí la pesada mirada de alguien mirarme cuando alcé a vista, noté que Eros tenía la mirada clavada sobre mí.

—Ya súbanse. —dijo Eros de mala gana apartando al botones que nos iba a abrir la puerta para hacerlo él mismo.

—Alguien está gruñón. —comentó Federico.

Aurora y Federico se subieron junto con Francia, seguidamente me subí yo y entonces cuando Federico se iba a subir, Eros le colocó una mano en el pecho bruscamente deteniéndolo.

—Tú y yo iremos en la otra camioneta, ya no entramos —soltó Eros y cerró o más bien azotó la puerta de la camioneta.

Vaya ¿pero de verdad estaba así de molesto por mí?

Más tarde esa noche, me di cuenta, que no debí provocar al diablo.

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Holaaa chicas, como les comenté por el grupo de whatsapp tuve que viajar y recien llego, subo estos caps porque ya los había hecho ayer, las que me leen de otras historias, mañana nuevamente las actualizaciones normales :D PERO AJA!, HOY DOS CAPSSSSSSS!!!!!!!!!!!!

instagram: Ysarisareinamoo

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